Por Maira Abril Moussou
Fotografía: Maira Abril Moussou

A medida que la corrida cambiaria crece, cada vez cruzan más charrúas a la ciudad fronteriza para hacer compras. Alegría de los comerciantes pero quejas de los vecinos que deben pagar sobreprecios.

Desde la reapertura de la frontera que une Gualeguaychú y Fray Bentos el 10 de diciembre de 2021, la ciudad argentina ha experimentado un aumento de ocupación y ventas que se refleja en el entusiasmo de los comerciantes: “Gracias a los uruguayos, una parte de Gualeguaychú no ha cerrado las puertas”, cuenta Malena, dueña de Koala, una tienda de ropa ubicada en el centro.

Tomando como referencia el precio del dólar durante la Semana de Turismo (desde el 3 al 9 de abril), el Salario Mínimo argentino equivale a USD 377,02 y el uruguayo a USD 544,56. Esa brecha se estiró de manera dramática esta semana, a partir de la nueva corrida cambiaria. Si bien Uruguay tiene una inflación estable, los sueldos son bajos en comparación a los precios de productos de uso cotidiano en ese país. “Acá me llevo nueve litros con lo que allá compro tres”, explica Silvana, una turista uruguaya, con respecto al jabón para lavar la ropa.

Al viajar a Gualeguaychú, los artículos que suelen priorizar los orientales son los alimentos envasados, los productos de limpieza y perfumería. Aún así, durante la Semana de Turismo, también los rubros textil, hotelero y gastronómico tuvieron un alza en sus ventas. Silvana cuenta: “Allá somos más prácticos” en referencia a que no compran siempre en los mismos negocios, sino que van buscando el mejor precio y rara vez se dan el “lujo” de salir a comer.

En general, los comercios del centro gualeguaychense ya se han acostumbrado a la clientela extranjera. Muchos de ellos cuentan con carteles que anuncian la cotización del dólar y del peso uruguayo y otros incluso realizan descuentos y beneficios exclusivos para atraer a posibles compradores. “Nosotros tratamos de tener incluso un poquito más alto el dólar que una casa de cambio”, comenta Victoria, empleada de una perfumería.

 

No todo es carnaval

El constante movimiento de uruguayos en la ciudad carnavalera no supone la compra sin límites de productos, algo condicionado por el Código Aduanero (la ley N° 22.415) que entre sus disposiciones limita la importación y exportación en base a la cantidad, calidad, variedad y valor de la mercadería.

“Acá yo mucho no les vendo porque tienen problemas para pasar los alimentos”, explica Liliana, vendedora de El Kapé, tienda de productos regionales. Si bien los viajeros cuentan con una franquicia de 300 dólares por persona, hay productos agroalimentarios que se encuentran prohibidos como son las frutas, verduras frescas y cualquier tipo de carne por cuestiones fitosanitarias.

La mercadería tampoco puede tener una finalidad comercial. Como ilustra Gustavo Falcón, administrador de la aduana de Gualeguaychú: “Si yo te traigo esos 300 dólares de remeras, son un montón de remeras y por la cantidad ya presumiría que no es para uso personal, sino para venderlas”. Este tipo de acciones implica una infracción y es sancionada.

A pesar de las limitaciones, la cantidad y variedad de mercadería que los uruguayos compran sorprende a algunos gualeguaychenses como Miguel: “Yo pensaba ‘¿Cómo llevan tanto a la vista?’ Porque 300 dólares es mucha plata para nosotros”.

Góndolas vacías

El constante movimiento comercial ha despertado opiniones encontradas entre los ciudadanos de Gualeguaychú como la disconformidad frente al desabastecimiento de productos en supermercados y la sucursal de Farmacity que hay en la ciudad y la escasez de ofertas. Las quejas se han hecho visibles en grupos de Facebook como Aquí me quejo y en las conversaciones del día a día. “Está bueno que vengan y compren pero que no se abusen porque compran demasiado”, comenta Norma en una reunión familiar.

Los faltantes de combustible fueron lo que motivaron la suba diferencial de precios por parte de la petrolera YPF para vehículos con patente extranjera. En la sucursal La Rotonda Combustibles, la medida comenzó a implementarse en abril de 2022, antes de que se aplicara a nivel nacional. Según Horacio, su encargado, desde entonces “paran algunos extranjeros que ya están jugados porque están muy lejos de la ciudad pero la mayoría pega la vuelta y se va”.

En los supermercados también se notan los faltantes de mercadería pero no se debe principalmente al consumo uruguayo. De acuerdo a Juan Carlos García, encargado de una de las sucursales de Supermercados Malambo, el desabastecimiento se produce por la especulación de los distribuidores con respecto al dólar. Entre los productos que menos ingresan menciona el azúcar, el arroz y el huevo. Y agrega que “mientras no cambie algo en la economía argentina, vamos a seguir estando igual”.

García aclara que los precios están sujetos a las tasas municipales: “Los impuestos son más caros acá en Gualeguaychú, por eso también los productos son un poquito más caros”. De acuerdo con el Código Tributario Municipal, la alícuota general es del 1,50%.

El disgusto por los precios elevados es moneda corriente entre los ciudadanos de Gualeguaychú. Muchos de ellos adjudican tales subas a la demanda que genera el movimiento de inmigrantes golondrina.

Los precios por las nubes

El disgusto por los precios elevados es moneda corriente entre los ciudadanos de Gualeguaychú. Muchos de ellos adjudican tales subas a la demanda que genera el movimiento de inmigrantes golondrina. Con respecto al rubro farmacéutico, Miguel explica: “Tengo amigos que remarcan más de lo normal porque el uruguayo lo lleva igual”.

El economista y docente de la Universidad Nacional de Jujuy, Gastón Remy, conoce el fenómeno de primera mano porque también se da en su provincia y descree de que su impacto sea significativo: “Si son personas solo de paso, tiene poco impacto económico”. Aún así, admite que una inflación localizada es posible en zonas de frontera en respuesta a “una fuerte demanda de consumidores del país vecino como consecuencia de un tipo de cambio alto, cuestión que abarata los bienes locales y estimula la compra desde el exterior”.

Tanto la sensación como el impacto real se asocian en el fenómeno que viven las ciudades de frontera. En concreto, al comparar los precios de supermercados de Gualeguaychú y Buenos Aires, se pueden ver diferencias que demuestran que la ciudad carnavalera tiene ventaja cuando se trata de algunos productos y marcas específicas. Por ejemplo, un dulce de leche clásico de primera marca en una cadena de supermercados en Buenos Aires cuesta 450,10 pesos mientras que su sucursal entrerriana lo vende a 424,65 pesos. ¿Discusión cerrada? En un momento en que los precios cambian constantemente no es tan fácil llegar a conclusiones definitivas.

A pesar del cansancio y el mal humor que expresa parte de la ciudadanía gualeguaychense frente al movimiento de sus vecinos, muchos comerciantes destacan el impacto positivo que ha tenido sobre la economía. Si bien los más beneficiados fueron aquellos comprendidos en el centro de la ciudad, los efectos se hicieron notar a nivel general. Como explicaba Noemí, dueña de Friends Forever, una distribuidora de panificados, esta situación genera que trabajen todos en tanto que “es una parte del engranaje que hace que se mueva toda la ciudad”.