Por Joaquín Uturbey
Fotografía: TELAM

Este 2 de abril, el presidente Javier Milei no viajará las ceremonias que se realizarán en el sur argentino y solo dejará una ofrenda floral en Buenos Aires. ¿Cómo ven las políticas del actual gobierno sobre el archipiélago los excombatientes?

El 3 de enero de 1833 las Islas Malvinas fueron ilegalmente ocupadas por las fuerzas del ejército británico, que arribaron al territorio argentino sin previo aviso y en tiempos de paz para desplazar a la población y autoridades que allí se encontraban. Desde entonces, la Argentina no ha cesado de ejercer su legítimo reclamo sobre el territorio, ante la intransigencia del Reino Unido.

Si hay un tema que realmente genera consenso dentro de nuestra sociedad, tanto en la ciudadanía como en el arco político general, es el reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas. Una herida que no cierra, sobre todo a partir de aquel 2 de abril de 1982, cuando la dictadura militar intentó salvar su debacle a través de una fugaz recuperación del archipielgo con una guerra sin posibilidad alguna de victoria.

Pero aquella operación militar que llevó a que más de 23.000 soldados y conscriptos pusieran en riesgo su vida, y 650 la perdieran en el camino, no logra conmover a quienes hoy gobiernan el país. A pesar de los intentos de la vicepresidenta Victoria Villarruel y de la canciller Diana Mondino de mostrar un perfil nacionalista de la gestión, el actual presidente Javier Milei, admirador confeso de la exprimera ministra británica Margaret Thatcher, se encuentra más abocado a la tarea de confirmar su presencia en actos en Miami o encuentros con Vox en Madrid, que en participar de las ceremonias que se realizarán en el sur del país.

Este año se observó el despliegue de ejercicios militares por parte del ejército británico en las Islas, se produjo la visita del Cameron al territorio ocupado, y se llevó a cabo un nueva anexión inglesa del Mar Argentino para ampliar su injerencia de manera unilateral casi 170.000km2

Por caso, se observó el despliegue de ejercicios militares por parte del ejército británico en las Islas, se produjo la visita del Cameron al territorio ocupado, y se llevó a cabo un nueva anexión del Mar Argentino para ampliar de manera unilateral casi 170.000km2 el Área Marina Protegida (AMP) creada en 2012, que establece especiales restricciones a las actividades de tipo extractivo como la pesca o la exploración petrolera y a cualquier otra que ponga en riesgo el ecosistema marino. Estos hechos fueron catalogados por parte de mandatarios provinciales de la oposición, diversas figuras políticas y excombatientes y veteranos como gestos de provocación innecesarias hacia la Argentina y las resoluciones internacionales.

Sobre estas cuestiones Rodolfo Carrizo, excombatiente y presidente del Centro de exCombatientes de las Islas Malvinas de La Plata (CECIME), señala: “Para nosotros la cuestión Malvinas representa un eje central en la historia política, diplomática, geopolítica, geoeconómica y geoestratégica de la Argentina, que a lo largo de la historia ha sostenido en todos los foros internacionales, independientemente de la envergadura y de la cantidad de países que represente, una concepción de que la patria es un territorio indivisible, lo cual hace referencia a la integridad territorial y obviamente la cuestión Malvinas tiene que ver con los principios de la defensa de la soberanía territorial y que creemos que es esencial en una política de Estado”.

En ese sentido, agrega: “El 2 de abril de 1982 fue un punto de inflexión en el que una dictadura militar generó una guerra y decidió inmolar a una generación. Ya pasado el tiempo, Malvinas nos ofrece un campo de interpretaciones políticas y geopolíticas que son muy importantes para el destino de la Argentina. Es por esto que creemos que es central comprender que esta causa representa un conjunto de recursos estratégicos básicos para el desarrollo de una nación, en alimentos, en agua potable, en energía y minería, en biodiversidad, etcétera. Las potencias extranjeras siempre han prestado mucha atención a este tipo de cuestiones, entonces encontramos una explicación de por qué el imperio británico ejerce una usurpación territorial hace tantos años sobre este lugar.

Respecto de la política actual del gobierno en el tema Malvinas, Carrizo afirma “Estamos frente a un proceso absolutamente decidido desde ciertos gobiernos, desde las inteligencias militares, no propias sino extranjeras, de llevar adelante un accionar político-militar que tenga un sentido cultural de desmalvinización. Desde la asunción de Milei a la fecha, Malvinas no figura dentro de su agenda ni en la agenda política internacional del gobierno. Todo lo que se está haciendo es en detrimento del patrimonio nacional y en la pérdida de soberanía”. Y añade: “Hoy aparecen acuerdos irresponsables como entregar el control y monitoreo de la red troncal del Paraná al ejército de Estados Unidos, permitir los ejercicios militares de la OTAN y de UNITAS, junto a esto también la irresponsabilidad de romper el frente más importante que tiene la argentina en cuanto a lo diplomático y lo comercial que tiene que ver con América Latina. Este presidente se ha enojado con Lula, ha ofendido a (Gustavo) Petro, a (Andrés) López Obrador, y esto repercute mucho a la hora de conseguir consensos por el tema de Malvinas en el plano internacional”.

Gustavo Adolfo Druetta, sociólogo de la Universidad Católica Argentina, con maestría en Ciencias Sociales en FLACSO-México D.F, y exteniente de Artillería en el Ejército Argentino opina que se viene dando desde hace mucho tiempo un proceso de desmalvinización. “La Argentina es una plataforma monumental de recursos tanto para el bloque occidental como para el bloque oriental, por lo que son muchos los intereses involucrados en esta cuestión. Como país, nos encontramos muy debilitados en términos socioeconómicos, y ni hablar en materia de defensa nacional, como para tener chances de imponer nuestra voluntad y de generar efectos concretos sobre las Islas. Para mí, si hablamos de una desmalvinización, esta es un producto de esa debilidad que tiene la Argentina”.

En  materia de la agenda de política internacional relacionada al reclamo de soberanía, opina que “probablemente el reclamo por parte del gobierno actual es una materia que va a estar pendiente de la dirección geopolítica que tome el mundo. Evidentemente el gobierno actual, que está totalmente alineado con el bloque occidental, en momentos en que la geopolítica está muy caliente con los conflictos Israel-Hamas y Rusia-Ucrania, interpreta que la Argentina tendrá cada vez menos posibilidades de que su reclamo de soberanía sea atendido, porque las Islas son una gran fuente de recursos y un gran portaaviones que tiene la OTAN en el Atlántico Sur, por lo que devolverle el control del territorio a la Argentina no debe ser una hipótesis plausible para la alianza.”

Druetta considera que el gobierno “está tratando de enviar señales al mundo occidental, al que está plegado completamente, de que nosotros no vamos a tratar de recuperar Malvinas con la ayuda de superpotencias contrahegemónicas a Estados Unidos y pertenecientes al bloque oriental, como puede ser China. Me parece que es un mensaje que puede afectar al sentimiento nacional de que las Malvinas son nuestras Islas, lo cual es cierto, pero lamentablemente en materia política están bajo el control del imperio británico hace casi doscientos años”.

Respecto al mejor método para lograr que la Argentina pueda de cara al futuro hacer valer efectivamente su reclamo sobre las Islas, ambos testimonios creen que es fundamental construir un país diferente al actual a través de políticas concretas. Debe ser un país que reduzca drásticamente los niveles de pobreza, que progrese a partir de la generación de empleo y a partir de la producción, que invierta en salud y educación pública y que invierta en obras de infraestructura, todas estrategias que, por visto en los primero tres meses de gestión, no parecen estar incluidas en el plan de acción del actual gobierno.