Por Carla Effenberger
Fotografía: Gentileza Editorial Marea

Gabriela Naso y Victoria Torres hablan de Esquirlas de la memoria, un libro sobre la recuperación de los restos y de la identidad de los combatientes de Malvinas enterrados en el cementerio de las islas en fosas comunes o con la inscripción “Soldado argentino solo conocido por Dios”.

A 42 años del conflicto bélico que marcó a fuego a la Argentina se publica Esquirlas en la Memoria, una crónica que narra las vivencias de los soldados que lucharon en la guerra de Malvinas, y su camino y el de los familiares por la recuperación de la identidad de aquellos combatientes que no regresaron a casa. El libro presenta una perspectiva aguda e íntima de todo el proceso de guerra y posguerra que forma parte de la historia del país y en efecto, de todos los argentinos.

Sus autoras son Gabriela Naso, periodista, realizadora audiovisual, especialista en derechos humanos y la causa Malvinas; y Victoria Torres, quien estudió Letras en la Universidad Nacional de La Plata y escribió varios libros sobre la guerra, y quien actualmente es docente en el Instituto de Lenguas Románicas en la Universidad de Colonia, Alemania. Ambas forman parte del Centro de Excombatientes Islas Malvinas (CECIM) de La Plata.

“Las dos nos comprometimos a contar esta historia desde una perspectiva de derechos humanos y aportar a la memoria colectiva y a la reivindicación de la lucha de este grupo de excombatientes que desde el final del conflicto buscó devolver la identidad a sus compañeros”, expresó Naso en una charla con Anccom.

¿Cómo inicia este proyecto del libro?

Gabriela Naso: Mi primer acercamiento al tema Malvinas se dio a fines de 2016, cuando me contacté con Ernesto Alonso, secretario de Derechos Humanos del CECIM por la agencia de noticias de la Universidad de Lomas de Zamora, sobre el proceso de identificación de soldados argentinos. Publicamos el artículo y después mantuve contacto con Alonso, quien me comentó de la existencia de la causa 1777/07, que investiga los tormentos, abusos y amenazas que sufrieron los soldados conscriptos de Malvinas a manos de sus superiores oficiales y suboficiales de las Fuerzas Armadas.

 La periodista se fue metiendo cada vez más, redactando artículos, realizó su tesis de maestría sobre las violaciones de los derechos humanos y a partir de esa experiencia, escribió y dirigió el documental Las voces del Silencio producido por Pulpofilms, titulado  que se estrena este año. Tenía mucho camino recorrido, investigado y cuando conoció a Torres en el CECIM surgió la idea de trabajar en conjunto sobre esta historia.

 Victoria Torres: En mi caso siempre estuve cerca del CECIM, soy platense; es decir, conocía muy bien esta historia. Sin embargo yo venía de la literatura, de la ficción, y aunque estaba convencidísima de que había que escribir sobre esto, era consciente de que se necesitaba una investigación previa para una narración acertada. Entonces nos conocimos con Gabi, quien tenía mucho material de investigación, y allí rápidamente vi la forma, cómo se podía contar y visualicé donde se podía publicar, fue muy claro: en qué editorial, de qué manera se podía hacer un libro sobre esto. Creo que fue un buen complemento, fue un match perfecto. 

Entre risas las autoras confesaron haberse sorprendido de la sincronía laboral y el vínculo sólido y fluido que fueron forjando en paralelo al libro. “Trabajamos juntas sobre este proyecto con un océano de por medio, con diferentes horarios y vidas”, comentó Torres, que reside en Alemania. También destacaron su diferencia generacional como algo positivo en la elaboración de un diálogo más rico dentro de la dinámica de producción.

El proceso del libro constó de una investigación de siete meses, chequeando minuciosamente archivos, testimonios y constantes entrevistas, seguidas del planeamiento de una estructura base de división de capítulos por temas. A finales del 2022 habían comenzado las primeras escrituras intensas que duraron hasta junio del 2023. Luego de presentarlo a la editorial Marea se llevaron a cabo un par de correcciones hasta dar por finalizado el libro.

 ¿Cómo surge el nombre Esquirlas en la Memoria para el libro?

 Gabriela Naso: Hace algunos años en una charla con la psicóloga Ana María Careaga, sobreviviente de la dictaura, escuché esto de que en los excombatientes había algo, como esquirlas incrustadas en el aparato psíquico. Reflexionando sobre ese concepto llegué al título. Esquirlas en la memoria son esos compañeros a los que los excombatientes buscan devolverle la identidad, esos pibes con los que su vida quedó conectada y a los que ellos consideran los únicos héroes de la Guerra de Malvinas.

 Victoria Torres: Cuando Gabi propuso el título se me vino inmediatamente una estrofa de un poema de Gustavo Caso Rosendi, poeta, miembro del CECIM y excombatiente que luego decidimos agregarlo al epígrafe del libro. Y justamente está eso de las esquirlas candentes, que llevan en las pupilas, incrustadas, los recuerdos del horror.

 La palabra esquirlas, recuerda Torres, como testigo de la época de guerra, fue un término de la adolescencia en la inmediata posguerra, es una palabra rara que está relacionada con Malvinas. “Me acuerdo de los amigos que volvían de la guerra y comentaban entre ellos que justamente llevaban estos fragmentos, esquirlas de bombas, incrustados en su cuerpo”. 

¿Cómo se prepararon para trabajar con los protagonistas y familiares en el proceso? ¿De qué manera buscaron la apertura de las personas que formaron parte de esta historia?

Gabriela Naso: Las dos tenemos contacto con los grupos hace tiempo. Y yo creo que haber entrado a una entrevista en profundidad sobre este tema también es resultado de todo el trayecto previo, del vínculo de confianza que se construyó durante años.  

Norma Gómez, hermana del soldado caído Eduardo Goméz, fue fundamental en este camino, insistió la autora, y agregó que fue una luchadora incansable en este viaje para lograr la identificación y el reconocimiento de su hermano, y de todos aquellos que no pudieron retornar a sus hogares luego de la guerra. “Norma fue una persona muy generosa que abrió muchas puertas durante esta aventura, acercando a familiares para que conocieran la iniciativa”, indicó Naso agradecida, recordando su aporte para abrir un puente de diálogo con aquellos familiares que sufrían lo mismo que ella. 

Victoria Torres: Es clave destacar que se formó un vínculo de confianza anterior al libro. Esto permitió que se den cosas muy lindas de forma natural y por ende muy auténticas.

 Gabriela Naso: Hay mucho conocimiento previo del tema y eso también refuerza la confianza e influye en la preparación para hacer las entrevistas. También supimos entender que en el recorrido alguien se podía emocionar y quebrar, entonces una pasaba a ser sostén de eso, estar ahí para el otro, para que pueda expresar lo que quiera expresar siempre desde la contención, la compañía y la escucha atenta y abierta. Para ellos es liberador poner en palabras las cosas que vivieron.

Victoria Torres: El tema de la escucha es fundamental y en mi caso, esto es claramente anterior a cualquier idea del libro. Cuando me acerco a las reuniones o asados que se realizan en la organización, hay como una especie de predisposición natural a la escucha. Es un momento de conexión donde se dan charlas muy profundas de manera fluida. 

En medio de la cocina del trabajo atravesaron un momento de dolor: la muerte de Norma Gómez, indispensable en esta historia. “Ella estaba entusiasmada y que no lo haya podido ver concluido es tristísimo”, expresó Naso, con voz quebrada. A Norma está dedicado el libro. Tuvo que enfrentar trabas y negativas que venían desde sectores de familiares vinculados a las Fuerzas Armadas; les decían que no iban a llegar a ningún lado, que todo resultaría un festival de huesos, que abajo del cementerio había un río que se llevaba los cuerpos o que estaban enterrados en una fosa común. Más allá de las advertencias sobre dar de baja las pensiones o las amenazas de muerte, Norma persistió. Y a pesar de los obstáculos siguió luchando, yendo a ver a familiares, contándoles la verdad sobre lo que sería el proceso.

Malvinas se enmarca en el contexto de la dictadura y las Fuerzas Armadas no se hicieron cargo de la identificación de sus caídos; al contrario, buscaron silenciar a los excombatientes y sus familiares. Estos accionares continuaron aún en democracia. “Nosotros trabajamos con los archivos desclasificados de la Dirección de Inteligencia de la Policía de Buenos Aires que están a resguardo de la Comisión Provincial por la Memoria”, señaló Naso. Allí se pudo observar la persecución a los excombatientes, particularmente a los del CECIM de La Plata, quienes se organizaban para conseguir becas de estudio o de trabajo, entre otras cosas.

Dentro del trabajo que conllevó y conlleva la identificación de los soldados caídos, se encuentran tres fases que las autoras explican muy bien. La primera (PPH 1) consistió en identificar a aquellos soldados que se encontraban sepultados en el cementerio con tumbas que solo tenían la leyenda “Soldado argentino sólo conocido por Dios”. La Cruz Roja actuó como intermediario neutral entre el gobierno británico y el Estado argentino. Para ello, solicitó el consentimiento de un número significativo de familiares que realmente tuviesen la necesidad de identificar esos cuerpos. Argentina logró conseguir más de ochenta consentimientos informados para dar inicio al proceso. Esta medida tuvo apertura en el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner; no obstante, no se hizo efectiva hasta la época del macrismo. Previo a firmar el acuerdo Foradori-Duncan, donde este tema que siempre había sido tratado como una cuestión humanitaria quedó enmarcado en un acuerdo comercial.

La segunda fase (PPH 2) estaba destinada a la identificación de soldados que se encontraban sepultados de manera colectiva. Hasta el momento, se reconocieron 121 soldados. Sin embargo, todavía quedan cuerpos por identificar de la primera fase. Identidades que no coincidieron con el banco de ADN que se encontraba en la lista que brindaron los familiares de la causa. 

Finalmente, hoy queda pendiente la tercera fase (B4 16) que no se pudo concretar en 2023 por la reticencia de Gran Bretaña. “Nuestro deseo es que este gobierno continúe con la identificación de soldados argentinos porque consideramos que es una responsabilidad del Estado y un ejercicio de soberanía devolverle la identidad a los combatientes que cayeron en las islas”, concluyó, firme, Naso.

La crónica que presentan las autoras es resultado de un trabajo meticuloso y comprometido con el cuidado y la atención a cada uno de sus protagonistas. La misma logra dar vida a una obra íntima, con perspectiva y calidez humana. Cerró Torres: “Recuperamos todas esas pequeñas historias que hacen a la gran historia del colectivo que formamos como nación”.

 Esquirlas de la memoria se presenta el 23 de abril a las 18.30 en la Librería del Fondo de Cultura Económica, Costa Rica 4568, CABA.