Por Karol Reyes
Fotografía: Azul Andrade

Tras una nueva convocatoria en la sede del Servicio Paz y Justicia (Serpaj), familiares de las personas detenidas por manifestarse contra la Ley de Bases impulsan una campaña en reclamo de la libertad de sus seres queridos. Mañana martes llaman a concentrarse a las 16.30 en Plaza de Mayo.

La autoconvocatoria en el Serpaj reunió a legisladores de la Ciudad, exdetenidos, familiares de quienes continúan detenidos y a diversas organizaciones sociales, políticas y de derechos humanos. Desde allí, se convocó a una concentración para mañana martes 18 de junio a las 16:30 en Plaza de Mayo. Las 16 personas que siguen detenidas tras la represión del miércoles pasado en el Congreso, permanecerán en dependencias del Servicio Penitenciario Nacional en Devoto, Marcos Paz y Ezeiza.

El fiscal Carlos Stornelli los acusa por trece delitos, incluyendo lesiones, daños agravados, incendio o estrago, acciones contra la seguridad pública, entre otros. Las 17 personas excarceladas por la jueza a cargo de la causa, María Servini de Cubría, lo han sido por falta de material fílmico incriminatorio, mientras que las restantes continúan bajo investigación.

«Hay delitos que nunca podrían ir uno junto con el otro –afirmó la dirigente de la izquierda Myriam Bregman–. ¿Cómo puede una persona a la vez prender fuego e intimidar a un policía que tiene al lado? Los detenidos serían súperhumanos si hicieran todo eso al mismo tiempo, en 15 minutos”. Para Bregman, esto demuestra un profundo desconocimiento jurídico.

Entre los detenidos se encuentra Nicolás Mayorga, arrestado junto a Sasha Lyardet y Camila Juárez, estudiantes de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). Margarita, madre de Nicolás, relató que su hijo fue arrestado mientras se manifestaba pacíficamente. «No se resistieron a la autoridad, no tiraron piedras. No son terroristas, son ciudadanos con conciencia social que fueron a manifestarse en contra de la Ley de Bases”.

Grisel Lyardet denunció las precarias condiciones de detención de su hermana Sasha, que estuvo esposada en un pasillo, hasta que a la una de la madrugada se les permitió ingresar frazadas. A las 7 fueron trasladadas a Comodoro Py, donde les negaron la excarcelación y luego fueron llevadas a Ezeiza. “Le quiero decir a las autoridades, que las familias tenemos fuerza y amor, los vamos a liberar. Necesitamos a todos los detenidos libres y luego vamos a ir por la absolución, porque es completamente injusto”, remarcó.

Silvia, madre de Camila Juárez, destacó el trato vejatorio que recibió su hija al ser arrestada: «Le dijeron ‘negra de mierda, quedate tranquila porque te vamos a pegar un tiro en la cara’”. Y convocó a la unidad de todos, sin distinciones políticas. Jorge, padre de María de la Paz, afirmó que las pruebas contra su hija carecen de sustento legal. «Lo que está viviendo María de la Paz nos hace revivir los trágicos acontecimientos que como familia atravesamos durante la última dictadura militar, que este Gobierno niega y desprecia rotundamente». La familia también denunció que fue golpeada por los efectivos de seguridad durante su arresto.

Melina, amiga del docente Juan Spinetto, exigió en su representación la inmediata liberación de todos los detenidos. “Juan estaba retirándose con una pareja de jubilados que tenían dificultades para caminar, cuando empezó la represión de la policía, y ahí lo agarran las motos de los policías de la Ciudad, lo detuvieron y lo golpearon brutalmente”.

Grisel Lyardet denunció las precarias condiciones de detención de su hermana Sasha.

Paola, en tanto, denunció la injusta detención de su madre Ramona Tolaba, una trabajadora de casas particulares de 56 años. «Ella se autoconvocó, fue sola, no estaba con ninguna organización. Mi madre no es terrorista, estaba manifestándose pacíficamente”. Ramona fue detenida sin ofrecer resistencia mientras hablaba con un jubilado en la Avenida de Mayo. Actualmente se encuentra en el penal de Ezeiza, “asustada” pero en buen estado según su hija.

Sofía Ottogalli, una de las excarceladas, destacó que estuvo con las mujeres detenidas en Ezeiza hasta las 3 del viernes. “La detención fue ilegal. Estábamos corriendo para que la Policía no nos pegue. A mí me cagaron a palos, me rompieron el pantalón”, narró y agregó que estuvieron esposadas todo el tiempo, sin agua ni comida, en condiciones inhumanas. “Quiero decirle al Gobierno –expresó– que acá vamos a estar y no tenemos miedo”.