Por Luciana Ruarte
Fotografía: Andrés Wittib, Noelia Pirsic

Un chico con micrófono en mano y tatuajes en los brazos sube al escenario, se para en el centro y espera un momento. De pronto lleva el micrófono a su boca y empieza a emitir sonidos. Parecen soplidos. Parecen golpes. Lo que comienza como una respiración fuerte, como un ruido de viento, es, en realidad, beatbox. Con jean, zapatillas y remera gris, Miloo Moya, bailarín y beatboxer, es el encargado de abrir la presentación del Combinado Argentino de Danza (CAD) en el Dorrego. También lo hará el lunes 25 en la Plaza de Mayo, antes más de 800 mil personas.

El beatbox arrastra a otro bailarín al centro del escenario. Con remera, jogging y zapatillas Converse, el joven comienza a bailar malambo. Aparecen más bailarines que entran, bailan, se van, vuelven a entrar, se quedan quietos. Los hipnóticos movimientos de estos chicos, vestidos con camisa de jean, jogging, zapatillas y poncho, sugieren improvisación y espontaneidad, pero no: ninguna presentación escapa del ensayo y la práctica.

Es difícil dar una definición de algo que se aleja de cualquier tipo de encasillamiento y que huye constantemente de la uniformidad. Es difícil definir a un grupo heterogéneo de personas que esquivan las convenciones, que deciden experimentar y reformularse todo el tiempo. “Es más fácil pensar lo que no es el CAD que definirlo” arriesga con mucha razón Karin Idelson, videísta del Combinado.

El Combinado Argentino de Danza, dirigido por Andrea Servera, está formado por un grupo pequeño de bailarines de diversos estilos (hip hop, folclore y contemporáneo), el DJ Villa Diamante, el músico y percusionista Patricio Smink, la videísta y encargada de visuales, Karin Idelson, un manager y un productor. También cuentan con la ayuda de  Romeo Fasce y Luciana Quartaruolo en escenografía, de Bibiana Scholnik en la iluminación, y de Florence Arguello en vestuario.

El Combinado ensaya algunos días en un estudio en Chacarita y otros en el Centro Cultural Matienzo. No cuenta con espacio propio pero se las arregla. “Acá, en Argentina, entendernos como una compañía independiente no es un proyecto que tiene una banca desde el Estado Nacional ni desde la Ciudad” explica Andrea, la directora. “Conseguimos trabajos que están relacionados con el Estado, con empresas privadas o con proyectos determinados  pero no tenemos financiación fija” agrega. Es por eso que sostenerse como grupo y tener posibilidades de trabajo requiere de una disposición al cambio y a las modificaciones: bailaron en teatros, en espacios públicos, en escenarios chicos y hasta en estadios de rock. “Vamos cambiando, modificando y  moviendo las fichas para poder trabajar porque si no, se vuelve imposible” dice.

Ensayo del Combinado Argentino de Danza, CAD.

Ensayo del Combinado Argentino de Danza, CAD.

Si bien el Combinado nació en el 2011, Karin Idelson, fotógrafa, artista audiovisual y videísta del CAD,  se permite viajar un poco más atrás en el tiempo para explicar el nacimiento de una amistad que sería el germen del grupo. “A Andrea (Servera) la conocí en el 2006, cuando yo daba clases en Imagen y Sonido de la FADU” cuenta. En ese año vino a la Argentina Mauricio Kagel, un famoso compositor de música contemporánea. Se organizó el Festival Kagel, con actividades en la Ciudad y una de ellas era interpretar “La rosa de los vientos”, una pieza que refiere a ocho puntos cardinales. A cada punto se le asignó una pareja de un coreógrafo y un director, y ambos tenían que hacer un video-danza en vivo. Los coreógrafos eran los ocho mejores de la Argentina y entre ellos estaba Andrea. Los directores eran ocho ayudantes de la cátedra Trilnick de la FADU, a la que pertenecía Karin. “Nosotros éramos muy chicos” recuerda Karin. “Yo tenía 25 o 26, y de hecho varios de los ayudantes no quisieron hacerlo, otros eligieron trabajar en dupla porque solos no se animaban. Yo me mandé sola” dice y, por su cara, parece que todavía no puede creer cómo fue que se animó. “Nosotros no conocíamos a los coreógrafos porque la danza no era nuestro palo, pero yo ubicaba a Andrea Servera” recuerda. En ese momento, Karin trabajaba en la producción de programas del canal Ciudad Abierta y había tenido que contactar a Andrea. El programa con ella no se llegó realizar, pero pudo recordar su nombre y algo más: “Yo sabía que Andrea había dado clases de danza en la cárcel de Ezeiza y dije ‘Bueno, esta mina no debe tener problemas de ego. A mí pónganme con ella’. Pegamos muy buena onda y creo que fuimos la única dupla que trascendió, porque seguimos trabajando hasta el día de hoy” dice.

Desde entonces no pararon. Lo que siguió fue el Mercado de Industrias Culturales (MICA). Karin recuerda que se armaron desfiles de indumentaria que representaban a todo el país y se les pidió la realización de un video para presentar a cada uno de los diseñadores. Además, el evento requería una puesta en escena con música y bailarines. “Me pidieron que preparara algo performático que tuviera que ver con la Argentina” cuenta Andrea. “Yo venía trabajando desde hace mucho con el hip hop y la danza contemporánea, e intentando mezclar eso. Para esa ocasión especial se me ocurrió empezar a trabajar con el folclore. Entonces, en esa primera mezcla de lenguajes, apareció algo bien potente, no sólo en relación a la danza sino también en cómo los bailarines se mezclaron, en lo que pasaba socialmente adentro del grupo”. “Fue una locura –dice Karin–. Un poco fue la génesis del CAD. Nos empezaron a llamar, a convocar, a contratar y ahí se armó la compañía”.

Uno de esos llamados llegó desde Tecnópolis en 2011. “Me convocaron para que coordinara el Espacio Joven” recuerda Andrea. “Empezaron a venir muchos bailarines a improvisar y a trabajar y se fue armando esto que hoy es el Combinado. En ese momento fue como una idea. Iban cayendo chicos de diferentes lugares e íbamos probando”.

Laura Aguerreberry, bailarina del CAD, también recuerda a Tecnópolis: “Fue un poco espontánea la manera de empezar a habitar ese lugar, de bailar juntos, de ir a practicar. Era un espacio que nos incentivaba porque de repente te encontrabas con chicos de hip hop, folcloristas, contemporáneos, y no suele darse mucho ese cruce de grupos y de personas.  Ahí se empezaron a generar las primeras improvisaciones.”

El Combinado Argentino de Danza en acción,

El Combinado Argentino de Danza en acción,

Miloo Moya, bailarín y beatboxer, trabajó con Andrea en ese Tecnópolis y recuerda el momento exacto en el que, para él, nació el Combinado: “Teníamos un día de hip hop, otro de folclore, otro de contemporáneo. Como éramos muchos, empezamos a mezclarnos. Recuerdo un día en el que tenía a unos beat boys bailando por acá, unos de hip hop por allá, otros de folclore en el escenario, otro atrás practicando danza contemporánea. Entonces Andrea, parada delante del lugar, me preguntó qué pasaría si fusionábamos todo. Le dije que estaba buenísimo” cuenta con una sonrisa. Armaron un grupo de bailarines e incorporaron a DJ Villa Diamante, que fue algo muy innovador en un combinado de danza. “Los grupos de danza suelen bailar con bandas en vivo, pero tener un DJ era una propuesta muy fresca, muy nueva. Además terminábamos todos bailando y era genial. Empezamos esto como para probar y de repente nos subimos a un proyecto que estaba buenísimo” dice Miloo.

“Del mundo del baile, de la danza, no conocía nada” confiesa el DJ Villa Diamante. “Yo sólo hacía bailar a la gente” agrega divertido. ¿Cómo llegó al CAD? Un día Andrea, la directora, le preguntó a Leonardo Martirelli, de Tremor (el trío musical argentino), por algún DJ para musicalizar el CAD y Leo lo recomendó. Diamante tiene una fiesta, un sello discográfico, una disquería y varios proyectos que incluyen trabajos con otros artistas. Desde hace diez años es DJ en clubes, festivales, realiza giras por Europa y Latinoamérica. ”Tengo algo muy particular que es que trabajo con los mushups, que consisten en mezclar la base instrumental de un tema con la voz de otro diferente” explica, y nos da un par de ejemplos: “Capaz que agarraba un tema de Gustavo Cerati y en la parte de la batería  ponía a un rapero norteamericano a rapear algo, y después entraba Cerati y respondía, y los hacía jugar un poco –cuenta–. También tomaba un tema de Intoxicados y lo volvía cumbia, o un tema de folclore y le ponía la base de Dubstep, o un tema de Sandro y lo hacía hip hop”. Debutó en el CAD en 2012, con Tushh, una de las primeras presentaciones del Combinado. “Sonaban desde Los Ramones en portugués y Michael Jackson hasta un ‘Cantando bajo la lluvia’ de Gene Kelly. Era una cosa muy amplia” recuerda Diamante. “Después fuimos depurando un poco el estilo, y ahora estamos trabajando un ala mucho más folclórica: folclore digital, que tiene otro sonido. En el último show hay muchas cosas como remixes de Violeta Parra y Atahualpa Yupanqui. Con Pato (Smink) y con Miloo estamos trabajando y remixando a artistas de folclore más tradicional y poniéndoles beats del 2015. De esa forma mezclamos un poco esta idea del hip hop y lo folclórico, trabajamos la mixtura de sonidos, de estilos y de ideas, pero llevadas a hacer bailar a los chicos, que tienen su forma particular de hacerlo” dice.

 Ensayo del Combinado Argentino de Danza

Ensayo del Combinado Argentino de Danza

Con un grupo casi armado y en plena búsqueda de estilos y experimentación, surgió la necesidad de encontrar un nombre que los definiera. Lo que para muchos resulta una complicación, a Andrea Servera le pareció bastante sencillo: “Un día vimos una nota en el diario que hablaba del Combinado Argentino de Fútbol Playa y nosotros dijimos ‘Bueno, podemos ser el Combinado Argentino de Danza’. Al final quedó y se instaló como nuestro. Y acá estamos” dice con una sonrisa.

A Tecnópolis le siguieron obras, presentaciones y talleres en espacios como el Centro Ciudad Kónex, el Centro Cultural Ricardo Rojas, el Teatro San Martín, El Dorrego, el interior argentino, Sudáfrica (en 2014). “Esa fue la primera gira internacional de este grupo” dice Andrea. “Fuimos quince días a trabajar con una compañía de allá y bailamos. Hicimos cuatro funciones. Bailar en los barrios de Soweto y en las calles de Johannesburgo es de esas cosas muy mandadas ¿no? Creo que eso va de la mano del destino del grupo. Para nosotros fue genial y fue muy fuerte. Los bailarines con los que laburamos allá eran unos artistas tremendos, entonces también fue muy  exigente para nosotros” cuenta.

Cuando el escenario se lo permite, el Combinado despliega un trabajo audiovisual con imágenes propias que se encargan de acompañar al baile. Afuera del escenario, muchos de los videos-danza realizados por el CAD fueron seleccionados para participar en festivales como por ejemplo el Festival Internacional de videodanza de Buenos Aires., el “Danca em foco” de Brasil y el Festival “Futurs en Seine” de Francia.

La producción audiovisual está muy presente en el Combinado. “En el CAD hay algo muy fuerte con el video porque las nuevas generaciones filman y editan todo el tiempo. Eso condiciona un poco el trabajo pero a mí en lo personal me gusta mucho. Me gusta la mezcla de lenguajes, no sólo de estilos en la danza” dice Andrea. “Dialogar con otros lenguajes te hace encontrarte con otras maneras de vos mismos o de tu estética de grupo. Me gusta mucho hacer cosas audiovisuales. Lo hice mucho antes del CAD y acá quizás se reafirmó”.

El Combinado Argentino de Danza en acción

El Combinado Argentino de Danza en acción

Cuando Karin, la videísta, habla de la realización de los videos del CAD, dice que hay algo especial que se da y que no puede describir con exactitud. “Hay algo que me sigue pasando todo el tiempo, que no sé qué palabra ponerle, pero yo veo que los chicos bailan en vivo y la gente se prende fuego” explica. “No quiero usar la palabra magia” dice, pero finalmente la usa, porque no encuentra otra manera de definir lo que se genera: “Hay algo planificado y algo que emerge de la magia de los bailarines, la música, la escenografía y la cámara” admite. Karin realiza muchos trabajos fuera del CAD, pero lo que le pasa cuando trabaja con el Combinado no le pasa en ningún otro lado: “Lo confirmo todo el tiempo: la combinación de estar detrás de cámara y estar filmándolos me pasa con ellos y no con otros –afirma–. No me pasa con la danza, me pasa con ellos. Hay una energía con el equipo muy particular”. Y se nota. Karin cuenta que siempre están buscando algo nuevo para hacer desde lo audiovisual, pero no porque quieran ser originales, sino porque cada situación distinta pide una interpretación particular. En esta línea, el CAD realizó un video por los estudiantes mexicanos desaparecidos en Ayotzinapa y otro para convocar a la concentración del 3 de junio en contra de los femicidios.

El mushup de la música y del baile se refleja en el constante intento del combinado por alejarse de las ideas tradicionales y conservadoras que rodean al mundo de la danza. “Queremos romper esa estructura de la danza que es un bajón” dice Miloo. “Acá no importa si sos gordo, si sos flaco, si sos rapero, si venís de la danza. Acá somos todo uno” sentencia. Diamante, a su vez, destaca la relación particular que entablan con el público: “Desde el principio tratamos de incluir a la gente en el show. Por ejemplo en Tushh y en Tu casa habían momentos dentro o luego de la obra en los que incluimos a la gente. Cuando terminábamos agarraba el micrófono y decía ‘Bueno, ¿quieren bailar?’ Y la gente gritaba “Siii”, porque  después de estar una hora viendo a un montón de gente bailar, te dan ganas, te morís de ganas”. Terminar el show, poner música e invitar a la gente a bailar ya es un sello del CAD, dice Miloo.

Todos coinciden en que el motor del Combinado es Andrea, su directora. “Siempre nos está forzando a todos a ir un poquito más allá de lo que hacemos, o  a movernos en otra dirección” dice Karin. “En un principio quizás puede ser incómodo pero todos terminamos sumando” admite. Lo mismo opinan Diamante, Miloo y Laura. “Ella mezcla cosas que por ahí vos no ves. Me pasó algo con un dúo que tienen Laura y Nelson –cuenta Miloo–.  Eran dos cosas re diferentes y cuando los vi juntos en un ensayo me emocioné. Andrea ve cosas que el resto no, y cuando finalmente lo ves decís ‘Guau’”. “Esa experiencia fue increíble” coincide Laura. “Con Nelson ensayamos en una oficina, porque no teníamos sala de ensayo, y en tres horas fue muy natural la manera en que pudimos trabajar. Nos sorprendimos los dos y dijimos ‘Ah bueno, no era tan difícil’”

Ensayo del CAD

Ensayo del CAD

Diamante compara el trabajo de Andrea con el de un DJ. “Ella djea a los chicos. Mushupea” afirma. “Andrea no te dice: ‘Bueno, vos bailá y hacé la coreografía de esta forma’. Cada uno hace lo que le gusta hacer y ella ajusta las cosas. Como yo organizo la música, Andrea organiza el baile: es como una DJ de la danza” describe Diamante con precisión. “Cada uno tiene su color” dice Karin, “y cada uno aporta desde lo que es. En general Andrea hace una bajada del proyecto y de lo que se imagina y después cada uno interpreta. Hay mucha libertad para trabajar y mucha confianza después de tantos años.”

Andrea es bailarina y coreógrafa. También produce obras y video-danza. En ella, como en muchos de los miembros del CAD, conviven una variedad de actividades y pasiones. Es coreógrafa del Buenos Aires Fashion Week, es directora del Festival de Danza de la Ciudad, trabaja en moda, en eventos, en publicidades. Karin es fotógrafa y artista visual. Dio clases en la FADU y actualmente da clases en la Universidad Nacional de La Plata. Tiene una productora, hace videos para marcas, expuso fotografías en Berlín,  hizo “Canción de amor”, un documental que se presentó en el Bafici, y ahora quiere producir y grabar otra película. Ambas tienen varios proyectos paralelos al CAD e incluso realizan trabajos juntas, como por ejemplo el videoclip “Como el viento” de Las Pelotas que hicieron en 2013. Aún así, consideran al combinado una parte importante de sus vidas. “El CAD es un proyecto muy especial y del cual he aprendido muchísimo” dice Andrea. “Me requiere una energía muy distinta a otros proyectos que he tenido. Es central en mi vida en este momento, por lo que me pide y por lo que me da. Me escriben chicos que se vienen a vivir a Buenos Aires y me dicen ‘Me vine a acá porque mi sueño es entrar al CAD’. Me parece increíble que alguien venga a vivir a Buenos Aires porque quiere entrar a este grupo.  Es como una locura y es una responsabilidad. Tampoco siento que yo haya hecho esto queriendo eso. Es un poco lo que pasa. Hay algo que la gente se refleja y eso me emociona y me gusta” afirma. Karin destaca el crecimiento profesional que le aportó el Combinado: “El CAD casi que acompañó mi formación como realizadora. Fue muy orgánico mi pasaje de la cámara de foto a la cámara de video. Edito, soy directora, produzco, pero no lo estudié. Es muy autodidacta mi formación, que es casi la formación de muchos en el CAD. A medida que pasaron los años me profesionalicé  y eso se ve reflejado en los trabajos. Más que superar fases nos fuimos superando a nosotros mismos” sostiene. “El CAD ocupa un lugar  importante porque ahí hago cosas que no hago en ningún otro espacio” agrega, en sintonía con Andrea. “Creo que estamos todos contentos.  Es como una forma de ver tu trabajo multiplicado. Es una forma de traducir lo importante del laburo en equipo y que el laburo de todos se potencia.  De repente uno ve su trabajo en Plaza de Mayo, los videos replicados en un montón de pantallas en mapping, a Diamante pasando música para miles de personas, gente que baila con nosotros. Nunca lo imaginamos. Y hasta cosas más chiquitas siguen siendo mucho más hermosas que el trabajo individual. La verdad, es un lujo” remata Karin, con cara de verdadera satisfacción.

Ensayo del CAD

Ensayo del CAD

Algo parecido les pasa a los bailarines. “Actualmente hay un cariño con el proyecto” cuenta Laura. “Tiene que ver con un desarrollo humano y vincular. El CAD me da un espacio de mucha libertad, que también, con suerte, es trabajo remunerado. Siento que es una propuesta que está ganando espacios para la danza, socialmente. Que la danza aparezca en eventos como el 25 de mayo y que la gente se sienta atraída y convocada por la danza me maravilla cada vez más. La llegada del CAD hoy es más popular y más inclusiva” dice.  De hecho, suelen dar talleres en las provincias a las que viajan porque consideran importante el intercambio y la relación pedagógica con los otros. También se presentaron y dieron talleres en cárceles de menores y villas, y planean volver a hacerlo este año. “Mezclar lo social con lo artístico es por donde va el camino, para mí, en este momento –dice Andrea–. Hay muchísimas cosas que tienen que ver con la vida diaria o con nuestras realidades de las que es importante hacerse cargo. Está bueno para nosotros desde el arte hacerlo, y poner el granito de arena que podamos para modificar algunos valores y algunas cosas que para mí son muy trascendentes, importantes, y que no están solamente en manos de los políticos. Hay algo como sociedad que hay que mover. Y nuestro grano de arena, grande o pequeño, lo vamos a aportar” concluye, decidida.