Por Carla Spinelli
Fotografía: Sofía Barrios

Este jueves, una multitud acompañó la ronda 2328 de las Madres de Plaza de Mayo con el corazón puesto en el homenaje a Hebe Bonafini. Sus cenizas fueron depositadas en un altar junto a la Pirámide. Organizaciones, partidos políticos, sindicatos, dirigentes y mucha gente de a pie estuvieron presentes.

En ronda su número 2328, las Madres de Plaza de Mayo convocaron, otro jueves, a una manifestación histórica alrededor de  la Pirámide para poder despedir junto al pueblo a su última presidenta Hebe de Bonafini, fallecida el domingo pasado. Organizaciones sociales, partidos políticos, sindicatos, agrupaciones y una multitud se congregó en la plaza de las madres para homenajearla con un mensaje claro: “Ahora hay que seguir adelante”.

“Hasta la victoria siempre, Hebe”, “Amor con amor se paga”, rezaban los carteles hechos de puño y letra por los convocados, colgados en la reja circular de la Pirámide. Con cada ofrenda que colgaba otra persona se fue formando un altar de rosas rojas y blancas, fotos, pañuelos, frases y banderas. La gente se detenía a leer, a mirar de cerca, se paraba a escribir sus mensajes para Hebe en una bandera enorme. Pero esto solo pudo apreciarse cuando comenzó la desconcentración. Aún con el tremendo calor, una multitud colmó la plaza para despedir –y también para recibir– a Hebe.  

“Tenemos que estar a la altura para defender a Hebe a partir de ahora. Para reivindicarla entera, no para inventarnos una Hebe a nuestra medida. Nos toca estar a la altura de su ejemplo extraordinario, de su cualidad revolucionaria para siempre decir las verdades más duras en los momentos más difíciles”, expresó el periodista Demetrio Iramain, quien llevaba adelante el acto.

El padre Paco Olivera, de Curas en Opción por los Pobres, bendijo los restos de Hebe mientras una multitud se persignaba con aplomo. Luego, el cura y las madres presentes iniciaron la ronda, junto a todas las personas que los seguían detrás. En un hueco en el jardín del interior de la Pirámide, vertieron las cenizas de Hebe, que se mezclaron con la tierra para descansar junto a los de Azucena Villaflor. De fondo resuena un largo y sentido aplauso. 

Fue un 30 de abril de 1977 la primera vez que las madres hicieron una ronda. A un año del golpe cívico-esclesiástico-militar, en medio de un Estado de Sitio que no permitía las reuniones, se movilizaron por sus hijos e hijas. Unos militares cobardes les dieron la orden de que circulen. No sabían qué motores estaban poniéndose en marcha.  

La última ronda de Hebe con vida fue, en sí misma, una cuestión vital. Convenció a los médicos de que asistir era también parte de su salud. El pasado 10 de noviembre dio la vuelta a la Pirámide como más de dos mil veces lo hizo durante los últimos 45 años. “No sé cuánto se recuperó viniendo a la plaza, pero a sus enemigos los jodió y mucho. Ese último día convocó una pueblada contra los jueces del partido judicial para echar a la Corte Suprema”, comentó Iramain. 

Ayer dio su última vuelta de una forma trascendente y quedó inmortalizada en el lugar donde comenzó todo.

“Hebe nos dijo, la política no es un camino para conseguir un cargo, la política es construir un proyecto donde la distribución de la riqueza esté en el pueblo, donde la vida es vida, donde garanticemos que los niños sean felices”, expresó Irene de Chueque, madre de Plaza de Mayo, en sus palabras a Hebe. Arriba del escenario junto a ella también le expresaron su cariño Visitación de Loyola, Josefa de Fiore, Sara Mrad y Carmen Arias. Algunas ya con 98 años, otras desde su silla de ruedas, le expresaron su amor, le agradecieron y, sobre todo, le prometieron que seguirán adelante con su lucha. 

  “Dicen que en la naturaleza hay cuatro elementos. Yo siento que Hebe es la tierra fertilizada en la lucha de nuestras hijas e hijos. Siento que es el agua que humedece esa tierra para que la semilla germine. Siento que es el aire que respiramos en las plazas. Y siento que es ese fuego infinito encendido con pasión revolucionaria”, se despidió como un poema Sara Mrad. 

“El amor pudo más que el odio” rezaba la enorme bandera con la que las madres, junto al gobernador bonaerense Axel Kicillof y otras figuras, encabezaron la marcha de este jueves. Entre la multitud acompañaron el dirigente de La Cámpora y ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia, Andrés «Cuervo» Larroque, y otros dirigentes de distintos sectores, el ministro de Cultura Tristán Bauer, la cantante y exministra de Cultura Teresa Parodi, la exministra de Mujeres, Género y Diversidad Elizabeth Gómez Alcorta, el exministro de Economía, Amado Boudou, el gremialista Daniel Catalano de ATE Capital, y el ministro de Trabajo bonaerense, Walter Correa.

No fue exactamente una fiesta en la plaza como Hebe había deseado que fuera. Tampoco fue la pesadumbre de un velorio inmóvil y gris. Fue una tarde desordenada que dio lugar al llanto y al bombo, un paso más allá de la estructura del deber ser, un estallido así como ella lo había sido. 

Mientras, en medio del homenaje a Hebe en la Cámara de Diputados, ciertos legisladores de ultraderecha evocaron el “nunca más del kirchnerismo” y el “cierre de una etapa” jugando con la muerte, el pueblo estuvo de pie dando batalla a la discursiva odiante. En el epicentro del intento de la desestabilización de la democracia, que Hebe y tantas han dado su vida por defender, ante su ausencia no se dio ni un paso atrás. Las madres han dejado en claro que por ella hay que seguir adelante. Para siempre, hasta el próximo jueves.