Por Clara Belfiore
Fotografía: Clara Pérez Colman

Referentes de comedores y merenderos de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano cuentan cómo se las rebuscan para ayudar a las miles de personas que carecen de recursos para alimentarse, mientras el Gobierno de Javier Milei se niega a entregar mercadería.

Ante la emergencia alimentaria profundizada por la crisis económica recesiva, el comedor popular Vientos de Libertad ubicado en el barrio de Parque Patricios, el merendero solidario Pancitas Contentas de la ciudad Mariano Acosta de Zona Oeste del Gran Buenos Aires y la Red de Apoyo Escolar que incluye a 17 Organizaciones Educativas y Comunitarias distribuida por los barrios populares del Conurbano Bonaerense y la Ciudad de Buenos Aires, intentan contener a quienes quedaron excluidos por las medidas económicas implementadas por el gobierno de Javier Milei. ANCCOM conversó con las referentes de los tres espacios que cada vez deben asistir a una mayor cantidad de personas que necesitan alimentos frente al alza de los precios y a la ausencia de políticas públicas para paliar el hambre.

Lo más urgente: conseguir alimentos

“A veces se enojan porque la comida no alcanza y nos tenemos que bancar las puteadas. Nosotros nos ponemos en el lugar de ellos: es el único plato de comida que comen al mediodía y después no comen hasta el otro día al mediodía», manifiesta Graciela “Chula” Lazarte, cocinera desde hace 6 años y hoy coordinadora del espacio de cocina del comedor Vientos de Libertad que alimenta entre 180 y 200 personas por día. Frente a la escasez de alimentos tuvieron que empezar a implementar un sistema de números para evitar las confrontaciones y problemas. 

A las doce del mediodía, en la puerta del lugar se van sumando hombres, mujeres y niños a una fila que se alarga por toda la cuadra. Esperan, mientras una de las repartidoras que entrega las viandas, reparte los papelitos con un número dibujado a cada uno de los que se acerca. La cantidad de papelitos depende de la cantidad de viandas que hayan alcanzado a hacer ese mismo día. El comedor de Atuel, dejó de percibir la entrega de alimentos por parte del Estado desde diciembre de 2023. En respuesta a esta situación, las cocineras se organizaron para realizar un fondo común en el que cada una de ellas hace un aporte para tratar de cubrir los gastos de los alimentos y mantener el volumen de comida que venían cocinando sin que baje la calidad de las viandas.

Por otro lado, el Merendero de Pancitas Contentas llevado adelante por Estela Escobar en su casa desde hace 6 años, con ayuda de toda su familia, se vio en la necesidad de reducir la frecuencia con que brindaban la merienda a los niños y vecinos humildes del barrio: “En principio teníamos tres veces a la semana. Hace un tiempo atrás teníamos 2 veces a la semana, y ahora ya solamente podemos una vez a la semana, los sábados al mediodía”. Además, agrega que la recesión impactó en los comercios del barrio que realizaban donaciones para ayudarla a conseguir los alimentos. Pese a la solidaridad que percibe de los vecinos de Mariano Acosta, menos personas están en condiciones de donar, lo que se traduce directamente en lo que ella puede recaudar para las meriendas.  

Margarita Zubizarreta es referente de la Red de Apoyo Escolar (RAE) con centros que asisten a 3000 destinatarios. La red cuenta con prestaciones de alimentos desde 1989 y auditorías todos los meses. Por primera vez en 20 años dejaron de percibir los fondos para poder comprar la comida y poner en funcionamiento las cocinas. Esto terminó con 13 de los 17 centros, cerrados. El cese de las prestaciones se realizó sin ningún tipo de explicación. La referente cuenta que al principio mandaron una carta al programa avisando sobre la baja de la calidad de la comida, trataron de estirar con el stock de alimentos secos (fideos y arroz) y terminaron endeudados con los proveedores de los alimentos para poder garantizar a los niños y niñas que asisten, al menos una comida caliente al día, durante las últimas dos semanas. Finalmente advirtieron que sin recursos, el 30 de mayo iban a tener que cerrar y así sucedió en 13 de los 17 centros de la Red.  

Las tres trabajadoras coinciden en que aumentó la cantidad de personas que asiste a los comedores y centros comunitarios. En este sentido, Zubizarreta confirma que aumentó la demanda e incluso hay listas de espera y suma que cada vez hay más personas mayores pidiendo alimento en los espacios: “¿Cómo les decís que no a todos ellos que están viviendo con 100 mil pesos por mes?”. 

En el caso del Merendero Pancitas Contentas, Escobar cuenta que cada vez le llegan más solicitudes a través de conocidos que piden llevar a sus familiares: “Lamentablemente no podemos anotar a más gente porque a veces no logramos cumplir con ellos”. Graciela Lazarte, nota que se acercan muchos vecinos jubilados del barrio de Parque Patricios. “Eso es nuevo”, comenta.

Además la cocinera de Atuel recuerda que durante la gestión del gobierno actual fueron una sola vez a inspeccionar el comedor y les exigieron “pintar el lugar o podía correr el riesgo de cerrar”. En contraste con el gobierno anterior en el que todos los meses les alcanzaban la mercadería, “Ahora no nos entregan nada”.

“Están jugando con la necesidad de la gente”

Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), en este último trimestre de 2024 la pobreza alcanzó el 55% de la población del país y se duplicó el nivel de indigencia llegando hasta el 18%. Además, la  economía argentina cayó en marzo un 8,4% según el Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) del Indec. Se le suma una caída del empleo durante los últimos cuatro meses del 1,4% según el Ministerio de Trabajo. Esto es acompañado por una inflación alta en productos de primera necesidad. Frente a la crisis social, económica y alimentaria, el gobierno respondió los últimos cinco meses negando la existencia de los más de 5 millones de kilos de alimentos guardados en galpones, algunos a un mes de vencerse y otros ya vencidos en febrero. Cuando finalmente se supo la existencia de los alimentos a través de una investigación periodística presentada por el medio de comunicación El Destape y frente a la presión por la visibilización que obtuvo el caso, el juez Casanello tuvo como resolución que el ministerio de capital humano debía entregar un plan de distribución de los alimentos en el plazo de 72 horas. Aunque desde el gobierno anunciaron que los alimentos serán repartidos por el Ejército, vencido el plazo todavía no presentaron el plan correspondiente por lo que podría empezar un proceso judicial por rebeldía. La cartera de Sandra Petovello decidió apelar a la decisión del juez Casanello y, aunque fue admitida, prevalece la orden para presentar el plan para repartir los alimentos. Hasta el día de la fecha el comedor de Parque Patricios no recibió los alimentos ni obtuvo novedades sobre la mercadería en los galpones de Capital Humano.

A la par, se dio a conocer el convenio con la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). El organismo lanzó un comunicado en el que manifiesta el objetivo original del acuerdo: “Desde el inicio de la gestión actual, el Ministerio de Capital Humano y la OEI firmaron un convenio para la prestación de servicios de personal transitorio y la adquisición de alimentos destinados a mejorar la calidad nutricional de familias en situación de vulnerabilidad”. El organismo se desliga de la decisión del ministerio encabezado por Sandra Pettovello de tercerizar la contratación de funcionarios por fuera de la órbita del control estatal, lo que conlleva a una baja transparencia sobre el paradero de esos fondos y qué se hizo con los mismos. El escándalo terminó con el despido de Pablo de La Torre de la secretaría de Niñez y Familia del Ministerio de Capital Humano, y el secretario denunciado por el gobierno en la Oficina de Anticorrupción.

Margarita Zubizarreta, en diálogo con ANCCOM cuenta que supone, debido al escándalo que terminó con la salida del funcionario, finalmente obtuvieron en el día de ayer los fondos para volver a poner en funcionamiento las cocinas de los centros. Sin embargo, el tiempo que duró el faltante de alimentos obligó a cerrar el jueves y viernes la asistencia, lo que constituyó “un desastre total, porque muchos no tienen comida en la escuela y en el único lugar que comían algo calentito y de calidad era en el centro. Era la única comida que tenían los pibes por día”. 

También, en respuesta a la gestión de los alimentos del gobierno libertario en medio de la emergencia alimentaria, Estela Escobar dice: “Es una política sucia. Están jugando con la necesidad de la gente. No los están utilizando, están jugando con ellos”.

El ajuste a cualquier costo

«¿Ustedes se creen que la gente es tan idiota que no va a poder decidir? Va a llegar un momento donde la gente se va a morir de hambre. De alguna manera va a decidir algo para no morirse. No necesito que alguien intervenga para resolverme la externalidad del consumo, porque alguien lo va a resolver». El presidente Javier Milei pronunció estas palabras en la universidad de Stanford en Estados Unidos el 28 de mayo de 2024. “¿Qué le diría? Que vayan un solo día a vivir en una casita de chapa en José León Suárez, en Pacheco o en Moreno Cuartel Quinto. Un solo día. Que ellos vayan a vivir un solo día en una casita de tierra con techo de chapa en este invierno y después que me vengan a contar si ‘el pobre es pobre porque quiere’ y ‘no tiene voluntad para salir adelante.’ Que un día solo vayan a vivir ahí”, responde Margarita Zubizarreta. Las políticas que se desprenden de la ideología libertaria impactan directamente en la calidad de vida de las familias. En este sentido, cuenta: “se desmayan los pibes en la escuela” y argumenta “Si aumenta la pobreza y la indigencia, el reflejo es inmediato en la situación de salud y de nutrición”.

Además, expresa que aunque recibieron las prestaciones, toda la comunidad, el barrio, la organización y las familias se mantienen en alerta y preocupadas tras haber llegado a la situación límite, nunca antes alcanzada, de tener que cerrar los 13 espacios de la Red por falta de recursos. En este sentido, concluye diciendo que el ajuste no puede ser a cualquier costo.