Nacido en 2001 en los barrios populares y en los piquetes de las rutas, el MTL fue una de las organizaciones que aglutinó el reclamo de desocupados y ocupados víctimas del neoliberalismo.

Carmen López, la cuarta desde la izquierda, se convirtió en referenta del Movimiento Territorial de Liberación.
La crisis económica, el aumento de la desocupación y la indigencia, la criminalización de los sectores populares, la precariedad laboral y el descontento con la esfera política se combinaron en la rebelión de diciembre de 2001, cuando diferentes actores sociales en distintas ciudades del país salieron a las calles para reclamar “que se vayan todos, que no quede ni uno solo”.
“Las jornadas del 19 y el 20 fueron la expresión de una rebeldía popular multifacética que se venía acumulando”, sostiene Carmen López, referente de la agrupación social Carlos Chile y del Movimiento Territorial de Liberación (MTL), una de las múltiples organizaciones sociales que tuvieron un rol protagónico durante aquellos días.
En los barrios, se trató de un prolongado proceso de descontento que terminó reuniendo a sectores asalariados y desocupados que padecían la misma política económica desde la dictadura y que luego continuaron los gobiernos de Carlos Menem y Fernando De la Rúa. Según López, ese proceso hunde sus raíces en otras revueltas anteriores: las jornadas hiperinflacionarias a fines de los 80 y principios de los 90, las puebladas en el sur y noroeste patagónico a mitad del largo gobierno de Menem. “A mediados de los 90, el espacio público empieza a ser transitado por los movimientos de desocupados, el movimiento piquetero cuya modalidad de lucha, fundamentalmente, eran los cortes de rutas, y que fue migrando a las áreas urbanas, articulando las viejas y las nuevas formas de una territorialización, donde se vinculaban trabajadores ocupados y, sobre todo, desocupados”, reflexiona la militante social.
El MTL nació con la crisis social del 2001, aunque no tuvo un desarrollo homogéneo. La lucha por acceso a las tierras en la Provincia de Buenos Aires y la resistencia contra las políticas de extradición de inmigrantes en la Ciudad de Buenos Aires fueron solo dos, de las múltiples en toda la Argentina, que llevaron a su conformación. “El movimiento se sumó a las diferentes manifestaciones del campo popular que se desarrollaban alrededor del país y que se expresaban de manera autónoma”, afirma López.
«Contuvimos a los vecinos y vecinas que encontraron como expresión de rebeldía ante la crisis social el saqueo, la movilización y la ocupación de terrenos”.
La referente social destaca el rol de los movimientos sociales en los barrios populares, en donde las políticas neoliberales habían causado estragos y desencadenaron, entre otras consecuencias, los saqueos a los comercios en esas jornadas de 2001. “Organizar la resistencia fue como el hecho natural de reconocerse como clase. En cada uno de los lugares, las barriadas venían acumulando hambre y desocupación, y en aquel momento –cuenta López– contuvimos a los vecinos y vecinas que encontraron como expresión de rebeldía ante la crisis social el saqueo, la movilización y la ocupación de terrenos”.
Durante la tarde del miércoles 19 de diciembre de 2001, Fernando De la Rúa, en medio de una jornada de protestas, ocupaciones y saqueos en distintas zonas del país, anunció el estado de sitio por cadena nacional. La medida generó un rechazo masivo en la sociedad y una multitud incalculable salió a las calles, en distintas provincias, a protestar contra el gobierno. Para López, fue un momento sorprendente por la “espontaneidad y masividad de las protestas”.
“El estado de sitio nos trae mal recuerdo porque muchos lo padecimos en las dictaduras –afirma–. La protesta fue una respuesta al estado de sitio, fue un no volver atrás, fue sentir el dolor de lo perdido y una respuesta al accionar de las fuerzas represivas. Y también fue la contracara de un pueblo cansado de la crisis social y política a la cual lo tenían sometido”.
Las fuerzas de seguridad asesinaron a decenas de personas el 19 y 20 de diciembre. “Tengo palpable el recuerdo de la represión a las Madres de Plaza de Mayo, el gaseo y los disparos contra los manifestantes y el hombre baleado en las escalinatas del Congreso”, evoca López, que tiene claro quiénes “no se doblegaron” ante las políticas de seguridad del gobierno de De la Rúa. Asimismo, critica la decisión de la Corte Suprema de Justicia que permite a los procesados por la masacre seguir apelando los fallos y sin siquiera prisión efectiva. “Si no hay justicia para los muertos de esa jornada, no hay ley de reparación histórica que funcione”, razona López en alusión al proyecto de ley que se comprometió enviar al Congreso el presidente Alberto Fernández, para resarcir económicamente a los familiares de víctimas.
La dirigente del MTL considera que la sociedad debe “recuperar el significado histórico de la lucha popular del 19 y 20 de diciembre”. Fue “un despertar político” que rompió con el disciplinamiento de las políticas que se iniciaron durante la última dictadura, subraya. “Esas jornadas fueron la rebeldía hecha acción, en esas columnas que se juntaban en las esquinas con las organizaciones territoriales. Fue un momento único que marcó un rechazo al vaciamiento y a la instalación de un modelo neoliberal que dejaba desamparadas a millones de personas”.