No Sólo en Cines (NSEC) surge a partir de una necesidad, la de generar espacios alternativos para la proyección de cine nacional. Ciertamente, este contexto social y político no es el de décadas atrás. Las tecnologías de calidad y de acceso cada vez mayor, así como las políticas de fomento para la realización audiovisual nacional, han hecho su parte. Sin embargo, la historia lo demuestra, el cine siempre estuvo ahí, latiendo, aún en los peores momentos históricos.
A pesar de la profusión de esas nuevas producciones, el sistema de distribución y estreno vigente actúa como un agente dosificador: “Como otros, la Argentina es un país donde el sistema de exhibición está controlado por las productoras y cadenas de cines estadounidenses que les dan pantalla a los tanques de Hollywood, como pasa en una gran parte del mundo», critica Emiliano Romero, gestor de la idea de NSEC y director de Topos (2012).
En ese sentido, el impulsor de NSEC identifica dos luchas. Una “larga”, que viene dada por la cuestión de la cuota de pantalla, es decir, de ganar el espacio de los cines comerciales. “Esa es una pelea de David y Goliat, a largo plazo”, señala Romero. Frente a esto, y como segunda disputa, NSEC propone un verdadero circuito de proyección. Esto es, utiliza los espacios y el público cautivo de los centros culturales y teatros para proyectar cine argentino. Romero comenta que NSEC empezó cortando ticket INCAA mediante la figura de “exhibidor ambulante”, tarea que sostuvo durante un año y medio. “Yo me puse como persona física, y durante un año y medio no sólo corté por mi película, sino por otras tantas, lo que hizo que mis impuestos subieran de manera exponencial, dificultando la financiación de NSEC”, refiere Romero.
Cortar ticket INCAA es una forma de llevar un registro oficial de la taquilla. Los directores que tienen un subsidio del INCAA necesitan cortar tickets oficiales, por una cuestión de subsidios de taquilla. Pero, en tanto NSEC es un mecanismo autogestionado de fomento al cine independiente y nacional, se vuelve imprescindible contar con el apoyo de un convenio. En ese sentido, son dos las cuestiones a priorizar: en primer lugar, que los espacios, centros culturales y bares tengan una posibilidad directa y sin problemas de cortar ticket INCAA: “En este momento, NSEC cuenta con 160 espacios”, describe Romero. En segundo lugar, que NSEC, como una iniciativa sin fines de lucro, tenga la posibilidad de financiarse en el largo plazo y asegurarse los gastos. “Estamos haciendo una patriada, no un negocio”, explicita.
Romero afirma que, también, parte del problema está en que los realizadores y los directores no le dan demasiada relevancia al estreno de sus películas. El lanzamiento, como la última etapa de una película, usualmente está supeditada a la capacidad económica para difusión y publicidad. Sin engañarse, Romero sostiene que el “estreno tiene que ver con tus posibilidades, en cómo adaptar el estreno a tu película, y NSEC abre la posibilidad de un estreno a medida a los directores”. Esta forma de pensar el estreno es deudora de los mecanismos del teatro o la música independiente, donde, en muchas oportunidades, el éxito depende de la pericia en hacer difusión autogestiva: “Campanella o Szifrón pueden quedarse tranquilos luego de filmar sus películas, pero nosotros estamos errados si nos pensamos así y no podemos asegurar ni siquiera una función de quince personas”, señala Romero.
El radio de exhibición de NSEC es vasto. Quizá esa característica sólo necesite dos ingredientes: quien quiera proyectar su película y aquél que quiera verla. El resto se resume a coordinar el encuentro. NSEC quiere decir, también, “no sólo” en Ciudad Autónoma de Buenos Aires, ni siquiera sólo en provincia de Buenos Aires. Orgulloso, Emiliano Romero cuenta que han llegado a proyectar en México, Chile y España, saldando la distancia física con videoconferencias: “Lo más relevante para nosotros es que nos permitió hacer proyecciones en algunos lugares donde no habíamos podido llegar con el circuito tradicional”, cuenta Alejandro Rath, uno de los directores y realizadores de ¿Quién mató a Mariano Ferreyra?. La película se proyectó en el conurbano bonaerense (Avellaneda, Florencio Varela, La Matanza, Haedo, por sólo mencionar algunas), en varias ciudades de la provincia de Buenos Aires (Luján, Mar del Plata, Bahía Blanca) y en otras provincias del país (Neuquén, Santa Fe y Córdoba).
NSEC busca que la proyección sea una experiencia distinta a la que sucede en un cine. Lo alternativo no sólo hace al espacio físico, también a que la proyección cuenta en una instancia de diálogo con el público, ya sea con sus directores como con sus técnicos. Y eso sucede en cada una de las funciones. Tomás Larrinaga, director de Silencio!, su segundo largometraje, tuvo la oportunidad de dialogar con el público. Esas instancias son moneda corriente en los festivales, aunque en este caso no se trata de un público predominantemente cinéfilo o cultor de La Crítica. El beneficio parece ser mutuo, tanto para el espectador como para el director: “Creo que el cine independiente argentino, como en muchos otros lugares del mundo, sufre de vicios. En parte, por la falta de contacto con el público. En estas charlas uno puede corroborar que es lo que funciona o no funciona de la película, si el relato se entiende o se malinterpreta. Y quizás así aprendamos a evitar caer en un cine snob y aburrido que no le interesa a nadie”, explica Larrinaga. Aun cuando ese encuentro entre el público y los realizadores no pueda darse, siempre se encuentra la manera de generar esa instancia, incluso en línea.
Cuanto más se habla con algunos directores, NSEC parece convertirse en una bocanada de aire fresco frente a un sistema que sofoca al cine nacional. ¿Quién mató a Mariano Ferreyra? tuvo, posteriormente, su estreno comercial. Rath relata la experiencia: “Tuvimos que firmar un contrato con un distribuidor que es el encargado de negociar con las salas la proyección de la película. En todas las multipantallas extranjeras fue imposible entrar. Son reacias al cine nacional, más aún al cine documental y político. El mayor problema es que en el conurbano bonaerense tampoco hay salas privadas nacionales. Por lo tanto, para llegar a lugares donde creemos que la película pudiera tener un público posible, contamos sólo con el apoyo de NSEC”.
En suma, NSEC no se plantea recrear un espacio, sino reformularlo: “Cuando vos vas a un shopping te están comiendo pochoclo al lado, estás en un lugar que coexiste con tiendas. Es un lugar frío y totalmente comercial. En cambio, cuando vas a un centro cultural, vas con gente que busca otro tipo de cosas, que tiene la cabeza mucho más abierta. Es todavía mejor el ritual, es como estar en un festival. NSEC es un festival todo el tiempo”, dice Romero.