Melina Furman acaba de publicar «Enseñar distinto», un libro que formula preguntas para pensar otra educación.
Enseñar distinto, el libro escrito por Melina Furman y publicado por Siglo XXI Editores, se ofrece en el terreno de la educación como una guía para innovar sin perderse en el camino. Partiendo de preguntas que facilitan la reflexión sobre la labor, en ningún momento el lector es abandonado en la deriva, aunque tampoco obtiene respuestas inmediatas. ANCCOM entrevistó a la autora, que es investigadora del CONICET, Ph.D. en Science Educationpor la Universidad de Columbia y Licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad de Buenos Aires.
En el escenario de transformación que se propone en el libro con respecto al sistema de educación, ¿cuál cree que debe ser el rol de la familia? ¿Qué pasa si la cultura de aprendizaje profundo no se lleva adelante también en el seno familiar?
Las familias juegan un rol clave en la formación de los chicos como gran aliada de lo que sucede en las escuelas. Es en el seno familiar y en la trama cotidiana donde se construye el vínculo con el conocimiento que va a acompañar a los chicos en toda su vida; lo que los adultos hacemos modela el vínculo que ellos van a desarrollar. Cómo los acompañamos con las tareas de la escuela, preguntarles cómo les fue, estar presentes en momentos de frustración y motivarlos a seguir adelante, son acciones menos visibles pero especialmente importantes para la relación que los chicos construyen con su educación y con sus ganas de aprender durante toda la vida. Como no todas las familias tienen las mismas posibilidades, el rol de la escuela es esencial para aportar herramientas que muchas veces las familias no tienen y para ampliar el horizonte que se trae desde casa. La alianza familia y escuela es fundamental para lo que se va desarrollando en las mentes de los chicos y las chicas.
Teniendo en cuenta todos los cambios que introdujo la pandemia, ¿cree que esta sacudida a la estructura -tan fuertemente establecida- del sistema educativo puede ser la puerta de entrada al camino de transformaciones que usted postula en Enseñar distinto?
La pandemia dio un sacudón a la estructura del sistema educativo, no necesariamente para bien. Muchos chicos y chicas quedaron fuera de la escuela, aumentó la deserción escolar que ya teníamos, muy amplificada por la desigualdad de origen y muy acentuado en las familias de bajos recursos. Viéndolo desde el lado positivo, algunas de las estrategias que se proponen desde Enseñar Distinto (lograr un mayor compromiso con el aprendizaje, una mayor autonomía de los chicos en la realización de actividades, desarrollar un tipo de enseñanza que vincule los contenidos con la vida real y formas de evaluación más auténticas) empezaron a suceder con mayor regularidad en el trabajo de los docentes al explorar nuevas formas de hacer las cosas: cómo vincularse con los alumnos, modos de evaluar, utilizar las tecnologías digitales, entre otras. No me atrevería a decir que ésta es la gran puerta de entrada a un cambio que hace tiempo necesitamos pero creo que se movieron algunas formas de hacer las cosas y en ese sentido hay un resto positivo en el medio de toda la dificultad antes mencionada y de un saldo general muy negativo. Algo a destacar es que muchos docentes enriquecieron su caja de herramientas pedagógicas.
¿Se pueden modificar los sentidos que circulan en la institución educativa y en consecuencia en las prácticas que allí se desarrollan sin involucrar el sistema político y los sentidos que circulan socialmente?
Sí, creo que se pueden modificar los sentidos que circulan en la institución educativa, lo veo todo el tiempo cuando hay equipos que se ponen al hombro la propuesta de la institución con la mirada puesta en la experiencia que van a transitar los alumnos y qué aprendizajes se quieren lograr. Hay que trabajar en el “efecto tenaza”, un concepto de Axel Rivas que me gusta mucho. Empezar por las condiciones más macro de la política educativa, los sentidos sociales que adjudicamos a la educación y al prestigio de los docentes: poder pensar a la educación como una prioridad social y política. También creo -y lo muestra mucha investigación educativa- que es posible trabajar de maneras distintas dentro de la institución cuando esta se convierte en una usina de cambio y cuando hay equipos de trabajo que buscan nuevas maneras de innovar. Esto está determinado por las condiciones de trabajo de los docentes.
¿Cómo describiría la concepción del sujeto que desarrolla Enseñar distinto?
En todo el libro hay una mirada puesta en el sujeto, considerándolo como un sujeto diverso, ya que cualquier grupo humano es heterogéneo. El enfoque está puesto en nutrir y llevar más lejos el repertorio de intereses y capacidades que cada uno presenta. La enseñanza tiene que contemplar esa diversidad, pensando en propuestas que habiliten distintos tipos de puertas de entrada al conocimiento y maneras diferentes de abordar los contenidos. Desde el comienzo del primer capítulo, la mirada está centrada en los sujetos que queremos formar; comienza con las preguntas sobre cómo soñamos que sean los chicos que hoy están en las escuelas cuando sean adultos, qué características queremos que tengan. ¿Curiosos, empáticos, perseverantes, que disfruten de aprender? Desde ahí se encamina la siguiente cuestión: qué tenemos y qué podemos hacer antes desde la educación, cómo eso que hacemos sienta las bases de lo que va a ser el futuro.
Las ventajas de nuestro sistema educativo que observé y veo trabajando en escuelas y acompañando y formando docentes son que, en general, los maestros argentinos tienen mucho compromiso con los alumnos.
¿Qué ventajas y limitaciones encuentra en el sistema y en la cultura educativa local para llevar adelante las transformaciones propuestas?
Las ventajas de nuestro sistema educativo que observé y veo trabajando en escuelas y acompañando y formando docentes son que, en general, los maestros argentinos tienen mucho compromiso con los alumnos, tienen buenos vínculos y tienen la mirada puesta en acompañar. Eso es enorme y es la base para todo lo demás. En cuanto a las limitaciones, son más estructurales y tienen que ver con las condiciones de trabajo. Además, hay una mirada muy contenidista y enciclopedista sobre qué significa aprender, centrada en la suposición de que una explicación clara y ordenada alcanza para que los estudiantes interioricen el aprendizaje; sabemos que no es así. El sistema es muy tradicional en las metodologías de enseñanza y evaluación. Eso es posible y complejo de cambiar: requiere mucho trabajo.
¿Hubo alguna situación específica que la haya marcado durante el transcurso de las investigaciones que realizó?
Recuerdo una anécdota que sucedió trabajando en formación docente como parte de un programa de ciencia y tecnología para la escuela primaria. En ese programa había que trabajar alrededor del porqué se producen las fases de la luna, dentro de la temática de astronomía para sexto grado. Al armar la capacitación y al trabajar con las docentes, con un contenido habitual que se aprende en la escuela primaria, me di cuenta de que nunca nadie lo había aprehendido hasta que lo tuvimos que enseñar. Me cayó la ficha de cuánto del contenido declarativo que nos llevamos de la escuela es algo que no terminamos de entender. Las maestras decían: “Ahora sí lo entiendo y lo puedo enseñar distinto”. Muchas veces la escuela no apunta a la comprensión, a entender en serio las razones detrás de las cosas. Eso queda como un acervo de conocimiento inerte, conocimiento que no podemos usar.
¿Cómo se puede contribuir desde la individualidad del lector o lectora (que puede no estar directamente relacionado al sistema de educación) a enseñar distinto?
El libro está pensado para docentes de todos los niveles. Quienes lo lean pueden tomar pistas para acompañar a chicos y adolescentes a aprender y fomentar las estrategias que propone Enseñar distinto en quienes tenemos cerca, pero también fomentarlo en nosotros mismos como adultos cuando tenemos que aprender algo nuevo. El libro está pensado para el trabajo en escuela, sin embargo, atraviesa toda nuestra vida: el trabajo en equipo, la posibilidad de dar devoluciones a quien tenemos cerca para seguir mejorando y respetar los tiempos propios. Todos enseñamos y aprendemos a lo largo de nuestra vida, más allá de a qué nos dediquemos, así que espero que el libro sirva también para todas las personas que están por fuera del sistema educativo.