“Con el caso Maldonado se dejaron de usar todos los buenos hábitos de un periodista: tener una fuente, después chequearla con una segunda y luego escribir con la razón y no con las impresiones”, dijo Mathilde Guillaume, corresponsal del diario Libération y France 24. ANCCOM dialogó con tres corresponsales de medios internacionales en Argentina acerca de cómo los medios locales trataron el caso de la desaparición de Santiago Maldonado el 1º de agosto en el Pu Lof Cushamen, Chubut, tras un operativo que realizó la Gendarmería Nacional.
Los medios de comunicación nacionales de mayor alcance elaboraron un gran caudal de noticias falsas que, al poco tiempo de ser publicadas, quedaron en evidencia. “Hubo una concentración de rumores, agudizado incluso en los últimos días, seguido de publicaciones en los grandes medios de cosas falsas”, agregó la periodista francesa. Cecilia González, corresponsal de la agencia Notimex, opinó algo similar al decir que el tema “se trató de una manera muy contaminada por intereses políticos, ya que la prensa más influyente, la más poderosa, actualmente es oficialista. En general apoyó, difundió y defendió solamente las versiones oficiales”. Por su parte, un editor de una de las principales agencias internacionales de noticias que prefirió reservar su identidad remarcó: “En todos los países del mundo los medios hegemónicos operan a favor de los intereses que defienden. Quizá en naciones periféricas como Argentina tienen menos autonomía que en las centrales y, por ende, sea más visible su parcialidad”.
En cuanto al caso particular de Clarín, uno de los más consumidos en el mercado local, Guillaume dijo que ese diario “levantó algo así como 80 teorías sobre donde ‘supuestamente’ estaba Maldonado, sin verificarlo y escondiéndose detrás del (tiempo verbal) condicional; ‘Podría estar Santiago en Chile’, decían, o ‘podría estar cortándose los pelos en una peluquería de San Luis’. Con el sólo uso del condicional publicaron cualquier barbaridad sin ningún tipo de chequeo. Como periodista se sabe que eso no se puede hacer en ningún caso”.
“Hay un barrio de Gualeguaychú en donde todos se parecen a Santiago”, publicó, por ejemplo, Clarín. En el mismo diario, el periodista Claudio Andrade, que publicó varias notas sin chequear fuentes, firmó el 31 de agosto una titulada “Una nueva versión apunta a que Maldonado estaría en Chile”. Desde el suspenso armado en torno al puestero de la estancia de Benetton “que se defendió a cuchillazos de un ataque de la RAM” (con la falsa expectativa de que hubiera herido a Maldonado) hasta las ambigüedades e inventos recientes acerca de un “Testigo E”, cuya declaración en la causa fue desmentida por el juez Gustavo Lleral, a cargo de la investigación, el caudal de información falaz es una ofensa para el oficio y, sobre todo, para la familia Maldonado
“Los periodistas recibieron un montón de teorías falsas -aseguró la corresponsal de France 24-. Cuando hacés reportajes en el terreno y sobre todo cuando investigás un caso tan fuerte como la desaparición de un joven, la gente se te acerca y te dice cualquier cosa porque quieren aparecer. Pero el rol del periodista, justamente, es filtrar todo eso, verificar, chequear, y si resulta ser cierto, recién ahí lo publicás”. La corresponsal subrayó que los periodistas de los medios de mayor influencia “recibieron todo este flujo de mentiras y no tuvieron el rol de filtro que es el que debe tener cualquiera que ejerce la profesión. Lo que hicieron fue darle amplitud y fuerza, fueron como una caja de resonancia de todas las mentiras”.
Por su parte, y en relación con Clarín, González expresó: “La línea editorial de los medios más influyentes fue muy evidente, publicaban filtraciones. Hay un periodista del grupo Clarín que tiene un cúmulo de filtraciones que son muy vergonzosas, eso no es periodismo. Pero por el contrario, en el mismo medio también hubo periodistas que publicaron muy buenos trabajos de investigación”.
Los entrevistados también hicieron referencia a la construcción discursiva que los medios realizaron respecto al pueblo mapuche. Guillaume sostuvo que le llamó la atención “la aparición de la RAM como una palabra que de repente todos llegaron a conocer cuando hacía dos meses nadie había escuchado hablar; ni de la RAM, ni de la temática mapuche, ni estaba instalado en absoluto el tema en los medios de comunicación”.
Además, agregó que le parecía preocupante que los periodistas que escribían para los grandes medios no tuvieran contacto con la gente de la comunidad; y que las veces que lo tuvieron, destacó, los juzgaban. “En vez de escuchar los testimonios y transcribirlos, como debe hacer un periodista, cuestionaban lo que los testigos decían desde un punto de vista más próximo al de un juez o un fiscal que al de un periodista: ‘Está bien, es tu testimonio, ¿pero por qué no hiciste tal o cual cosa?’” El editor que prefirió no identificarse, en tanto, remarcó que “con diferentes matices, los medios locales han tenido una cobertura bastante parcial del caso Maldonado. Esto pudo verse en el espacio dedicado al tema, en las fuentes citadas, o en la imagen que construyeron de los protagonistas de la historia, entre otras cosas”.
Los tres entrevistados coincidieron en que fue fundamental la cobertura que hicieron los medios alternativos y las redes sociales. “Un aspecto muy importante es el rol que han jugado las redes sociales, que han funcionado como complemento de los puntos de vista sugeridos por algunos de los principales medios del país -dijo el editor-. Un ejemplo es la ridiculización generalizada del testigo mapuche que supuestamente vio a gendarmes con sus binoculares; la contracara es la protección de la figura de Elisa Carrió, cuyas vergonzosas declaraciones han sido ‘limpiadas’ de los medios hegemónicos”. La corresponsal de Notimex centró su opinión en el buen trabajo que hicieron diferentes medios alternativos y en la actitud de algunos periodistas en particular: “La revista Cítrica fue una de las primeras que cubrió desde principio de manera profesional el tema. También Anfibia con diversas crónicas, y Cosecha Roja. Lo que hubo fue una transición: al principio los medios alternativos fueron los que mejor cubrieron, pero cuando el tema fue creciendo en impacto, los medios más grandes mandaron a periodistas al terreno, y como los periodistas no somos nuestros medios, ahí se notó la diferencia. Porque más allá de que la línea editorial fuera en apoyo al gobierno, a desacreditar la lucha mapuche y a Santiago Maldonado, estos otros periodistas que trabajaron de manera profesional no se plegaron a esa línea editorial y publicaron buenos trabajos”.
Guillaume destacó las coberturas de Anfibia, Mu, Cosecha Roja. “Los medios independientes y alternativos fueron los primeros en levantar y en darse cuenta de la posible importancia nacional e internacional que podía tener este caso -señaló-. Y además, a diferencia de los medios más reconocidos, no ventilaron rumores, como hicieron Clarín o La Nación”.
No especular ni prestarse a especulaciones debería ser la regla número uno de cualquier periodista, planteó González. “Lamentablemente, es lo que prevalece -evaluó-. Sin embargo, dentro del propio periodismo hubo una puja entre quienes seguíamos esperando una confirmación oficial, y pedimos respeto y profesionalismo a la hora de cubrir el caso, quienes tuvimos ética con el oficio, y quienes hicieron todo lo contrario. Me da gusto que haya habido tantos periodistas de todos los niveles y de todo tipo de medios que se han portado de manera responsable. Y en cuanto a los que no lo hicieron creo que corre por cuenta de cada quien en su conciencia y en su concepto de lo que es ejercer el periodismo”.
González destacó el rol de los corresponsales y su función dentro del periodismo argentino: “Tenemos una posición privilegiada porque no estamos tan contaminados como los medios locales y los medios que reciben nuestra información, en general, tampoco tienen esa contaminación, de modo que podemos trabajar sin tanta presión, como sí trabajaron acá”. Guillaume planteó una diferencia: “El componente político tiene muchísimo que ver en este caso -explicó-. Creo que no hay la misma grieta en Francia que en Argentina y eso tiene muchísimo que ver. A pesar de esa salvedad, como en Argentina, los medios franceses son concentrados y también pertenecen a intereses privados, pero de todos modos creo que tanto la formación de periodismo como el desarrollo del trabajo tendería a ser más serio que el argentino”.
Tanto Guillaume como González destacaron lo que dijo en torno a los medios Sergio Maldonado, el hermano de Santiago, en la conferencia de prensa que dio en la ciudad de Esquel luego de que apareciera el cuerpo. “Me dio mucha vergüenza que Sergio Maldonado tuviera que pedir respeto -afirmó la periodista mexicana-. Ahora que apareció el cuerpo, trabajan de la misma manera, tratando otra vez de desacreditar. Hay muchos manoseos pese al pedido de la familia”. En la misma línea, Guillaume señaló: “Me impactó muchísimo que el propio hermano de Santiago Maldonado tuviera que dar una clase de periodismo diciendo que si no teníamos información fidedigna que no publicáramos cualquier cosa y que en vez de eso pusiéramos música. Que el propio hermano tenga que dar una clase de periodismo en este momento es una vergüenza para toda la profesión”.
Actualizado 25/10/2017