Por Mariángeles Brescacín
Fotografía: Noelia Pirsic y Sofía Barrios

Aunque en mayo parece desacelerar el aumento de los alimentos, el incremento de los precios regulados haría que el próximo índice no traiga buenas noticias. Por qué el acuerdo con el FMI es inflacionario.

Pese a los intentos del Gobierno por contener la suba de precios con medidas como el nuevo rol del Mercado Central para evitar subas irregulares y la creación de unidades para Monitorear el Comercio, los alimentos y bebidas siguieron en alza este mes.

Después del índice de inflación del 8,4% que marcó abril, el Ministerio de Economía decidió otorgarle un nuevo rol al Mercado Central, y a partir de ahora importará alimentos de forma directa. El objetivo es reducir el precio efectivo de venta al público de productos frescos (frutas, verduras, hortalizas y carnes) y productos secos no perecederos (alimentos de primera necesidad) para “defender el consumo de las personas” y eliminar los costos de intermediación.

Además, se decidió crear una Unidad de Monitoreo para controlar irregularidades. La disposición fue publicada este lunes en el Boletín Oficial y explica que se trata de un sistema de seguimiento de las operaciones de compra y venta de bienes y servicios en el comercio interno y externo; la promoción con equidad de estas últimas, evitando posiciones dominantes; la verificación de la trazabilidad de los bienes objeto de comercio y la correcta tributación en cada etapa; y la orientación al consumidor, atendiendo las variables obtenidas en el proceso de seguimiento.

El precio de los alimentos aumentó 6,5% en mayo y se desaceleró tras el pico de abril que informó el INDEC. Según la Consultora LCG (Labour, Capital and Growth), en la cuarta semana de mayo la suba de precios de los alimentos promedió 0,32%, desacelerando un punto respecto a la semana anterior.

Ocho categorías de alimentos relevados se ubicaron muy por encima del promedio semanal (aceite; azúcar, miel, dulces y cacao; productos lácteos y huevos; productos panificados, cereales y pastas; condimentos; bebidas e infusiones; comidas listas para llevar; frutas), pero la caída en las categorías de carnes y verduras frenaron la suba global de la canasta. Sin estos, el aumento semanal habría sido del 2,4%.

Más allá de la desaceleración de los alimentos, restará saber de qué forma incidirá en el Informe que publicará el INDEC a mediados de junio. Es que los precios regulados pueden mantener a la inflación en niveles superiores, incluso a las estimaciones de mercado. Según el último relevamiento de expectativas de mercado que difunde el banco Central, para mayo se proyecta una inflación del 6,1%.

Agustín Mario, Licenciado en Economía (UBA), Magíster de la Universidad de Buenos Aires en Economía y Doctor de la Universidad de Buenos Aires en Ciencias Sociales, sostiene que “lo que pasa con los precios en alimentos está totalmente atado a lo que pasa con el dólar. Somos un país que exportamos lo que comemos, entonces básicamente la cotización del dólar marca mucho el ritmo de lo que pasa con los precios de los alimentos. En la medida en que el precio del dólar tiene que ajustarse según la inflación por el propio acuerdo con el FMI, es imposible porque entramos en un círculo vicioso. Suben los precios, eso nos obliga a aumentar el tipo de cambio, lo cual hace que vuelvan a subir los precios, lo cual nos vuelve a obligar a subir el tipo de cambio, y de ahí no se puede salir”.

En medio de la crisis signada por la gran inflación y la tensión cambiaria, la Secretaría de Comercio, conducida por Matías Tombolini, oficializará en horas el programa “Precios Justos Barriales”, tras negociaciones para sumar aproximadamente 100 productos de primera necesidad que tendrán una actualización de precios al 3,8% mensual.

La primera etapa comenzará a regir hoy, jueves 1 de junio, y finalizará el 31 de julio. Hasta el momento se alcanzó acuerdo con 30 fabricantes para conformar una canasta de 97 artículos de consumo masivo (alimentos, bebidas, tocador y limpieza), que serán ofrecidos en todo el país por las cadenas mayoristas y grandes distribuidores.

Esta nueva versión de “Precios Justos” expresa la preocupación oficial por la escalada inflacionaria de los últimos meses. Los números reflejan la escasa y nula eficacia del programa original para establecer precios de referencia y amortiguar el alza constante de los precios, razón por la cual las empresas desconfían de este nuevo intento por extender los precios regulados. El temor es la dificultad para controlar los niveles de abastecimiento y los precios de venta en autoservicios, almacenes, tiendas y ferias a lo largo y ancho del país.