Por Karol Reyes
Fotografía: María Cortez, TELAM

«Ahora Alfonsín», el libro de Rodrigo Estevez Andrade y Matías Mendez, recorre el camino del candidato radical que se convirtió en el padre de la democracia.

Hace cuatro décadas, la Argentina vivió un punto de inflexión con la llegada al poder –tras siete años de dictadura–, del dirigente radical Raúl Alfonsín. Su férrea defensa del sistema democrático, en un momento crítico, influyó en el devenir político del país, que había padecido recurrentes golpes de Estado, e inauguró el ciclo democrático más largo de su historia.

Bajo el liderazgo de Alfonsín, comenzó una nueva era, sin restricciones, sin presos políticos ni exiliados, lo que significó una consolidación de la democracia. Este modelo irradió a las naciones vecinas: Bolivia, Brasil, Chile, Uruguay. “Todos los países limítrofes fueron recuperando de a poco su camino democrático, hasta el propio Paraguay, que demoró un poco más”, sostiene Rodrigo Estévez Andrade, uno de los autores –junto a Matías Méndez– del libro Ahora Alfonsín. Historia íntima de la campaña electoral que cambió la Argentina para siempre.

Editada por Planeta, la obra relata el detrás de escena del batacazo electoral de Alfonsín en 1983, cuando el peronismo daba por ganada la elección. El protagonismo, desde luego, es de Alfonsín, pero también se narra en detalle la campaña del justicialismo. “Tenemos un capítulo acerca de cómo se fue construyendo la candidatura y el binomio presidencial del peronismo (Ítalo Luder- Felipe Bittel), era importante a la hora de englobar y construir todo el relato”, destaca Estévez.

El libro comienza por el desenlace de la campaña, para evitar expectativas innecesarias, ya que el resultado es ampliamente conocido. Luego, ambos autores se sumergieron en la construcción del personaje de Alfonsín y su círculo íntimo, que se forjó antes de los años 50. Para situar al lector, además, contextualizan la vida de principios de los 80, desde la música, la literatura, el cine y hasta la forma en que se vivía la política en un comité.

“Tanto a mí como a mi colega nos interesa que cuando lo lean los más jóvenes tengan la capacidad de interpretar cómo se vivía en ese momento. Pasaron 40 años, la sociedad se movía de otro modo a como se vive hoy”, subraya Estévez. Para la investigación se valieron de una amplia gama de fuentes: más de 50 entrevistas, muchas con protagonistas de la época, testimonios de los jóvenes que en ese momento habían colaborado en la campaña del candidato, y familiares de los personajes ya fallecidos, quienes, aunque no estuvieron directamente involucrados, proporcionaron una valiosa mirada.

Otra gran parte de la investigación se basó en la exploración de archivos y publicaciones disponibles en hemerotecas públicas, lo que les permitió contextualizar la cobertura de eventos cruciales de 1982 y 1983. Adicionalmente, recurrieron a archivos de amigos que tenían documentos, fotografías y otros recursos que habían conservado.

La pandemia representó un desafío para el proyecto, debieron replantearse la forma en que llevaban a cabo las entrevistas. En algunos casos, recurrieron a la tecnología, pero en otros optaron por esperar. “Soy de la creencia de que lo mejor que te puede pasar es dialogar mano a mano con el entrevistado: el contacto, los modos, los gestos, las formas y los guiños, todo eso en un Zoom lo perdés”, afirma Estévez.

El trabajo en equipo fue esencial, ambos autores se nutrieron mutuamente. Matías Méndez aportó su experiencia en aspectos cruciales como la imagen, la publicidad y la producción de entrevistas. Por su parte, Estévez asumió la tarea de aportar textura y trama, en especial en lo referente a la figura de Alfonsín y del peronismo. La búsqueda de una editorial que publicara la obra no fue sencilla, ya que por entonces –hace tan sólo un par de años– Alfonsín no recibía tanta atención como ahora, que su legado vuelve a ocupar un lugar en la conversación pública.

Aquel abogado de Chascomús que, rodeado de un grupo de amigos, políticos, publicistas y analistas de opinión pública, sorpresivamente se alzó con la presidencia, se convertiría más tarde en “el padre de la democracia”, consenso que perdura hasta hoy. “La epopeya, en términos sociales de aquel momento, sería muy difícil de replicar en la actualidad –reflexiona Estévez–, porque la gente se involucró mucho. Los actos eran masivos, eran centenares de miles de personas participando, eso también resolvió la salida de la dictadura”.