Por Agustina Franceschi
Fotografía: ANCCOM

El depósito de Barracas de la empresa internacional dedicada a la custodia de archivos se volvió a incendiar. Fue a pocos días que se elevara a juicio oral la causa que investiga el siniestro de 2014, donde murieron diez bomberos.

Eran las dos de la tarde en el barrio de Barracas y los vecinos comenzaron a alarmarse por el olor a quemado que va tomando intensidad. Quince minutos más tarde el humo ya era evidente, el olor se volvió asfixiante y obligó a cerrar las ventanas. Al igual que en febrero de 2014, el galpón que ardía en llamas pertenece a la empresa Iron Mountain, “una compañía global dedicada a la custodia, protección y gestión de información y activos”, según su propia definición. No es la primera vez —ni la segunda— que la empresa experimenta un incendio. Uno de los abogados de las familias de los diez bomberos fallecidos hace nueve años, Javier Moral, señaló que la empresa “tendría en el mundo al menos seis o siete antecedentes de incendios, que todos comienzan con una ‘contingencia eléctrica’. Esto se llama en la jerga ‘incendio a pedido’”. Este nuevo episodio sucede cinco días después de una denuncia de vandalismo, y a doce de la elevación a juicio de la causa por la anterior deflagración.

El sonido de las sirenas de los bomberos voluntarios retumbaba en las calles. Sobre Melchor Gaspar de Jovellanos, entre Quinquela Martín y Coronel Salvadores el gran galpón de ladrillos, que ocupa casi una manzana entera, se incendia provocando llamaradas de casi 15 metros de altura. El depósito nunca dejó de funcionar porque sigue contando con habilitación de la Agencia Gubernamental de Control (AGC). Las causas del incendio de este lunes aún son desconocidas.

Liliana Baricola, hermana de una de las víctimas del siniestro de 2014, dijo a ANCCOM: “Me enteré de la noticia por medio del productor de la película documental En cumplimiento del deber y pensé que se trataba de algo en relación a eso. Pero cuando leí ‘nuevo incendio’ me dio mucha angustia, me retrotrajo a ese día. Es realmente angustiante, eran las mismas llamas de ese año”. En su opinión, al igual que el incendio anterior, fue intencional. “Esto está hecho a propósito para amedrentarnos a todos, incluso a los jueces porque esta es una cámara que no está dentro de Comodoro Py por lo que es una forma de apriete, de decirles que se tranquilicen y que esto no se va a resolver tan rápido. A mí me da lo mismo porque mi lucha personal no va a parar”, dijo Baricola a esta agencia. 

Como si fuera un déjà vu, los vecinos temieron por la seguridad de los bomberos y los civiles. El 5 de febrero de 2014 por la mañana, en el barrio se vivía la misma situación pero con un trágico final. Las llamas que comenzaron sobre la calle Azara se propagaron por todo el depósito y provocaron el derrumbe de una pared sobre la calle Jovellanos, cobrándose la vida de diez personas. Anahí Garnica, Damían Véliz, Eduardo Conesa, Juan Monticelli, Maximiliano Martínez, José Luis Méndez, Leonardo Day, Pedro Barícola, Sebastián Campos y Facundo Ambrosi. Esos son los nombres de las víctimas y sus rostros quedaron inmortalizados como los “Héroes de Barracas” en unos pequeños carteles ubicados en el lugar de los hechos. 

Casualmente, la semana pasada el tribunal recibió un escrito en el cual se aseguraba la vandalización del inmueble. En consecuencia, el abogado pidió “determinar lo sucedido, sus responsables, así como los daños y faltantes.” 

Por otra parte, hace diez días se había elevado a juicio oral y público la causa del incendio del 2014 en cuyos imputados incluyen a los directivos de Iron Mountain Christian Castiñeiras, Héctor García, Eduardo Sueyras Parra y Guillermo Lockhart y el empleado de seguridad Oscar Godoy; y funcionarios porteños Pedro Chapar, Roberto Chiesa, Gastón Laugle, Rafael Roldán, Jorge Papanicolau, Vanesa Berkowski, Ricardo Grunfeld, Norberto Ventura Sosa, Félix Lugo, Esther Moroni, Silvia Hers, Luis Cogo y Alberto Graciani.

La querella asegura que el incendio de 2014 fue intencional y que el empleado de seguridad apagó en reiteradas ocasiones el sistema de alarma que se activa para alertar de un incendio de forma temprana. También se han señalado las fallas gubernamentales para controlar el funcionamiento del depósito de la empresa norteamericana.

Por otro lado, Baricola mencionó la presentación de un proyecto por parte del bloque del Frente de Todos que busca lograr la expropiación de estos galpones para construir un espacio comunitario y de conmemoración. Incluso existe una escultura realizada y donada por un vecino que espera desde hace años encontrar un sitio para ser expuesta y apreciada. “Se trataría de un plaza conmemorativa y si bien es una iniciativa linda e interesante, es un poco difícil que se apruebe por parte de la Legislatura”, dice la mujer. 

En esta ocasión no hubo que lamentar víctimas aunque cerca de las 18 una pared cayó hacia Quinquela Martín provocando el destrozo de tres autos estacionados allí. El olor a quemado continuó molestando y perjudicando a los vecinos hasta entrada la noche. Las cenizas y los pequeños pedazos de papeles quemados invadieron el barrio y tiñeron calles y veredas de gris. La lluvia, junto al arduo trabajo de los bomberos, ayudó a mejorar y estabilizar la situación aunque las arterias que rodean al galpón continúan cortadas y controladas para mantener la seguridad de los peatones. El incendio, dicen los bomberos, está controlado. Pero extinguirlo, aseguran, demorará al menos dos semanas.