Por Clara Belfiore
Fotografía: Azul Andrade

Pablo Semán, Paula Puebla y Leyla Bechara debatieron en la Feria de Editores «¿Por qué está de moda pegarle al progresismo?». Recuperar la escucha, humildad y autocrítica, algunas de las respuestas que ofrecieron para reconstruir un «nosotros».

“¿Por qué se puso de moda pegarle al progresismo?” fue el nombre de la charla-debate que se realizó el sábado último en el Complejo C Art Media, durante la Feria de Editores 2024. La exposición fue presentada por la editorial Siglo XXI en conjunto con 17 Grises. Contó con la moderación de la politóloga y streamer Leyla Bechara y la participación de la escritora y ensayista Paula Puebla y el sociólogo Pablo Semán.

La sala donde se llevaba a cabo la charla estaba llena. Ubicada en el segundo piso, alejada del aroma a café y libros nuevos, y del murmullo de una multitud que caminaba por pasillos abarrotados de personas, comprando, leyendo y discutiendo sobre distintas lecturas. Antes de que inicie la exposición, las conversaciones en el público iban y venían sobre los acontecimientos políticos de la última semana, en particular, sobre la denuncia contra el expresidente Alberto Fernández por violencia de género durante su paso por la presidencia. “Qué semanita”, abrió diciendo Leyla Bechara acompañada por algunas risas nerviosas, y dio comienzo a la pregunta por el progresismo.  

 

Progresismo antiprogre

El progresismo a lo largo de la historia argentina adquirió distintos matices y significados. Según explicó el sociólogo Pablo Semán, autor del libro Están entre nosotros, el progresismo se peronizó en el momento en que se volvió una alternativa  antineoliberal al menemismo durante la década de los noventa, para después radicalizarse en las distintas etapas del kirchnerismo. “El progresismo capturó uno de los rostros del peronismo” y en esa “peronización del progresismo” se profesionalizó, institucionalizó y oficializó en el Estado, distanciándose del progresismo de la ciudadanía.

“El progresismo como conjunto de objetivos políticos se merece una actitud mucho más generosa de todos nosotros que es una renovación de figuras, de repertorios, de ideas y no solo de escenas reactivas de falso macho-peronismo”, dice Semán haciendo referencia al peronismo morenista al cual denomino “progresismo antiprogre” y desterrando la idea de que la causa de la derrota política hayan sido los “excesos del feminismo”. El autor continuó: “Nos refugiamos en autoengaños de muy corto plazo que engañan a cada vez menos gente. Mi incitación es a que salgamos de eso”.

Paula Puebla la escritora de Maldita tú eres se suma a las reflexiones de Semán: “Ese título baitero de ¿Por qué se puso de moda (pegarle al progresismo)? una primera respuesta que tengo para dar es que se puso de moda porque es muy fácil. Porque es muy fácil pegar para abajo”. Según Semán: “Lo único que estamos haciendo es pegarle patadas a la derrota, para no aceptarla. Fingir demencia es un canto a la deshonestidad intelectual de todos nosotros”.

 

Dificultades técnicas

Para Paula Puebla, los movimientos que aspiran a una mayor igualdad deben salir del encierro y mirar por la ventana. “Hay que recuperar la escucha y hay que recuperar la humildad”. Según los expositores, a los interrogantes de “¿cómo se llegó hasta este punto?” y “¿por qué, en líneas generales, no se vio venir?” se desprende como respuesta que se dejaron de escuchar a aquellas personas a las que venían a representar. Desde subestimar la tasa de la inflación, hasta la falta de contención durante la pandemia para aquellos trabajadores “no esenciales” que debían salir de sus casas porque su supervivencia económica dependía del día a día, o que no pudieron velar a sus familiares fallecidos por el covid-19, llegando al tope de la contradicción con la foto del festejo de cumpleaños en la Quinta Presidencial de Olivos. En referencia a esto, Puebla dice que La Libertad Avanza fue muy astuta “en pescar y cosechar todo eso que fue desoído, que fue barrido debajo de la alfombra, desatendido y desrepresentado”.

Hacia el interior del peronismo, Leyla Bechara se pregunta: “¿Qué pasa con la crítica en el momento en que uno construye poder?” y responde que a aquellas voces críticas, “se las expulsaba. Se las catalogaba como funcionales a la derecha”. En sintonía con la politóloga, Semán responde que la falta de autocrítica, bajo una lógica de secta, fue menospreciada y catalogada como autoflagelación. Además, se refirió al error de considerar infalible las decisiones de la jefatura de Cristina Fernández de Kirchner para el movimiento progresista. Ser “termo” fue un imperativo, afirma. Considera que la estrategia política no puede ser pensada en términos electorales, ya que, una crisis económica considerable del gobierno libertario no llevaría necesariamente a un éxito electoral peronista y la acción política no se agota en las urnas: “Nosotros nos hemos comprado una idea de que la elección es el momento expresivo de la política ” y enfatiza: “Eso es como creer que jugar al fútbol es festejar los goles”.

 

Los desafíos del progresismo

En diálogo con ANCCOM, Bechara explica sobre la comunicación política en redes sociales y sobre el aparato comunicacional del gobierno: “La propuesta comunicacional que tienen ellos es como una nueva moda. Plantean una forma oficial del lenguaje, del uso del lenguaje y del uso de las redes” y agrega: “Internet tiene una forma de derramar el sentido oficial, de cómo se comunica a través de tendencias, trending topics. La mecánica de la comunicación de internet tiene una forma que hace muy difícil salirse del lenguaje oficial justamente porque te condena al ostracismo, te hace marginal” y concluye diciendo: “Cómo jugar ese juego, cómo hacerlo, me parece que es una pregunta que nos va a arrastrar todos los años que dure este gobierno y creo que el coletazo, más todavía”.

Durante la charla surgieron otras tres conclusiones y desafíos para los movimientos progresistas: recomponer el nosotros, recuperar la escucha y responder con humildad y autocrítica. En este sentido Semán dice: “Hay vida inteligente fuera de la militancia profesional del progresismo”. A la vez, remarcó que no hay que pensar en términos electorales: “La pregunta obturadora es ¿hasta cuando aguanta Milei? y no ¿por qué dejarían de apoyarlo?”. Puebla complementa: “No se resuelve con un dedazo, ya lo comprobamos. No se resuelve con verticalidad. No se resuelve diciendo “es Sergio Massa”. Salimos a militar a Sergio Massa como si fuera Churchill, con 200% de inflación, digamos: ¿Quién está loco?”.