Por Julieta Escat
Fotografía: Pamela Pezo Malpica

Una multitud acompañó a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en su tradicional ronda de los jueves para repudiar el desmantelamiento de las políticas de Memoria, Verdad y Justicia que está llevando a cabo el gobierno de Javier Milei.

“Llaman las viejas y venimos todos, ¿no?”, había dicho un muchacho mientras saludaba a un amigo que recién llegaba a Plaza de Mayo. Se refería a las Madres de Plaza de Mayo, que hoy hacen la ronda número 2.412. Ahora, debajo de un gazebo blanco decorado con banderines de cartulina también blanca, Elia Espen dice que “hay cada vez más para decir. ¿Qué carajo están haciendo? A ver si alguien me lo explica. ¿Cómo puede ser que haya gente que no come, que haya chicos en la calle, que haya gente que se queda sin trabajo? No hay que quedarse callados. No olvidemos a nuestros desaparecidos”. Lo dice con un cartel que le cuelga del cuello, que tiene una foto en blanco y negro de su hijo Hugo Miedan. Él estudiaba Arquitectura en la Universidad de Buenos Aires cuando en febrero de 1977 fue detenido, a los veintisiete años. 

Resulta que Elia cumplió 93 años hace poco. Las arrugas de su cara delatan parte de su edad, pero también dicen otras cosas, como que desde hace 47 años las Madres se juntan cada jueves en la plaza a las 15:30, una y otra vez, como si no conocieran el significado de la palabra “cansancio”. Las arrugas de Elia ahora se estiran porque está sonriendo. Su sonrisa, a diferencia de sus arrugas, delata un espíritu jovial, no dice nada de su edad. Indica que le gusta la canción que están tocando en vivo y en directo Los Sikuris. “Pañuelos blancos” se llama el tema. La música es para ella, como regalo de cumpleaños. “Te amamos Elia, el pueblo te acompaña”, expresa en forma de alarido una treintañera que está apretujada entre el tumulto caluroso que forman las personas que decidieron destinar dos horas de sus vidas para mantener viva la memoria sobre lo que pasó entre 1976 y 1983 en Argentina.

Uno de los banderines de cartulina blanca tiene escrita la palabra “Norita” entre corazones de color rosa. Es por Nora Cortiñas, que falleció en mayo. ¿Justo en mayo? Una referente de Madres dice ahora que ella “se fue físicamente pero su lucha continúa”. Un canto empieza a asomar tímido hasta que cobra fuerza. Dice así: “Que abran los archivos, que abran los archivos, que abran los archivos”. Es Adolfo Pérez Esquivel el que habla en este momento. “Por más que quieran desmontar las secretarías de derechos humanos, aquí hay un pueblo de pie que no lo va a permitir. Tenemos que defender los centros de la memoria”, dice. Es que hace poco hubo trabajadores de esos espacios que fueron despedidos, al igual que otros tantos empleados del Estado. De ahí que esta ronda de las Madres tiene algo distinto. Al tradicional pedido de búsqueda de los desaparecidos con vida y de continuidad de los juicios de lesa humanidad, hoy se suma el reclamo para que la Unidad de Investigación de búsqueda de niños desaparecidos de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad siga existiendo, y también el repudio ante los despidos en los Espacios para la Memoria y en todas las dependencias estatales. 

Algunos de esos despedidos están en este momento arriba de un escenario montado frente a la Casa Rosada. Junto a ellos están los referentes de organizaciones sociales como la Unión de Trabajadores de la Educación, H.I.J.O.S. Capital, la Asociación de Personal de los Organismos de Control, la Federación de Trabajadores de la Economía Social y de la Asociación de Trabajadores del Estado, entre otras. También están presentes algunos referentes políticos. Pero la que se destaca en el escenario es Estela de Carlotto, que dice: “¡Qué lindo el sol, el cielo y ustedes! Gracias por estar acá porque hoy es un desafío. Es un pueblo que tiene alma y corazón con el recuerdo. Son treinta mil. Falta encontrar a los nietos, que todavía viven”. Un rato antes los trabajadores despedidos habían leído una solicitada en defensa de los Derechos Humanos. Mientras todo eso pasa en el escenario, en la vereda de la plaza unos jóvenes y los no tan jóvenes, hombres y mujeres, agitan carteles escritos a mano que piden por la liberación de los detenidos durante el día del rechazo a la Ley de Bases. “Libertad, libertad a los presos por luchar”, cantan a coro.