Organizaciones sociales, sindicales, de derechos humanos, partidos políticos y autoconvocados se acercaron a la Plaza del Congreso para repudiar la Ley Bases. Pero todo terminó con represión, autos quemados y detenidos. El Gobierno logró su objetivo de aprobar la norma con las calles despejadas de manifestantes.
Sindicatos, organizaciones sociales, sindicales, organismos de Derechos Humanos y personas autoconvocadas llamaron a una movilización en la Plaza del Congreso con el objetivo de manifestarse contra la Ley Bases, aprobada en general esta medianoche por el Senado de la Nación. La congregación finalizó con disturbios, una violenta represión por parte de las fuerzas de seguridad, heridos y más de 30 detenidos por la policía Federal y de la Ciudad. El Gobierno logró su objetivo de votar la Ley de Bases ya sin grandes manifestaciones en la calle.
Luego de haber obtenido media sanción en la Cámara de Diputados, la Ley Bases, promulgada por el gobierno de Javier Milei, inició su debate en el Senado de la Nación el miércoles 12 de junio, con el acompañamiento de manifestaciones fuera del recinto. El proyecto oficialista, denominado «Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos», cuenta con 232 artículos que pretenden una “reforma del Estado” según los lineamientos ideológicos del presidente de ultraderecha. Entre los puntos más destacables se encuentran la declaración de estado de emergencia del país y la concesión de facultades delegadas al Presidente; la implementación del Régimen de Incentivo de Grandes Inversiones (RIGI) que incluye transformaciones sobre los estatutos impositivos, aduaneros y cambiarios; y todo un paquete de reformas laborales. Con las negociaciones para conseguir los votos necesarios, quedó en el camino la anulación de la moratoria jubilatoria y las privatizaciones de Aerolíneas Argentinas, el Correo, Radio Nacional y la TV Pública.
La columna de manifestantes ocupaba toda la Plaza Congreso y se extendía por avenida de Mayo hasta la 9 de Julio. Cada vez llegaban más manifestantes hasta que cerca de las 16 comenzaron los incidentes. El operativo policial parecía desproporcionado y provocador. Sin embargo, los propios organizadores utilizaban el micrófono para llamar a los asistentes en no caer en provocaciones y evitar confrontar con los uniformados. Pero el clima se fue caldeando. La Policía tiró gas pimienta a un grupo de diputados de Unión por la Patria y al rato un pequeño grupo que sospechosamente no se identificaba con ninguna columna comenzó a dar vuelta el auto de la radio cordobesa Cadena 3 e incendiarlo. A partir de ese momento, todo fue caos: gases, balas de goma, palazos, piedrazos, tachos incendiados y por lo menos tres decenas de detenidos al azar. Aparentemente ninguno vinculado con el incidente del auto.
Antes del caos.
Nicolás del Caño, diputado nacional por el Partido de los Trabajadores Socialistas, en diálogo con ANCCOM, en la Plaza del Congreso reclamó: “No hay un un paro general como el que debería darse para estar a la altura de estas circunstancias y, a pesar de eso, miles de trabajadoras y trabajadores, jóvenes, y jubiladas y jubilados, se han organizado para venir hoy”. La movilización, convocada desde las nueve de la mañana por un sector de la Confederación General del Trabajo (CGT), la Unión de Trabajadores de Economía Popular (UTEP), y las dos CTA, entre otros, congregó a miles de asistentes con sus pecheras de colores, carteles con inscripciones como “la patria no se vende, el futuro se defiende”, “no a la Ley Bases”, y bombos para acompañar los cánticos.
Por su parte, Florencia Franco, militante del Nuevo MAS y de la agrupación Ya Basta de la Universidad Nacional de La Plata, reflexionó: “La convocatoria por parte de los sindicatos, que era urgente y necesaria, no estuvo para la sesión en Diputados. Hoy faltó un paro para que realmente sea contundente, pero estamos viendo que la movilización es masiva y da cuenta de que los trabajadores no quieren que pase esta ley ni este nivel de ataque por parte del gobierno”.
Dentro de la Ley
“Respecto de las condiciones de los trabajadores, esta ley implica modificaciones y pérdida de derechos históricos que en nuestro país tienen más de 100 años. Hay que defender la legislación laboral y sobre todo los derechos de las mujeres y hombres trabajadores”, afirmó Ernesto Darío Orsi, docente de escuela secundaria de la Provincia de Buenos Aires e integrante del Movimiento de Derechos Humanos.
“Estamos acá en defensa de la democracia como vida”, continuó Orsi, entre estallidos de pirotecnia y compañeros a su alrededor entonando las estrofas del Himno Nacional, y agregó: “Rechazamos esta supuesta ley que tiene como proyecto la enajenación de la soberanía de nuestro país en todas las áreas que son estratégicas y que nos permiten mantenernos como una nación independiente”.
Florencia, con la bandera roja del MÁS ondeando detrás suyo y frente una hilera de gendarmes, reflexionó: “el RIGI es una entrega de los recursos naturales. Toda la ley se trata de una serie de ataques concretos de este gobierno para avanzar de golpe con todo un programa de reformas estructurales gravísimo y que hay que enfrentar en las calles”.
Otra arista importante dentro de la ley refiere a la implementación de reformas laborales, que significarían menos protecciones para los trabajadores, como periodos de prueba que podrían extenderse hasta un año y una indemnización pagada por el sueldo del propio trabajador.
Atenas Angel es trabajadora del Estado de la administración pública nacional y pertenece al colectivo travesti-trans. Ella describió cómo se ve afectada junto con otras compañeras del colectivo por las políticas que viene implementando este gobierno: “Son políticas de recorte y no tienen en cuenta que hay otras realidades que viven mucho más la violencia del hambre y la prostitución en el caso de las chicas trans”.
Frente al interrogante de cómo impactaría la Ley Bases sobre la población travesti, trans, respondió: “Si no tenemos la posibilidad de mantener nuestra empleabilidad y que se garantice la accesibilidad y la permanencia, seguimos siendo doble o triplemente agredidas por el sistema. La Ley Bases va a impactar sobre nosotras en las futuras contrataciones. El colectivo trans no es tomado como parte de la clase obrera trabajadora, entonces necesitamos ese reconocimiento”.
En consonancia con la denuncia de Atenas Ángel sobre la situación del trabajo en poblaciones vulnerables, Merla de Act Up Argentina, contó sobre el impacto de las políticas de Milei en la población con VIH: ”Nos están matando lentamente en general, y a las personas con VIH en particular. La medicación está peligrada, las obras sociales no están dando la medicación, las prepagas están echando personas. Las pensiones y jubilaciones de las personas con VIH están trabadas porque no hay personal dentro del Anses para aprobarlas”, describió.
Sobre el impacto que tendría la Ley Bases en la vida de las personas con VIH, Merla detalló: “Para empezar la precarización laboral. Aunque no se pueda hacer examen preocupacional lo hacen y no conseguimos trabajo. Ahí ahonda más porque permite el despido por discriminación. Solo tienen que pagar una multa”. Por otra parte recordó: “Nos quedamos muchas veces afuera del espacio laboral, porque si sos de una ciudad chica, como exponen tu diagnóstico todos lo saben y no te contratan. No va a haber más pesquisas ni medicaciones públicas nacionales, que sean más baratas para el Estado y para nosotros”.
Un Congreso militarizado
Coronas de gendarmes rodeaban las inmediaciones del Congreso, conforme las indicaciones del protocolo antipiquetes determinado por la ministra Patricia Bullrich. Del Caño dijo al respecto “me parece que con este operativo, lo que intentó Bullrich es generar miedo”.
Desde las 16, la policía empezó a reprimir a aquellas personas y movimientos sociales que se encontraban reunidas en Plaza Congreso. Sobre el protocolo antipiquete, el diputado de izquierda afirmó que las autoridades “gastan una fortuna. A pesar de sostener que no tienen plata para los jubilados, tienen plata para reprimir, para los gases, para los palos y para coordinar un operativo con miles de gendarmes”.
Un smog de gas lacrimógeno llenó de humo todas las inmediaciones. La calle Hipólito Yrigoyen se encontraba completamente cortada por decenas de policías a pie, motorizados y con camiones hidrantes, mientras se adelantaban por las paralelas e intersecciones del Congreso. Desde un balcón alguien gritó “Viva la libertad, carajo”, mientras los policías motorizados disparaban balas de goma y avanzaban sobre las personas movilizadas que se habían resguardado en las veredas de la Avenida de Mayo, entre Sáenz Peña y San José.
“Soy vecina del barrio y antes de las cuatro ya estaban reprimiendo. Había muchas personas que fueron rociadas con gas pimienta y hubo corridas por parte de la policía”, atestiguó Atenas Angel.
Quedaron containers prendidos fuego en medio de la calle y algunos tachos de los que salía una gran cantidad de humo. Quedaron algunos carteles abandonados en la calle y las veredas con las consignas “La patria no se vende” y “La ley bases va contra el medio ambiente, derechos humanos, constitución. ¡Fuera Milei!”. Algunas personas se resguardaron en los negocios y las tiendas cercanas, al tiempo que se cubrían la boca y nariz con pañuelos y telas. Los disparos y motores de las motos eran tapados por las sirenas de los policías, bomberos y ambulancias.
Sandra Lizza es trabajadora en Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires. Llevaba un pañuelo que le cubría la nariz y la boca. Contó que la policía cortó el tránsito de la Avenida Callao desde temprano. Se encontraba sobre la calle Rivadavia cuando empezaron a avanzar sobre las personas, tirando gas pimienta y balas de goma: “A mi amigo le rebotó una bala en un puesto de diario y le dio en el brazo”, detalló. Lizza manifestó que lo que más le preocupa de la Ley Bases es “La soberanía. Perdés la soberanía, perdés todo”.
En relación a otros momentos históricos Lizza considera que lo que es peor en relación al 2001 no es la represión sino el sadismo: “Esta maldad hacia los pobres, no querer darles la comida. Ahora hay mucha maldad” Y finalizó: “Si no te matan de hambre, te matan con el discurso”.
Marina Vega se encontraba encolumnada en el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) del Frente de Izquierda cuando la policía les lanzó bombas con gases al interior de la columna: “Yo los vi con unas máscaras naranjas, pero no con ropa de policía”. Vega es madre soltera de tres hijos. Trabaja por hora y estudia. Participa de ferias populares para poder llegar a fin de mes. Ella manifiesta encontrarse en la movilización “por los derechos que se pierden con esta ley.”. Asegura que en general toda la ley perjudica a los que menos tienen y beneficia a los más ricos, pero que lo que más le preocupa es “lo que no podemos recuperar, que son nuestros recursos naturales. Lo que se está poniendo en juego con esa ley es el futuro de nuestras generaciones y nuestras propiedades. Es como que entren a mi casa, me usen el piso, el agua, todo; y yo pague la luz”.
Con más de treinta detenidos y contando, autos quemados, nubes de gas, jubilados golpeados, cientos de heridos y hasta diputados afectados, en un Congreso rodeado no solo por la Policía de la Ciudad sino también la Prefectura Naval, alrededor de las 20 empezaron a escucharse cacerolazos. La concentración se realizó en la Avenida Juan Domingo Perón y Callao donde los autoconvocados de asambleas interbarriales y vecinos que se iban acercando se escontraron obstaculizados por un cordón policial que se expandía a lo ancho de la Avenida. Mientras se escuchaba el sonido metálico de decenas de cacerolas sonando al mismo tiempo, los manifestantes comenzaron a cantar “La patria no se vende”. El cartel de un manifestante decía: “Milei gobierna para el 1% más rico”. Los cacerolazos se fueron replicando en los diferentes barrios porteños.
Franco del Nuevo Más, concluyó: “Vivimos en un país con unas calles conquistadas por la lucha de los trabajadores. Esto da cuenta de que hoy el Gobierno tiene miedo a esta movilización y la permanencia en la vía pública. Por eso reivindicamos seguir acá, continuar resistiendo el protocolo y derrotarlo”.