Por Federico Arrigone
Fotografía: Milagros Gonzalez

La primera Expo Feria de la Economía Popular y el Cooperativismo colmó la Plaza de Mayo. Más de 350 cooperativas de todo el país expusieron su producción al compás de la música popular.

«Con tierra, trabajo y soberanía se puede transformar la Argentina», fue una de las consignas que guiaron la jornada del 20 de mayo. Más de 350 organizaciones se presentaron en la más antigua plaza de la Ciudad de Buenos Aires junto a una amplia variedad de productos artesanales de distintas regiones del país. Allí mismo y a lo largo de la Avenida de Mayo se ubicaron puestos que ofrecían frutas, verduras, yerbas, miel, aceites, pesca artesanal y gastronomía típica. Además de los alimentos, se ofrecieron tejidos, alfarería, productos de carpintería y herrería artística, algunos electrodomésticos, ropa e indumentaria proveniente tanto de la Provincia de Buenos Aires como del interior del país. Entre la oferta se podía encontrar todo tipo de producciones de comunidades originarias y material de editoriales nacionales. Con una mirada crítica y consciente sobre el estado social y climático actual, se instalaron sectores específicos relacionados al reciclaje, a la labor femenina y a la tecnología en su relación con el uso de la tierra.

La ExpoFeria fue puesta en marcha por la Secretaría de Economía Social (Ministerio de Desarrollo Social), el INAES y el Instituto de Agricultura Familiar Campesina Indigena. En un escenario se pudo ver a Peteco Carabajal, Bruno Arias, Sudor Marika y Eruca Sativa, entre otros. El clima húmedo y frío no impidió que la convocatoria fuera masiva. La gente arrimada junto al escenario se animó a bailar desde folklore con bombos y guitarras criollas a “cumbia queer” y otras variedades. Desde el inicio, cientos de personas se acercaron a los puntos de ventas y, cuando se escondió el sol entre los edificios de microcentro, algunos ya se habían quedado sin productos. “Rebalsó nuestra expectativa. Estamos felices porque directamente traemos el producto del campo para acá, al consumidor, y ya no nos queda nada”, contaba una de las feriantes de Tucuman con su puesto vacío.

“Toda esta movida nos sirvió un montón; laburamos muchísimo, vendimos un montón, estuvimos a full todo el día”, contaba Jazmín Delmaffeo, presidenta de la Empresa Cooperativa de Alimentos Soberanos (ECAS). “Nos parece reimportante porque esto visibiliza la economía popular que genera un montón de puestos de laburo, mueve muchísimos kilos de alimento y que acerca el alimento a la urbanidad. La verdad que fue un éxito, estamos súper contentos con esto”, cerró.

En conversaciones con vendedores y miembros de las cooperativas se habló de cómo este tipo de encuentros fortalecen las redes entre el público y los pequeños productores. Personas que desconocían la labor de las cooperativas, además de hacer sus compras en la feria, anotaban direcciones e información con el fin de acceder a una comercialización más directa. “De estos festivales debería haber todos los años al menos dos”, remarcaban algunos feriantes y sumaron pedidos al Estado para que regule en mayor medida precios “piso” para compras a productores. “Esta es una demostración de todas las trabajadoras y los trabajadores. Estaría bueno que se visibilice más, que se nos tenga más en cuenta. Somos trabajadores informales, pero que trabajamos en serio. Estamos profesionalizados, hacemos formación permanente, nos valemos de los valores del cooperativismo, del apoyo mutuo y generamos círculos virtuosos: pensamos otra economía, la proponemos y la llevamos adelante”, concluyó la representante de ECAS.

Ya entrada la noche la fiesta se volcó al escenario donde los artistas, además de presentar su show, pusieron en valor la organización del evento. Entre sus intervenciones recurrentes se mencionó cómo las personas afectamos el medio ambiente y realizaron un llamado de conciencia colectiva para revertirlo. Linda, una mujer mayor que se sumó al festejo, se mostró muy interpelada con la convocatoria y habló con ANCCOM. “Colaboro con Madres de Plaza de Mayo y cómo nieta de guaraníes e inmigrantes vascos me emociona ver cómo productores y pueblos originarios están hoy en este lugar histórico. Pensar que en esta misma plaza ocurrieron tantas tragedias y hoy está lleno de gente de trabajo. Me encanta”.