El parque redondo de Saavedra quedará atravesado por un zanjón de aguas contaminadas, si el GCBA lleva adelante su proyecto de “regeneración” del Arroyo Medrano. Finalizaron las audiencias públicas con un fuerte rechazo de los vecinos.
Durante la semana pasada se llevaron adelante las audiencias públicas en torno a la regeneración del Arroyo Medrano en Parque Saavedra, donde los expertos expusieron el proyecto y los vecinos expresaron su rechazo. Mientras que los primeros consideraron la obra como la solución para las inundaciones en el barrio, los últimos lo categorizaron como una obra “estética” e “innecesaria”, una “zanja”, un “barroquismo urbano”.
Cruzando el parque circular, sobre las calles Pinto, Vilela y las avenidas Melián y García del Río, en el barrio de Saavedra, solía pasar el cauce del Arroyo Medrano hasta la década del 40, cuando fue finalmente entubado. El proyecto en cuestión propone la construcción de un reservorio de agua pluvial para “mitigar las inundaciones en la zona” y la creación de un curso de agua a cielo abierto, paralelo al entubado subterráneo, con el fin de “recuperar la relación entre las personas y el agua, centrada en el respeto por la naturaleza, el disfrute y la resiliencia”.
Según explicó en diálogo con ANCCOM la ingeniera especializada en hidráulica, María Eva Koutsovitis, un reservorio se define como “obras hidráulicas que permiten retener y laminar las aguas de lluvia y son soluciones muy eficientes frente a eventos de precipitación de corta duración y elevada intensidad”. Su función consiste en evitar que ese agua ingrese a los sistemas pluviales provocando su desborde.
Sin embargo, la especialista señaló que el proyecto en cuestión es inconsulto y que nada tiene que ver con regenerar el Arroyo Medrano: “Es ejecutar un zanjón que va a atravesar al Parque Saavedra con pendiente nula y alimentado con agua de la napa. Por lo tanto va a limitar muchísimos usos sociales que hoy tiene el Parque Saavedra”. Koutsovitis también apunta problemas ambientales y sanitarios “en tanto las aguas no van a circular de manera permanente y el agua de las napas con las que va a alimentarse al zanjón contiene aceites, fenol, arsénico, coliformes totales, escherichia coli, plomo y cobre, entre otras sustancias contaminantes”. La ingeniera que hizo una revisión al informe de impacto ambiental del proyecto aclaró en diálogo con ANCCOM que “la eficiencia hidráulica como reservorio no está técnicamente justificada y no se analizaron alternativas hidráulicamente más eficientes”.
En la audiencia realizada de forma virtual vía Zoom, la exdiputada nacional, María José Lubertino, describió al proyecto como “otra disneylandización de la Ciudad de Buenos Aires” y al tema de “carácter público que afecta a todos, son temas de vida o muerte de las personas” haciendo alusión a la última gran inundación que sufrió el barrio el 2 de abril de 2013, que dejó un saldo de seis muertos y decenas de casas dañadas. Pueden contarse también otros desbordes del Arroyo Medrano como el del 26 de enero o el 31 de mayo de 1985, el día que llovió 24 horas.
Manuel Ludueña, profesor de la Maestría en Tecnologías Urbanas Sostenibles de la Facultad de Ingeniería de la UBA, que calificó al proyecto como “una obra escenográfica”, expuso en la audiencia el uso “engañoso” e “irresponsable” del término regeneración entendido como un “proceso para recuperar la estructura y la función de partes de un cuerpo dañado” y que por ende “adosar una acequia con agua paralela al trazado original no sería una regeneración del arroyo”. Además, mencionó que en el plan de participación de GCBA con los vecinos, un 26% solicitó espacio para actividades de esparcimiento y descanso y “sin embargo este proyecto ocupa el 50% del parque para actividades contemplativas”. Agregó que se “desnaturaliza y artificializa”. El proyecto “destroza el trazado patrimonial del parque”, expresó Ludueña.
Ana Belén Mercado, socióloga y vecina, dijo que el objetivo central del proyecto se trata de una “gentrificación” del barrio de Saavedra, que consta de “inyectar dinero en zonas puntuales para valorizarlas con el objetivo de promover la especulación inmobiliaria y el progresivo emplazamiento de la población de larga data”. Explicó, además, que en términos geográficos “el barrio queda partido y va perdiendo su identidad” haciendo resonar la pregunta con la que concluyó su ponencia “¿hace falta arreglar lo que no está roto?”.
A partir de las inundaciones de 2013, en 2016 fue creado el Comité Interjurisdiccional de la Cuenca del Arroyo Medrano (CICAM), integrado por representantes de todas las jurisdicciones, ONG y otras entidades con el fin de obtener “una visión integral de la cuenca con representaciones de todos”. El gerente de Proyectos Hidráulicos, Sergio Herbón, expresó que en las reuniones del CICAM “se identificó la necesidad de tener un plan maestro para la cuenca que fuera una actualización y una mejora”. Sin embargo, los vecinos insistieron en el real funcionamiento de este organismo, con la participación de los barrios de la Provincia de Buenos Aires afectados por el arroyo, y “no solo funcionarios, sino académicos, trabajadores de las fábricas aledañas y vecinos de la zona”.
En la votación de la junta comunal, el proyecto ya había sido rechazado 4 a 3 por los representantes de las comunas. Soledad González Alemán, directora de la revista barrial de Saavedra, repuso el carácter “arbitrario” del proyecto que no fue consultado con los vecinos y vecinas, la “falta de transparencia e información brindada a la comunidad y la ausencia de espacios para la expresión de la opinión”. La comunicadora social expresó que el parque Saavedra “es el patio de miles de vecinos” y que esta obra supondría la “pérdida de más de cinco mil metros cuadrados de espacio verde”, de ese jardín que “va en contra de la voluntad de la mayor parte de la comunidad”.
Lo que tuvieron en común todos los oradores fue la insistencia en el proyecto del Reservorio II del Parque Sarmiento, una obra que cuenta con una capacidad de 200 mil metros cúbicos, cuatro veces más que el que se busca impulsar en Saavedra, además de que se encuentra aguas arriba, es decir, más lejos de la desembocadura del arroyo. “Son dos aspectos claves a la hora de evaluar una obra de estas características: siempre es más eficiente tener un mayor volumen de retención y que esa retención se realice lo más alejada que sea posible de la desembocadura”, explicó a esta agencia Koutsovitis. Jorge Marchini, presidente de la Asociación Vecinal y Biblioteca Popular Cornelio Saavedra, el organismo más antiguo del barrio, expresó que “es mucho más prioritaria y una excelente obra, más barata, de menor impacto social que no se sabe por qué ha sido dejado de lado”, expresó . El mismo insistió en la disponibilidad del ex campo de golf privado que se concesionó dentro del Parque Sarmiento y calificó esta actitud del GCBA como un “misterio” por el desvío hacia una nueva obra hidráulica que si no da marcha atrás será una “negligencia”.
Frente a aquel grito a viva voz del “No se inunda más” enunciado por el expresidente Mauricio Macri en el acto de cierre de su campaña en 2019, “Saavedra no duerme cuando llueve”, fue la frase acuñada por el barrio que repuso José Olivo, miembro de la Comisión de Desarrollo Urbano y Hábitat del Consejo Consultivo Comunal 12, y concluyó su ponencia reclamando que “los vecinos queremos volver a descansar y no estar pendientes del pronóstico”.
La comunidad barrial emprenderá una serie de acciones para detener la obra. En primer lugar, la realización de una denuncia con los aportes de la Koutsovitis, al informe de impacto ambiental que el gobierno porteño pretende aprobar: “No puedo afirmar cuales son las verdaderas intenciones del GCBA, pero esta propuesta nada tienen con la implementación de una solución de drenaje sostenible basada en la naturaleza. Si este proyecto se enmarca en la Gestión del Riesgo de Inundaciones, no se analizaron alternativas, no está claro que escenarios se estudiaron ni cuáles fueron las instancias de participación que dieron lugar a la selección de la presente propuesta”. Además, señaló las faltas de dicha propuesta que no tiene la documentación técnica mínima para la realización de una evaluación eficaz: “No incorpora memoria técnica, parámetros de diseño, descripción del modelo hidrológico e hidráulico, condiciones de calibración, condiciones de borde. Parece más marketing ambiental y paisajístico que una medida destinada a la Gestión del Riesgo de Inundaciones”.
De seguir adelante con el proyecto, y como última instancia, los vecinos están decididos a ir a la instancia judicial e iniciar una acción de amparo. Asimismo, solicitarán a la Junta Comunal y a la Legislatura un plan de manejo del parque donde los vecinos tengan participación y sean consultados ante cualquier acción que se pretenda hacer en el espacio verde.