Impuros ellos, víctimas nosotras

Impuros ellos, víctimas nosotras

Sonia Sánchez fotografiada de perfil.Corre el año 1880 e incontables inmigrantes llegan a Argentina, de variopintos países, culturas y religiones. Esa historia ya la conocemos, pero que entre esos miles de inmigrantes llegaban mujeres que se habían casado con empresarios de la colectividad judía y que las trajeran al país engañadas para convertirse en víctimas de trata de personas, fue y sigue siendo encubierto. “De eso no se habla”, “no hay que dramatizar ni estigmatizar de más”, se atreven a decir investigadores en el documental Impuros. Dirigido por Florencia Mujica y Daniel Najenson, muestra en carne viva los rostros de los traficantes, sus nombres y una historia de encubrimiento e impunidad que se sostiene, de otra forma, en la actualidad.

El documental demuestra la  violencia, el silencio y la vergüenza, de aquellas víctimas de las cuales sus maridos se convertían en proxenetas y ellas no tenían salida alguna. Toda esperanza de un progreso personal en Argentina se hacía añicos, y comenzaban a ser violadas sistemáticamente por 30 hombres por día. Sonia Sánchez, feminista abolicionista, relata y recorre la historia del documental haciendo un anclaje directo con sus vivencias, ya que fue víctima de trata. Pero también lo ancla con la actualidad, que lejos de combatir la trata de personas como dice hacerlo el Estado, cada vez se oculta más y crece proporcionalmente sobre todo en niñas que no llegan a los catorce años.

Sánchez es feminista abolicionista y considera que esa elección es el único camino posible para combatir la trata de personas desde la  raíz. Esta visión de la problemática, habiéndola vivido en el pasado desde adentro, hizo que los directores del documental la tengan en cuenta para participar a modo de relato y nexo con la actualidad.

¿Cómo fue tu acercamiento al documental?

Conocí a los directores. Primero a Daniel Najelson, y  después él se juntó con Florencia Mujica para hacer Impuros y ahí tuvimos una charla. Por mi historia, ellos buscaban una mujer que hubiera pasado por la prostitución y la trata, que tuviera una mirada abolicionista y dijeron enseguida mi nombre. Me gustó enseguida la mirada que se proponía porque es un documental que si quien lo ve no sabe cómo nació el tráfico de personas para explotación sexual en Argentina, Impuros se lo muestra, es el ABC de la trata de personas y del abolicionismo. Te enseña que debemos ser abolicionista si estás contra toda esta violencia, sin decir ni siquiera la palabra abolicionismo. Te lo va mostrando desde el primer segundo, y cómo se ancla con este momento social, que no muestra ninguna evolución, ya que hay una gran embestida reglamentarista en Argentina, para imponer la prostitución como trabajo. Impuros te muestra que hacia fines del siglo XIX y principios del XX, traficaban a las mujeres y Argentina era reglamentarista, y que ellas sufrían siendo víctimas de la trata de personas. Eran traficadas, pero primero debían casarse allá, y las traficaban casadas. En cambio hoy las trafican diciendo que van a tener un trabajo con un salario digno y mueren pobres y putas. En ese momento también, terminaban muriendo pobres y putas mientras los hombres se enriquecían.

En varios momentos vos caminás, tocando paredes y parcelas en el cementerio de La Tablada, donde están enterrados los traficantes, y también tumbas sin nombres y rotas, donde se cree que están las mujeres víctimas, y esto sin saber quiénes son cada una y dónde está el resto. ¿Qué significó para vos ese recorrido?

En el documental se muestra el cementerio de los impuros y las impuras. Fue tremendamente fuerte entrar a ese cementerio de La Tablada: adentro está el otro pequeño cementerio, aislado, donde estaban las víctimas, considerándolas a ellas como impuras, porque está todo roto y lleno de pasto, en forma denigrante. Ahí está tremendamente el olvido, y duele. Yo digo que la marca de la puta si no la trabajás, como persona que ha pasado por la prostitución y la trata, se conforma por el dolor, el silencio y la vergüenza. La vergüenza ahí se convierte en silencio y en olvido. Es tremendamente fuerte y eso muestra el destino de una puta: el olvido, como algo que trasciende sus vidas y sus muertes.

Sonia Sánchez en el cementerio de La Tablada.

«En el documental se muestra el cementerio de los impuros y las impuras», cuenta Sonia Sánchez.

¿Como una huella indeleble que trasciende la vida y la muerte de la persona?

Absolutamente, y por eso yo digo que Impuros tiene que ser mostrado en todas las escuelas, para que nuestros adolescentes, en especial los varones, puedan comprender lo que es la prostitución y la trata. Porque Impuros es una herramienta pura para comprender esta violencia que atraviesa la sociedad. Argentina desde el derecho es abolicionista, aunque desde la práctica no. Hay que pasar el documental en las escuelas para que tengan las herramientas para prevenir. Si nuestros adolescentes miran esta película comprenden cómo nace la trata de personas, qué es la prostitución, para tener las herramientas necesarias y ellos siendo varones, no convertirse en prostituyentes, cuestionar a quienes lo hacen y que puedan charlar entre ellos. Y también a las chicas adolescentes que no las conviertan en las putas del futuro y puedan pedir socorro. Para mí es fundamental Impuros ahí, pero también en los barrios, para que las madres puedan también hablar a sus hijas e hijos.

¿Cuando te propusieron la idea lo visualizaste como una herramienta de transformación?

Sin dudas. Lo miré de esa manera y por eso lo acepté. Como una herramienta más para la comprensión. Además me gustó porque cuando se habla de trata y prostitución en Argentina, en todas las películas siempre muestran a la pobre mujer prostituta que llora. Si eso ya lo sabemos: Sabemos que son las mujeres empobrecidas de nuestro norte, adolescentes ya con dos o tres crías encima. Algunas que no saben leer ni escribir, cagadas de hambre. Tenemos siempre visualizada a la puta, pero ¿por qué no ponemos en cuestión a los varones? Los varones prostituyentes son cuidados, porque esa es la parte fundamental en la trata de personas con fines de explotación sexual. En la prostitución son los varones los más cuidados, sus rostros no aparecen, pero siempre aparece la puta, que es el rostro de cualquier mujer. La puta tiene nombre y apellido, pero el varón prostituyente no, aunque sean la base de este sometimiento y esta desigualdad. Pero ellos viven en nuestras casas, y son nuestros padres, nuestros pastores evangélicos, nuestros jueces, nuestros políticos, los rabinos, son todos los varones. Estas películas que siguen encubriéndolos me hartaron, ya ni las veo.

El documental muestra a los varones, los nombres y las caras de los traficantes varones y lo está poniendo en cuestión. Entonces cómo no iba a ser parte de esto, si yo lucho para que los varones se hagan cargo de esto. De hecho, yo desde el año 2000 no reparto ni un profiláctico a ninguna puta, porque si yo lo reparto sigo sosteniendo la prostitución. Lo que hago es ir y decirle : “Hermana, si vos no querés ser puta estas son tus herramientas. Andá y golpeale la puerta a tu intendente, anda y pateale la puerta a tu gobernador y exigile trabajo, educación, salud, vivienda”. Pero yo  jamás le voy a dar un profiláctico porque así también estoy sosteniendo que el varón vaya de putas. Entonces Impuros lo que hace es mostrar a los varones, la base de esta violencia que es la prostitución, que fomenta la trata. Porque la trata existe porque existe la prostitución, son los varones. Impuros tiene y muestra los nombres de los primeros traficantes, que fueron judíos miembros de la Zwi Migdal, y cómo fueron encubiertos por el Poder Judicial, el aparato estatal y la Policía. Empecemos a poner los nombres de todos los traficantes. Si Argentina ha rescatado a once mil, debiera haber once mil juicios, ¿cuántos hay?: cuatro o cinco, y uno solo que terminó. Debemos dar los nombres de los traficantes también.

Fotografía del registro de prostitutas.

«La puta tiene nombre y apellido, pero el varón prostituyente no, aunque sean la base de este sometimiento y esta desigualdad», expone Sonia Sánchez. 

¿Cuáles fueron los momentos del documental que más te removieron tanto sensitivamente como intelectualmente?

Uno fue cuando fuimos a Santa Fe, al prostíbulo más antiguo  y más caro: Madame Safó. Fue impresionante para mí cuando entré, porque realmente no lo había visto, me filman cuando cruzo la puerta, yo solo lo había visto desde afuera. Me dijeron que mantuvieron todo intacto. Hay una calesita que no nos dejaron filmar, donde todas las putas de ahí se exhibían mientras la calesita daba vueltas. En el pasillo que yo recorro había una mesa gigante donde los varones comían, tomaban, y cuando querían cogerse a la mujer prostituida iban a la calesita mientras daba vueltas y elegían a cuál querían violarse. Era de “primer nivel” el Madame Safó. Te das cuenta por cómo está diseñado y con todo dorado. Cuando llegué fue un golpe muy fuerte en lo emocional. Entrar ahí y caminar, fue como recorrer el prostíbulo donde yo fui prostituida a mis 17 años. Hay una parte que no está en el documental que es cuando hacemos una pequeña grabación en una de las habitaciones, que claro, fue fuerte porque ahí las putas dormían, comían y eran violadas. Fue como remover mi historia, por eso Impuros fue para mí dos procesos: volver al pasado para juzgar el presente, y a la vez sanar. Por lo menos para mí como Sonia Sánchez, por más que ya vengo haciendo estas terapias públicas, para mí fue muy terapéutico.  Fue sanador también porque me sentí hermanada con esas mujeres al leer sus cartas de hace cien años. Impuros muestra que el pasado lejano está presente hoy, aunque tengamos otras herramientas seguimos en la misma. Yo me sentí hermanada con esas mujeres, sentí su dolor en esas cartas, porque me sentí en sus cuerpos. Por eso cuando yo doy mis charlas soy descarnada, que vos como no puta puedas sentir ese dolor que las personas que hemos pasado por la prostitución lo hemos pasado. Quiero construir una empatía, que esa sororidad no quede en una palabra, sino que sea concreto, y hacer que lo que yo pasé no les pase a tus hijas y tus nietas porque vienen por ellas. Entonces me resultó sanador porque sentí su dolor . Si queremos vivir en una sociedad libre de violencia debemos ser feministas y abolicionistas porque no hay otro camino. Entonces es imposible no estar agradecida.

Impuros deja interrogantes y heridas abiertas, sin otro cicatrizante que el hecho de difundirlos y hacerlos públicos, para que deje de suceder. ¿Dónde están esos cuerpos?. Algunos están enterrados en el cementerio de La Tablada, y los otros ¿dónde están?, ¿qué pasó con sus familias?¿Sus hijas? Sobre esto Sonia agrega una experiencia personal que se ancla en forma directa con las atrocidades que explaya Impuros: “Acá estamos a cinco cuadras de la Plaza de Flores, que yo la he bautizado como el cementerio de putas –dice-. Ahí se murieron muchísimas mujeres que yo he conocido. ¿Dónde están sus cuerpos? En el caso de Marta Junco, hacía tres días que no aparecía en la plaza, vamos al hotel y al hospital  y no estaba, después a la morgue, pero ahí nos dicen que lo tiene que retirar un familiar. Vine a mi casa y busqué a familiares y no había ni uno, parecía que ella hubiera nacido de un repollo. Cuando vuelvo a la morgue le digo que no conseguimos a ningún familiar pero que necesitábamos darle sepultura, y el enfermero me dijo que no. Ahí hago la pregunta más estúpida que hubiera podido hacer: ¿qué van a hacer con su cuerpo? Él me responde que nada. Que lo van a donar a la Facultad de Medicina para que los y las estudiantes hagan sus prácticas. La cara de espanto que habré puesto yo que el tipo me dijo: ‘Tranquila señora, hay dos cuerpos más para ser donados’. Ese es el destino de una puta: seguir produciendo. El cuerpo de una puta produce dinero estando vivo y muerto”.

¿Ponerle rostro a ellas es un homenaje? ¿Es darles un lugar que ni siquiera conocieron?

Impuros es para mí memoria activa, es ponerte ahí: pensá, mirá, volvamos otra vez. Tenemos que tener memoria para poder construir una sociedad sin violencia. Es diferente a todas las películas sobre trata que hay. Por eso digo que es memoria activa y eso me gusta. Pone en cuestión el rol de los varones, te deja clarito cómo nació el tráfico de personas. Por eso digo que es necesario que se dé en todos los espacios: en las escuelas, en las plazas, en los barrios.

Ya en su quinta semana de proyección, Impuros se puede ver en el Malba los jueves 13,20 y 27 de diciembre a las 20:30; y también en cine Gaumont todos los días a las 13:45.

Sonia Sánchez de perfil.

Sonia Sánchez sentada a la mesa sobre un banco en una habitación mayormente blanca.

«Impuros es para mí memoria activa, es ponerte ahí: pensá, mirá, volvamos otra vez» explica Sánchez.

“Quiero darle una esperanza al que me escucha”

“Quiero darle una esperanza al que me escucha”

Recién llegado de una gira por España y por la Argentina, rodeado de guitarras, con un cuadro de su disco “Mundo Anfibio” de fondo y mate por medio, Lisandro Aristimuño recibe a ANCCOM en su estudio de grabación.

Arrancaste tocando covers en Río Negro, ahora vas por tu segundo Luna Park, ¿cómo fue el proceso?

Siempre pensé que la educación, en el sentido de educar a alguien, es muy compleja. Tuve profesores y maestros muy buenos, pero también hay una necesidad de cada persona. Cuando crecí y me hice adolescente, intenté estudiar en un conservatorio y me fui a los tres meses porque era muy matemático. Y me parecía que la música no era así. No me divertía, que eso es lo más hermoso. Tengo una hija de 6 años que cuando no se divierte, se aburre y empieza a llorar o empieza a manifestarse de algún modo para que yo le diga “no podés hacer más eso”. Voy a cumplir 40 y pienso lo mismo conmigo, que uno cuando hace algo se tiene que divertir, le tiene que gustar, “apasionar” sería la palabra.

Hoy podés vivir de la música, pero hubo todo un camino.

Cuando algo te gusta realmente, te produce algo, lo bancás. Aunque tu familia esté en contra. Lo mismo cuando te dicen que “tenés que ser eso”. Pero esa gente, esa fuerza salió para el otro lado también. Siempre fui “el rebelde” dicen… y no, no fue una rebeldía, yo quería hacer esto. Incluso en mi adolescencia pensaba que no servía para otra cosa. Me di cuenta lo que quería ser y que realmente podría hacer algo que esté bueno. Para mí y para mis amigos, para mi novia, para mi entorno chiquito. No pensaba en lo que me pasa hoy. Lo hice desde una pasión y desde algo genuino.

Producís tus discos y los de otros, ¿qué es ser independiente y autogestivo?

Es libertad. Conozco el otro lado, sé lo que no quiero, sé lo que no tengo ganas de hacer, entonces uno hace lo que hay, bien o mal, no importa, pero está haciendo algo. La autogestión y la independencia es hacer algo que uno quiere hacer. Y no tenés un tipo que te diga “si querés hacer esto, tenés que hacer esto y esto y esto”. Te cambia hasta la cara. Nunca me banqué eso. Quiero mostrar lo que soy, siempre. Lo que soy en la vida, no hay ningún tipo de venta ni de simulacro con eso.

Igual no todos logran destacarse como vos…

Lo sé. Pero siempre digo: sientan lo que quieren ser y pónganse firmes con eso. Puede ser doloroso, que tus padres no quieran o no te banquen más. Puede pasar…

¿Los tuyos te ayudaron en esto?

No. Lo hice solo. O sea, me ayudaron inconscientemente, en cuanto a criar a una persona, eso es ayuda. Pero después, ya de adolescente, decidí lo que quería hacer. Me fui de mi casa. Fue una rebeldía, que a su vez cuando grabé mi primer disco, mi viejo empezó a decir “está bueno lo que hacés”. Tenía, en algún punto, que demostrarle algo. Y ahora es mi fan. Me imagino con mi hija también, te da miedo esa rebeldía de tu hijo. Y querés algo seguro para él en este puto sistema. Pero han cambiado los parámetros. Ahora mis viejos ya consideran que soy músico porque me vieron en Clarín, La Nación, Página/12, porque llegué al Gran Rex o al Luna Park… La gente grande quiere que le demuestren con cosas más grandes. Y ese es el problema de la educación: exigirle a alguien que te demuestre lo que sos y no acompañar tu crecimiento para eso. Ahí está el paso en falso.

¿Cómo te interpela lo social?

Soy alguien que piensa en su alrededor. Estoy alerta de lo que ocurre y de lo que veo. No como músico sino como persona. Salir a la calle, ver qué pasa. Mi repertorio se modificaría si salgo del hotel y hay una manifestación o hay dos abuelos besándose. Uno siempre quiere dos abuelos besándose, pero las circunstancias del país hacen que a veces no puedas ni salir. El taxista te dice “estoy en la esquina, no puedo pasar porque la avenida está repleta de manifestantes”. Y ahí me digo “no, pará” y cambio el repertorio.

Hace poco se cumplió un año de la desaparición de Santiago Maldonado, ¿te afectó?

Muchísimo. Es una injusticia muy grande. Todavía no hay alguien que dictamine o diga algo, pero se sabe que fue un asesinato. Lamentablemente la justicia es muy lenta y hay mucho en juego que desconocemos. Y lo lamentable es eso, el desconocimiento de la verdad.

¿Aparecen estas situaciones a la hora de componer?

Sí, pero de una manera poética. Siempre intenté que el arte no pierda esa esencia que tiene, que es también jugar y pensar en la fantasía. Soy realista en mi vida, pero como músico juego. Me encanta eso. A veces vengo acá puteando pero no voy a putear en mi letra, intento camuflarla con poesía… puede ser muy mala. Siempre con un grado de comunicación, más que manifiesto…

Más por lo implícito…

Me interesa eso, comunicarme y darle al que me escucha una esperanza, no decirle solamente “esto es una mierda” sino que hay algo más, “tu vida es importante”. Darle importancia a la individualidad también, a vos mismo, no a quien te gobierne. Esa es mi intención cuando escribo letras o hago música.

Si pudieras entrevistar a alguien, a cualquiera, ¿a quién elegirías?

Hoy hablaría con Mauricio Macri para preguntarle qué mierda está haciendo. Qué piensa él de lo que está haciendo. Si me das ese poder, de estar con el tipo adelante y decirle “¿¡Qué estás haciendo hermano, qué pasa por tu cabeza!?”. Si fuera periodista, intentaría hacer eso.

«Estamos viviendo una mutación comunicacional que nos impide seguir siendo humanos»

«Estamos viviendo una mutación comunicacional que nos impide seguir siendo humanos»

Primer plano de Franco Bifo Berardi sosteniendo una lámpara, en el marco de una entrevista Con el florecimiento de la cibernética en los años noventa y su constante desarrollo en la actualidad como centro de la economía capitalista, la omnipresencia de los algoritmos, las redes sociales y las métricas están reconfigurando la comunicación humana. Fenomenología del Fin. Sensibilidad y mutación conectiva es el último libro de Franco “Bifo” Berardi, escritor, filósofo y activista italiano nacido en 1949, que participó de los movimientos de Mayo de 1968 y más tarde creó Alice, la primera radio “pirata” Italiana y Tv Orfeo, primera televisión comunitaria de ese país. Editado por Caja Negra, el libro se adentra en la ciberideología con la intención de recuperar la sensibilidad del ser humano y “reactivar los lazos entre el cuerpo y el lenguaje, entre poesía y tecnología, actuar para una conjunción del poeta con el ingeniero”.

¿Por qué es importante estudiar la técnica?

Me parece que es importante estudiar los efectos que la técnica produce porque para estudiar la técnica están los ingenieros y, al mismo tiempo, lo que es importante es estudiar la relación entre el trabajo de los ingenieros y los efectos que ese trabajo produce no solo en la vida social sino también en la vida psíquica de los individuos. Estudiar la técnica no pertenece a la historia de la modernidad, es algo de los últimos cuarenta o, cincuenta años, después de (Marshall) McLuhan, cuando se empezó a entender que la técnica produce efectos en la dimensión social. El núcleo teórico más interesante del estudio humanístico de la técnica es la posibilidad de comprender que siempre es ambigua, siempre tiene posibilidades diferentes de uso y también de funcionamiento. Si hablamos desde el punto de vista de las ciencias sociales, el estudio de la técnica significa estudio del punto de la alternativa, donde una tecnología puede producir efectos buenos o malos.

¿A qué se refiere con la idea de “fenomenología del fin”?

El tema del libro es la sensibilidad, eso es, la capacidad de detectar, al interior de la comunicación, lo que no se puede reducir a palabras, signos verbales o numéricos. Yo, si tengo sensibilidad, puedo entender lo que usted no me dice, pero que está pensando o sintiendo. La sensibilidad nace a partir de la dimensión conjuntiva de la comunicación. Yo defino la conjunción como la relación entre cuerpos que pueden percibir la ambigüedad en la comunicación, es el contacto, la corporeidad, la gestualidad, que acompaña y define en la historia humana, el contexto del intercambio de signos. Vivimos en la época de la transición conectiva, es decir que la comunicación se está volviendo cada vez más en una relación entre agentes de sentido que no tienen cuerpo. El cuerpo desaparece de la relación comunicacional, aunque siga estando materialmente.

¿Podría explicar la analogía de Malinche?

Eso tiene que ver con las consecuencias de esta transición. Malinche es un personaje casi mitológico, cargado de significado, que no solo presenta la capacidad de traducir la experiencia, los mitos, las creencias, la cultura de su pueblo y de mujer. Traducir la femineidad nativa en un lenguaje que es el de los conquistadores, que son hombres. Como hoy. Hoy estamos viviendo una mutación comunicacional que nos impide seguir siendo humanos porque la máquina nos impone cada vez más su sintaxis, que es una sintaxis conectiva ¿Cómo podemos traducir los valores, las expectativas, las formas de vida que pertenecieron al humano en la nueva dimensión que podemos llamar maquínica o poshumana? Malinche es un símbolo de la posibilidad de traducir lo que no se puede decir en la lengua nueva y que viene del idioma humano.

Si efectivamente ocurriera esa traducción, ¿piensa que habría un cierto costo?

Lo que me parece peligroso y productor de sufrimiento o patologías es la reducción de la ambigüedad comunicativa, de la riqueza, de la capacidad de decir más cosas a través de una palabra, de implicar sentidos, que ocurriría en el lenguaje de la técnica dominante. La generación que está aprendiendo más palabras por una máquina que por su madre, por la singularidad vibracional de una voz humana, está perdiendo la ironía. Los psicólogos en Estados Unidos usan el término snow flake generation (la generación copo de nieve) para definir una generación muy frágil que no tiene la capacidad de vivir la complejidad, las contradicciones, los traumas y la ambigüedad de la comunicación. Por ejemplo, en una escuela de Ontario, Canadá, el 41% del alumnado va a psicoterapia. En escuelas norteamericanas, hay una técnica que se llama trigger warning, una señal que usa el docente para advertir que va a decir algo traumático y que el alumno que se sienta afectado puede salir de la clase hasta que haya terminado. No se puede hablar de la violencia de la historia o cualquier tema que haga a la comunicación peligrosa. Esto significa que la posibilidad de la comunicación humana se ha hecho demasiado traumática para una generación que aprendió a vivir dentro de un ambiente que es el de la comunicación digital. Vivimos cada vez más dentro de espacios protegidos: en Facebook, creemos que hablamos con todo el mundo, pero en realidad hablamos con las personas que piensan igual que nosotros. Si alguien entra en nuestra burbuja, explotan una serie de insultos o amenazas. Es un fenómeno tendencial y es lo que a mí me interesa.

Explica que el erotismo es uno de los ámbitos donde pueden verse las consecuencias en el paso de la comunicación conjuntiva a la conectiva…

¿Qué es el erotismo sino la ambigüedad de la comunicación humana? Cuando hablo de erotismo no digo solo sexualidad, que pertenece pero no es todo del erotismo. Es la enseñanza, la poesía, el descubrimiento, todo lo que constituye un exceso en relación a lo que ya sabemos. Es algo más de lo garantizado, de lo conocido. Y también la actividad más humana que conocemos que es la seducción, como actividad del lenguaje humano. La poesía es un ejercicio de seducción de un ser humano hacia otro. La reducción del lenguaje humano a una sintaxis conectiva, significa la destrucción de condiciones culturales, psíquicas, lingüísticas, del erotismo. En el lugar de lo que fue el erotismo encontramos Tinder, que no desprecio porque se puede utilizar de manera ambigua también. Pero la tendencia de la comunicación conectiva es abolir la ambigüedad, y a nivel del cuerpo, eso se vive como algo brutal, violento. Para los varones eso significa que tengo que tomar la presa, la carne que está a mi disposición. Con la desaparición de las palabras, no es más una comunicación erótica, sino solamente sexo. El problema de la violencia, es un problema de incapacidad de lenguaje.

¿Podría darme algún ejemplo?

En el contexto italiano, hace algunos años, en Brescia, hubo un caso de violencia de cuatro varones sobre una joven. Los jueces e investigadores verificaron que los cuatro varones no tenían ninguna capacidad de responder a las preguntas más fáciles, que contestaban con sonidos. Cuando investigaron sus celulares, no había palabras, solamente íconos o símbolos. Falta la capacidad lingüística de crear una situación de entendimiento, entender el deseo del otro es lo que está desapareciendo. Eso se entiende como patología del erotismo.

Franco Bifo Berardi sentado en un sillón en pose pensativa

«La reducción del lenguaje humano a una sintaxis conectiva, significa la destrucción de condiciones culturales, psíquicas, lingüísticas, del erotismo», reflexionó Franco «Bifo» Berardi.

En el libro recupera el Mayo Francés ¿Cómo fue su participación en los movimientos del ’68?

Tenía dieciocho años en el sesenta y ocho y era estudiante en la Universidad de Bologna. En Italia fue una década de ocupación, de trabajo común pero los poderosos creían que en esos años no se estudiaba mucho y no sabían que la riqueza de conocimiento que se verificó en estos años no tiene comparación con otros períodos. Conjugar la enseñanza con una actividad social de conflicto es la mejor manera para aprender. Eso es lo que yo traje como aprendizaje del ‘68.

¿Cuál es el desafío de los artistas y la búsqueda del arte en el siglo XXI a diferencia del siglo XX?

En el siglo XX, la actividad artística se identificó con la vanguardia y esta intentaba romper los límites del lenguaje artístico poético para integrar el arte con la producción social. Eso ha sido muy bueno y enriquecedor. Pero al final ha producido un efecto de dependencia del artista de la producción misma. Eso significa que los artistas no son artistas, significa que son asalariados, trabajadores que dependen del ciclo productivo capitalista. Hoy creo que el papel del artista es muy diferente, tiene que transformarse en una dirección que es la reactivación del deseo en el lenguaje social. El papel del artista es cada vez más un papel performativo, es decir, reactivar el cuerpo como fuente de comunicación. Reactivar la comunicación entre el cuerpo y el lenguaje, entre poesía y tecnología, actuar para una conjunción del poeta con el ingeniero.

¿Podría el bioarte representar una búsqueda en esta dirección?

El bioarte, como otras tendencias, intenta llevar una intención estética-poética al interior de la tecnología. Ahora no tenemos una visión clara de lo que el artista puede producir efectivamente. Por ejemplo, el movimiento  que hubo en el 2011, Occupy Wall Street, ha sido esencialmente artístico, no político. Políticamente ha sido un fracaso. Pero ha sido el intento de activar el cuerpo social. ¿Por qué hemos ocupado la plaza y calles de Wall Street? El poder no está ahí, el poder está al interior y en la infoesfera donde circulan los signos financieros. Lo hemos hecho para reactivar el placer de encontrar el cuerpo del otro y de encontrarlo políticamente. Occupy ha sido la obra de arte del nuevo siglo.

¿Cómo fueron sus experiencias en la creación de la radio “pirata” Alice y la televisión comunitaria Tv Orfeo?

Tuve dos experiencias de comunicación política, social y artística al mismo tiempo. Una fue en los años setenta, con la radio Alice y para mí fue enormemente exitosa y enriquecedora. En esos años, no existían los medios libres en Italia, solo dos cadenas del Estado. Y Alice fue la primera radio que empezó a producir otra cosa, de manera ilegal, a la que miles de personas se unieron. Fue el comienzo de una red. El teléfono se conectaba a la radio, entonces era como la red que empieza a existir y eso produjo un efecto político muy fuerte y conflictivo también. Y sigue produciendo sus efectos porque las radios libres continúan existiendo en Italia. Otra fue en el  2002, con Berlusconi y a medida que el poder mediático se iba haciendo cada vez más agresivo y colonizador, intentamos contraponer una forma de comunicación unitaria, utilizando una forma técnica muy sencilla: que la antena de recepción se puede transformar técnicamente en una antena de transmisión. El problema es que solo alcanza 500 metros, un barrio. Lanzamos esta señal en un barrio de Bologna y se multiplicó. Un éxito interesante, pero no verdadero. ¿Por qué? Porque dos años después salió YouTube y los videoartistas o videoactivistas que hacían los programas naturalmente eligieron poner su producto ahí. Y es lógico porque era más conveniente. Las televisiones comunitarias desaparecieron. ¿Qué aprendimos de eso? Que un medio político, subversivo, autónomo, innovador, tiene que ser capaz de animar la situación social pero tiene también que compartir la tendencia técnica. Siempre hay que intentar captar la ola técnica y acompañarla con una subversión del contenido.

“Toda lucha tiene discurso propio”

“Toda lucha tiene discurso propio”

Santiago Kalinowski mirando de frente a la cámara y detrás de él una gran biblioteca

“Hay que dejar de pedirle permiso al diccionario para hablar”, dice desde su despacho Santiago Kalinowski, doctor en Letras y director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y Filológicas de la Academia Argentina de Letras. En las últimas semanas, los medios visibilizaron un fenómeno que el debate en torno a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) logró sumar a la agenda pública: el lenguaje inclusivo. Para Kalinowski, sin embargo, esa discusión está bastante lejos de ser nueva.

También conocido como “lenguaje de género” o “no sexista”, el lenguaje inclusivo consiste en una serie de modificaciones en la lengua española para introducir un género neutro en los casos en los que se hace referencia a un individuo cuyo género no es marcado (ni femenino ni masculino), o a un grupo de individuos de varios géneros para lo que hoy se utiliza el masculino genérico (como por ejemplo “los estudiantes”, aunque sean varones y mujeres). Esta forma de utilizar las palabras produce conflictos porque sugiere la necesidad de cambios profundos en las composiciones gramaticales. Sin embargo, muchos colectivos que adscriben a ideologías de género las utilizan habitualmente. La discusión llegó a la superficie mediática cuando estudiantes secundarias se refierieron a “les diputades” en varias entrevistas periodísticas durante el crucial debate en la Cámara Baja. Las consultas empezaron a llover y la Academia publicó un pronunciamiento.

¿Cuándo comenzó a trabajar este tema?

Nosotros tenemos el servicio de consultas idiomáticas y somos una institución que entiende en cuestiones de lengua desde siempre, como cualquier academia. Empezamos hace bastante tiempo a recibir una demanda muy fuerte de consultas de los usuarios primero y después de la comunidad de medios. Y eso, cuando salió el video de una chica de un centro de estudiantes hablando con lenguaje inclusivo, de repente invadió la agenda pública. Pero eso fue simplemente el catalizador, esto es un proceso que viene hace como veinte años más o menos.

¿Tan antiguo es el fenómeno?

El estado actual de la cuestión, con el uso de la e, es simplemente el último capítulo de la discusión sobre el masculino no marcado, que viene desde que existió la necesidad de tratar de lograr que la sociedad tome conciencia de la situación de desigualdad que hay entre los géneros, de un género que tiene supremacía y uno subordinado. En el año 1999 salió publicada con desdoblamiento la constitución de Venezuela. Es un caso muy sonado porque es bastante difícil de leer. Todo el documento está escrito con o y con a. No se puede decir gobernador sin decir gobernadora, ministro sin decir ministra, presidente sin decir presidenta. Entonces quedan unas cláusulas totalmente kilométricas. Por ejemplo “si el cargo del presidente o la presidenta o el cargo del vicepresidente o la vicepresidenta o el cargo del gobernador o la gobernadora”… Digamos que, estilísticamente, se vuelve una pesadilla.

Muy difícil de leer…

Como era tan engorroso, se ensayaron opciones que ahorraban el desdoblamiento. Primero apareció la arroba, que a mucha gente le pareció que era binaria también porque es un signo que parece una o adentro de una a o algo así. Ante éste problema se propuso usar la X, que era no binaria, pero no es pronunciable. Entonces apareció la posibilidad de usar una vocal que no sea ni la a ni la o, con tradición de ocupar el lugar de vocal desinencial.

Entonces se incorporó la e…

Claro. En español en el final de las palabras solamente hay tres vocales, la o, la a y la e. Entonces por eso se prefirió la e, aunque trae otros problemas.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo el problema de que “lectores” es masculino, entonces vos podés decir “les lectores”, pero sigue sonando muy masculino porque existe lectoras. Algunos lo que hacen en lugar de decir “les lectores” es decir “les lecteres”: cambian una vocal más para atrás.

Entonces el lenguaje inclusivo genera problemas gramaticales…

Genera un tema que es que no existe morfología en la lengua española. El género gramatical en español está estructurado de esa manera. Tiene una versión no marcada que es masculina, el masculino genérico, y que incluye a personas de todos los géneros. Por otro lado está el masculino marcado y el femenino marcado. No existe femenino genérico. El masculino sirve para dos cosas y el femenino sirve para una sola. Eso se puede remontar a la noche de los tiempos de la codificación gramatical.

¿Es una convención casual?

Es convincente pensar que dinámicas que eran propias de la especie vienen de mucho tiempo antes. Por ejemplo, que es el macho de la especie el que monopolizaba la fuerza física, el que distribuía los recursos valiosos, acaparaba los espacios de poder. Desde el punto de vista de la larga evolución humana no es casual que haya sido el masculino el que haya asumido ese rol. No es una conspiración entre los tipos que dijeron “vamos a hacer así”. Es tan abrumadora la presencia del macho de la especie en todos los lugares de mayor visibilidad que se da solo. Se asume que si hay un espacio, ese espacio es de hombres. Porque las lenguas funcionan en base a generalizaciones. De otra manera no podríamos hablar.

Santiago Kalinowski mirando a la cámara, apoyado sobre la mesa en su despacho.

“Hay que dejar de pedirle permiso al diccionario para hablar”, dice desde su despacho Santiago Kalinowski.

Posiciones y cruces

El debate en la academia ha resultado en posiciones a favor y en contra. En el año 2012, la Real Academia Española (RAE) emitió un informe donde criticaba las intervenciones de este tipo a la lengua española por un grupo de guías “por un lenguaje no sexista”. En un tweet de enero de este año, la Academia reafirmaba su posición frente a estas expresiones definiéndolas como “innecesarias y artificiosas”. Por otro lado, grupos feministas y ciertos académicos consideran que su uso es válido y necesario puesto que, desde su perspectiva, el español está “atrasado” frente a ciertos cambios sociales.

¿Cuál es su posición frente a este tipo de lenguaje?

Nuestra postura es que el lenguaje inclusivo es un recurso de intervención del discurso público que persigue un fin en la sociedad, que es el de echar luz sobre un problema, denunciar una desigualdad y eventualmente crear las condiciones para cambiarla. Es decir, pertenece al ámbito de la retórica, no es un fenómeno lingüístico. No sé si alguna vez lo va a ser, es muy difícil por otras razones. Tiene una extraordinaria potencia y, como se subordina al progreso social, es un recurso fantástico y necesario. Pero si se estudia dónde, cuándo y cómo aparece, se da cuenta de que su ámbito natural de circulación es el discurso público: una entrevista, una pancarta, un tweet.

¿No lo considera un proto-cambio lingüístico?

Me parece que plantearlo en esos términos es ya darle estatuto de cambio. Desde un punto de vista lingüístico, no podemos decirlo. Es una intervención consciente, calculada, planificada y muy potente e interesante porque no tiene precedentes. Se puede decir que es la formulación discursiva que rodea una lucha social y política. Y eso es algo de toda la vida: toda lucha social y política conformó alrededor un tipo de discursividad propia.

Pero podría pasar de lo retórico a lo lingüístico…

Todos los que intervienen en este debate presuponen que a la lengua la cambian cinco ‘changos’. Es tal la vehemencia con la que se lo rechaza como con la que se lo defiende. El valor principal de las lenguas es adaptarse a las novedades manteniéndose fiel a sí mismas. Si uno hablara con una persona del siglo XVIII se entendería perfectamente, dirían: “Uh usted habla raro. Usted también” y ahí se acabó. Para que esto ocurra hay que cambiar todas las vocales desinenciales, todo el sistema de pronombres y toda la estructura morfológica. La dimensión es totalmente desproporcionada: por eso digo que es muy difícil. Es reestructurar algo que en la mente de los hablantes está en un lugar de altísima jerarquía, que es muy abstracto.

Santiago Kalinowski junto a una ventana, mirando a la cámara con los brazos cruzados.

«Nuestra postura es que el lenguaje inclusivo es un recurso de intervención del discurso público que persigue un fin en la sociedad», dice Kalinowski.

¿Es útil entonces hablar en inclusivo?

Cuando uno escucha una fórmula de inclusión, no puede evitar tener conciencia de que hay alguien detrás que se planta frente a un problema, lo que lo lleva a ver ese problema. Con el discurso se lo presenta. Es un problema tan grave que quien use el lenguaje inclusivo necesitó por medio de esa forma denunciarlo. A partir de allí, uno no puede estar al margen, ya se involucra. Porque le molesta o porque le suena raro, pero se involucra. En ese sentido, es muy potente y muy necesario.

Frente a las posturas que no lo rechazan pero lo consideran un cambio generacional ya instalado, ¿considera que el español está atrasado a los cambios culturales?

Creo que es un fenómeno de nicho. Su ámbito de circulación es extraordinariamente restringido, hay grupos localizados con mucha visibilidad porque están a la vanguardia del movimiento: centros de estudiantes, el Congreso, algunos medios. Así como la lengua se configura a lo largo de miles de años y a través de generalizaciones, en esas generalizaciones se actualizan prejuicios de tipo racial, cultural y político. Atrasar, por supuesto que atrasa: es un poco algo que está dado. Y por ejemplo si uno quiere que deje de haber palabras racistas lo que tiene que hacer es terminar con el racismo. Como se trata de un pronunciamiento político, uno no puede coartarle a nadie la voluntad de pronunciarse ante una causa tan importante como esta, que la siente de una manera tan íntima y tan fuerte con argumentos gramaticales. Porque si uno se lo impide con argumentos gramaticales, esos argumentos, como se trata de un fenómeno político, no se leen y no se entienden como otra cosa que una intervención política.

Como lo hizo la RAE y otros grupos opositores…

Hay un problema de apreciación del fenómeno: se está tratando de lingüístico algo que no es lingüístico. Todas las organizaciones militantes escuchan eso como un intento de un organismo (la RAE) que tiene mucho poder de comunicación, de horadar la lucha feminista, no como una declaración clínica de tipo gramatical. La lengua funciona como una manera mediada de discriminar a una persona por distintas razones: su sexo, su origen nacional, su clase social, su raza. Se convierte en un dispositivo para hacer lo que realmente quiero hacer: criticar a la mujer que reclama igualdad. En cambio, si una persona no usa el lenguaje inclusivo, está usando la gramática de su lengua y no lo podés acusar de nada a menos que diga barbaridades. Hay que bajar la ansiedad de que de repente va a haber una “policía del lenguaje inclusivo” y que si vos no lo usas te convertís en un “machirulo”.

Esa palabra estuvo en agenda por el uso que le dio la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner para criticar a Mauricio Macri. ¿Qué piensa al respecto?

Para el discurso feminista fue un golazo. Esta palabra ya está en proceso de ponerse en el diccionario. Las declaraciones de gente de ese nivel le dan mucho ímpetu porque de repente un montón de gente se entera de lo que significa y dicen “ah, me viene bárbaro para decirle a éste que me acaba de rozar el culo en el transporte público, que me dice una guarangada”, porque hay un rol que esa palabra describe muy bien. Los hablantes necesitamos mover el léxico mucho más que todo lo otro.

“El desocupado no quiere un bolsón de mercaderías, quiere un sueldo digno, quiere trabajar”

“El desocupado no quiere un bolsón de mercaderías, quiere un sueldo digno, quiere trabajar”

Milagro Sala, dirigente de la organización social Tupac Amaru, detenida por un Poder Judicial amañado desde el 16 de enero de 2016.

Una casa rodeada por alambres de púa y cámaras de seguridad. Cercada por gendarmes que realizan un despliegue majestuoso con carpas, un trailer y un perro detector de drogas, para vigilar a la líder social que intentó romper el clasismo jujeño y “hacer creer” al que menos tiene que podía vivir con dignidad. Desde esa casa -mal llamada “prisión domiciliaria” porque no es su hogar- Milagro Sala sufre el hostigamiento del actual gobernador de la provincia, Gerardo Morales.

“En dos años y siete meses han destruido la provincia. Y las pocas obras que hay son las que están terminando del anterior Gobierno, porque Morales no hace obras. No hace nada. Él cree que va a conformar a la gente  con un plan trabajar y un bolsón de mercaderías. Pero el desocupado no quiere un bolsón de mercaderías, quiere un sueldo digno, quiere trabajar”, expresó en diálogo con ANCCOM la dirigente de la organización social Tupac Amaru, detenida por un Poder Judicial amañado desde el 16 de enero de 2016.

Por las irregularidades jurídicas de su detención, distintos organismos internacionales de derechos humanos -como el Grupo de Trabajo sobre Detenciones Arbitrarias de Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Corte Interamericana de Derechos Humanos– se han pronunciado para denunciar la arbitrariedad del caso y exigir al Estado que tome las medidas legales correspondientes. También la Corte Suprema de la Nación se pronunció sobre el tema, exigiendo a los jueces jujeños que actúen de acuerdo a lo solicitado por los organismos internacionales. Sin embargo, hasta el momento, la justicia provincial solo ha respondido con un movimiento pendular ordenando constantes traslados desde el penal a la prisión domiciliaria y desde la domiciliaria al penal, llevando al límite, la integridad física y psíquica de Milagro Sala.

¿Qué construyó la organización Tupac Amaru  y en qué se diferenció de la política habitacional tradicional?

 Las empresas de construcción solo hacen viviendas, todas encimadas. No hay un polideportivo, no hay una escuela, no hay centros de salud, no hay fábricas. A diferencia de eso, nosotros teníamos la escuela primaria, secundaria y terciaria. Teníamos la fábrica metalúrgica, la fábrica de bloques, la textil. Y para esas fábricas, no nos dieron plata, solo nos dieron las maquinarias. Nosotros le encontramos la vuelta para poder construir. Lo mismo con el CEMIR, el centro de salud para los niños discapacitados. Y todo eso lo hicimos porque queríamos un barrio urbanizado, un barrio que sea el sueño de cualquier argentino, donde vos abras la puerta y puedas tener tu puesto de trabajo, las escuelas para tus hijos, el polideportivo. Que no tengas que viajar una hora para poder darte un chapuzón en la época de verano. No, vos ahí nomás tenías todo. La urbanización real.

 No solo se trataba de construir viviendas, sino también de construir un nuevo modo de pensarse en la sociedad…

 Claro, en Jujuy, por ejemplo, los compañeros de las villas no podían entrar al centro. Estaban en el centro únicamente los que tenían plata y así se generó esa historia de “los ricos son los que pueden y nosotros no”. Entonces comenzamos a decirle a nuestros compañeros que existían dos clases de ricos: los ricos que trabajaron toda una vida y se han enriquecido, y los ricos que hicieron muchísima plata robando al pueblo con distintas políticas nefastas. Y cuando digo políticas nefastas me refiero a las políticas de hambrear, de robar, de querer únicamente gobernar para enriquecerse ellos y su familia, y ser eternos en el poder. Nosotros comenzamos a demostrar que el que menos tiene, si trabaja, estudia y es alguien en la vida, puede también tener una camioneta 4×4, puede también tener una casa de dos plantas, puede también tener una tarjeta para comprarle a su hijo las zapatillas que quiera, puede irse de vacaciones. Les demostramos que no importaba el color de piel. Así fuimos desarrollando nuestra concepción de autoestima, que para nosotros es muy importante. Los compañeros comenzaron a ver que lo que nosotros les decíamos era así, que aquel que se dedicaba a trabajar y a estudiar podía ser alguien en la vida. Les explicamos que cualquiera de ellos mañana podía ser un profesional y gobernar nuestro país. Eso para nosotros era muy importante, que nuestros compañeros se preparen y tengan la posibilidad de ser alguien en la vida. Y creo que son todas esas cosas las que no me perdonan.

«Los compañeros comenzaron a ver que lo que nosotros les decíamos era así, que aquel que se dedicaba a trabajar y a estudiar podía ser alguien en la vida», relata Milagro Sala.

 ¿En qué estado están las obras actualmente?

Por orden de Gerardo Morales, de los jueces y de los fiscales nos están sacando todo. Nos quitaron los polideportivos, por ejemplo, y ellos ni siquiera los hacen funcionar. Si no los usan, que dejen a los compañeros que los usen y los cuiden. No nos dejan hacer nada. Donde hay un compañero de la Tupac, lo corren. En dos años y siete meses han destruido la provincia. Y las pocas obras que hay son las que están terminando del anterior gobierno, porque Morales no hace obras. No hace nada. Él cree que va a conformar a la gente  con un plan trabajar y un bolsón de mercadería. Pero el desocupado no quiere un bolsón de mercaderías, quiere un sueldo digno, quiere trabajar.

 ¿Cómo vive esa destrucción desde el encierro?

Tengo bronca, indignación. Porque eso no era para la Milagro Sala. Ya está, ya me tienen presa, ya me han dañado, pero que no dañen al ciudadano común que vive en el barrio. El otro día escuchaba a uno de los testigos que decía: “Milagro Sala no nos dejaba que vayamos a pagar la cuota de la vivienda”. Mentira, porque los compañeros en cuanto tenían el certificado que demostraba que la vivienda era de ellos, iban a hacer los trámites directamente a Vivienda y ahí pagaban un monto de 55 pesos, porque era una vivienda social. Son mentiras de ellos, que están queriendo justificar por qué me tienen presa. No me gusta mandar en cana a los compañeros, pero si es por cuestión de choreo, acá en Jujuy pasaron muchísimas empresas de construcción que, por ejemplo, tenían que construir 200 viviendas y sólo construían 20. Ellos no están en cana, y los amigos de ellos tampoco están en cana. Las organizaciones sociales que hoy están con Gerardo Morales ahora se sientan en el juzgado y dicen “Milagro Sala me quitó la construcción”. Mentira, ¿por qué no dicen la verdad? Que no han construido, que se han chupado la plata y ahora por no ir en cana se lavan las manos y dicen “Milagro Sala, todo”. Siguen al lado de Gerardo Morales, siguen robando.

¿Hay compañeros que dejaron la organización desde que asumió el gobierno de Gerardo Morales?

 Sí, porque muchos tienen miedo; porque compañero que se acerca lo judicializan. Compañero que se acerca, lo meten preso.

¿Cuáles fueron las promesas del Gobernador a aquellos cooperativistas que se fueron del acampe en 2015?

 Gerardo Morales les prometió 8.300 pesos mensuales, pero no le cumplió a nadie. Salió en todos los medios: al cooperativista que se vaya de al lado de Milagro Sala le iba a pagar un sueldo de 8.300 pesos. Hasta el día de hoy, no les pagó nada. No les pagó un mango. Ni siquiera les dio plata para construir. Les está tirando un plan nacional de 3.000, 4.000 pesos. ¿Quién vive con 3.000, 4.000 pesos? Que vivan los hijos de Morales, o Morales mismo con 3.000, 4.000 pesos. El otro día, infamemente le decía a la gente que él está muy preocupado por la situación de la provincia y que iba a ver si implementaba bolsones de mercaderías. Pero como dije antes, la gente no quiere bolsones de mercadería, la gente quiere puestos de trabajo, la gente quiere trabajar. Porque, como les enseñamos con la materia autoestima, no queremos que nunca más nos vengan a decir: “Estos negros no quieren trabajar”. Cuando teníamos planes y trabajábamos en la copa de leche, nos decían que éramos unos negros vagos. Cuando los compañeros comenzaron a trabajar en la construcción, decían que los explotábamos. Al final, parecen la “gata Flora”: no les gusta ni esto, ni lo otro, no saben con qué quedarse.

«En dos años y siete meses han destruido la provincia. Y las pocas obras que hay son las que están terminando del anterior gobierno, porque Morales no hace obras. No hace nada», declaró Milagro.

¿Con qué argumentos el juez Pablo Pullen Llermanos ordenó su traslado a la cárcel de Güemes, en Salta, el 7 de agosto pasado?

 Supuestamente, Pullen LLermanos me llevó a la cárcel de Güemes porque estaba preocupado por mi salud. Ahí empecé una huelga de hambre. Cuando salió la resolución de la Corte Suprema indicando que el traslado era ilegal y que tenían que cumplir con la resolución de la Corte Interamericana de Derechos Humanos de llevarme a mi domicilio habitual, que es en Cuyaya, me volvieron a traer acá. Ahí ya incumplieron. Pullen Llermanos dijo que no le daba la inteligencia para entender lo que planteaba la Corte. Entonces que se vaya, él está ahí por Gerardo Morales. Además, dice que está tan preocupado por mi salud, y no me puso un médico o un nutricionista. Diez días de huelga de hambre y no se calentó. Encima, antes que yo llegue, hizo un allanamiento acá, le sacó todos los medicamentos a mi marido y me sacó todos los medicamentos a mí, que tengo un problema de colon irritable. Estuve todos esos días sin medicamentos. Y como mi problema se agudizó, fui a parar al hospital.

 ¿Por qué no le permiten internarse en la institución que quiere y ser atendida por su equipo médico de confianza?

Pullen Llermanos es la persona que me dice “no” a todo. Cuando mis familiares le dijeron a él y a la fiscalía que se iban a hacer cargo de mí para poder pagar una clínica, él dijo que no, que él estaba viendo por mi salud. Eso no es ver por mi salud. Yo tengo derecho a elegir, por ley tengo derecho como imputada a elegir con quién me quiero atender y dónde me quiero atender. En una de las primeras internaciones, pasó algo impresionante. Un médico, de apellido Facio, me puso en la camilla y me entró a revisar con el ecógrafo. Me dijo que no tenía nada. “¿Cómo que no tengo nada? Me duele mucho la panza”, le dije lagrimeando de dolor. “Lo que pasa es que yo no sé manejar el ecógrafo”, me contestó. “Entonces no me podés decir que no tengo nada”, le respondí. Me llevaron a hacer una tomografía y después me hicieron de nuevo una ecografía, Facio y otro médico más. Hablaban entre ellos: “Mirá, tiene esta mancha y esta otra mancha, esto es materia fecal. Esto es operable y esto no es operable”. Entonces le dije: “Si eso es operable, operame. Yo me quiero curar, no quiero estar enferma, no quiero que me siga doliendo el estómago como me está doliendo”.  Entonces vino otro médico, le quitó el aparato y dijo que no tenía nada, que la máquina estaba desconfigurada, que me dieran el alta. En la última internación me hicieron el estudio de nuevo, y vino el médico y ordenó que se saquen algunas hojas de la carpeta donde está mi historia clínica. Las hicieron desaparecer.

¿Por qué las juezas de la causa Pibes Villeros -María Alejandra Tolaba, Carolina Pérez Rojas y Cecilia Sadir- decidieron suspenderla y no dejarla participar de las audiencias?

El jueves me dijeron que me iban a dar el alta. Entonces le avisé a mi familia: “Me dan de alta, yo me quedo únicamente con el pijama y seguramente me lleven a la casa desde el vehículo del servicio penitenciario. Llévense las cosas porque me voy a la casa y después me llevan al juzgado”. Pero a las 11 de la mañana vino el secretario y me dijo que por orden del juez Pullen Llermanos me iba a retirar recién a la una de la tarde del hospital y que me iban a llevar directamente al juzgado, cuando la audiencia era a las tres de la tarde. Les dije que como eran las 11 tenía tiempo suficiente para ir a la casa Del Carmen, pegarme un baño y cambiarme. Es más, les dije que si creían que iba a hacer algo malo, los hacía pasar a la casa y mientras tomaban un mate cebado o un café, yo me iba a bañar. Y también le dije a la de seguridad del servicio penitenciario que, si quería, se podía meter conmigo en el baño para cuidar que no haga nada. Yo simplemente me quería cambiar. Cuando les conté que no tenía ropa interior no me creían, entonces les dije: “Disculpen, yo estoy con pijama y cuando duermo, para estar más cómoda, me saco la bombacha y el corpiño”. Les hago ver que no tengo bombacha ni corpiño. Y resulta que ellos han visto eso como ofensivo. Ahora, ¿por qué yo decidí ir con pijama? Decidí ir así porque se me cruzó por la cabeza que Pullen Llermanos pretendía que yo no fuera a la audiencia para después decir que me había rebelado. Y yo sí quería ir a la audiencia. No me importaba que él me denigre por ir en pijama. Después de todo, la jueza Tolaba y las otras dos juezas resolvieron que por mi inconducta y por faltarle el respeto a ellos sea excluida de la sala de audiencia. Ordenaron que todas las audiencias las escuche acá, en El Carmen. Pero cuando vinieron a armar todo ese circo, en esa carpa no había internet. Por eso me notificaron para que vaya al juzgado. Me excluyeron de la sala, me tienen en una sala contigua del salón, donde están todos mis compañeros e imputados. Y cuando los abogados apelaron en mi nombre para que me levanten la suspensión, las juezas dijeron que ya era demasiado tarde, que presentamos la queja en destiempo. Parece que no me puedo enfermar, no me puedo resfriar, no puedo tener problemas familiares, no puedo hacer nada porque para ellos estoy queriendo interrumpir la audiencia.

El poder político y mediático no habla de las obras realizadas por la organización durante tantos años. Hablan de la Tupac como un “error” para la provincia. ¿Usted cree que fueron o tuvieron algún error?

 Sí, erramos por ser demasiado ingenuos. Los políticos, cuando hacen algo lo publican en los medios. Nosotros no lo hacíamos, porque éramos enemigos de eso. Cuando los cooperativistas entregaban las viviendas a los compañeros, nunca salían en la prensa. Lo hacíamos de corazón. Además, sentimos que si donás algo y lo publicás por la prensa hacés sentir mal a la persona a la que le estás entregando algo. Y no nos parece bien. Yo creo mucho en la teoría de los pueblos originarios: entregar sin pedir nada a cambio.

«Yo tengo derecho a elegir, por ley tengo derecho como imputada a elegir con quién me quiero atender y dónde me quiero atender» , declaró a ANCCOM la dirigente de Tupac Amaru.