Por Melina Pereira
Fotografía: Tina Brisky

La fábrica de acolchados, sábanas y cubrecamas Alcoyana se convirtió en una cooperativa de trabajo autogestionada por los antiguos empleados. Presidida por una mujer, ahora enfrenta el desafío del traspaso generacional.

La Cooperativa de Trabajadores Alcoyana se encuentra en el barrio de Carapachay, partido de Vicente López. En una zona donde años atrás funcionaron muchas fábricas. Una de las pocas que continuaba abierta era esta planta de sábanas y acolchados que se había hecho famosa por auspiciar uno de los juegos de “Atrévase a Soñar”, un programa de entretenimientos de la década del 80 que conducía Berugo Carámbula. Pero el 5 de mayo del 2010, la firma fue declarada en quiebra por un interventor judicial.  A partir de ese momento, todo fue incertidumbre para sus trabajadores que no dudaron en luchar por conservar sus puestos de trabajo y comenzaron una toma que duró unos pocos días.

La actual presidenta de la cooperativa es Claudia Luna, quien abrió a ANCCOM las puertas de la planta para conocer un poco más el trabajo cotidiano. 

El local de exhibición es amplio e iluminado, rodeado de muestras de los productos de la marca. A ambos lados del salón hay unos muebles con repisas cubiertos de  distintos modelos de sábanas, acolchados y cubrecamas. 

A través de un pasillo largo, Claudia hace de guía hacia el interior de la planta para comenzar el recorrido y explica que allí se lleva adelante un proceso que quita las “pelusitas” de la tela de friza para que quede más suave. Al tener máquinas grandes trabajando, a medida que vamos ingresando a los distintos sectores el ruido aumenta.

El segundo sector es Tejeduría, allí se comienza a tejer la tela que luego será estampada o teñida. En este momento se están tejiendo paños para sábanas en un piso largo con distintos telares automáticos. Cinco trabajadores controlan los equipos. Al fondo, otras máquinas tejen las telas para repasadores y manteles. Todas ellas pertenecían a la planta original y ahora están a nombre de la Cooperativa Alcoyana. Se ve una gran cantidad de equipos que no están en funcionamiento, algunos están en reparación y otros por falta de materia prima. Claudia cuenta que trabajan con otra cooperativa que les provee algodón. Mientras que el poliéster lo importa otra empresa porque no hay proveedores nacionales. Con esas dos materias primas se genera la cadena de producción. 

La cooperativa actualmente está trabajando con unas 86 personas que son las que quedaron activas después de la pandemia. La mayoría de los trabajadores está desde la toma de la fábrica. En un momento llegaron a contar con 163 personas. Pero actualmente la preocupación pasa por que casi todos los socios son personas mayores, cerca de su retiro, y no cuentan con mano de obra joven que aprenda los oficios para que pueda continuar funcionando la planta. 

Cuando la cooperativa comenzó a funcionar en el año 2010, los trabajadores vendieron chatarra, máquinas que no estaban funcionando para poder levantar la fábrica. Finalizaron procesos que habían sido abandonados por los dueños anteriores y con ese dinero pudieron instalarse. A partir de allí se encargaron de salir a recuperar a los clientes que había perdido la empresa en el momento de la quiebra. También buscaron nuevos. 

 Los trabajadores que se hicieron cargo de la administración comenzaron con poco conocimiento en la gestión, pero con ayuda de compañeros de otras cooperativas y fábricas recuperadas pudieron encaminarse. Claudia cuenta que actualmente pertenecen a una red de cooperativas llamada RECOOP donde fábricas recuperadas de distintas ramas se compran y venden productos entre sí. Y generan contacto entre ellas.

Camino al sector de Teñido y estampado, donde funcionan máquinas que trabajan con vapor, está Darío Agüero, que es el secretario de la cooperativa. Tiene 29 años, es uno de los más jóvenes y se sumó a la cooperativa en 2012. Claudia comenta que es una persona muy trabajadora y, desde que llegó, se interesó en el área administrativa. Ambos están de acuerdo en que el potencial de la cooperativa es grande, pero falta acuerdo entre sus trabajadores, más que nada por la edad de la mayoría que ya ven como un camino posible el retiro. Creen que es necesario el recambio en el equipo pero las condiciones salariales son difíciles de sostener actualmente y por eso muchos de los más jóvenes decidieron buscar otras propuestas de trabajo.

Pasando por el sector de Costurería, que le da la terminación a las sábanas y acolchados, llegamos a la oficina de la Administración. Allí se encuentra Walter Sorato, el tesorero, desde atrás de una computadora y una pila de carpetas cuenta que fue parte de la toma de la fábrica en 2010. Recuerda que la organización fue muy rápida: una vez que consiguieron asesorarse con el abogado Luis Caro y pudieron hacer los trámites para conformarse como Cooperativa. Hoy el espacio físico donde se encuentra la fábrica está judicializado, debido a que en el 2017 la empresa privada Galopenim S.A. compró la quiebra, es decir todo el predio que pertenecía al dueño anterior, prometiendo hacer la donación de la planta para que la cooperativa siga funcionando. Por el momento se encuentran a la espera de esa resolución, manteniendo la esperanza de no tener que mudarse a otro lugar.

Durante la pandemia, recibieron ayuda del Estado y luego hicieron una nueva solicitud al Ministerio de Desarrollo Social que no prosperó. Por ahora, los trabajadores logran mantenerse con la propia producción pero desean poder aumentarla para seguir creciendo.

 

PRESIDENTA

Claudia es hasta ahora la única mujer con cargo de gestión. Dice que las compañeras no se animan a postularse, porque creen que es un desafío ocuparlos cuando en su mayoría los socios de la cooperativa son varones y hay que saber darse lugar para tomar decisiones. De todas formas, durante su mandato hasta ahora han prosperado y logrado mantenerse a flote, pese a diferentes dificultades, sobre todo económicas.