Por Lucila Rojas Moreyra
Fotografía: www.anred.org

Tras la muerte en lo que va del año de 17 personas sin techo en todo el país, agrupaciones sociales y políticas realizaron un colchonazo y merienda solidaria en Plaza de Mayo bajo la consigna «la calle no es un lugar para morir”.

Fotos: www.anred.org 

Frente a la Casa Rosada, ante un cordón policial permanente, decenas de personas se acercaron ayer a recibir un colchón, una manta, abrigo y comida. La convocatoria de las organizaciones sociales coincidió con la conmemoración del Día Latinoamericano y del Caribe de la Lucha por los Derechos de las Personas en Situación de Calle, fecha que recuerda la Masacre de Sé en San Pablo, Brasil, ocurrida entre el 19 y el 22 de agosto de 2004. Durante esos cuatro días, siete personas fueron asesinadas a golpes por agentes de seguridad privada y ocho fueron heridas gravemente. Desde entonces, países como Uruguay, Chile, Argentina, Ecuador, Colombia y Costa Rica realizan anualmente encuentros para honrar a las víctimas y promover los derechos de los sin techo.

El colchonazo comenzó con la recepción de donaciones de ropa, mantas y productos de higiene, seguida por una merienda solidaria y una suelta de globos en homenaje a las personas fallecidas este año. Los globos, algunos sanos, otros completamente en llamas, se alzaron sobre la Pirámide de Mayo iluminando a los protagonistas del encuentro y a los efectivos policiales, bordeando la Casa Rosada. Entre las organizaciones convocantes se encontraban la Red Puentes, Barrios de Pie y Proyecto 7, entre otras.

Según datos recientes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, la indigencia alcanzó el último mes el 15 por ciento del distrito, es decir que unas 470 mil personas se encuentran en emergencia habitacional o directamente en situación de calle, mientras que un 35 por ciento –más de 1.100.000 personas– están bajo la línea de pobreza. En este contexto, los reclamos principales fueron la declaración de la emergencia para las personas en situación de calle, exigir el cumplimiento de la Ley 3706 de CABA y la Ley nacional 27654, con un presupuesto adecuado al número real de personas que componen esta población, y convertir el decreto 690, que otorga un subsidio habitacional, en ley.

En la Argentina son 17 los fallecidos en lo que va del año por estar en la calle, diez de ellos en la Ciudad de Buenos Aires, la más rica del país, donde paradójicamente funcionan hogares y paradores nocturnos. “Los espacios de tránsito no funcionan porque a las siete de la mañana la gente tiene que levantarse y es automáticamente echada –afirma Eduardo González, de Proyecto 7–. Tienen que volver a hacer un ingreso, si quieren permanecer en el recinto, a la tarde o en otro momento del día. Pueden pasar la noche, pero en la mañana tienen que volver a la calle”.

“A la actividad vino mucha gente que se acercó por su colchón y por algo para tomar y comer. Cada vez hay más gente en situación de calle porque no puede sostener un alquiler, para muchos es pagar el alquiler o comer. Hace casi un año que viene aumentando la cifra de personas que caen en la indigencia y este año, en este invierno particularmente, han fallecido muchas personas. No se puede pagar un alquiler, no se puede comprar para comer, no se puede vivir”, agrega.

González está en situación de calle, vive en el Hogar Monteagudo –gestionado por Proyecto 7– con su mujer y sus dos hijas. “Tengo trabajo, pero me la paso haciendo changas para poder llegar a comprar algo para comer para mi familia. Estoy todo el día trabajando para que mi familia no pase hambre. No pueden decir que no me la rebusco, pero este país está cada vez peor”.

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Juana Mansilla, del Frente La Patria es el Otro, asegura que ayudar a compañeros en la calle, incluso en este contexto tan complejo, le nace desde dentro. “Estamos entregando colchones y frazadas para combatir el frío a los compañeros vecinos, y vecinas en situación de calle. La situación está cada vez peor. Gracias a Dios puedo pagar un alquiler y seguir mandando a mi hija al colegio, pero no todos tienen esa suerte, no todos pueden darse ese lujo tan básico. Hay un montón de personas en situaciones muy vulnerables, y nadie hace nada”.

Horacio Ávila, referente de Proyecto 7, subraya: “Actividades como esta están sucediendo en todas las regiones, por el reclamo para la implementación y correcto funcionamiento de la ley 3706 para que no haya más personas situación de calle, que pare la represión policial sobre todo en la Ciudad de Buenos Aires y que se declare la emergencia de las personas en situación de vulnerabilidad en la Ciudad porque ya hay más de 12 mil, y claramente está sobrepasando. Lamentablemente, tuvimos 17 muertes en todo el país, de las que tenemos real constancia, pero suponemos que ha habido muchas más”.

Con respecto a las políticas del Gobierno nacional para tratar la situación, Ávila asegura que no hay ninguna, salvo retener 80 mil frazadas conjuntamente con las toneladas de alimentos que “tienen en los depósitos y no quieren entregar”. Y por parte del Gobierno de la Ciudad, las únicas políticas son represivas, de hecho, ayer el secretario de Seguridad porteño, Diego Kravetz, anunció la incorporación de mil efectivos más a la Policía Metropolitana para combatir las “ranchadas” de la gente en situación de calle.

La calle carga a las personas de caracterizaciones estigmatizantes, el que vive en la calle es peligroso, un delincuente y un malintencionado. ¿Cómo se consigue trabajo si se carga con una reputación así? ¿Cómo se sale adelante? “Nosotros, como organizaciones, trabajamos para que eso pase, pero la verdad que para aquellos que intentan salir de esta situación se torna cada día más difícil: si la política socioeconómica del país no cambia, no sólo va a haber más gente viviendo en la calle, muriendo de frío e inanición, sino que a los que ya están les va a ser muy difícil salir”, explica Ávila.

“El pobre no es pobre porque quiere, como el trabajador no cobra un sueldo bajo porque quiere. La problemática del crecimiento de la indigencia es provocada por los gobiernos. Para estos políticos es más fácil pasarle la pelota a la gente que está sufriendo las problemáticas, en vez de hacerse cargo ellos, que las están provocando día a día –remarca–. Ha cambiado mucho la población de calle, antes la mayoría de los indigentes eran jóvenes o adultos, ahora son abuelos y abuelas, porque con 290 mil pesos por mes nadie puede hacer nada. Entre los remedios para no morirse y pagar una habitación, la jubilación no alcanza. Hay muchas más mamás con criaturas, estamos hablando de familias inocentes. Se ve a muchas de esas familias en la calle con sus muebles, inclusive en las ranchadas, porque hace muy poco fueron desalojadas”.