El Área Natural Monte Blanco, ubicado en el Delta del Tigre, abrió sus puertas al público desde el invierno pasado. Investigación, educación y conservación en el verde de los humedales.

Poner en pausa el ritmo de la ciudad para embarcarse en una aventura en el Delta: a eso invita la Reserva Natural Monte Blanco, que hace casi un año se encuentra abierta al público de viernes a domingo. Al llegar a la estación fluvial de Tigre ya se siente un aire distinto. Desde ahí se puede llegar con lancha colectiva en unos 45 minutos, o menos en transporte privado, a esta reserva ubicada en el Arroyo Rama Negra Chico, o “Ramita” (como le dicen los vecinos), a 500 metros del arroyo Espera.
Al surcar el arroyo se anuncia la llegada a la reserva con un cartel de madera: “Disminuya la velocidad, cruce de fauna’’. Detrás del muelle se puede ver un salón de usos múltiples donde se dan charlas y talleres. Está rodeado de un deck de madera muy prolijo, abrazado por distintas tonalidades de verde de la vegetación que compone a la reserva. En total son 20 hectáreas. Cuentan con un centro de interpretación, donde se cuenta la historia del Delta y se dan detalles sobre la flora y la fauna. También hay dos caminos, que en conjunto suman alrededor de dos kilómetros. Los visitantes pueden salir a caminar por su cuenta o con un guía intérprete llamado Sebastián Arena , quien brinda dos visitas guiadas los días de apertura. Los responsables del lugar llevan registradas alrededor de 350 especies en la reserve, aunque estiman que un lugar así podría tener alrededor de mil especies, incluyendo animales, plantas y hongos. Algunas de las que se encuentran son carpinchos, gato montés, plantas exóticas y nativas, entre otras.
“Hay mucha gente que visita el Delta con su embarcación, hace paseos turísticos o se baja en el muelle y camina. Pero hay pocos lugares que te permiten caminar hacia el centro de la isla. Y entre esos pocos, hay uno solo que es público: la Reserva Monte Blanco. Es la oportunidad de visitar otra isla. El corazón del Delta”, sostiene Román Labrousse, uno de los guardabosques de la reserva, y explica: “El nombre hace referencia a la formación boscosa del lugar. Es un bosque que estaba en la parte alta de las islas. La leyenda cuenta que los árboles tenían las cortezas blancas y por ese motivo cuando llegaron los europeos lo denominaron Monte Blanco’’.

De privado a público
Hasta el año 2021 Monte Blanco era una reserva privada. Estuvo 13 años funcionando bajo la administración de la Fundación Félix de Azara, con quien continúan trabajando articuladamente en la actualidad. En este sentido, cuenta Labrousse, “es raro, pero no es el primer caso en Argentina de un área privada que pasa a ser municipal a través de la gestión de una fundación”. A principios de la década la reserva pasó a ser pública. “Los primeros años nos agarró la pandemia. Fue un poco más complejo en cuanto a la organización y los recursos para que este espacio se pueda mantener. A partir del año pasado pudimos repuntarlo. De enero a junio logramos que esto esté abierto al público”, cuenta a ANCCOM Lucila Pimentel, quien está a cargo de áreas naturales del municipio de Tigre.
Al ser privado, tenía otro tipo de visitas: eran más que nada extranjeros y grupos acotados. “Hoy nuestro desafío es que la gente del lugar también lo empiece a tomar como propio” cuenta Pimentel, y agrega: “Hay muchos vecinos de la zona que capaz un domingo terminan de almorzar y se vienen acá como si fuera el patio de su casa. Se empezaron a realizar actividades donde los vecinos participant. Hace poquito, para el Día Mundial de los Humedales, hicimos acá una jornada alusiva. Una de las actividades era una clase de yoga y la daba una vecina. Queremos empezar a abrir las puertas para todos.”
Labrousse y Pimentel, recibieron al equipo de ANCCOM en la reserva. También Omar, el conductor de la lancha, quien se encontraba esperando en la estación fluvial. Se hablan amistosamente: son un equipo pequeño con mucha dedicación y amor por la naturaleza. Tienen uniformes de polar verde, abrigo necesario para enfrentar el frío. El sol y los mates calientes también ayudan en ese sentido. De fondo se escucha un silencio calmo que de a ratos se interrumpe por el sonido de alguna lancha o el canto de los chiricotes.

¿Cuál es la importancia de este lugar?
“Son lugares donde uno puede repensar la relación de la sociedad con la naturaleza”, dice Labrousse mientras pasa un mate. “El hecho de ir a un espacio verde, trae un montón de beneficios. A nivel sociedad, cuando entendés qué significa un espacio natural, podés defenderlo. Manteniéndolo, estás mejorando la calidad de vida de toda la población que lo rodea”.
Concretamente, el espacio cuenta con tres ejes de acción: educación, investigación y conservación. Consideran que la educación es uno de los pilares fundamentales. Por ese motivo, brindan talleres para la conservación del ambiente y visitas guiadas de interpretación ambiental. Además, tienen proyectos con escuelas: “Desde 2022, veníamos dando charlas de biodiversidad en escuelas. Ahora tenemos una propuesta para los últimos años de secundaria. En ese año los chicos deberían ir de viaje de egresados. Con el contexto del país y otras cuestiones, sabemos que puede ser inviable. Esto se presenta como para que puedan hacer una salida extracurricular. Se promociona en todas las escuelas públicas. Las que se anotan, tienen el traslado y el día acá”.
Respecto a la investigación, trabajan con organismos produciendo datos científicos para ampliar el conocimiento del área. “Participamos dentro de lo que es conservación y ciencia ciudadana en el convenio con Fundación Vida Silvestre. Usamos plataformas para registrar biodiversidad: Argentinat y Ebird. Quien quiera, en cualquier parte del mundo, puede acceder a esa base de datos, entrar al proyecto del Área Monte Blanco y encontrarse con la galería de biodiversidad que tenemos”, cuenta Labrousse, y agrega: “Recabamos datos en general. Lo que recibimos de Fundación Azara fue un relevamiento de las condiciones básicas del elenco de flora y fauna. Nosotros reforzamos eso con salidas semanales para hacer relevamientos. Esos datos sirven para contrastar con otros años’’. Sostiene que hay muchos registros que son la primera foto conocida del individuo vivo: “Antes se los capturaba, se los mataba, y con eso se clasificaba. Capaz hoy uno se encuentra con un saltamontes y resulta que le está sacando la primera foto o es por lo menos la primera publicada conocida de la especie”.
Para el tercer eje, conservación, se realizan trabajos de restauración de ecosistemas a través de la plantación de flora autóctona, control de especies exóticas invasoras y se trabaja en conjunto con organizaciones de rescate y rehabilitación de fauna silvestre: “Trabajamos mucho con Temaiken. Ellos hacen el trabajo de rescate y rehabilitación de animales y nosotros en este lugar le damos la posibilidad a esos animales de regresar a su hábitat natural. Es un lugar que está controlado, entonces si llega a aparecer algún animal con alguna anomalía o se enferma, tenemos un registro. También trabajamos con el Serpentario de Tigre, que también tiene un centro de rescate. Ellos se encargan de la rehabilitación de los animales, y nosotros acá hacemos la recepción de los mismos y el seguimiento, en caso de que sea necesario”, cuenta Pimentel.
Sostienen que el espacio está abierto para estudiantes o posibles proyectos de conservación de alguna especie que se pueda realizar en la reserva: “Nosotros hoy no tenemos ningún proyecto de conservación con alguna especie particular. Pero están dadas las posibilidades para quien lo desee o lo necesite. Este verano lo estuvimos haciendo con el proyecto de conservación de los murciélagos de Argentina. Fuimos parte de la captura de murciélagos y la toma de muestras. A nosotros nos sirve porque nos capacita y ellos se fueron con datos concretos. Obvio que después volvieron a la naturaleza. Se les sacó sangre, se les hizo muestreo de saliva”.
Las puertas de la reserva, se encuentran abiertas al público de viernes a domingo, de 10:00 a 17:00. Se puede llegar en transporte privado o en lancha colectiva, desde la estación fluvial de Tigre. Tanto las escuelas que quieran formar parte de la iniciativa como cualquiera que quiera contactarse, puede hacerlo al siguiente mail: CentroHumedalesTigre@tigre.gob.ar.