Por Federico Arrigone
Fotografía: PRENSA Ronda Cultural

Tras casi medio año de la sanción de la Ley de Lengua de Señas Argentina, agrupaciones civiles y organismos estatales comienzan a brindar actividades inclusivas. Esta semana termino el Festival de Cine Sordo y están los habituales paseos gratuitos de Ronda Cultural, entre otras ofertas.

Gracias a la comunicación podemos acceder a la información y ser parte de la comunidad, la historia y la cultura. Se trata del medio por el cual nos relacionamos con otros constantemente. Para gran parte de la población, vivir en un mundo donde no te podés comunicar es inimaginable. Sin embargo, para la comunidad sorda esta es a menudo su realidad.

En nuestro país existió hasta hace muy poco un vacío institucional en cuanto a la legislación de una lengua de señas nacional. Hasta inicios de 2023, Argentina era uno de los únicos dos territorios en Latinoamérica que no contaba con un idioma viso-gestual oficial. Fue recién para el trece de abril de ese año que se reconoció con la Ley 27710 a la Lengua de Señas Argentina (LSA) como “lengua natural y originaria que conforma un legado histórico inmaterial”.

Sin embargo, fue la propia comunidad de sordos y sordas la que, durante los periodos previos a la sanción de la legislación, llevaron adelante las tareas necesarias para que exista algo de inclusión. Hoy, todavía con no tantos efectos evidentes provenientes de la Ley de LSA, distintas organizaciones comienzan a desarrollar actividades inclusivas que se resignifican en el marco del Día Nacional de las Personas Sordas.

Cine Sordo

Del 13 al 18 de septiembre en distintos puntos de la Ciudad de Buenos se desarrolló el Festival Internacional de Cine Sordo. Su apertura se dio en el Cine Gaumont, frente a la plaza de Congreso, y contó con la participación de referentes de la comunidad sorda. El festival, además de ser gratuito, contó con un gran despliegue de herramientas de accesibilidad con el fin de convocar e incluir a personas sordas, ciegas y oyentes.

El FicSor, inaugurado en el Día del Intérprete con el objetivo promover el cine realizado por y para personas sordas, contó con una gran convocatoria. En su día, una de las intérpretes presentes celebró: “Creo que este tipo de actividades está muy buena, pero sigue faltando. La ley es muy nueva. Todavía estamos en un periodo de transición y sigue faltando más inclusión”.

Durante los días posteriores a la inauguración se presentó una selección de películas nacionales e internacionales junto a talleres, conferencias y otras actividades culturales. El festival contó con premiaciones para las mejores películas en las categorías de cortometrajes, mediometrajes y largometrajes, como así también a las “Buenas Prácticas en Accesibilidad Audiovisual”.

Desde una perspectiva internacional, el FicSor, junto a organismos asociados a la Reunión Especializada de Autoridades Cinematográficas y Audiovisuales del Mercosur (RECAM), tuvo su espacio de debate donde se intercambiaron reflexiones en cuanto a la accesibilidad de la industria del cine a nivel latinoamericano. Con representantes de Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y Perú, el panorama era compartido por quienes tomaron la palabra. “Si no accedemos a la comunicación no podemos acceder a otros derechos”; “tenemos un problema de circulación del cine accesible”; y “no queremos que sea la excepción, sino la regla” fueron las críticas principales en cuanto a la falta de subtitulado e infraestructura accesible de las producciones audiovisuales de los últimos años. Sin embargo, en cuanto a la organización del Festival Internacional de Cine Sordo, representantes de otros países se pronunciaron felices al respecto: “Siento que algo cambió, soy optimista… el festival es un escenario de intercambio” afirmó la vocera de Brasil.

Con la proyección de El poder de las manos de Raquel Abellán y el anuncio de los ganadores, el lunes 18 se dio por concluido el festival. Con la presencia de una gran diversidad de personas, el evento representó cómo una actividad cultural puede ser una oportunidad para que los oyentes conozcan un poco de la cultura sorda.

Ronda Cultural

Con el FicSor se pudo observar cómo el cine, algo tan instaurado en nuestra cotidianidad, puede y debe ser conflictualizado en pos de una mayor inclusión. En esta línea de pensamiento, hoy es común encontrarse con espacios “accesibles” para visitar. Museos, muestras artísticas, festivales musicales o recorridos guiados por sitios emblemáticos son algunos de los planes que más convocatoria tienen entre gran parte de la población. Sin embargo, en un gran porcentaje de todas esas actividades se cobra una entrada y no se garantiza la accesibilidad para todas las personas. De esta manera, ciertas actividades y sectores de la cultura quedan relegados para quienes tienen los medios materiales para acceder a ellos.

Bajo este panorama es que surge Ronda Cultural, una Asociación Civil con la misión de promover el derecho de acceso a la cultura. La ONG se dedica a la mediación de contenidos culturales, educativos y comunicacionales en distintos formatos. El más emblemático: los paseos caminados. Se trata de recorridos a pie junto a mediadores culturales que actúan como guías donde se explica y exploran distintos barrios de la capital porteña. Estas actividades son gratuitas y están pensadas para incluir a todas las personas que quieran participar.

En búsqueda de expandir la idea de “inclusión” la oferta cultural de Ronda, además de ser accesible desde lo económico, también es accesible desde las distintas capacidades de sus públicos. Desde noviembre del año pasado, la organización ha incorporado a sus paseos intérpretes de LSA. “Nosotros entendíamos que había una necesidad de que esos paseos pudieran llegar a otros públicos que muchas veces no están contemplados en la oferta cultural más tradicional; a partir de eso nos pusimos en vínculo con el Instituto Villasoles, que es un instituto que forma intérpretes en lengua de señas”, recordó Florencia Agostina Iglesias, representante de Ronda Cultural.

“Esta propuesta tiene como objetivo central revalorizar el patrimonio local y hacer que esas manifestaciones culturales sean apropiadas por todos y todas. Que la comunidad sorda pueda compartir con nosotros formas de interpretar el mundo, percepciones, imaginarios y experiencias cotidianas, que también es una base central de los paseos”, añadía Iglesias. Desde Ronda se piensan propuestas donde en el propio diseño ya está contemplada la accesibilidad como un factor estructural. En relación con otras actividades inclusivas, “de Ronda celebramos las iniciativas de otras instituciones en incorporar este tipo de herramientas”, concluía su representante.

Aunque el relevamiento de actividades no sea cuantitativamente intensivo, estos ejemplos dejan ver un panorama alentador en cuanto a la inclusión en la oferta cultural. Asimismo, la legislación que acompaña estas propuestas brinda expectativas de que esto no sea sólo un proceso contingente. En relación a esto y a pesar de que la puesta en práctica de la ley de LSA todavía no se ha vuelto totalmente efectiva, se puede afirmar que, de aquí a futuro, sus efectos deberían conducir a una pérdida de gran parte de los sesgos capacitistas presentes en la sociedad y cultura actual.