Este jueves se cumplen dos años de la muerte de Micaela Rasconvsky. Sus padres organizan una marcha y exigen que el caso se investigue como un femicidio.
En la mañana del 13 de abril del 2021, Sebastián y Patricia, papás de Micaela Rascovsky quien en ese momento tenía 25 años, se enteraron a través de las palabras de su yerno Guido Pascuccio que su hija estaba muerta en el departamento que compartían los jóvenes en el barrio porteño de Villa Ortúzar. «Tu hija no se qué mierda tomó pero está muerta, está viniendo Criminalística a buscar el cuerpo», fueron las palabras que el novio de la chica disparó, para instalar la idea de un suicidio. Sin embargo, la autopsia reveló que tenía golpes, signos de defensa y de haber sido amordazada y rastros de semen de dos hombres.
A dos años de su muerte, la lucha de la familia de la víctima es por cambiar la carátula de «abandono de persona» a «femicidio”. Mientras, Pascuccio está imputado y en libertad, aunque imputado. Y este jueves, desde las 18, se realizará una marcha en Escobar, donde viven los padres de Micaela, en reclamo de justicia.
‘Miqui’, como la llaman sus padres, estuvo 17 años de su vida yendo y viniendo con su mamá a hospitales desde la localidad de Maquinista Savio a la Ciudad de Buenos Aires para tratarse por su labio leporino. «Eso la hizo fuerte, amaba tanto ir a esos lugares que dijo: ‘El día de mañana quiero ser médica y quiero ayudar como me ayudaron a mí’, recuerda Sebastián.
Al crecer concretó su deseo y comenzó a estudiar medicina en la UBA. De esa manera conoció en la parada del colectivo, yendo a la universidad, a una mujer que vendía pan casero y no le alcanzaba para comprar los remedios para su esposo. «Ella se fue a la facultad y habló con Dios y María Santísima para que le consiguiera ese medicamento. Al otro día se los dio a la señora. Esa era Mica, esa personita que nunca te iba a dejar tirado. El ayudar era algo muy fuerte en su esencia», agrega.
Micaela y Guido Pascuccio se habían conocido en 2018 pero no coincidieron más que un par de meses. Volvieron a reencontrarse en tiempos de pandemia y decidieron comenzar una relación con proyección de conformar una familia. Pero el sueño de Micaela se vio truncado al desarrollar un embarazo molar -aquel que se produce cuando el embrión crece en las trompas de Falopio- y que le podría haber causado un cáncer.
«Mica me contaba que discutía mucho después de haber perdido el embarazo. El sábado anterior a su muerte, me dice que habían discutido y que él le había pegado tres cachetadas. Era la primera vez que ella me decía que le había levantado la mano. Yo la quise ir a buscar, pero ella volvió a acceder ante el pedido de disculpa de él, esas maniobras que hacen los psicópatas, perversos. Ella quería quedarse y resolver», dice Patricia.
Su mamá asegura que Micaela estaba comenzando a visualizar la manipulación por parte de él. «Recién estaba empezando a correrse del lugar de culpable por haber perdido un embarazo y que él la hacía sentir así», afirma. Y agrega que la chica le había pedido préstamos que en realidad tenían como destinatarios a los padres de Pascuccio.
Es que Micaela tenía una relación de cercanía con sus suegros: el día anterior a su fallecimiento, los contactó para pedirles ayuda y así sacar a su hijo de las drogas. «Si ella tenía que trabajar más y pagar un tratamiento para él, lo hacía, pero sí o sí Guido necesitaba una ayuda para sacarlo de la cocaína. Cuando conocimos al suegro personalmente, le preguntamos por esa conversación que había tenido con Micaela, pero la negó. Y cuando la Fiscalía nos entrega todos los chats impresos y vemos la charla hasta le mandó fotos de los golpes que recibía y le dijo que no se podía ni levantar de la cama», comenta Sebastián. Horas después Micaela murió.
Pascuccio, al contradecirse en la indagatoria entre su relato y las pruebas que había al momento, quedó detenido y se caratuló la causa como «homicidio/femicidio». Sin embargo, cuando el expediente llegó a la Cámara de Casación para ser confirmada o rectificada la imputación, aún faltaban pruebas por recabar, por lo que la cambiaron a “abandono de persona agravada por el vínculo”.
«Él declara que estaba durmiendo a las cuatro y media de la madrugada y se despierta porque escuchaba ruidos en el living, se levanta y la ve a Mica convulsionando dando ‘saltos’ en el piso. Por eso, supuestamente los golpes que presentaba Mica, por eso también tenía los nudillos pelados. Tenía los deditos mordidos, trece golpes en su cuerpo y semen de dos masculinos en su ropa interior. Todo era por la convulsión…ironía mía. Acá hay un cuerpo que habla, que se defendió», expresa su padre.
Después de un año y medio preso, y al no tener la condena firme, el juez Manuel Gorostiaga le permitió a Pascuccio pagar una fianza de tres millones de pesos para conseguir la excarcelación e incluso le permitió vacacionar en Mar Chiquita.
Sus padres intentaron demostrar el femicidio pagando de forma particular la cuantificación de la droga en el cuerpo de Micaela. No pudieron, los insumos sólo entran por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT). “Como no está esa prueba y no hay una cámara que muestre que a Mica la podrían haber drogado, para quizás realizar un abuso, para matarla de manera vengativa por lo que había hablado con los padres o algo que mi hija haya visto, la calificación queda hoy como abandono de persona agravada por el vínculo, ejerciendo por violencia de género y lesiones leves”, expresa Patricia.
En esta etapa, se introdujo la figura de violencia de género porque se demostró que tenía golpes infringidos de hasta cinco días atrás. “Hasta el momento es eso, nosotros peleamos por la carátula que corresponde, nosotros sabemos que lo de Mica fue un femicidio.”, enfatiza la madre.
«Un periodista nos preguntó porqué pensamos que Mica, a pesar de toda esa violencia que vivía, no se fue. ¿Sabés por qué no se fue? Por culpa nuestra, por haberla criado con tanto amor, porque siempre le enseñamos que si amás nunca sueltes la mano y hoy con el diario del lunes me arrepiento. Quería ayudar, lo quería sacar, que haga un tratamiento, porque esa era la manera de ser de Mica”, comenta Sebastián. Patricia remarca: “Acá no hemos fallado nosotros como papás, no ha fallado Mica como persona, como mujer. Ha fallado la otra parte que ha abusado, que ha ejercido todo tipo de violencia hacia mi hija, la física, la psicológica y la económica”.
Además, los padres reclaman la falta de perspectiva de género en los profesionales judiciales. «Fuimos condenados el 13 de abril por Guido Pascuccio y el otro asesino. Vamos a estar condenados hasta el día cerremos los ojos. Pero también estamos siendo condenados por una justicia injusta. Hay un porcentaje de culpa que tiene la víctima para la justicia, por no irse, por callar, por no denunciar en el momento”, dice Sebastián. «Es importante que se sepan las cosas, que se dejen de tapar, de callar. Hoy cargamos con este dolor, entonces si sabemos algo es que por lo menos la muerte de Mica tiene que servir, o yo por lo menos me lo propongo como mujer, que otras mujeres abran los ojos y estén alertas, porque hombres como Guido Pascuccio están en todos lados. No vamos a parar, si era lo único que teníamos Miqui», cierra Patricia.
En ese marco, hoy, desde las 18, los familiares de Micaela realizarán una marcha de velas en Escobar, que partirá desde la Plaza del Campito, de esa ciudad.