El primer sábado de junio, un grupo de vecinos de La Boca pintó un mural en el barrio para recordar a los chicos que fallecieron «de muertes evitables». Desde fines del año pasado, el grupo La Boca Resiste y Propone viene realizando murales en el barrio con temáticas específicas para dar a conocer los problemas y las luchas de los vecinos.
El colectivo comenzó a gestarse luego del caso de Gonzalo Reynoso, un chico de 16 años que murió en octubre de 2014 a manos de otro adolescente, que se encontraba en un parador que el Gobierno de la Ciudad instaló en el barrio para jóvenes en situación de calle.
«A partir de su muerte, hicimos una reunión entre todos los que laburamos con pibes en el barrio, organizaciones políticas, sociales, trabajadores de la salud y de la educación», dijo Natalia, una de las integrantes de La Boca Resiste y Propone, a ANCCOM. En ese momento, el grupo preparó un petitorio y organizó una marcha el 4 de diciembre de la que participaron unos 500 vecinos.
Además de las actividades sociales y talleres que llevan a cabo, La Boca Resiste y Propone encontró en los murales una forma novedosa de dar a conocer su lucha. «Buscábamos una herramienta para comunicar lo que veníamos trabajando», explicó Natalia. «No entendemos el arte como una mera expresión estética sino cumpliendo siempre una función social al servicio de las fuerzas transformadoras del pueblo», detallaron desde la organización.
El sábado desde la mañana desarrollaron el sexto de una serie de siete murales, cada uno con un mensaje y una lucha específica. Las temáticas son varias y representan las problemáticas y las denuncias de los habitantes de La Boca: uno dedicado a la salud, para pedir mejoras en los centros de tratamiento, uno dedicado a la educación, otro dedicado a Boca, por la relevancia del club de la rivera en el barrio, y otro dedicado a la problemática de la vivienda, que varios consideran el gen de la mayoría de los problemas en esa zona de la ciudad. «Los pibes de nuestro barrio tienen que vivir en piezas con ocho chicos más y es muy difícil que se puedan constituir en su rol de estudiantes, de amigos, que puedan jugar, que tengan privacidad», señaló Natalia.
El último, será un mural colectivo sobre las expectativas y las esperanzas de los vecinos para el barrio. Hubo otro que se dedicó especialmente al proyecto del parador: luego de la muerte de Gonzalo Reynoso, apuñalado por uno de los jóvenes del parador, el Gobierno cerró el centro que brindaba asistencia a los chicos con adicciones y en situación de calle.
«El mural del parador representa el pedido que hicimos para saber dónde estaba el parador. Después de lo que pasó con Gonzalo, esa misma noche lo cerraron. Queríamos saber dónde habían trasladado el parador y qué pasó con los treinta chicos que estaban ahí», explicó Natalia. «Gonzalo fue apuñalado por un par de él, que estaba bajo la responsabilidad del Gobierno de la Ciudad».
Según ella, cuando se instaló el proyecto «no hubo una política de articulación con el territorio». Y luego, cuando lo cerraron, «nadie se hizo responsable del destino de esos chicos». «Ahí funcionaba un centro recreativo para los pibes del barrio. Cerraron la canchita, pusieron el parador y no hicieron ningún tipo de articulación con la gente del barrio para que estos chicos que llegaban al parador tuvieran vínculos y se rompiera esa diferencia», advirtió.
El último mural que realizaron representa «la vida de todos los chicos que han fallecido en muertes evitables en nuestro barrio, producto del abandono y la desidia de la que somos víctimas en el sur de la ciudad», dijeron los organizadores. «Cada uno de estos chicos dejó una semilla para sembrar conciencia».
Las historias son variadas. Desde una nena atropellada por un colectivo, pasando por el caso de un chico atropellado por un patrullero, hasta la gran cantidad de muertes producto de los habituales incendios que sufren los conventillos y las viviendas de La Boca. La forma que encuentran los vecinos de dar a conocer estas tragedias es a través del arte. «Hay dos tipos de arte. El arte que trabaja en función de los grupos concentrados, de los poderes dominantes y un arte que está al servicio de la fuerza transformadora del pueblo. Dividimos ese petitorio en siete ejes y cada mural representa un eje del petitorio. El mural de hoy tiene que ver con todos los chicos fallecidos en el barrio de muertes evitables», reflexionó Natalia.
El colectivo, además, rechaza el proyecto del Gobierno porteño de declarar Distrito de las Artes a un sector de los barrios de La Boca, San Telmo y Barracas: «El Distrito de las Artes, lo que hizo sobre nuestro barrio es fomentar el proceso de saturación inmobiliaria», agrega. «Es la contracara del arte que proponen ellos. Nosotros proponemos al arte como una herramienta de comunicación popular, un lenguaje estético a partir del sentido del barrio».