Por Juan Ignacio Simoni
Fotografía: Laxmi Asnani, Valentina Gomez

El fenómeno de las plataformas de apuestas deportivas online entró con fuerza en los colegios secundarios. Los especialistas están preocupados por el aumento de la ludopatía en adolescentes y jóvenes. ¿Qué ocurrió en otros países? ¿Qué debería hacerse?

Marcos tiene 26 años, es del barrio de Liniers, y cuenta cómo regula el dinero que apuesta en las plataformas de apuestas deportivas online: “Desinstalo la app cuando el homebanking me dice ‘¡Ayudame loco!’” porque se quedó sin fondos. Sin embargo, no piensa dejar algo que lo “divierte” y le genera “placer”. En cambio, Aníbal, también de 26, dijo que se metió en el mundo de las apuestas porque cree saber de fútbol, aunque en un momento fue tal el grado de compenetración que empezó a apostar contra su propio equipo (del que es fanático) o en ligas de “segundo orden” no tan conocidas. Luego de meses se dio cuenta de que las cosas no eran tan fáciles y abandonó.

Franco, de 17 años y en quinto año del secundario, asegura que no tiene idea de lo que gana o pierde, solo que “pegar un resultado” le genera placer y lo estimula a seguir jugando. También forma parte de un grupo de WhatsApp con sus compañeros en el que hablan de las “combinadas” que realizan. En ningún momento aclara de dónde saca el dinero para jugar. Joaquín es un año mayor y decidió hacer público su caso en redes sociales. Allí contó que llegó a pedir préstamos para seguir jugando. Luego de la exposición pública, firmó la autoexclusión, recurrió a una psicóloga de su ciudad y no volvió a hablar del tema pero confirma que lleva varios meses “limpio”.

Las aplicaciones para realizar apuestas deportivas en tiempo real llegaron al país en 2019 cuando la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires aprobaron leyes que las habilitan. Desde entonces se transformaron en un gigantesco negocio legitimado incluso por la Liga Profesional de Fútbol Argentino que tiene una de las casas de pronósticos deportivos como sponsor oficial. No importó la evidencia de que se trataba de una apuesta riesgosa: rápidamente se multiplicaron las polémicas acerca del rendimiento de los deportistas de distintas categorías, principalmente del fútbol del ascenso. También hubo revuelo en el tenis cuando se supo de apostadores que contactaron al tenista Marco Trungelliti para arreglar los resultados de sus partidos.

El problema está lejos de ser patrimonio argentino. Por ejemplo, en España, la investigación conocida Operación Oikos, destapó que un gran número de representantes y futbolistas de primera y segunda división de fútbol, entre los que se encuentra el exReal Madrid Raúl Bravo, que estaban implicados en arreglos de partidos.

La intensa publicidad colaboró también en el aumento de la ludopatía a tal punto que en España se prohibió la publicidad en estadios y camisetas de fútbol. Esta regulación comenzó a implementarse gradualmente en las restantes ligas de la federación europea (UEFA), por lo que las empresas de apuestas tuvieron que migrar en búsqueda de nuevos mercados con menor regulación como los de América del sur.

Números y síntomas

Un informe de Global Online Gambling Market del año 2020 revela que las casas de azar online recaudaron en ese año 65.316 millones de dólares y se proyectan más de 130 mil millones para 2027. Según las últimas estadísticas del Observatorio de Adicciones y Consumos Problemáticos de la Organización Mundial de la Salud, el 30 por ciento de la población mundial mantiene algún tipo de vínculo con el juego por dinero. De ese 30%, el 95 por ciento lo hace con fines recreativos, el 3,5 por ciento son jugadores con problemas y el 1,5 por ciento corresponde a jugadores compulsivos.

En la Argentina se calcula que hay unas 19 millones de personas que apuestan asiduamente, mientras que 7 de cada 100 argentinos pueden ser considerados adictos, muy por encima de la media global: los números encienden las alarmas.

Si bien sólo los mayores están autorizados a apostar de acuerdo a la ley vigente, la inscripción es muy sencilla para cualquiera: con solo llenar un formulario donde se brinda un mínimo de datos personales y se registra una tarjeta de débito o crédito, ya se está listo para apostar. A esta facilidad se suma una intensa presión publicitaria reforzada por influencers que también invitan a ser parte de la “comunidad de jugadores”

La única protección prevista para reducir los daños que genera el juego, provienen de la Ley N° 6330 de la Ciudad de Buenos Aires de “Prevención y concientización del juego patológico y asistencia a quienes lo padecen y a sus familiares”.

En los centros de salud y consultorios esos números se transforman en gente y casos. Laura Jurkowski, directora del centro privado de prevención y tratamiento ReConectarse que nuclea a psicólogos, pedagogos y psiquiatras, define a la ludopatía online como un tipo de tecnoadicción similar a otras en las que hay “un comportamiento compulsivo que las personas no pueden dejar de realizar, a pesar de ver que eso les empieza a traer diferentes consecuencias en distintos ámbitos de su vida: laboral, académica, social, etc”. El juego se transforma en una manera de llenar un vacío, de manejar algún tipo de dificultad que la persona no puede resolver de otra manera: “En este caso, el comportamiento compulsivo de la tecnoadicción es pasar mucho tiempo conectado”.

Para quienes quieren escapar a este comportamiento compulsivo existe un formulario de autoexclusión que prohíbe el ingreso y la posibilidad de participar por dos años. Para Jurkowski, “es evidente que los recursos de las plataformas de juego no son suficientes porque no logran su cometido” y agrega que observa cada vez más chicos adolescentes apostando “por lo cual hay algo que no está funcionando bien”. Según la especialista las plataformas deberían estar más reguladas..

Tomás de la Torre es el director de la fundación no gubernamental y sin fines de lucro Santa Catalina, donde se brinda asistencia en salud mental y toda una gama de adicciones a sustancias y comportamientos que van desde la ludopatía o la compra compulsiva. Cuenta que entre el 60 y el 70 por ciento de las personas que llegan a consulta son de clase media y están endeudados. Explica que “con los formularios de autoexclusión de las casas de apuestas se está yendo a la consecuencia y no a la causa, lo que pasa con el juego es que no es como las sustancias: la vida es un poco un juego. Faltan políticas públicas”.

Para el especialista “todavía no se armó la cresta de la ola”, porque en el país se reacciona cuando alguien famoso se ve afectado y da como ejemplo las marchas que se hicieron para cambiar la Ley de Salud Mental, a partir del caso de Chano Moreno Charpentier. “El juego es una patología más oculta. Esto es como todo, se va generando una pelota y una demanda social. Para dar una idea, la ley de estupefacientes vigente todavía habla de multas en australes”, indica.

“Desde la psicología pensamos la ludopatía como una conducta adictiva porque no siempre intervienen las sustancias. En este caso es una adicción que genera un comportamiento compulsivo en relación al juego”, explica el licenciado Diego Maximiliano Herrera, psicólogo UBA, con posgrado en terapia cognitivo conductual, neuropsicología y docente.

Herrera precisa que con relación al cuidado de las personas se ha visto que solo el 2% de los usuarios de aplicaciones de apuestas responde ante la advertencia de la aplicación que dice que jugar es perjudicial y comenta que “un modo de prevenir es aumentar la charla, visibilizar esto que sucede, que las familias empiecen a leer y prestar atención en las conductas de sus hijos. Hay adolescentes que no pueden tener un diálogo emocional con sus papás o mamás”.

También traza un paralelismo con sacar un registro y los derechos y obligaciones que implica: “Para otorgarte la licencia de conducir hay que hacer un curso obligatorio, que incluye unos videos donde se muestra el motivo de todas las reglas, se explica física, inercia, hay prevención de violencias de género. En los juegos pienso que podría haber una introducción que te informe de todo esto para participar; que haya reglas”.

Para Herrera la sociedad habilita evitar las “emociones displacenteras”, algo reforzado por la cultura del “solucionismo”: “Tenes sueño tomá esto, te duele algo tomá esto. Se promueve la poca tolerancia a las emociones propias del ser humano”.

Ninguno de los tres especialistas tiene una mirada optimista respecto del desarrollo y expansión de las plataformas para apostar. La directora de reConectarse asegura que realmente la asusta que cada vez son más chicos los que participan de estas apuestas y que ”empiezan a creer en esa idea del trabajo fácil, que pueden ganar dinero mágicamente, sin darse cuenta de que a la larga nunca salen ganando y cómo eso repercute en su vida social, en el colegio”. También cree que los padres deben controlar y ver el tema del dinero con los chicos aunque, aclara, “siempre interviniendo desde un lugar amoroso, y no desde el castigo y el reto, para no cerrar un canal de comunicación”.

Riesgo

Las apuestas online llegaron a las aulas de los colegios secundarios para quedarse y los profesores están preocupados por el avance que tiene el fenómeno. Cada vez observan que son más los chicos apostando en tiempo real y sin ningún tipo de control. Los adolescentes comienzan tomando esto como un divertimento sin considerar los perjuicios. Por su parte las aplicaciones aprovechan el “siga siga” para ganar dinero. Está clara la necesidad de políticas públicas o una serie de regulaciones que apunten a disminuir o contener el impacto que implica tener un casino en el bolsillo, especialmente, entre los sectores más vulnerables.

En este sentido la Defensoría del Pueblo bonaerense está realizando una campaña de prevención a través de videos publicados en TikTok. A partir de un convenio firmado entre la Defensoría y el Instituto de Lotería y Casinos de la Provincia se empezaron a coordinar acciones desde el programa de Prevención y Asistencia al Juego Compulsivo. Ambas partes comenzaron a dar talleres en las escuelas de la provincia, en respuesta a los pedidos de las comunidades educativas que detectaron casos de estudiantes vinculados a las apuestas online.