El festival de cine Bazofi Non Grato surgió como una sátira al Buenos Aires Festival de Cine Independiente (BAFICI) y a los grandes festivales de cine. Fernando Martín Peña, organizador de este evento, es docente de cine y coordinador de esta área en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA). Llegó unos minutos antes de la primera proyección de la jornada para inaugurar el ciclo y cargó grandes latas fílmicas, que contenían las películas que se iban a proyectar hasta la entrada de la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC). Eran cerca de 30 latones que acomodó en un carro transportador y trasladó hacia la sala de proyección.
Mientras la recepcionista anunciaba la apertura de la sala, el público que se encontraba disperso en el hall, se dirigió hacia sus butacas y una vez apagadas las luces, la magia del cine se encendió. Fifí La Plume, un film francés de 1965, dirigido por Albert Lamorisse fue la primera sorpresa, entre la fantasía y la comedia inocente y pícara, el público disfrutó del film fuera de grilla. Lo inesperado acababa de comenzar.
¿Cómo surgió el Bazofi?
Con Fabio Manes, que ya falleció -en 2014- hacíamos el programa de televisión Filmoteca, a la medianoche en el canal TV Pública. En 2012 nos ofrecieron hacer la actividad de cine club en una sala que se reinauguraba después de haber estado cerrada durante muchos años. Allí había proyectores de 35mm y de 16mm y podíamos hacer lo mismo que en el programa, pero en vivo. Entonces hicimos un primer ciclo entre febrero y marzo. Nos fue muy bien. Pero ese cine estaba en la calle Viamonte y Ayacucho, muy cerca del Abasto, y en abril venía el BAFICI, y nosotros no queríamos que lo bien que nos había ido se terminara ya que nuestros públicos son parecidos. Como nos interesaba que las proyecciones siguieran creciendo, se nos ocurrió inventar el Bazofi, usando ese nombre porque es divertido de pronunciar, y parodiando no solo al BAFICI, sino a los festivales de cine en general, que tienen todo una retórica que a nosotros nos hace reír, como ciertos intercambios de cortesías, o el tratamiento que reciben algunos directores. Vimos que en ese marco podíamos programar películas muy raras, que nadie vendría a ver en su sano juicio porque no las conocen y nadie oyó hablar de ellas, pero que para nosotros son películas muy buenas. Se llenaron todas las funciones, el Bazofi fue un éxito.
¿En qué se diferencia el Bazofi del BAFICI?
Por empezar, el BAFICI tiene un montón de plata y nosotros no. Después, no es una parodia literal en burla del festival. El Bazofi es un festival chiquito, de películas muy viejas y por lo general muy raras, que difícilmente se puedan ver de otra forma, porque no se consiguen ni en digital. Además está hecho con bastante humor y autenticidad. Supongo que esa actitud debe haber contribuido a que fuera un éxito de entrada. Al año siguiente del primer ciclo pudimos venir a sala de la ENERC y hacer funciones gratuitas, que es lo ideal y más accesible para todos.
¿Qué opinás sobre el uso del material digital para las películas?
Estoy de acuerdo con la utilidad del digital para la divulgación de las películas, lo cual ha contribuido a la democratización de toda la historia del cine que antes no podíamos ver. En los 80’s estudiábamos la historia del cine en los libros. No veíamos las películas porque eran muy difíciles de encontrar. Cada vez que se podía acceder en un ciclo retrospectivo a alguna de las que se describen los libros, era un milagro e íbamos todos corriendo a verla. Sin embargo, hay una confusión. El digital sirve para difundir, pero no para preservar. Ningún formato digital, hasta ahora, garantiza durar más de 10 o 20 años y para preservar una película tiene que ser más largo plazo. La película es la matriz de la obra y si no tiene material fílmico está en riesgo. El digital es igual de confiable que el disco rígido de una computadora. En cambio el fílmico sabemos que está hecho para durar más, si se lo conserva en condiciones adecuadas de temperatura y sin humedad. De todas maneras es muy caro tener una copia en fílmico.
¿Qué opinas acerca de los cines que proyectan en digital películas producidas en material fílmico?
Todo el cine que se hizo en fílmico hay que proyectarlo en fílmico. En el BAFICI de 2012, todas las películas de retrospectiva se pasaban en digital y eso es una estafa. La textura va a ser siempre distinta, los colores son otros, la calidez de la imagen analógica es única y es la que pensaron los artistas cuando la hicieron en ese material. Me parece importante proporcionarle al público la posibilidad de ver cine que se hizo en fílmico, en su material original. Que tengan la posibilidad de vivir una experiencia más cercana a la propuesta hecha por el realizador. Que se pueda ver en tu casa está muy bien, pero es otra cosa. Quedan muy pocos cines con proyectores de material fílmico. En la mayoría de los cines las cambiaron por proyectores digitales.
¿Cómo se reproduce el sonido en material fílmico?
El sonido es analógico igual que la imagen. Está fotografiado en la película. Si miras el film hay una especie de electrocardiograma al costado de la imagen. Ahí está el sonido grabado. Después su reproducción puede ser estéreo, mono, y en algunos casos puede sonar igual que el digital.
¿Con qué criterio están seleccionadas las películas del Bazofi?
Son películas que sorprenden porque es un tipo de cine que ya no se encuentra en el presente por distintas razones, tienen una cierta audacia en el tratamiento de los temas o el tipo de montaje. El criterio más importante es que la película tenga creatividad e imaginación. También que sean raras y no estén dentro de los cánones de las películas comerciales actuales, ya que no figuran en ninguna lista de las 100 mejores películas, lo que no significa que sean aburridas o no sean importantes. A quién esté interesado en la historia del cine, este festival le permitirá descubrir cosas.
¿Cuándo se vuelve a hacer el próximo Bazofi?
El Bazofi no tiene fecha. Se hace siempre en abril, pero después se puede repetir el festival una o dos veces más, antes de que termine el año. Reviso películas y cuando junto entre 15 y 20 títulos que considero que merecen un Bazofi, lo armo.
En la sala del cine, continuaba la proyección del film. El sonido era nítido y potente. La imagen analógica presentaba algunas distorsiones, a veces algunos cuadros descoloridos, otras veces eran más oscuros. Ciertamente se trataba de una película que ya no se produciría en el cine actual: una toma al mejor estilo . En una pelea que el protagonista tuvo con su contrincante, este le lanzó un reloj que se estrelló contra la pared y el efecto especial se hizo con stop trick, conocido como “truco de parar” inaugurado por Georges Méliès: la primera toma mostraba al protagonista, la siguiente a su enemigo lanzando el reloj en su dirección, a continuación el protagonista agachándose y finalmente sólo el reloj estrellándose en la pared, sin el protagonista en la toma.
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BAZOFI NON GRATO, hasta el hasta el domingo 23 de abril, en la Escuela Nacional de Experimentación y Realización Cinematográfica (ENERC), Moreno 1199, CABA, con entrada libre y gratuita.
Actualizada 19/04/2016