Por Agustina Morello Eckerdt
Fotografía: Rocío Forte

Con la presencia del juez Daniel Rafecas, se iniciaron las excavaciones en lo que fue el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio Club Atlético, con el objetivo de hallar pruebas judiciales. Por allí pasaron 1.500 detenidos-desaparecidos.

Formalmente se iniciaron ayer las excavaciones arqueológicas para recuperar la totalidad del ex Centro Clandestino de Detención y Exterminio Club Atlético, ubicado en la avenida Paseo Colón 1266, en pleno barrio de San Telmo, debajo de la Autopista 25 de Mayo, y por donde pasaron alrededor de 1.500 detenidos-desaparecidos durante la última dictadura cívico militar. El trabajo permitirá encontrar información que se constituya como futura prueba judicial, además de aportar a la memoria de lo que allí ocurrió.La acción se lleva adelante en marco al convenio firmado entre la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y Autopistas Urbanas S.A. (AUSA). Luego 20 años de reclamos y gestiones, se logró que el terraplén de tierra que cubrió el sitio histórico fuera finalmente removido. 

Este sitio de detención ilegal formó parte del circuito represivo conocido como ABO (Atlético-Banco-Olimpo), tres centros clandestinos que funcionaron de manera consecutiva y bajo el control de los mismos grupos de tareas, dependientes del Primer Cuerpo de Ejército y del Batallón de Inteligencia 601 e integrados por efectivos de la Policía Federal, el Ejército, el Servicio Penitenciario Federal y Gendarmería. El Atlético funcionó como campo de concentración entre los meses de febrero y diciembre de 1977. A principios de 1978, el edificio fue demolido para la construcción de la autopista. En la noche del 28 de diciembre, los detenidos fueron trasladados a “El Banco”, ubicado a unos 200 metros de la intersección de la Autopista General Ricchieri y el Camino de Cintura, en el partido de La Matanza. En agosto de 1978 comenzó a funcionar “Olimpo”, en el barrio porteño de Floresta, construido con parte de la estructura desmantelada del “Club Atlético”.

En la inspección estuvieron presentes el juez federal Daniel Rafecas; Laura Duguine, coordinadora del Área de Arqueología y Conservación del Espacio para la Memoria, Valeria Contissa, conservadora de bienes culturales en la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación; integrantes del equipo de arqueología, la Mesa de Trabajo y Consenso del Espacio, junto a sobrevivientes y familiares de víctimas del terrorismo de Estado.

Laura Duguine, coordinadora del área de Arqueología y Conservación. 

Silvia Fontana es hermana Liliana Fontana, quien fue desaparecida por el terrorismo de Estado y pasó por el “Club Atlético”. En diálogo con ANCCOM, expresó que “a pesar de que los militares intentaron tapar sus actos atroces con tierra, hoy estamos celebrando que con lucha es posible remover todo. Nuestro lema es y será desenterrar la memoria”. También agregó que, “si bien es contradictorio sentir dolor y alegría, es gratificante saber la verdad, para que no vuelva a suceder. Quiero decirles a todos los jóvenes que no tiene que existir nunca más un Centro Clandestino de Detención”.

Carlos Leibovich, sobreviviente de este ex Centro Clandestino de Detención, contó que se exilió 30 años del país luego de lo sucedido y que, según sus palabras “los sobrevivientes tuvimos suerte”. Siguió atentamente el proceso de la causa desde lejos, pero encontrarse con sus pares lo ayudó a recordar a los que hoy siguen desaparecidos. “Es una sanación para mi restituir estos espacios, que habían quedado en negro en mi vida. Es importante que se siga escribiendo sobre lo que se descubra y lo que aconteció, en libros. A la distancia me sentía cerca a través de estos. Las excavaciones me van a permitir cerrar mi ciclo”, agregó.

Por su parte, el juez Rafecas expresó: “Como Poder Judicial estamos comprometidos. Tenemos un interés genuino y concreto, no solo buscamos juicio y castigo sino también reconstruir la historia. Me animo a decir que tenemos que esperar seis años más de trabajo constante para terminar de desenterrar lo que nos queda, lograr la construcción del Sitio de Memoria y el proyecto final, que todo este solar sea un gran Centro de Memoria de la Ciudad de Buenos Aires de la zona sur como lo es la ex Escuela Superior de Mecánica de la Armada (ESMA) en zona norte”.

Silvia Fontana, al finalizar la inspección, expresó la importancia de este espacio: “No tenemos un lugar físico para hacer nuestro duelo, por eso estamos acá. Este lugar nos representa, nos identifica con la memoria, la verdad y la justicia. Vamos a seguir luchando por ellos que no pudieron. Vamos a seguir desenterrando memoria”.