Por Juan Granata Seoane
Fotografía: Eduardo Kosanlian

Carlos Rozanski analiza la figura del primer mandatario argentino en su nuevo libro “De Hitler a Milei. Curiosidades dementes criminales”. “Este presidente es peligrosísimo para la democracia”, subraya.

El presidente de AEVAS (Asociación Civil de Altos Estudios en Violencias y Abusos Sexuales) y exjuez de Cámara Federal, Carlos Rozanski, presentó su último libro, De Hitler a Milei. Curiosidades dementes criminales. Allí, realiza una comparación de las personalidades, actitudes y visiones, los equipos de los que se rodearon y la forma en que construyeron “enemigos” el lider del partido nazi alemán y el libertario recientemente elegido como presidente de Argentina. El trabajo que, como afirma Dora Barrancos en el prólogo, resultará polémico, tiene como finalidad advertir sobre los riesgos de que una persona de estas características gobierne un país. En diálogo con ANCCOM, el autor reflexionó acerca de la publicación, la actualidad marcada por el gobierno de Javier Milei y las consecuencias que identifica  no sólo de cara al futuro, sino las que ya se sienten en la actualidad.

 

¿Cómo surgió la idea de hacer este libro?

El origen del libro fue el avance de la figura de Javier Milei en la política. Cuando resultó designado diputado ya tenía algunos antecedentes de violencia y de mensajes bastante crudos y desesperanzadores en sus conceptos. Se refería al Estado como algo malo, que había que destruir y que él estaba en condiciones de hacerlo. Esa contradicción lo ponía en la mira como para ver qué pasa con un personaje así si continúa su carrera política. Y no sólo que continuó, sino que llegó a ser presidente de la nación. Así surgió la idea. Viéndolo y escuchándolo. Como yo venía siguiendo históricamente la llegada de Hitler al poder en la Alemania nazi, hubo determinadas cosas que me llamaron mucho la atención y ahí entonces las comencé a profundizar y el resultado es el trabajo que se publicó.

 

Siempre se habla del pasaje de ser un outsider, una figura de los medios, a ser alguien que forme parte del Estado, primero como diputado y ahora como presidente.

El problema no sería que un outsider termine en un cargo importante. El problema es cuando una persona perversa llega a lugares de poder. Yo creo que el problema pasa más que nada por la maldad de sus concepciones. Y eso es un fenómeno muy nuevo. Yo no lo tenía visto ni siquiera en dictadura porque, si bien era genocida y sus métodos eran extraordinariamente violentos, tenía esa cosa de intentar disimularlo: había un fusilamiento y te decían que era un enfrentamiento. Tenían esa forma de encubrirlo. En cambio este hombre no, es directo en sus apreciaciones, lo cual además de hacerlo altamente peligroso es muy llamativo en su personalidad.

 

Como dice en el libro, es una exposición, una forma de enorgullecerse de esta crueldad…

El está orgulloso de su maldad. Él y las personas que lo rodean. No son gente tradicional. Cuando su ministra de Relaciones Exteriores manifiesta estar a favor del mercado de órganos y lo explica, vos ahí te shockeás un poco y decís: “¿Qué está pasando? ¿Ante qué estamos?” ¿Qué tipo de personas pueden decir semejantes estupideces y luego pasar al acto en las medidas que toma Milei como presidente? Eso es lo que preocupa en mayor grado.

 

Retomando la elección del título y del trabajo: ¿cuáles son los puntos de contacto en la comparación con Hitler?

La comparación surge de hechos reales. Javier Milei toma de los discursos de Adolfo Hitler, de su gestualidad, de su perversión, un montón de cosas. Por supuesto adaptadas a la realidad actual que tiene que ver más con lo digital. Joseph Goebbels, el ministro de Propaganda de Hitler, tenía a su disposición la tecnología de ese momento: micrófonos y amplificadores. Javier Milei tiene mucho más hoy, porque la comunicación digital que le ha permitido llegar y convencer a distintos sectores y estratos sociales y ganar una elección presidencial, lo cual también es un síntoma de alarma de los riesgos de que la comunicación esté siendo utilizada por personajes nefastos como él.

 

En el Capítulo 3 analiza la propaganda de Hitler en aquel momento, ¿qué relación hay con la forma en que hoy La Libertad Avanza utiliza la digitalización y las redes sociales?

Centralmente veo una coincidencia en la construcción de un enemigo. Toda la propaganda nazi inicial no hablaba de destruir y aniquilar a los judíos. Hablaba de aniquilar a los comunistas. Y el enemigo definido por Hitler y por su ministro de Propaganda era el comunismo, el socialismo, la socialdemocracia, todo el progresismo de la época. Hitler enfocó al comunismo como el mal de aquellos tiempos y unos años después agregó a los judíos y decidió su exterminio. Hoy Javier Milei está haciendo lo mismo cuando habla textualmente del comunismo como enemigo. Los resultados históricos tienen que servirnos para entender a qué pueden llegar las personalidades desquiciadas como la de Adolfo Hitler. No es una cuestión menor que Milei elija el mismo enemigo y que concentre toda su energía en enfrentarlo y combatirlo. Es claramente la obra de una persona que no está en sus cabales y el resultado es lo que estamos viviendo: la destrucción de una parte de la sociedad argentina. Esta cuestión hay que abordarla. Hay que tener la valentía de sentarse a conversar sobre este tema. Y a mí entender la oposición no está encarándolo como corresponde, con la gravedad que tiene.

 

Negar alimentos y medicamentos oncológicos: ese solo ejemplo autoriza su comparación con el régimen nazi en cuanto al concepto de la vida humana y qué debe hacer un gobernante.

Carlos Rozanski

¿Cómo debería plantearse esta oposición?

Milei se ganó todos los números para el juicio político y la destitución. Si el gobierno niega la entrega de medicamentos oncológicos, si tiene cinco millones de kilos de alimentos y se niega a entregarlos, no es sólo que la ministra de Capital Humano tiene el mismo nivel de perversión de Javier Milei, y forma parte de su grupo cercano, sino que sus actos por orden de Milei se están traduciendo en enfermedad y muerte. La gente que necesita atender una enfermedad y comer, si no lo hace se muere. Estamos ante un individuo altamente peligroso que traduce en actos su violencia verbal, porque en realidad los discursos de odio preceden los actos de odio. Y Milei ha venido durante años pronunciando discursos de odio y hoy lo está ejecutando. Negar alimentos y medicamentos oncológicos: ese solo ejemplo autoriza su comparación con el régimen nazi en cuanto al concepto de la vida humana y qué debe hacer un gobernante. Si no nos preocupamos lo suficiente no vamos a poder corregirlo.

 

¿Qué rol tiene el Poder Judicial en esta situación?

El Poder Judicial técnicamente tiene en sus manos la resolución de todo esto. No lo están llevando adelante porque no quieren, obviamente. Tenemos un Poder Judicial con un sector importante de gente decente, honesta, que trabaja bien todos los días. Y otro sector que son los delincuentes peligrosos, que trabajan para hacer daño, que no va a hacer absolutamente nada porque está de acuerdo con lo que hace Milei, como lo estuvieron con la dictadura. Eso también le pone mucho dramatismo al momento que vivimos, porque el Poder Judicial que tiene las herramientas no las usa para frenar a Milei y su grupo, y el Poder Legislativo tampoco lo está haciendo. Y una de las cosas más graves que nos está pasando es la inmovilidad de la oposición.

 

¿Ve en Milei un peligro para la democracia?

Milei es peligrosísimo para la democracia, no cabe duda. Pero además lo venía anunciando antes de ganar la presidencia y lo está concretando. Pidió la Ley Bases como también la pidió Hitler en 1933. Y no es casualidad que en aquel momento Hitler haya pedido facultades extraordinarias para legislar y hoy las esté pidiendo Milei. Querer reemplazar al Congreso es una característica de los tiranos. De hecho, lo inmovilizó tanto que con varios pedidos de juicio político ni siquiera se le está dando trámite y no hay protesta sobre eso. Milei es un peligro para la sociedad argentina. Está llevando adelante actos de destrucción social y eso aumenta el riesgo de lo que pase en el futuro. De ahí la necesidad de que la oposición reaccione lo antes posible. Yo creo que Argentina tiene todas las condiciones para reaccionar adecuadamente y para enfrentarlo. La dictadura duró menos que en otras partes de la región precisamente por la lucha y la reacción. Y no hay duda que Argentina tiene en su comunidad todos los elementos necesarios para enfrentar lo que está pasando. Ahora, el tiempo que tarde va a ser irrecuperable para aquellas personas que están padeciendo de manera directa el daño que le está ocasionando Milei y su gente. Por eso la urgencia.

 

¿Cómo son estas formas de resistencia en la actualidad? Si pensamos en la movilización por el primer intento de aprobación de la Ley Bases, ¿finalmente no salió en aquella oportunidad por falta de experiencia del oficialismo en el Congreso o por la reacción popular?

La resistencia que hace falta en cada momento de la historia no es idéntica, va variando. Evidentemente la movilización es imprescindible para frenar un proceso como este pero de ningún modo es suficiente. Ahí hay un error de concepto político: la movilización no resuelve el problema, sino que exterioriza un reclamo. La actitud digna de los dirigentes es ponerse a la cabeza de ese reclamo y traducirlo en actos. El Poder Legislativo en un juicio político, por ejemplo. El Poder Judicial con las medidas cautelares que están previstas. Y es evidente que no fue suficiente, porque no tenemos una Corte Suprema que asuma la responsabilidad de frenar a este aprendiz de tirano que está cada vez más peligroso en el sillón presidencial.

 

En el libro se aborda el vínculo entre infancias y personalidades en la adultez. ¿Cómo es esa relación?

Lo sucedido a una persona desde que nace puede influir en cómo será de adulto. El problema es cómo se traduce. Hay muchísima gente que ha sufrido violencia en la niñez y que luego de adulto es una persona solidaria y con gran humanidad. Otras personas, en cambio, pueden resultar perversas. Duele profundamente que se ignore la gravedad que tiene que un presidente defina al Estado como el pedófilo en el jardín de infantes. Hay un concepto profundamente perverso estas afirmaciones.

 

A raíz de ello surgió el debate sobre la salud mental de Milei y si está capacitado y en condiciones de ejercer la presidencia.

Es un tema muy delicado porque, en primer lugar, hay cierto prurito en tocar la cuestión de la salud mental. El psicótico es penalmente inimputable en el derecho argentino porque al no comprender el efecto de sus actos, no sería lógico que se lo sancionara por ellos. En este caso, el problema no es si Milei es imputable penalmente sino las consecuencias de sus actos, porque a la gente que él está dañando cuando le niega medicamentos o alimentos no le importa si es imputable o no.

 

En el Capítulo 1 describe varios aspectos de Milei como la misoginia o la discriminación, ¿cuáles son las cuestiones que más le preocupan de que una persona así forme parte del gobierno?

En primer lugar él afirma públicamente que tiene cinco perros cuando en realidad tiene cuatro. Parece una tontería. Pero él está convencido de que uno de sus perros está vivo y resulta que está muerto y fue clonado. Hay una alteración de la visión de la realidad que tiene este hombre que aumenta con otros mecanismos que él utiliza para denigrar, para ofender, para insultar. Él utiliza como insulto la palabra “mogólico” y en la sociedad argentina tenemos una legislación precisamente que repudia de manera expresa la discriminación que está haciendo de una determinada discapacidad. Eso, sumado a la misoginia y a estos otros rasgos de la personalidad, lo transforman en peligroso, más que nada porque esas ideas luego se transforman en actos que pueden ser leyes, como lo es la Ley Bases.