Mientras un grupo de actores, directores, gremialistas y otros integrantes de la industria cinematográfica realizaba una conferencia de prensa frente al amenazado Cine Gaumont, la Policía de la Ciudad comenzó una inexplicable represión e impidió que el acto llegara a su fin. Hubo cuatro detenidos.
El jueves 14 de marzo, delegados de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) por el INCAA y el colectivo Unidxs por la Cultura convocaron una conferencia de prensa y una movilización frente al Cine Gaumont, en defensa del cine nacional contra el desguace del INCAA por parte del gobierno y sus planes de vender la sala cinematográfica. Sin embargo, lo que se trataba de una manifestación totalmente pacífica se convirtió en otro ejemplo de la represión de la policía de la ciudad cuando sus miembros comenzaron a tirar gas pimienta y atacar a los manifestantes. Estuvieron presentes trabajadores de los diferentes rubros de la industria cinematográfica, actores reconocidos, diputados de distintos bloques, estudiantes de cine y representantes de sindicatos y organizaciones sociales. Cuatro manifestantes resultaron detenidos.
Las nubes tapaban el cielo cerca de las cinco de la tarde mientras sonaban bombos en las cercanías del histórico Cine Gaumont. Frente a sus puertas, lista para la conferencia de prensa, había una mesa con micrófonos flanqueada por parlantes donde delegados del ATE terminaban de confeccionar la nómina de oradores. Unos minutos más tarde, los delegados Nicolás Leonardo Vetromile e Ingrid Urrutia dieron comienzo a la conferencia de prensa a través de la lectura de un documento redactado por el gremio estatal, en el cual se expresa que el cine argentino “presenta una vasta riqueza que abarca películas de género, industriales, experimentales, documentales y de ficción. Todo esto es lo que se quiere destruir para reducir a la Argentina a una locación barata para Hollywood” y que “no tienen justificación para entregar nuestra industria audiovisual a productores de plataformas internacionales que solo realizan películas consumibles que terminan vulnerando nuestra identidad y soberanía imponiendo lógicas ajenas a la producción nacional”.
Horas más tarde, en diálogo con ANCCOM, Urrutia habló sobre la conferencia: “Tuvo el objetivo, creo que exitosamente cumplido, de poner de relieve que el Gobierno está queriendo arrebatar lo que es un orgullo nacional: el cine en nuestro país. Estamos acá defendiendo los puestos de trabajo, la continuidad de todos nuestros compañeros y también repudiando el recorte que está llevando adelante Milei sobre la cultura”. Y agregó que el Gobierno “tiene el objetivo político y un objetivo económico de atacar a la cultura, porque es un lugar de resistencia, y atacarla en términos económicos para entregársela en bandeja a las corporaciones y le vamos a decir que no. Vamos a resistir y vamos a enfrentarlo”.
El primer orador fue el actor Victor Laplace, quien dijo que cree “que nosotros no vamos a sobrevivir por románticos, ni por estadistas, sino por la capacidad que tengamos de resistir”. Lo siguió el director de fotografía Felix “Chango” Monti, quien expresó que “no pueden sacarnos, no pueden ahogarnos, no pueden sustituirnos, porque siempre volvemos a crecer”. Después, el actor Norberto Gonzalo dijo que la Ley de Cine es “producto del trabajo de sus propios trabajadores, de modo que esas mismas herramientas que los propios laburantes de la cultura hemos creado, no vamos a permitir que sean derogadas”. El Secretario General del ATE Capital, Daniel Catalano, expresó que desde el sindicalismo tratan “de construir un gran paro general y un plan de lucha” pero que esta situación no la resolverán solamente con un paro. El cineasta Nemesio Juárez habló sobre su participación en la Ley de Cine y expresó que esta “significó la supervivencia del cine argentino” y que “ninguna expresión es como el cine para para trasladar a las pantallas nuestra fisionomía de argentinos, nuestra cultura, nuestra historia, quiénes somos, cómo vivimos, qué paisajes tenemos, por eso el cine hoy es uno de los principales objetivos a destruir”.
También tomaron la palabra algunos de los legisladores presentes. Myriam Bregman, diputada del Frente de Izquierda y Trabajadores, expresó que “el pueblo argentino está acostumbrado a batallas culturales” y que “esta batalla la vamos a ganar porque nosotros creemos en el colectivo.”. Por su parte, el legislador del Partido Obrero Gabriel Solano se refirió al asesinato de Mariano Ferreyra: “En este cine mis compañeros del Ojo Obrero hicieron una película, que era Quien Mató a Mariano. Fue financiada con fondos del INCAA y acá se pasó por primera vez”.
La actriz Mirta Israel, quien representaba a Unidxs por la Cultura, expresó que el colectivo se siente parte de la lucha de los trabajadores del INCAA. Luego, Samanta Bianucci, representante de Cine Argentino Unido, expresó que los despidos en el INCAA no resuelven la pobreza, sino que “generan más hambre, más bronca,, más angustia, y así no se sale adelante”. La siguió Teresa Saporiti, presidenta de Documentalistas de Argentina (DOCA): “Las películas documentales no pueden medirse en términos de capitalismo. Porque las películas documentales se ven, muchas veces, en espacios que no cobran entrada. Muchas veces se ven en escuelas, se ven en centros de jubilados y pensionados, se ven en unidades básicas. Y cuando viene esta gente y quiere atacar a la cultura, lo que quieren atacar es nuestra soberanía, es nuestro relato”.
Entre los últimos oradores estuvieron la militante y abogada Nina Brugo, quien expresó “un pueblo, sin cultura, no es un pueblo”, y la periodista Gabriela Radice, quién dijo que “el cine argentino es un tesoro apreciado, aplaudido en el mundo a lo largo de los años”, destacó a directores de viejas y nuevas generaciones y dijo que “a todo el mundo le está dando vergüenza estemos viviendo esto en la cultura argentina”. La última en hablar fue Catalina Yani, presidenta del centro de estudiantes de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), quien comenzó a leer una carta al titular del INCAA Carlos Pirovano de parte de su centro. Sin embargo, el discurso de Yani fue interrumpido por el comienzo de la represión.
Aunque la conferencia estaba a punto de finalizar, la Policía de la Ciudad comenzó a agredir a los manifestantes y, poco después, rociaron a la pacífica movilización con gas pimienta. Algunas personas se protegieron ingresando al Gaumont, mientras que otras debieron cubrirse la boca y nariz con pañuelos o ropa y huir hacia las calles Rodríguez Peña o Montevideo. Lejos de retirarse una vez que los manifestantes se dispersaron o permanecieron en las veredas y la Plaza del Congreso, la policía repitió el uso de gas pimienta e hirió físicamente a manifestantes y periodistas. De esta forma, se impidió que una tarde de pacífica defensa a la cultura tenga un final calmo en el que nadie hubiese resultado herido.