Antirracista contra los Travesticidios, Transfemicidios y Transhomicidios recorrió el centro porteño. La reparación histórica uno de los reclamos que más resonaron.
Un nuevo encuentro por el Día Internacional del Orgullo tuvo lugar en Plaza de Mayo. La histórica movilización, en conmemoración al levantamiento de Stonewall en 1969 volvió a darse en la Ciudad de Buenos Aires con motivo de la 8° Marcha Plurinacional Antirracista contra los Travesticidios, Transfemicidios y Transhomicidios.
“Para las travas, reparación. Es una deuda que nos debe la Nación”, se cantaba al unísono en el camino que realizaron los, las y les manifestantes por Avenida de Mayo en dirección a un Congreso que les esperaba teñido de arcoíris. La concentración había comenzado a las 17 en Plaza de Mayo. De forma paulatina, el histórico punto de encuentro de actos y protestas se fue llenando con los colores de la comunidad LGBTIQ+. A pesar de que aún motivan la marcha los crímenes de odio perpetuados contra travestis y trans y la desigualdad de derechos, el histrionismo icónico, los brillos, colores, accesorios y los outfit súper producidos que les caracteriza no faltaron.
“Están las chicas del Gondolín”, “Hola, Tía Marlene!”, se podía escuchar decir al recorrer la plaza, mientras se realizaban los preparativos para comenzar la movilización y se esperaba que llegaran más y más personas. Así, se podía percibir como un encuentro cuasi familiar, de reunión y apoyo mutuo frente a la adversidad. Incluso, se dio presencia a las ausencias, a las víctimas, a través de un ‘trenzado’ llevado a cabo por la organización Las Históricas, en donde se hilaron numerosos nombres en las rejas de la Pirámide de Mayo.
Las banderas multicolor bien alzadas, las pancartas, los puestos de venta de pines, stickers y accesorios, comenzaron a plagar el espacio, mientras algunos turistas curiosos, tal vez de pasada en dirección a la Casa Rosada, se acercaban a ver de qué se trataba el encuentro.
Alrededor de las 18, ya cuando la sombra y el frío se cernían sobre Plaza de Mayo, se emprendió el trayecto hacia el Congreso, pacífica marcha de una multitud que ocupaba entre dos a tres cuadras de extensión, y llamaba la atención de quienes caminaban por Avenida de Mayo. Los bocinazos en la 9 de Julio no lograron impedir su paso decidido. La comunidad pisó con firmeza y se hizo ver y escuchar más aún frente al ruido de protesta de algún automovilista, alzando todavía más sus voces: “Señor, señora, no sea indiferente, se matan a travestis en la cara de la gente”.
También se destacó el grito “¡Presente!” durante el trayecto de la marcha, repetido en múltiples ocasiones ante la mención de víctimas, en un acto de memoria colectiva y pedido de justicia. Pero la lucha fue acompañada del ánimo festivo, de celebración del orgullo, pues los manifestantes fueron recibidos en el Congreso por un gran grupo de jóvenes que al estilo de la murga, con un ritmo acelerado, golpeaban sus bombos hechos de tachos. Mientras tanto, sobre un pequeño escenario, concedido por el Ministerio de Cultura de la Ciudad, una artista danzaba haciendo visible la bandera arcoíris que la envolvía con cada giro.
“Me parece muy importante salir, representar y poder seguir teniendo la visibilidad, que, si bien a veces se dice que ya conquistamos, en un montón de espacios no es así. De hecho, sigue habiendo un montón de ataques de odio. Hasta que eso no cese, hasta que el amor no sea la norma, vamos a seguir saliendo a las calles”, expresó Suri, docente perteneciente a la comunidad LGBT que se presentó a la marcha, y resaltó el pedido de una justicia que no sea patriarcal, cuyos fallos no se den desde el panorama del odio.
De esta manera, la comunidad LGBTIQ+ llevó a cabo el reclamo por el desarrollo de una vida digna, particularmente para travestis y trans, en la que deje de imperar el miedo, la violencia, persecución, discriminación, exclusión y desigualdad. En este sentido, durante la movilización los casos que más resonaron fueron los pedidos de justicia por Sofía Fernández y Cynthia Moreira, así como la aparición con vida de Tehuel de la Torre, de quien no se sabe su paradero desde 2021.
Sumado al reclamo al Estado, aparecen las subjetividades: “En lo personal, reclamo por la angustia de sentir que todavía hay un montón de rechazo, un montón de tabúes. Creo que aún no se entiende qué es ser transfeminista. No es cuestión de ser varón o mujer, sino de entender el vínculo amoroso desde otro lugar”, manifestó Karen y agregó que el orgullo es poder expresar de forma pública que lo personal no debe estar “escondido en las paredes”. “Para mí amar es político, las relaciones se construyen, no hay una forma natural y esencial dada”, agregó.
El orgullo se hizo presente en la marcha como un estandarte y herramienta de lucha frente al histórico silenciamiento y persecución al que se ha visto sometida la comunidad. Pero además, se reclamó por transformaciones en el marco legal y una exigencia al Estado por la ampliación de derechos: tal es el pedido de una Ley de Reparación Histórica que ampare a aquellas personas travestis y trans adultas víctimas de la represión estatal, que han visto disminuidos sus derechos a lo largo de sus vidas, lo que las lleva a vivir en la actualidad una adultez o vejez en situación de vulnerabilidad.
“Hoy estoy apoyando a las compañeras, en especial a ‘las históricas’, las chicas grandes, de más de 60 años, que se las reconozca, para que tengan una jubilación”, mencionó Ana, manifestante trans que dijo estar contenta con los derechos logrados hasta el momento, si bien reconoció que todavía faltan más.
Antecedentes como la Ley 26.743 de Identidad de Género, aprobada en 2012, o la más reciente Ley 27.636 de Cupo Laboral Travesti Trans, sancionada en 2021, hacen pensar que la ampliación del carácter de legalidad para las personas LGBT+ es un horizonte posible. Con motivo del aniversario de ésta última ley, el 24 de junio pasado el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación comunicó que la promoción del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero tuvo un impacto positivo, pues 709 personas travestis y trans pudieron acceder a un puesto de trabajo en organismos públicos del Poder Ejecutivo Nacional.
Pero todavía queda un largo camino por recorrer, tanto en lo referente a los derechos como a la transformación de la sensibilidad social: en un informe publicado en 2022 por el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, se establece que el 84% (108) de los casos relevados durante dicho año se dieron contra mujeres trans (travestis, transexuales y transgéneros). Particularmente, en lo que refiere a lesiones al derecho a la vida, el 20% de los casos son asesinatos y el 80% muertes por violencia estructural, es decir relacionadas tanto a desigualdades materiales sistémicas, que han relegado a las personas trans hacia la marginalidad, como también a la invisibilización y negación a la aceptación de sus identidades.