Por Guillermina Mercau
Fotografía: Rocío Prim

Los investigadores Pablo Vommaro y Pablo Semán analizan el fracaso del gobierno al intentar aprobar la Ley Ómnibus en el Congreso. «No fueron transparentes», acusan al oficialismo.

Después de una jornada de debate en la Cámara de Diputados, la Ley “Bases” retornó ayer a comisión por falta de acuerdo en la votación de los artículos. La Ley, junto al Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) y las 10 medidas para la economía, forma parte de la megareforma liberal que pretende llevar a cabo el gobierno de Javier Milei para “dar un punto de giro en la historia argentina”.

El proyecto comenzó a debatirse en la Cámara de Diputados el miércoles 31 y obtuvo aprobación general el viernes 2. El martes 6 de febrero, comenzó la votación de los artículos particulares y tras un cuarto intermedio llamado por el propio oficialismo, se pidió que el proyecto volviera a comisión debido a que se estaba votando una cáscara vacía.

Después de esta derrota, el diputado Oscar Zago de La Libertad Avanza (LLA) en declaraciones a la prensa aseguró: “No vamos a ser flexibles, vamos a continuar con el programa que teníamos”. También declaró que el regreso a comisión del proyecto «no es ningún paso atrás”. Además, desde el espacio advirtieron que la traición «se paga cara» y arremetieron contra los gobernadores y los bloques aliados.

La vuelta a comisiones pone en evidencia las tensiones entre la oposición autodenominada dialoguista y un oficialismo que se siente “traicionado”. La Oficina del Presidente Javier Milei publicó un comunicado en el que acusó a los gobernadores de “destruir la ley artículo por artículo horas después de haber acordado acompañarla”. Desde Israel, donde se encuentra de gira, Milei tuiteó en su cuenta de X: “Vamos a continuar con nuestro programa con o sin el apoyo de la dirigencia política”.

En conversación con ANCCOM, Pablo Semán, sociólogo y antropólogo, afirmó: “Milei extrema su propuesta y su estrategia de negociación, propone un sólo camino; se hace así y sólo de esta manera. Cuanto más extremo es Milei, más se dificulta la perspectiva de los dialoguistas de integrarse al gobierno y facilita que se opongan a sus propuestas”.

Desde que empezó a ser tratado en comisiones, “Bases” ha sufrido considerables modificaciones, en un intento de sumar adhesiones desde los sectores de la oposición dialoguista. Los bloques del PRO, UCR y Hacemos Coalición Federal fueron claves para que el oficialismo lograra la aprobación en general, pero perdieron parte de su apoyo en la votación de los artículos. Siguiendo a Semán, “en ese contexto hay una tensión muy grande entre La Libertad Avanza y una parte importante del PRO por un lado, y el resto, tanto los opositores dialoguistas como el kirchnerismo. El Gobierno pretende tener el control absoluto y dictar las reglas. Eso afecta a la oposición dialoguista porque tiene responsabilidades de gobierno y no puede ceder el control”. Estos sectores que apoyaban la ley en un primer momento y querían integrar la coalición de gobierno, tuvieron que retroceder porque “no les garantiza condiciones de gobernabilidad y triunfo en sus respectivos distritos. Es por eso que el principal conflicto que hay es entre el Gobierno y las provincias y no entre el Gobierno y los partidos opositores” afirmó el investigador.

Después de esta derrota, “el Gobierno tiene dos desafíos muy importantes, uno es parar la inflación y el otro es tener un perspectiva de crecimiento que pueda contener distintos actores, desde los sectores privados hasta los sectores populares. Esto requiere de armar una alianza antes de que la agravante situación económica le traiga descrédito”, sostuvo el sociólogo.

En su presentación inicial, el proyecto tenía más de 600 artículos controversiales que modificaban 20 leyes de diversas temáticas, desde económicas, políticas, hasta de seguridad y ambientales. En una entrevista para ANCCOM, Pablo Vommaro, historiador  docente e investigador de la UBA, CONICET y CLACSO, afirmó: “Los puntos negativos eran muchísimos, casi todos, porque los que no eran negativos a nivel económico, eran negativos para el bienestar popular y los que no eran negativos para el bienestar popular eran negativos a nivel de las instituciones del marco jurídico y de las formas democráticas”.

Si bien lograron declarar la emergencia en varias áreas, no lograron la aprobación de las 11 facultades especiales que demandaba el Poder Ejecutivo en un primer momento. Siguiendo a Vommaro, “La delegación de facultades extraordinarias es claramente antirrepublicana y avasalla atribuciones legislativas y judiciales.” El paraguas de la emergencia pública y la entrega de facultades especiales “sería darle carta blanca a Milei para hacer lo que quiera. ¿Cómo va a rendir cuentas el gobierno si tiene facultades delegadas sin ningún control legislativo ni judicial, ni ningún control popular?”, afirmó el historiador.

Además, el hecho de que la serie de normativas a modificar hayan sido enviadas como un paquete, sumado al DNU “tiene una intencionalidad, que es avasalladora de los poderes de la república. Había una idea apocalíptica de que si no se aprobaba la totalidad de los decretos había un precipicio. Esto tiene que ver con el tono de comunicación confrontativo y negativo que tiene este gobierno y que encabeza Milei”, indicó el investigador.

En cuanto a las instancias de negociación previas entre la oposición y el oficialismo, Vommaro afirma que “no fueron transparentes y se llevaron a cabo lejos de la mirada del público. Tuvieron los peores comportamientos de la política: los sobornos, las prebendas, las coimas, que una ley la redacte un particular que nada tiene que ver con el gobierno, rozando el conflicto de intereses”.

A nivel de la opinión pública “hay cierto nivel de desconcierto e incertidumbre. El enojo y el descontento que motivó en buena parte el triunfo de Milei pervive en el electorado. Es una insatisfacción que viene con el descrédito de la política en general”, explicó el historiador. Desde los sectores sociales que lo apoyaron, sostuvo, hay “cierta esperanza, cierta idea de ‘darle tiempo’, un período de tolerancia. Igualmente es un apoyo que está decreciendo. A pesar de este lento declive o descenso, sin duda todavía hay una sensación de expectativa y la sensación de bronca contra lo que había”.

“Creo que es un gobierno donde hay muchos errores y se combina la inexperiencia, la ineptitud y el cinismo. Sus votantes están esperando que haga algo de las cosas que prometió y todavía no hace, y esa paciencia se va agotando”, ratificó Vommaro.