Yo aborté, para la ley argentina soy una delincuente

Yo aborté, para la ley argentina soy una delincuente

Dice lo que piensa y escribe sobre el dolor propio y ajeno. Nunca imaginó que un día seis millones de usuarias y usuarios leerían en 72 horas el posteo que publicó a escondidas desde el escritorio de un call center de Once. “Bancátela”, lo tituló. Hasta hoy, más de seis mil mujeres le han contado sus historias en su página de Facebook No me calmo nada. Zuleika Esnal las lee a diario y responde todos los mensajes. Estoy acá, mujeres sobrevivientes se llama su primer libro que está por salir a la luz editado por Grupo Editorial Sur. Son 107 testimonios seleccionados de los miles que recogió. En el patio interno de su casa en Colegiales, en una tarde calurosa de abril, dialoga con ANCCOM.

¿Cómo vivís la publicación del libro?

Feliz. Ya está en imprenta. Si alguien hace unos años me decía “escribite algo para que 6.500 mujeres hablen de lo que les pasó, 54 dejen su casa, siete denuncien a su violador y 250 den una mano gratuitamente a otra”, me hubiera muerto de risa. Hoy es real.

¿Es verdad que viralizaste desde un call center la página No me calmo nada?

Exacto. La tengo desde 2015 pero tenía 300 seguidores entre amigos y conocidos. Un día leo en el trabajo que violan a una chica de 16 años en Brasil entre 33 hombres. Ella declara: “El alma duele más que la vejiga destrozada y es más difícil de sanar”. Indignada y a escondidas, al día siguiente escribí el relato Bancatela. Lo puse público por sugerencia de una amiga. A los tres días me contacta un periodista de El País de España y me dice que estoy en la edición digital del diario  ya que lo que escribí fue compartido 36 mil veces y leído por 3 millones de personas en Argentina. Me quedé paralizada. Al rato llego a casa y tenía  57 mensajes de mujeres de distintos países de Latinoamérica contándome todo tipo de experiencias vinculadas a la violencia de género.

¿Cómo te manejaste en esos primeros casos?

Siempre igual, cuando quise preguntar algo lo pregunté, sin vueltas, con respeto y mucha inocencia. A veces se confunde la empatía con el ponerse en el lugar del otro y eso es imposible. Yo no sé qué es que tu papá te viole, a mí jamás me levantaron la mano. No sé lo que es sentir un puño en el medio de la cara. Tampoco lo tengo que saber para ayudarte.

De estas historias nace la obra teatral Piel de cordero

La escribí en un solo día luego de meses de ir procesándola. Somos tres actrices en escena tratando de abarcar los diferentes matices. En el último monólogo habla una chica muerta en primera persona, Rocío Juárez de Zárate. A mí me escribió su amiga. Me cuenta que Rocío se fue a comer un asado un domingo al mediodía con amigos y no volvió nunca más. La violaron y mataron entre dos hermanos. Ella aparece al final de esta obra porque también tenemos que hablar por las que ya no están.

¿Qué pasa en la sala?

Termina la obra y la gente se queda. Han pasado cosas maravillosas. Por ejemplo, que se levanten mujeres una por una a decir sus nombres o que termine todo el teatro de pie gritando “¡estoy acá!”.

Zuleika Esnal sentada en la escalera del patio de su casa junto a su perro.

Zuleika Esnal, actriz, escritora y creadora de la página «No me calmo nada».

¿Sufriste amenazas?

Sí, a través de Facebook, han averiguado la dirección de mi casa, me han escrito que me van a venir a buscar. Yo elijo seguir porque si me pasa algo, ya está, yo no me muero más. Estoy en cada mujer que habló, en cada piba que no podía y ahora puede. En esa chica que no salía de la puerta de su casa porque la violaron mientras dormía y ahora me manda una foto desde Plaza de Mayo con una pancarta enorme.

¿Cuál es tu postura sobre el aborto?

Yo aborté. Tarde 23 años en poder verbalizarlo. Deseo que nadie tenga que hacerlo como yo, escondida, muerta de miedo y sola en Lanús. Con un médico que ni me miró la cara y lo único que se dignó a decirme fue que tomara el antibiótico porque no se pensaban hacer cargo de una infección. Si ahora estoy horas ensayando con las actrices para gritar en el Congreso o voy a las marchas, es porque peleo para que nadie tenga autoridad legal sobre nuestros cuerpos. Me costó años entenderlo. La culpa se me había metido en un lugar tan imperceptible que, al quedar embarazada en junio del año pasado y perderlo, cuando la médica me preguntó si era mi primer embarazo, mentí y dije que sí.

¿Por qué?

Por culpa, por vergüenza. Ahí entendí el daño que me habían hecho la sociedad, el Estado, la Iglesia. Mentí, no era mi primer embarazo. Aborté a los 18, en 5ª año del secundario. Me arrepentí a último momento en la camilla mientras la enfermera me insultaba y me decía que me quedara quieta. Quise irme y me dijeron “ahora ya está pendeja” y me taparon la boca. Me desperté en otra habitación, aturdida y asustada, con algodón entre las piernas. No quiero que nadie pase eso.

Una ausencia total de acompañamiento, ¿lo sentiste así?

Nadie me hizo una ecografía o me explicó qué recaudos tenía que tomar o cómo había quedado mi cuerpo. Nadie. Eso pasa cuando abortás en este país. Tuve suerte porque tenía los 1500 pesos que salía abortar en 1994. Hay pibas que se tienen que meter en la villa, en su casa y morir desangradas. No pueden ir a la guardia de un hospital por miedo a ir presas. Yo tendría que estar presa. Yo aborté, para la ley argentina soy una delincuente.

Con la campaña #EstoyAcá, ¿transformás palabras en acción?

La idea es generar una red solidaria para dotar de recursos a mujeres que viven situaciones de violencia. Ya sea desde el aprendizaje de un oficio, un servicio gratuito, clases de yoga… Quienes quieren colaborar publican en sus muros sus nombres, de dónde son y lo que ofrecen con el hashtag #EstoyAcá. Sos maestra, ayudalas a terminar el secundario. Sos psicólogo o abogado, asesoralas. Somos muchos en Argentina pero hay también personas de Colombia, Ecuador, Chile, España, Holanda. Si el Estado está ausente, nosotras tenemos que estar presentes para ellas.

“Trato de ver cómo es la gente”

“Trato de ver cómo es la gente”

Escritora de larga trayectoria, docente comprometida y segunda mujer en ganar el Premio Iberoamericano Manuel Rojas, Hebe Uhart desarrolló una literatura que tiene como puntos fuertes los relatos atrapantes y una mirada detallista del mundo, plasmada en sus novelas -que acaban de publicarse todas reunidas en un solo volumen- o en los registros de travesías agrupados en Viajera crónica, De la Patagonia a México o en Visto y oído. De todo eso, habló en su apacible casa de Almagro.

¿Cómo es el trabajo en el que la viajera que conoce, investiga y documenta pasa a ser una productora de ficción? ¿Cómo se encara ese proceso donde se entremezclan y conjugan la imaginación y la realidad de lo investigado?

O al revés.  Cómo una escritora de ficción se convierte en viajera, en mi caso lo siento así. De todos modos los géneros son engañosos, es decir, no hay tanta diferencia en algo que sea ficción o no ficción. Lo que tiene la literatura de crónica de viaje, o la crónica de viaje, es rescatar voces, modismos. La crónica te ofrece novedades, cuando sentís agotado el campo de la ficción, eso te ofrece modos de hablar, modos de comportarse, de pensar el mundo totalmente distinto. Te da un saber, una mayor amplitud cuando sentís un poco cercenado el campo de la ficción, es decir, te vas afuera y vas a buscar un material que te sirve para contar.

¿Qué cosas y personas te inspiraban antes y qué cosas son nuevas, frutos de la época y de la vida?

El campo de lo que te llama la atención es múltiple. De hecho he trabajado sobre los animales porque me llaman la atención, y la relación de personas con animales y qué sé yo… Es posible que haya habido un cambio en el registro de los personajes que me interesaban, pero en este momento me interesa más la crónica porque me trae novedades, muchas novedades.

¿En qué etapa de la vida sentís qué produjiste literatura de manera más profusa?

La literatura puede ser profusa o puede ser una merda (risas) puedo decir donde pienso que di lo mejor: Mudanzas y Camilo asciende, en esas novelitas pienso que di mucho. Después me mantuve en una meseta.

¿Cómo encontrás a tus personajes? ¿Cómo los escribís y los pensás?

En cada caso de manera distinta. Depende la época de la vida, se dan de manera diferente. Algunos los he hecho con gran apoyatura de estudio para componer. Por ejemplo, para el personaje de un alemán me base en un montón de cosas. Desde un libro de la literatura alemana que no era demasiado bueno, pero a veces yo tengo material que no es demasiado bueno pero lo uso como material antropológico para ver qué están pensando, por dónde les va la cabeza. Pero también me fui a la calle Florida y la mire con ojos alemanes. Yo conozco Alemania, fui dos veces, estudié en la Facultad de Filosofía y sé por dónde van, entonces ahí, con un montón de elementos, compuse el personaje. Pero con muchos elementos previos, como una especie de trabajo de investigación.

¿Se podría decir lo mismo de algunas de tus historias?

A no todas las he hecho así. Para los recuerdos de mi infancia o de mi adolescencia no tengo ninguna necesidad de hacer un estudio antropológico, pero para los personajes lo he hecho.

Como escritora y docente-tallerista, ¿qué observás en las nuevas generaciones de escritores? ¿Tienen alguna característica específica?

Sí, la síntesis. Los medios y soportes nuevos generaron eso. Pero como yo los tengo como individuo, no los veo mucho como generación, los veo muy individuados, muy particulares a cada uno. Pero sí, la síntesis es una característica.

En otra entrevista dijiste que “escribir es comunicar”…

Sí, exactamente. Yo tengo una alumna en el taller que escribe mal, formalmente mal, pero comunica muchísimo. Para mí es una de las mejores, pero no sé por qué escribe así. Yo le digo que es como si tuviera un manto de terciopelo pero lleno de abrojos y de telas de araña, qué sé yo. Hay que pulirlo a eso. Pero yo no pulo mucho formalmente a la gente porque a eso lo hacen en cualquier editorial, ellos tienen buenos correctores. Si van a llegar, tienen unos correctores que son bárbaros.

¿Y qué es lo que ves?

Yo veo lo que me cuenta, lo que me comunica.

Habiendo recibido varios reconocimientos y, a casi un año de ganar el premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas, en Chile. ¿Qué importancia le das a los premios?

Ninguna. Poquísima. Tiene poquitísima importancia porque es como una suspensión de la vida cotidiana, mi vida no está hecha de premios. El premio es un momento que fue en noviembre del año pasado que ahora me hace la obligación de viajar a Chile para hacer de jurado. ¡Qué no me gusta! No hay que depender de los premios, uno tiene que seguir su camino. Por supuesto que si fuera joven el premio me parecería extraordinario y estaría pujando por ser traducida, pero ¡no me importa ser traducida! De hecho hay unos textos, pero son cosas que no me resuenan.

Naciste en Moreno, ¿qué lugar ocupa en tu vida?

Hace muchos años que no estoy, hace cincuenta años. Vuelvo a Moreno y lo veo totalmente distinto. Lleno de autos, de gente, con quinientos mil habitantes. Cuando era chica tenía cuarenta mil… imaginate. Se podía jugar en la calle, era otro lugar. Vuelvo cada dos meses, tengo amigas, parientes, pero es otra cosa para mí. No estoy llena de melancolía por la casa que vendí, ni nada…

¿No te produce nostalgia pensar en la infancia?

Sí, pero la escribí a rolete. La infancia, la adolescencia, la familia… ya está. Creció uno, crece todo. Me parece muy feo el centro de Moreno (risas). De todas formas, tiene sus lugares lindos.

Hablando de la escritura de crónicas de viaje, imagino que tenés que despojarte de prejuicios…

Hay que tener presente que otros sectores sociales miran los fenómenos desde otros puntos de vista. Ese otro punto es lo que me interesa. La gente de campo, por ejemplo, en relación a los animales, los mira de manera diferente a las ciudades. Acá tenemos mascotas pero en el campo no… En fin, los pueblos chicos son muy interesantes, la gente habla y no tiene filtro. Una vez estaba en Uruguay, un pueblo que se llama Santa Rosa, tiene mil habitantes. Yo tengo una teoría, cuando más pequeño es un lugar más complejos al cuete son sus intelectualidades (risas). Era un pueblo que no tenía un café, tenía una especie de lugar donde hacían hamburguesas. Le pregunté a unos chicos por algún referente del lugar y me mandaron a ver a un profesor de Geografía, me recibió en el hall de la casa, afuera. Santa Rosa queda a una hora de Montevideo, pero es un punto perdido. El referente me contó que Santa Rosa estaba buscando su identidad. Yo pensaba, se conocen todos desde antes de nacer…

Salgo de ver a ese profesor complejo y complicado y me paro delante de una vaca y una oveja que estaban juntas y pasa un señor y me dice: “Esta se llama Rosa y la otra se llama Pamela”. ¿Ves? Tienen la identidad hasta de las vacas. Yo digo, toda esta complejidad con el tema de la identidad… acá no tienen ningún problema en realidad es muy simple. Cuando es una ciudad grande como Córdoba o Buenos Aires, estudio la historia porque es muy interesante. Miro mucho los letreros de la calle, son muy significativos. América Latina, por ejemplo, tiene tanto… en Colombia, para bañarte le dicen: “¡Empelotate!”  No importa si son varones o nena. Los modismos son otros. Vos vas viendo a través de los letreros o de los lenguajes, lo que aceptan o no aceptan, ves cómo son. Eso es lo que trato de ver: cómo es la gente.

“Esta gente solo tiene lealtad con el dinero”

“Esta gente solo tiene lealtad con el dinero”

Como cada jueves, desde hace dos años y medio cuando comenzó el juicio por encubrimiento del atentado a la AMIA -el 6 de agosto de 2015-, asistieron a la última audiencia familiares y amigos de víctimas, e integrantes de las querellas. Entre ellos estaba Diana Malamud, referente de la Asociación de Familiares y Amigos de las Víctimas Memoria Activa, quien perdió a su marido Andrés aquella mañana del 18 de julio de 1994, cuando una bomba explotó en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).

A casi 24 años del peor atentado terrorista cometido en suelo argentino, pocas son las certezas de lo que ocurrió ese día en que el edificio la calle Pasteur al 633, en el barrio porteño de Once, cuando quedó reducido a una pila de escombros, humo y cenizas tras una explosión que le arrebató la vida a 85 personas. Hasta el día de hoy, los autores materiales de la masacre continúan libres luego de que el juicio por el atentado, en el que 22 ciudadanos argentinos fueron acusados por complicidad finalizaran, en septiembre de 2004 todos absueltos. Los imputados habían sido señalados como la “conexión interna” que, según la principal hipótesis, habría colaborado con funcionarios del gobierno iraní y un miembro operativo libanés del Hezbollah para ejecutar el ataque. Una investigación plagada de irregularidades, tanto por parte de las fuerzas policiales como de los servicios de inteligencia, así como el accionar de las propias autoridades judiciales del caso fueron los causantes de que el juicio fuera declarado nulo, de que los criminales nunca fueran identificados, y de que el atentado aún permanezca impune.

Daiana Malamud posando frente a un mural con un pájaro verde detrás

Daiana Malamud sigue reclamando verdad y justicia por la muerte de su marido en el atentado a la AMIA.

Ahora, aquellos encubridores deben rendir cuentas por su repudiable proceder durante el transcurso de la causa AMIA, en un nuevo juicio que tiene en el banquillo de los acusados a Juan José Galeano, ex juez instructor de la causa; los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia; el ex titular de la SIDE, Hugo Anzorreguy, junto con otros integrantes de los Servicios de Inteligencia, el ex agente Patricio Finnen y el ex subsecretario Juan Anchezar; el ex comisario Jorge «Fino» Palacios y el ex policía Carlos Castañeda; el ex presidente de la DAIA, Rubén Beraja; el ex Presidente de la Nación, Carlos Menem. Carlos Telledín, último propietario de la Trafic en cuyo interior se hallaría la bomba, su esposa Ana Boragni y su ex abogado Víctor Stinfale, completan la lista de los acusados.

Memoria Activa es una de las 31 querellas reunidas en seis cabezas de querella que participan en el juicio por encubrimiento junto con las asociaciones de familiares 18J y Apemia, la Dirigencia comunitaria judía AMIA – DAIA, Policías Bonaerenses y la Unidad AMIA del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos que representa al Estado Argentino. Todos ellos buscan que los autores del atroz crimen, así como los funcionarios que los encubrieron, sean juzgados.

O por lo menos eso es lo que parecía al principio. A contracorriente del resto de los querellantes, la Unidad AMIA –que ya había pedido la absolución del ex Comisario Palacios- decidió en su alegato no solicitar penas para los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia, quienes aparentemente tendrían vínculos cercanos con el Ministro de Justicia, Germán Garavano. El alegato fue anunciado por el abogado Juan José Console, recientemente elegido para que represente al Estado en reemplazo de Enrique Ventos (desplazado aparentemente por no estar de acuerdo con librar de penas a los fiscales imputados). Console había sostenido en relación a la culpabilidad de Mullen y Barbaccia: “No se ha podido arribar a una plena convicción de su participación en los hechos”.

Pero aun cuando el polémico abogado fue apartado del caso por el Tribunal Oral Federal Nº 2 en la última audiencia con el argumento de que su participación en el juicio “resulta incompatible” con el cargo que ocupa en el Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires, los jueces Jorge Gorini, Karina Perilli y Néstor Costabel dieron igualmente por válido el alegato presentado por la querella del Ministerio de Justicia, al que se oponen las demás querellas, y que generó repudio y malestar entre los familiares de las víctimas.

Tras el cuarto intermedio de la etapa de alegatos, Diana Malamud dialogó  con  ANCCOM para comentar los avances –o más bien, los retrocesos- del juicio por encubrimiento.

Los jueces del TOF 2 finalmente decidieron apartar a José Console, abogado de Unidad AMIA designado por el Gobierno. ¿Memoria Activa está satisfecha con esa decisión?

A medias en realidad, porque concretamente estaba inhabilitado, eso era obvio, y no debió haber presentado el alegato. El tema es que para nosotros tampoco era válido el alegato que presentaron, ya que hubo una denuncia de los demás abogados de que eso no constituía lo que pensaba la querella. Pero esa es una decisión del tribunal.

¿Qué repercusión tiene para ustedes como querellantes y familiares de víctimas el hecho de que quienes fueron asignados para investigar el atentado contra la AMIA sean juzgados por encubrimiento?

Es difícil, porque es como el mundo del revés. Uno confiaba en estas personas -tanto el ex juez Galeano como los ex fiscales Mullen y Barbaccia, los miembros de los Servicios de Inteligencia y de la Policía- que eran los que tenían que investigar, y en cambio nos mintieron, encubrieron a los perpetradores, e hicieron todo tipo de maniobras delictivas para hacer negocios y para que nosotros nunca tengamos verdad ni justicia. De hecho, son los culpables de que a tantos años del asesinato de nuestros familiares todavía no tengamos nada. Ni siquiera sabemos bien qué sucedió ese día. Pero por lo menos los encubridores están siendo juzgados y esperamos que haya condenas firmes y duras para ellos.

¿Y qué significa para ustedes que entre los acusados estén Rubén Beraja, ex presidente de la DAIA, e importantes figuras políticas como el ex Presidente Carlos Menem y el ex titular de la SIDE, Hugo Anzorreguy, entre otros?

Eso habla de hasta dónde llegó esto, de todo lo que son capaces de hacer porque tienen el poder y en definitiva de lo poco que les interesa la gente. Muchas veces se llenan la boca de que gobiernan y hacen las cosas para los ciudadanos, pero en estas cosas uno se da cuenta de que no es así, sino que tienen otros intereses. Y lo que aprendí en estos años es que, generalmente, estos intereses están atados al tema dinero y no a otra cosa, ni siquiera a otro tipo de lealtades. Esta gente solo tiene lealtad con el dinero.

¿Por qué creen que la querella que representa al Estado no solicitó penas para los ex fiscales Eamon Mullen y José Barbaccia?

Fundamentalmente porque Mullen y Barbaccia son amigos del Ministro de Justicia, Germán Garavano. Esta decisión tiene que ver con la relación de los ex fiscales con Garavano y vaya a saber qué otras cosas que uno desconoce.

¿Cree que desde el Ministerio de Justicia se busca lograr la impunidad para los acusados?

Por lo menos para Mullen y Barbaccia sí, absolutamente. Esto ni siquiera se ha escondido, lo han hecho público.

El año pasado, a raíz de la renuncia de dos abogados de la Unidad AMIA –querella del Estado-, Memoria Activa publicó una carta abierta al Presidente Mauricio Macri en la que sostenía: «Lo que se busca desde el gobierno es encubrir a los encubridores que están siendo juzgados desde agosto de 2015».

Así es, y esto viene a ser como la frutilla del postre. Lo que acaban de hacer es muy vergonzoso. La verdad es que uno piensa: «Si el Ministro de Justicia hace eso, ¿qué nos queda a los argentinos?» Es algo muy tremendo y muy doloroso, porque uno piensa que pueden hacer cualquier cosa solamente porque uno es ministro de tal cosa o tal otra, o pertenece a este Gobierno. Pero las cosas no son eternas y este juicio precisamente demuestra eso, que quienes acusaban en ese momento ahora están en el banquillo de los acusados.

Daiana Malamud casi de perfil mirando hacia adelante.

Daiana cree que desde el Gobierno están encubriendo a dos ex fiscales por su vínculo cercano al ministro Garavano.

¿Qué estrategia tienen para evitar que en este juicio se cometan las mismas irregularidades que hicieron que el juicio por el atentado fuera declarado nulo?

La única estrategia que tenemos nosotros es la lucha que siempre hemos hecho, la denuncia constante y tratar de que se haga justicia y de que tengamos algo de verdad. Es nuestro único interés. Y esta ha sido nuestra estrategia, tener claro siempre qué es lo que queremos, y lo que queremos es justicia para nuestros familiares.

¿Cuál cree que será el resultado final del juicio?

Tenemos la esperanza de que haya condenas para todos, y condenas duras, efectivas y ejemplificadoras. Que quede claro que no porque alguien haya sido juez o tenga un puesto en el Gobierno pueda hacer cualquier cosa. Sería educativo, de alguna manera, además de que delinquieron. Cometieron un montón de actos que el Código Penal marca como delitos, y eso es punible. Esperamos que el Tribunal los condene a todos.

¿Teme que la causa por encubrimiento del atentado pueda terminar con todos o algunos de los acusados impunes, como ocurrió en el juicio por el atentado?

Uno siempre tiene miedo, pero la realidad es que nosotros hacemos lo que pensamos que tenemos que hacer. Iremos a la Cámara en protesta si eso ocurre e iremos a otras instancias. Ojalá eso no pase.

A casi 24 años del atentado, ¿tiene expectativas de que los autores del crimen sean juzgados?

En lo personal, no. Creo que si de algo son culpables todos estos delincuentes que están siendo juzgados hoy es precisamente de haber impedido eso, de habernos alejado de la posibilidad de que los verdaderos autores del crimen, los que pusieron la bomba y mataron a mi marido y a otras 84 personas algún día estén entre rejas. Yo, a esta altura, lo veo imposible.

¿Cree que es posible llevar a cabo un nuevo juicio por el atentado?

No hay contra quién iniciar un nuevo juicio porque no existen pruebas. No hay nada, no sabemos nada. Es una causa vacía. Y después de tantos años, es muy difícil empezar una investigación. Esto es consecuencia de la mala investigación que hicieron en primera instancia. Cada año que pasó nos alejó más de la posibilidad de obtener verdad y justicia.

¿Cómo piensan seguir adelante una vez que finalice el juicio por encubrimiento?

Nosotros tenemos todavía la causa abierta en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y seguimos denunciando todo tipo de maniobras de encubrimiento que siguen ocurriendo. Y seguimos con la expectativa de que la Unidad Fiscal que ahora está a cargo va a seguir trabajando, que se pueda llegar a algo y se puedan realmente desclasificar toda la información que hoy está clasificada y que aún no pudimos ver. Vamos a ver qué pasa. Ya son muchos años, casi 24 años. Yo creo que ya es casi imposible descubrir la verdad, lamentablemente.

 

“Este viaje es quizás una de las experiencias políticas más conmovedoras de mi vida”

“Este viaje es quizás una de las experiencias políticas más conmovedoras de mi vida”

“Me llevo la imagen de los chicos besando y abrazando a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo”, le dijo ayer a ANCCOM Pablo Iglesias, en su primera visita al país. El secretario general de Podemos estuvo cuatro días en Buenos Aires, donde además de asistir a la Marcha por la Memoria Verdad y Justicia, también participó del III Encuentro de Círculos en el Exterior de Podemos dirigido a la comunidad española en Argentina y recibió el premio Rodolfo Walsh en la Universidad de La Plata; el Premio Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales de Clacso; y el Doctorado Honoris Causa de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo (UMET). Su visita al país concluyó en Calafate, donde se reunió con la expresidenta Cristina Fernández.

El secretario general de Podemos tuvo una charla íntima con ANCCOM en su visita a Buenos Aires.

El lunes, unas horas antes de recibir el Honoris Causa, Iglesias participó de un encuentro en la UMET con destacados representantes de la cultura, el sindicalismo y la política argentina, donde pudieron compartir experiencias y perspectivas de cómo afrontar los desafíos de la política actual. Al finalizar la entrega del premio, participó de un panel por la memoria junto a Estela de Carlotto, Sergio Maldonado y Elizabeth Gómez Alcorta. Iglesias, candidato presidencial por Podemos en las últimas elecciones, sostiene  que la construcción de la memoria colectiva es fundamental para la construcción política de cualquier país, y también para pensar la política más allá de las fronteras nacionales. El líder del movimiento de vanguardia que rompió la inercia del sistema político español respondió a ANCCOM una serie de preguntas sobre este tema, sobre la relación de España y Argentina, el surgimiento de Podemos a partir del 15M y la dinámica participativa del partido a través de lo que dieron en llamar “círculos”.

¿Cómo ven desde Podemos la relación entre España y Argentina, y las posibilidades de una articulación en la construcción política?

 Es fundamental romper la dinámica de los discursos coloniales. Todavía en España, por parte de la monarquía y de los sectores políticos del poder, se mira a América Latina tratando de hacer un elogio fundamental de la colonia. Es sumamente necesario reescribir la historia de los de abajo: cómo son precisamente las identidades mestizas de los sectores populares, los que incluso construyen la lengua, cómo El Quijote o Martín Fierro representan el protagonismo de lo popular en la construcción de una identidad cultural. Es interesante reflexionar sobre esto, sobre los vínculos que unen nuestros países: pero los vínculos que se construyen desde lo popular y no desde una relación neocolonial de las élites.

¿Considera que es necesario construir bloques regionales para enfrentar el avance global del neoliberalismo?

 Hay un elemento que es crucial y que muchas veces ha estado ausente en las reflexiones de la izquierda y del campo popular, que es la dimensión geopolítica. Es algo de lo que nosotros aprendimos mucho de América Latina; su noción de Patria Grande. Es verdad que ahora está en crisis por la vuelta de los sectores derechistas con nuevos estilos, pero sigue siendo un elemento crucial en términos estratégicos. Nosotros hemos dicho que somos europeístas, aunque no compartimos el modelo de la Unión Europea, construido en torno al Banco Central Europeo y al poder de las finanzas. Somos conscientes de los límites de los estados nacionales para asumir desafíos en la escala global, que son absolutamente determinantes en las posibilidades de los sectores populares para empoderarse. Esto es enormemente difícil y contradictorio, porque el funcionamiento de la sociedad internacional y de las relaciones internacionales no es democrático por definición, y sin embargo es un espacio que implica afrontar una realidad que es crucial para una reflexión de la izquierda. En ese sentido, lo que hicieron en América Latina en los últimos años es una inspiración interesante.

Iglesias participó del acto del 24 de marzo en Plaza de Mayo.

ARGUMENTOS DE LA MEMORIA

 “Vengo a cuidarlo porque es mi nieto”, dijo Estela de Carlotto en la inauguración de las jornadas “Cultura con memoria”, en la UMET. Iglesias, muy emocionado, recordó una canción de Ismael Serrano que dice “madre tu hijo no ha desaparecido, yo lo encontré marchando conmigo” y reflexionó que “imaginar una sociedad más justa, un futuro mejor, asignarle un contenido al significante patria, un contenido al significado justicia es lo que hace que los luchadores y las luchadoras de todos los países, de todos los tiempos, estén vivos en los jóvenes”. Pero el viaje no solo significó una experiencia emotiva para Iglesias: también sirvió para inspirar a Podemos en relación a la memoria y el rol fundamental que tiene para la construcción del futuro. “Cuando salí con ellas –Madres y Abuelas- y empecé a escuchar el cántico de miles de personas que decían ‘como a los nazis les va a pasar, adonde vayan los iremos a buscar’, tenía un nudo enorme en la garganta y había momentos en los que era difícil contener el llanto, era una emoción política que sin embargo me hizo reflexionar y darle vueltas a cómo responder a dos preguntas que los adversarios de la memoria histórica nos hacen en España”. Según Iglesias, el primer cuestionamiento que les realizan los “enemigos de la memoria histórica” es que lo que pretenden hacer ellos es “ajustar cuentas con el pasado”. “Yo les contestaría: si ustedes fueran a una marcha del 24 de marzo y vieran a cientos de muchachos y muchachas adolescentes comiéndose a besos a las madres y a las abuelas comprenderían que esto no tiene que ver con ajustar cuentas con el pasado, tiene que ver con ajustar cuentas con el futuro”, aseguró. El segundo aspecto que les reclaman es que “las cuestiones de la memoria son solamente un asunto privado de las víctimas y su derecho legítimo a encontrar o restituir”. “Cuando ustedes vean a las madres y a las abuelas verán que no estamos hablando de una suma de desgracias particulares, estamos hablando de la historia política de un pueblo en el que se trató de destruir a aquellos que representaban la máxima generosidad que se puede poner encima de la mesa en política: jugarte la vida y la libertad y perder la vida y la libertad por una sociedad más justa”, señaló.

 Antes del acto y las jornadas Iglesias se reunió con destacados intelectuales de la cultura, el sindicalismo y la política. María Seoane, directora del Centro Cultural Caras y Caretas, le entregó un ejemplar de su libro, La noche de los lápices: “Esta fue la historia que de niño me hizo asistir a la represión”, dijo Iglesias. “Tengo la necesidad de hablarles también de lo que representa Argentina para un español como yo –explicó-. Empecé a militar con hijos de exiliados argentinos, los hijos de Carlos Slepoy y Andrea Benítez; soy hijo y nieto de represaliados, mi abuelo y mi padre conocieron las cárceles de Franco; mi madre militó en la clandestinidad y crecí escuchando a mi abuela hablar de su hermano fusilado, que todavía sigue en una fosa común sin identificar. Y sin embargo la primera película que me hizo, siendo yo niño, asistir a la represión, fue una película argentina y hoy he conocido a la autora de la novela que inspiró aquella película: La noche de los lápices”. Del encuentro también participaron Agustín Rossi, Daniel Filmus, Sonia Alesso, Itaí Hagman, Elizabeth Gómez Alcorta, Mempo Giardinelli, Daniel Santoro, Miguel Rep y Eduardo Aliverti, entre otros.

 De acuerdo con la lógica de participación política que utilizan en Podemos, Iglesias no quiso hacer una gran disertación e invitó a los presentes a que realicen preguntas para poder conversar; así, se refirió al rol de los medios masivos y a la importancia que le da Podemos a la construcción de una comunicación soberana; también expresó su preocupación sobre la censura y persecución crecientes en España, principalmente a los líderes de los movimientos separatistas. “Hay una serie de demandas en Cataluña que no son satisfechas –dijo-. Nosotros no queremos que Cataluña se vaya de España, apostamos por un modelo fraternal que reconozca la plurinacionalidad pero que plantee claramente que Cataluña es una nación que tiene derecho a las propias instituciones”.

 Iglesias sostiene que en España solo será viable una manera de organización que reconozca que hay soberanías compartidas, algo que en la práctica ya existe. A su criterio, “la solución al problema catalán nunca vendrá por la vía de la reacción, por la vía de los encarcelamientos. En estos momentos hay una tensión gravísima en nuestro país que creo que está dejando la imagen de la calidad democrática española por los suelos, es escandaloso que haya dirigentes políticos en prisión”.

Iglesias sostiene que la construcción de la memoria colectiva es fundamental para la construcción política de cualquier país.

¿Cómo lograron impulsar una organización a partir de jóvenes universitarios y que llegue a ser una de las principales fuerzas nacionales en España?

Seguramente la condición de posibilidad en términos de estructura cultural de Podemos es el 15M, un movimiento que supone muchísimos cambios en los sentidos comunes de la sociedad española después de una estabilidad notable del sistema político del ’78, que afecta a sectores medios y sectores populares. Nosotros fuimos una de las traducciones electorales más completas de un estado de ánimo de desafección hacia las fuerzas políticas tradicionales. Así nació Podemos, también utilizando y aprovechando la figura de una persona que salía mucho en la televisión en aquellos tiempos, que era yo, como elemento agregador de un nuevo sentido común. Podemos nació de esa manera, pero luego nos construimos como organización política confluyendo con otros sectores políticos y sociales. Ahora mismo estamos gobernando con otros compañeros en las principales ciudades de España –como Madrid y Barcelona- y el principal objetivo es gobernar en el Estado Español. Entramos en política para ganar, no vinimos a ser una fuerza testimonial. El nuestro es un proyecto de transformación social, un proyecto de país en el que no sobre nadie. 

¿Cómo funciona la forma de participación política que ustedes tienen a través de los “círculos”, que se contraponen a estructuras partidarias más verticalistas?

Tenemos muchísimo que mejorar. Los círculos fueron, sobre todo inicialmente, estructuras de participación muy interesantes, pero nuestra propia construcción como forma de partido ha hecho que siga siendo una tarea pendiente la de la democratización y la participación. Hay una participación muy grande de parte de los distritos y de los militantes a través de consultas internas; todos los cargos políticos y las listas electorales se eligen con primarias abiertas, pero tenemos todavía mucho que mejorar al respecto.

¿De qué manera buscan interpelar a los distintos sectores de la sociedad?

-Estamos hablando de una tarea muy difícil. Nosotros somos una fuerza política cuyos mayores apoyos electorales están entre los jóvenes. Se dice que si en España votaran sólo los menores de 45 años nosotros estaríamos en el gobierno. Pero es muy importante establecer una alianza generacional con los sectores de más edad, que son absolutamente imprescindibles para ganar. Últimamente ha habido en España muchas movilizaciones de los pensionistas que plantean de nuevo esa dinámica de acuerdo generacional que es clave para nosotros.

¿Cómo articulan las diferentes demandas que surgen en los distintos sectores de la sociedad y en los distintos contextos?

Se trata de un desafío político muy difícil, cómo construir significantes que puedan ser agregadores de demandas muchas veces sin una conexión programática precisa; ese vínculo de construcción de lo político en el que Podemos en un momento de desafección fue capaz de construir una gramática que iba más allá de la izquierda. Es verdad que en este momento los campos políticos se están asentando mucho más en España, pero sigue siendo un desafío fundamental agregar las demandas que componen en última instancia lo popular. De eso ustedes los argentinos saben más que nosotros.

¿Cómo sintetizaría esta primer visita al país?

Este viaje es quizás una de las experiencias políticas más conmovedoras de mi vida. Me llevo la imagen de los chicos besando y abrazando a las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.

¿Piensa volver a Argentina?

-¡Pues claro que sí!.

 

“El poder se ha vuelto cada vez más opaco”

“El poder se ha vuelto cada vez más opaco”

Múltiples fenómenos, ironía y un futuro cercano que ya es nuestro presente: Pistas Falsas es el nuevo libro de Néstor García Canclini, quien recurre a la ficción para abarcar la complejidad que caracteriza la configuración del mundo actual. La novela,  editada por la editorial Sexto Piso, incluye observaciones y análisis antropológicos en boca de sus personajes que experimentan la vida en ciudades multifacéticas. El antropólogo, doctor en Filosofía y referente de los Estudios Culturales latinoamericanos, recorre así las intersecciones culturales, económicas, sociales y emocionales que se presentan en un mundo globalizado, caracterizado por la interconectividad y la pérdida del respeto por los valores democráticos.

¿Por qué decidiste recurrir a la ficción para hacer un análisis sobre la realidad y qué te motivó a elegir una fecha futura cercana?

El año es relativamente arbitrario. Inclusive, antes de que la novela se publicara, dos lectores, uno de ellos el editor, me sugirió que alejara un poco más la fecha. Mi respuesta fue que me resultaba inaccesible pensar la sociedad en el 2050 y que lo más distante que me animaba a diferir el momento era 2030. En cuanto al recurso de la ficción, he escrito en varias etapas de mi vida cuentos, poemas que no publiqué, un poco porque soy muy exigente con la ficción. Y luego hay una búsqueda de deshacerse parcialmente de restricciones que coloca la metodología de las Ciencias Sociales. Había incluido de manera limitada, en algunos textos anteriores, recursos ficcionales, que entremezclan la historia de un estudiante de doctorado con partes de ensayos o conferencias que no quería publicar aisladamente. Me parece que la ficción tiene más libertad que las Ciencias Sociales para situarse en las intersecciones que plantea la configuración del mundo actual.

¿Cuál es el rol actual de las Ciencias Sociales y cómo podrían salir de ese callejón sin salida que tanto expresa el protagonista de Pistas Falsas?

Mi impresión es que llevamos ya dos o tres décadas sin ningún paradigma universalizable. Hubo en el siglo XX teorías que pretendieron ser omniabarcadoras, que buscaron imponerse como pensamiento único: el nazismo, el estructuralismo y, de otro modo, el neoliberalismo. Teorías hoy no tan convincentes para explicar el conjunto de la totalidad social. En este mundo tan interdependiente y obligado a globalizarse, hay narrativas situadas que  están dichas desde un lugar de enunciación que en parte las inhabilita para abarcar la complejidad del mundo. Hay autores de primera importancia como Bruno Latour que sostienen que no es necesario que haya teorías, que lo que tenemos es actores en red que pertenecen a distintas redes y se comportan de un modo en el trabajo y de manera diferente en otro espacio. Lo que hay que hacer es examinar los varios sistemas de redes en que estamos insertos. Eso tiene ventajas: me resulta atractivo entender de un modo antropológico y etnográfico comportamientos sin pretender establecer de entrada el lugar de clase o de status en que está situada esa conducta. Sin embargo, la dificultad es que pese a que Latour habla de instituciones como Microsoft, donde se condensan sistemas de redes bastante durables, no analiza la cuestión. Creo que tenemos que hacernos cargo de que no somos actores que elegimos las redes todo el tiempo, sino que también pertenecemos a sistemas de redes de larga data y con un peso institucionalizado. Si no entendemos que estamos en redes como los medios que usamos regularmente para informarnos, no comprendemos las varias lógicas en las que nos insertamos sin controlar. Y esas lógicas tienen un poder de condicionamiento o determinación que se han vuelto mayores en años recientes, cuando los algoritmos sistematizan y ordenan saberes que nosotros mismos no tenemos y articulan nuestras distintas redes para perfilarnos y dirigir nuestro consumo y nuestra conducta como ciudadanos.

El nuevo libro de Néstor García Canclini recurre a la ficción para abarcar la complejidad que caracteriza la configuración del mundo actual.

En un capítulo del libro, el antropólogo manifiesta su rechazo al modelo basado en la recolección de datos de Google y menciona una serie de esferas de su vida en la que esa racionalidad no puede penetrar. ¿Creés que hay ámbitos de la vida cotidiana que pueden escapar a esa lógica?

Cada vez menos, pero después de una etapa ingenua de adhesión a las redes y a lo digital y de fascinarnos con sus ventajas y servicios, comenzamos a enterarnos en qué grado condicionan nuestro comportamiento, cómo pueden interferir en decisiones tan importantes como el Brexit, la elección de Trump, o la pacificación en Colombia y en muchos otros comportamientos individuales y grupales. Eso ha llevado a que en marzo de 2018, la Unión Europea, advertida sobre esos riesgos y,  siguiendo también demandas sobre consumidores, colocara reglas estrictas para todas las empresas. Pero la verdad es que a nivel mundial no se están tomando decisiones de fondo. Como ciudadanos tenemos nuevas escenas de acción que no son ya votar en las elecciones nacionales, sino actuar en relación con poderes mayores y más ricos que los sectores nacionales, que son nuevos actores como Youtube, Waze, Google y Facebook.

En un momento escribís: “Como los empresarios fraudulentos: logran que los voten quienes compran sus promesas de que en las fábricas y en las bolsas comprendieron lo que los políticos y economistas ignoraban”. ¿Cómo se redefine la figura del ciudadano en este contexto?

Sabemos que desde hace treinta o cuarenta años la política fue capturada por la economía, los gerentes, y a su vez la economía fue subordinada a las finanzas. El capital especulativo no productivo que se mueve en el mundo es mucho mayor que el productivo de la industria. Esto es distorsionador de cualquier bienestar social que se busque. ¿Cómo intervenir en eso? Pareciera que cada vez más hay una desciudadanización, una sustracción de poderes que antes ejercíamos un poco ilusoriamente pero que permitían a través del voto, las manifestaciones públicas y los organismos de derechos humanos, influir en las decisiones. El poder se ha vuelto cada vez más opaco en el sentido que, en esta transnacionalización, los estados deciden cada vez menos. Su capacidad de controlar qué deciden Bruselas, Nueva York o ciudades asiáticas es nula aunque esas decisiones nos afecten. Estamos poco preparados para intervenir en esta nueva distribución del poder. Esto implica un cambio en las Ciencias Sociales: no solamente pasar de una escala micro a una macro, sino ver cómo se articulan las cosas. Mi experiencia de investigación en los últimos años y de otros, revela un extendido descreimiento a los partidos, sindicatos y las formas institucionalizadas de representación a las que nos había habituado el siglo XX. Algunos confiamos en redes alternativas, que pueden ser protestas callejeras, movimientos sociales, comunicación en redes sociales y todo esto es útil porque moviliza y crea otra forma de compartir la información. Pero por lo general son deliberaciones sociales de alta intensidad y corta duración y que tocan poco los núcleos económicos, financieros, donde se gestiona el poder y donde se toman decisiones en función no del bienestar social.

«Mi impresión es que llevamos ya dos o tres décadas sin ningún paradigma universalizable», afirma el autor.

¿Sobre qué estás trabajando ahora?

Lo que estoy estudiando ahora va en esta dirección. Cómo se relacionan las formas tradicionales de información y participación, como las calles y las pantallas, con otras formas de obtención de información alternativa y deliberación social.

¿A qué te referís con el término “globalizaciones tangenciales» y en qué se diferencia de la idea convencional de globalización?

Por un lado creo que estamos en una etapa no de plena globalización, sino de globalización y desglobalización. Hay países enteros que están queriendo desglobalizarse: el Brexit o Trump, con su política salir de los acuerdos internacionales referentes a decisiones ecológicas, financieras y de armamento. En América Latina UNASUR fue, durante la primera década del siglo XXI, una oportunidad de construir acuerdos entre gobiernos progresistas. Luego, más que nada, hubo alineamientos bizcos de gobiernos latinoamericanos con otras instancias de globalización tangencial, parcial, no abarcadoras de la totalidad. Incluso el esfuerzo más logrado estructuralmente de agrupar una región para fortalecerla, que fue la Unión Europea, se está descomponiendo aceleradamente. Los países no saben qué hacer, entonces la política intentada es autodefensiva, hacia adentro de sus fronteras. La pregunta es quién se hace cargo de los ecos de la colonización que la misma Europa dejó en África y el mundo árabe.

¿Cuáles son los desafíos de esta nueva configuración?

En este mundo de globalización que depositaba sus ilusiones en la interdependencia global y en entendernos por la capacidad de acceder a información de los otros, esa ilusión se desvanece porque hay un cierto grado interculturalidad que a nosotros nos resulta insoportable. No hay instrumentos para abarcar tanta complejidad y diversidad. Una autora, Gayatri Spivak, dice que la globalización ocurre en las finanzas y en los datos, pero poco más. Un desafío democrático es ver la manera en que pueda haber globalización de la información extraña que crecientemente nos llega y nos obliga a vivir en la misma ciudad con coreanos y chinos. Aunque persiste el intento de pensar en ciudadanías globales o regionales, como los de Etienne Balibar, estamos en un campo de las Ciencias Sociales por un lado muy atractivo, en los que la comunicación tiene un lugar decisivo, y por otro, con muy pocos instrumentos, necesitamos ir construyendo.