España dio un paso trascendental en su Parlamento al habilitar el uso de sus lenguas nativas a los legisladores de Cataluña, Galicia y el País Vasco. Pero en la primera sesión la bancada del ultraderechista Vox abandonó el recinto en rechazo de una medida que, dicen, “fomenta el odio y la división”. ¿Qué piensan las comunidades en Argentina?
Este martes se dio un hecho histórico en el Congreso de los Diputados español. Por primera vez, se abrió un debate en diferentes idiomas nacionales, a partir del cambio de reglamento que permite el uso de las lenguas cooficiales (catalán, vasco y gallego) en el Parlamento. La medida fue aprobada con 179 votos a favor y 171 en contra. Sin embargo, la intolerancia y la cancelación de la pluralidad de voces por parte del Vox y el Partido Popular (PP) dejó un gusto amargo en el aire.
La Cámara Baja preparó auriculares de traducción simultánea para el pleno, con el fin de evitar interferencias en la comunicación y mantener la fluidez del mismo. El escenario reinante propició la libertad de expresión, es decir, dio espacio a cada diputado para expresarse en la lengua propia de su territorio. Sin embargo, el PP advirtió que esta acción sería “hacer el canelo” (actuar ingenuamente hasta el ridículo) y dejó en claro su preferencia por una asamblea en castellano.
Al inicio del debate, cuando el socialista José Ramón Gómez Besteiro habló en gallego, los legisladores del Vox (partido político de extrema derecha de ideología ultraconservadora) insistieron con que no serían parte de esta modalidad “separatista” y decidieron desfilar uno por uno (haciendo el canelo) para abandonar los auriculares y el hemiciclo. No aceptaron escuchar una lengua diferente y tomaron una actitud de tolerancia cero a la diversidad cultural nacional.
En contraposición con la postura anti pluralista, el diputado Gabriel Rufián dejó en evidencia la hipocresía latente de esa idea al mencionar algunas palabras del inglés que se han adoptado con naturalidad en España. Como, por ejemplo, check-in, coworking, low cost, after office, briefing, entre otras.
“El espectáculo fue de una falta de respeto al plurilingüismo y a la institución, pues no ven al plurilenguaje como un derecho sino como una ofensa”, comenta Ana Miranda, diputada por el Bloque Nacionalista Gallego ante el Parlamento Europeo. “Y lo que es peor –sigue–, es que el señor Alberto Núñez Feijóo, que fue presidente de Galicia durante doce años, y es el candidato del PP a la presidencia española, tampoco apoyó que se hable gallego en el Parlamento”. Finalmente se refiere al debate que se dio durante esta semana en el Parlamento Europeo para que se acepte la petición de España de reconocer a las lenguas cooficiales como lenguas de la Unión Europea: “Esta semana se ha dicho que no se cierra el tema, pero que está a estudio de los estados miembros”, concluye Miranda.
Sergio Pascual Peña, ex diputado de Unidos Podemos (UP) y actualmente miembro ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) comparte con ANCCOM su perspectiva como ciudadano español. “Esto es un evento de una extraordinaria valía, ya que, por primera vez, el Congreso español se asemeja a la realidad española –señala–, que nos dice y nos muestra que hay un número muy importante de españoles que tiene como lengua materna una lengua distinta al castellano; que sueña, que piensa, que ama, que se dirige a sus hijos y que educa en un idioma diferente”. Peña reivindica la importancia que tiene para la gente poder expresarse en su idioma sin ningún tipo de traba, y cree que ahora quienes desarrollan sus vidas en esas lenguas sienten al Parlamento español un poco más suyo, y menos hostil. Cree, sin dudas, estar frente a un avance y un hito simbólico enorme en el camino hacia el federalismo de España y espera que sea el primero de muchos pasos.
“Frente a esta realidad los diarios que promueven a Vox y al Partido Popular toman una postura negacionista, construyendo una ficción de una nación española inexistente, uniforme y de habla castellana, donde los usos y costumbres son idénticos en todo el territorio nacional, eso es una ficción”, cuenta Pascal y agrega que “esa ficción uniformizante sólo se llevó a cabo al extremo con la dictadura de Franco, quien reprimió los derechos idiomáticos de esa parte de la población”. Además, sostiene que en el caso del Vox, construyen la ficción de lo que es ser buen español, es decir, hablar castellano, ser católico y creer en la historia oficial.
El hecho también fue seguido de cerca por los argentinos pertenecientes a colectividades y asociaciones afines. Diego Martínez Duro, ex presidente de la Federación de Asociaciones Gallegas en Argentina, señala que las prohibiciones de las lenguas en España datan desde 1486. Como fue el caso de la doma y la invasión a Galicia impulsada por Isabel la Católica, pero a pesar de las persecuciones, los pueblos han hecho de sus lenguas y su cultura, la base de la resistencia de su identidad. “Lo aprobado ayer –señala a ANCCOM– es un gran avance para la visibilidad de la multiculturalidad del estado español, que desde el golpe de estado devenido en guerra civil sepultó todo tipo de identidad diferenciada dentro de la España del siglo XX”.
Por otro lado, Arantxa Anitua Laurak Bat, presidenta de la Federación de Entidades Vasco Argentinas (FEVA), celebra el acontecimiento como una gran conquista, ya que muchos de ellos se vieron oprimidos y obligados a emigrar, a Argentina, por ejemplo, solo por hablar y pensar en un idioma distinto. “Fueron años de lucha para la normalización y reconocimiento de la lengua euskera y la lengua de nuestros hermanos catalanes y gallegos –sostiene–. Nunca se había podido lograr este objetivo ni a la primera, ni a la segunda República, ni en todo este momento desde la vuelta a la democracia”. Arantxa también destaca el trabajo por parte de la colectividad para visibilizar y transmitir el idioma euskera a través de la enseñanza del mismo en Argentina. Y cree “es un hito de nuestra cultura, es nuestra insignia, lo que nos identifica y nos diferencia”.
Tanto Martínez Duro como la presidenta de la FEVA creen que la actitud de los parlamentarios del Vox y los del PP no hacen más que manifestar lo que son, avasallantes y conquistadores sobre todo lo que sea distinto a ellos. A Martínez Duro no le sorprende y añade que “son los herederos directos de los golpistas de 1936 y todo lo que sea una idea de un estado plurinacional y multicultural no encuentra espacio en sus pensamientos”.
Milei asistió al Viva’22, un acto organizado por Vox en España. Ambos comparten la distancia y el rechazo a la pluriglosia y a las diferencias culturales.
Laura Gottero, doctora en Ciencias Sociales (UBA), aborda una mirada interesante sobre el circo que hizo Vox desde la categorización de discurso de odio, y explica algunos requisitos principales para calificarlo como tal. “En primer lugar –señala–, la expresión odiante, de rechazo, se da cuando los diputados de Vox y el PP dejan de considerar como pares a otros diputados por hablar diferente, es decir, los cancelan, invisibilizan y anulan. En segundo lugar –continúa–, el discurso de odio abreva sobre personas, y entonces, cuando los diputados abandonan el hemiciclo, la acción fue directamente contra sus colegas opositores”. Complementariamente, Gottero destaca la incitación posible, más o menos inmediata a algún tipo de acción enmarcada en la violencia o exclusión, y afirma que esa acción de rechazo al plurilingüismo incita a quienes los acompañaron con sus votos a que hagan lo mismo.
Finalmente, es buen momento para recordar la asistencia del candidato a presidente Javier Milei al Viva’22, un acto organizado por Vox en España. Ambos comparten la distancia y el rechazo a la pluriglosia, y a las diferencias culturales. Lejos de ofrecer el avance de la libertad y la diversidad, promueven el ataque y el retraso de la misma. El ex diputado Peña brinda un análisis interesante sobre la relación entre Vox y Milei y consigna que ambos se entroncan dentro de un internacional diestro populista que fue inaugurado por Donald Trump, en donde aparecen personajes como Bolsonaro en Brasil y Boris Johnson en Reino Unido. Y explica que esa “internacional” tiene por bandera varios elementos. “Primero, un rechazo fuerte a las políticas de género, es antifeminista; segundo, es un anti derechos humanos, los migrantes no tienen derechos para estos personajes líderes políticos; y finalmente, en tercer lugar, son furibundamente nacionalistas”, concluye.