A 25 años del asesinato del reportero gráfico, Netflix estrena un documental que reconstruye el caso. El periodista Gabriel Michi recuerda a su compañero, habla de la necesidad de seguir haciendo memoria y de qué le pasó cuando vio la película.
A 25 años del crimen de José Luis Cabezas, este jueves se estrena El fotógrafo y el cartero: el crimen de Cabezas, una película documental basada en el caso del reportero gráfico asesinado. Presentado por primera vez durante en el último BAFICI, el film estará disponible a partir del jueves 19 de mayo en Netflix.
Mediante material de archivo y testimonios exclusivos, la investigación relata el asesinato del fotógrafo de la revista Noticias, ocurrido en 1997 en un balneario de Pinamar, y su vínculo con el autor intelectual del crimen, Alfredo Yabrán. El verano anterior, Cabezas había conseguido la fotografía del misterioso y cada vez más poderoso empresario postal caminando por la playa. El caso conmovió a todo el país y arrojó luz sobre el contexto de impunidad que se vivía en el poder de la década de los noventa.
El documental es dirigido por Alejandro Hartmann y producido por Vanessa Ragone, quienes también trabajaron juntos en la realización de la serie de Netflix Carmel: ¿Quién mató a María Marta? La película cuenta con la participación de los compañeros de Cabezas en la revista Noticias: Gabriel Michi, Edi Zunino y Hugo Ropero. Además de testimonios del exgobernador de la provincia de Buenos Aires Eduardo Duhalde; del juez Mariano Cazeaux; del abogado Alejandro Vecchi; del empresario Oscar Andreani; el abogado y asesor legal de Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina ARGRA Miguel Gaya; la investigadora y docente Cora Gamarnik, el fotoperiodista y docente Julio Menajovsky; el entonces comisario inspector Jorge Gómez Pombo; Gustavo González, uno de los condenados por el crimen; Manuel Lazo, uno de los tres periodistas que tuvieron acceso al cuerpo de Yabrán y los periodistas Lorena Maciel y Ricardo Ragendorfer, que cubrieron el proceso y el juicio por el asesinato.
En diálogo con ANCCOM, Gabriel Michi reflexiona sobre el estreno y los 25 años de lucha y memoria. El periodista y licenciado en Comunicación Social (UBA) escribió y publicó el libro Cabezas. Un periodista. Un crimen. Un país. Actualmente se desempeña como columnista en temas internacionales en C5N, además de ser el creador y director de Mundo News.
¿Cómo te llegó la propuesta de participar en la película?
Me llamó hace más de año y medio el director y me pidió tomar un café. Estuvimos charlando y ahí me contó que estaba con la idea de hacer este documental. Me preguntó si yo podía dar mi testimonio, le dije obviamente que sí. También me consultó qué testimonios no podían faltar. Después me fueron consultando a lo largo de la producción cosas puntuales de la causa, de hechos que nosotros habíamos vivido con José Luis. Como yo tengo prácticamente toda la causa en la cabeza y todo lo que vivimos juntos, me consultaron en varios tramos mientras estaban realizándolo.
¿Cómo fue ver el estreno del documental?
Yo salí con un nudo en la garganta terrible. Revivir muchas de las cosas que padecimos en su momento durante y todos estos 25 años también fue muy fuerte. Me conmovió mucho ver a los padres de José Luis que fallecieron hace unos años, ver toda esa pelea que estuvieron dando por justicia y lo que sufrió esa familia. Porque incluso, entre las imágenes, apareció mi hermana que nos acompañó mucho tiempo en la lucha y que falleció hace un par de años. Más allá de lo de José Luis me pegó por ese lado. Incluso, en una parte del documental ellos hacen un juego entre lo que yo decía hace 25 años, cuando fue el crimen, y conmigo ahora. Era una continuidad del relato, pero con muchos años de diferencia. Vi el paso de estos 25 años en mi vida en ese juego cinematográfico. Fue recontra movilizador. Estaba en el cine, con varios compañeros de Noticias de aquella época, todos salieron muy conmovidos.
¿La familia de José Luis vio la película?
No, ellos están viviendo en España. No pudieron estar para el estreno, pero seguramente ahora la van a poder ver. Yo incluso hablé con la viuda de José Luis y le expliqué que era fuerte. Le dije que si miraban el documental traten de verlo todos juntos, en familia. Les aconsejé que no la vieran solos porque es muy dura y sé que va a ser muy movilizador para ellos también.
Escribiste y publicaste tu libro sobre el caso para el 20 aniversario ¿qué diferencia ves ahora que pasaron cinco años más?
Principalmente, la diferencia con la situación legal de los asesinos ya que están todos libres. Con el paso del tiempo nos enteramos, por ejemplo, que el asesino de José Luis, el expolicía, estaba ejerciendo como abogado cuando supuestamente no podría tener la matrícula habilitada porque no terminó de cumplir su condena a pesar de que está en libertad. También cosas que tienen que ver con la vida. El 24 de noviembre pasado nació el primer nieto de José Luis y cuatro días después, el 28 de noviembre, hubiera cumplido 60 años. Fue muy movilizador todo ese momento. Cosas que ocurrieron en estos años.
El documental tiene una parte que rescata al José Luis persona y al fotógrafo, pero también retrata muy claramente el país en aquel momento, así como también las pujas de poder en torno a este crimen.
¿Hay alguna parte que destaques del film?
El documental tiene una parte que rescata al José Luis persona y al fotógrafo, pero también retrata muy claramente el país en aquel momento, así como también las pujas de poder en torno a este crimen. Lo sitúa históricamente y cómo se relacionó este caso con el contexto histórico y político. La guerra entre Eduardo Duhalde y Carlos Menem, entre otras cuestiones.
¿Cómo era trabajar con José Luis?
Él era una persona muy especial. Un tipo muy divertido, solía hacer bromas todo el tiempo, pero tenía un carácter difícil, era muy cabeza dura. Pero después de cubrir tantas temporadas juntos, nos conocíamos de memoria entonces nos sabíamos manejar los tiempos del uno y del otro. Él era muy familiero e hincha de Independiente como yo, compartimos esa misma pasión. Como profesional era muy detallista. Muy obsesivo con el trabajo. Tenía por un lado la calidad del fotógrafo artístico y, por otro lado, la destreza del reportero gráfico de batalla que necesitaba la foto de ese momento único, en él se cruzaban esas dos variables. Lo otro que a mí siempre me sorprendió es la capacidad de convencimiento que tenía sobre las personas que entrevistamos para hacerlos hacer lo que él quería. Desde Ernesto Sábato posando con una pintura naif en plena Plaza Lavalle u Oscar Andreani vistiendo el traje de cartero de su empresa. Esas cosas las lograba José Luis, porque tenía un poder de convencimiento para lograr el objetivo que él buscaba. La verdad que era un gran fotógrafo y un gran tipo.
¿Por qué es importante seguir hablando del caso?
Primero es importante porque toma una dimensión internacional al ser presentado en una plataforma como Netflix, es volver para instalarlo internacionalmente. Pero fundamentalmente para mantener viva su memoria., para que se recuerde que acá en la argentina asesinaron a un periodista en democracia. Que lo mataron por cumplir con su trabajo, que tuvo un mensaje mafioso de silenciamiento, coordinado por un empresario vinculado con el poder, como era Alfredo Yabrán. Que participaron en ese asesinato sus custodias, la policía de la Provincia de Buenos Aires, delincuentes que trabajaban para la policía, y además el poder político del gobierno de Menem que lo intentó encubrir. Que el caso reveló un país que estaba oculto. También me parece clave que lo conozcan las nuevas generaciones, que los jóvenes sepan esta historia. Aquellos que tal vez pensaban que hechos como estos ocurrieron solo en dictadura, sepan que en democracia también pasaron. Y que fue el enorme compromiso de la sociedad, de los periodistas y de los medios de comunicación lo que ayudó a que este caso no quede impune.
¿Qué debates va a traer el estreno del documental?
Está bueno que se reactive un poco la discusión sobre el rol que el periodismo tiene en una sociedad, cuando ese rol se asume con responsabilidad y con compromiso, en búsqueda de la verdad. En lugares como la carrera de Comunicación sé que estos debates están siempre, pero está bueno que vuelvan a aparecer el tema de la rigurosidad en la información, en tiempos donde prevalece la desesperación por ir detrás de la primicia sin chequear la información y sin la profundidad que merece. Reinstalar la discusión sobre el periodista y la prensa en general frente a esta sociedad. Y cómo, a veces, asumir el rol que debemos tener implica ciertos riesgos por lo que vale la pena dar la pelea, porque si no ganan los malos ¿no? Esa es la conclusión.