Por Karol Reyes
Fotografía: Gentileza Fede Serrano

Trabajadores denuncian despidos encubiertos y el desmantelamiento del organismo. “Si tocan a uno, nos tocan a todos”, afirman. Ya cerraron las sedes provinciales que no contaban con laboratorio y alertan sobre la posible disolución absoluta si se llega a aprobar el proyecto de Ley Bases.

 

El presidente del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), Daniel Afione, ha comunicado a los subgerentes regionales que la Secretaría de Industria y Desarrollo Productivo ha decidido «proceder al cierre de todas las sedes provinciales que no tengan laboratorio».

Según el comunicado difundido por los trabajadores, Afione se negó a considerar cualquier propuesta para revisar la decisión, argumentando que la iniciativa no es de su autoría, sino que responde a directrices de la cartera de Industria y Desarrollo Productivo. «Esto no es algo que yo quiera, es lo que pide la Secretaría», expresó el titular del INTI.

Desde su creación en 1957, el INTI ha sido un pilar fundamental para la industria argentina, proporcionando asistencia tecnológica, promoviendo la internacionalización de pequeñas y medianas empresas, mejorando la competitividad, y certificando recursos humanos, procesos y productos. En 1972, el organismo asumió el rol de Instituto de Metrología, con la responsabilidad de mantener los patrones nacionales de medida y asegurar la exactitud de las mediciones, posicionándose como un actor clave en el ámbito científico, legal e industrial, con representación en comités internacionales.

La red de laboratorios del INTI y sus profesionales especializados ofrecen más de 8.500 servicios a diversas ramas del sector productivo, desde grandes empresas hasta pequeñas cooperativas, en todas las provincias del país. Esta capacidad de vincular las actividadeslocales con las capacidades técnicas nacionales es indispensable para el desarrollo industrial y tecnológico de Argentina.

Sin embargo, los Artículos 3 y 6 del denominado proyecto de “Ley Bases”, hoy en discusión en el Senado, ponen en riesgo estas capacidades, al proponer la «eliminación de competencias que resulten innecesarias» y la posible disolución o reorganización del INTI bajo criterios inciertos. Este contexto ha generado una gran preocupación entre los trabajadores y directivos del Instituto.

En una resolución de asamblea de la Subgerencia Regional Patagonia, el personal rechazó de manera categórica el cierre de sedes y unidades de extensión, planteando que esto impactaría sensiblemente en la interacción de la industria y la sociedad con los agentes del INTI. «Nos están empujando a que nos mudemos a centros a más de 500 kilómetros de distancia con nuestras familias», señalaron los trabajadores, que calificaron la medida como «despidos encubiertos».

Jorge Schneebeli, ingeniero mecánico y ex vicepresidente del INTI, entrevistado por ANCCOM, subrayó que “el cierre de las unidades de extensión no sólo afecta a la Patagonia, sino a todas las provincias del país.“El INTI –agregó– creció con presencia en todas las provincias y eso es bueno en un país donde necesitamos fortalecer el federalismo. La presencia en el territorio es fundamental para el desarrollo local”.

El ingeniero destacó además que el INTI es clave no sólo para la industria, sino también en aspectos de seguridad, medioambiente y formación. «No tener presencia territorial debilita ese aspecto. La industria local necesita tener referentes que faciliten acceder a herramientas para fortalecer su actividad y la presencia del INTI en territorio tiene esa finalidad», remarcó.

La asamblea de trabajadores de la Subgerencia Regional Patagonia decidió declararse en estado de asamblea permanente y convocar al resto de las sedes del INTI y a los sindicatos a unirse en esta postura. «Rechazamos los despidos encubiertos, la relocalización y los retiros voluntarios forzados. Consideramos que este es solo el comienzo de los despidos en INTI. Si tocan a uno, nos tocan a todos», manifestaron.

El cierre de sedes y la reducción de personal, según Schneebeli, podría tener consecuencias nefastas para el desarrollo industrial del país. «En los años 90 pasamos de 1.500 agentes a 850, después de los retiros voluntarios. Se perdieron líneas de trabajo y otras tardaron 20 años en recuperarse. En general, se va gente de experiencia, lo que genera un debilitamiento institucional difícil de revertir», explicó.

Los trabajadores del INTI hacen un llamado urgente a los legisladores para que revisen los artículos mencionados y aseguren reformas sostenibles para el crecimiento de la Argentina.