“El sistema judicial se divorció de la Constitución”

“El sistema judicial se divorció de la Constitución”

 

«Investigamos los Panamá Papers y a Gustavo Arribas, y terminé denunciado yo», reflexiona el fiscal Delgado.

El fiscal federal Federico Delgado (49) ya anunció que se retirará pronto. Hace casi tres décadas que forma parte del Poder Judicial. “Somos los abogados de los ciudadanos”, afirma sobre su rol, y considera que “la justicia es un servicio público, no un trabajo” y que “las cárceles generan violencia y miseria”. Autor de dos títulos elocuentes, La cara injusta de la justicia -Paidós, 2016- e Injusticia -de Editorial Ariel, 2018- sostiene además que “la ley está divorciada de la justicia”.

Rodeado de expedientes, de jean y remera negra, recibe a ANCCOM en su oficina de Comodoro Py. Todavía recuerda cuando un auto lo hizo volar por los aires mientras andaba con su bicicleta: “Pasó en un momento donde yo era hostigado. La justicia no investigó más allá del accidente, el que me atropelló terminó con una probation, al testigo le secuestraron los hijos. La fragilidad es muy alta”. Fiscal desde 1997, siente que su cargo le ha empezado a afectar su calidad de vida y que puede, desde otro lugar que aún no sabe definir, colaborar en la construcción de instituciones fuertes y autónomas.

¿Qué es la justicia?

Es el sistema que en la posta democrática todos los ciudadanos consentimos que nuestros conflictos sean solucionados por el Estado, los juzgue un cuerpo burocrático de acuerdo a una ley y resignamos la venganza por la mano propia.

¿Sufrió presiones?

Presiones hubo siempre porque a ningún poder le gusta que lo investiguen. Jode y mucho la violencia institucional. A mí me fabricaron causas jueces federales con funcionarios públicos utilizando dispositivos mediáticos y haciéndolos circular por medios de comunicación. Eso es perturbador, es cansador porque tenés que soportarlo en un clima de una soledad extrema. Me preocupa el uso del proceso penal para múltiples cosas y no siempre para hacer justicia, hay un autoritarismo de las formas.

¿Qué opina del caso D’Alessio?

Lo de Marcelo D’Alessio lo sufrí y lo denuncié hace tiempo, hay una fábrica de violencia institucional enquistada adentro del Estado que a veces funciona articulada con intereses de políticos inescrupulosos, protagonizada por jueces inescrupulosos y por periodistas.

¿Cómo es esta relación justicia-medios?

Los jueces hablan por sus sentencias, no hablan con los periodistas. Pero uno ve las páginas de los diarios y están llenas de información judicial. O hay espías, o alguien habla. Es una dinámica perversa, porque en plena revolución comunicacional, se genera que la información judicial se conoce todo el tiempo, todo se juega en la relación de un juez o fiscal con un periodista por simpatías ideológicas o  personales, sacralizada en un off the record. La mayoría tiene que ver con operaciones y recortes de la verdad, gente que filtra información fragmentada que lesiona la verdad y deslegitima la justicia. No está profesionalizada la relación de la justicia con la comunicación.

¿Por qué?

La justicia ya dejó de ser un lugar únicamente para impartir justicia. Se cuelan operaciones políticas, disciplinamientos, casos de corrupción, internas partidarias. Hay un sistema judicial que se divorció de la Constitución. Si fueran diez o quince jueces fiscales truchos, los cambiás y listo. Este sistema tiene intereses políticos, empresarios y desarmarlo y volver a meter la justicia federal dentro de la Constitución es un trabajo colectivo arduo y nadie ha intentado enfrentarlo.

«Hay una fábrica de violencia institucional enquistada adentro del Estado», advierte el fiscal.

¿Qué implica investigar en serio la corrupción?

Investigué al gobierno anterior y al actual. Del actual nosotros investigamos Panamá Papers, a Gustavo Arribas, y terminé denunciado yo. Investigamos al Gobierno de la Ciudad y terminé apartado de la causa. Investigamos a Daniel Angelici y terminé con causas penales. Investigué a Marcos Peña y tuvimos problemas, a Odebrecht y terminamos con denuncias. Es tremendo el grado de fragilidad de las instituciones y la manipulación de la justicia. Se hace muy difícil y carecés de las garantías básicas para hacer tu trabajo que es que nadie te moleste por lo que hacés. Usan la ley como un arma para disciplinar a quien trabaja. Hay jueces que no son leales con la Constitución.

Las causas de corrupción tienen un promedio de 14 años de proceso…

Hay un problema sistémico. Los jueces, abogados, fiscales, el sistema judicial han torcido el procedimiento. Se hace “como que”, los mecanismos están tan viciados que los plazos no se respetan, se prolongan indefinidamente los procesos y llegás a la conclusión de que la Argentina y la justicia federal someten a las personas pero no las juzgan. Nadie merece estar quince años procesado, uno merece ser juzgado sea inocente o culpable.

¿Cuál es el avance de la causa Odebrecht en Argentina?

Una de las causas está en juicio oral y otra va en camino, avanzó. No tuvo la espectacularidad que tuvo en Panamá, Brasil y Colombia. Acá “los cuadernos de las coimas” es nuestra versión del caso Odebrecht. La relación entre las empresas y el Estado por la obra pública, en la Argentina se discutió de otro modo. Brasil no manda la información porque la información entre jueces y fiscales de otros países no depende de la justicia, sino del Poder Ejecutivo. Hay mecanismos que no se activaron.

¿Qué opinás sobre las preventivas y los arrepentidos?

No estoy de acuerdo con el arrepentido, es una figura eficaz pero que en términos éticos está mal que el Estado tenga que sentarse a discutir con un delincuente cómo viola la ley. En el caso de las prisiones preventivas, se deformaron porque funcionan como una pena anticipada y hay que reglamentarla para que no se aplique a la discrecionalidad de los jueces.

La corrupción amarilla

La corrupción amarilla

Si a Julián Maradeo (37) e Ignacio Damiani (34) les hubieran preguntado dos años atrás cuál sería el siguiente trabajo tras publicar El tano, biografía no autorizada de Daniel Angelici (2016), con certeza la respuesta decantaría de tan sólo leer la solapa del libro sobre el actual presidente de Boca Juniors. Y en ese sentido, en Radiografía de la Corrupción PRO: de la ciudad a la presidencia de la Nación (2018), los periodistas egresados de la Universidad Nacional de la Plata han decidido indagar a fondo acerca de un sistema interrelacionado de corrupción que atañe a empresarios, dirigentes de fútbol, familiares, jueces y funcionarios públicos.

Entender los mecanismos de los negociados del partido que fundó Mauricio Macri, que funcionan desde su primera victoria en la Ciudad de Buenos Aires, es comprender una faceta más de una política anunciada como “novedosa”. Maradeo y Damiani se proponen armar piezas con nombres que se repiten, familiares que ocupan cargos, la presidencia en Boca, y millones que se fugan del país. En definitiva, Radiografía de la corrupción PRO se encarga de exponer bajo la lupa los intereses de un presidente que nunca dejó de lado los negocios que lo han llevado a la esfera política. Pero además, permite dilucidar en profundidad el entramado político con el que se fue asentando el PRO tanto en la Ciudad de Buenos Aires como a nivel nacional.

¿Qué tan necesaria es una Radiografía de la corrupción PRO?

Maradeo: Desde un punto de partida bien periodístico, tomamos como disparador que la década menemista tuvo un libro sobre su sistema de corrupción. Pero cuando hablamos de un sistema de corrupción lo entendemos como actos de interrelación de las partes, ya que actos de corrupción hay en cualquier gobierno. Se trata de una estructura jerárquica que funciona eficazmente. Robo para la Corona, de Horacio Verbitsky, fue el libro que mejor lo sintetizó en los ‘90, además claro de aquellos sobre el kirchnerismo –a nuestro entender La piñata de Hugo Alconada Mon es el más destacado-. En ese sentido, creíamos que faltaba uno sobre el PRO, con la particularidad de añadir el elemento de la historización, elemental para entender su sistema de corrupción.

¿De qué se trata esa “historización” de la que hablan en el libro?

Damiani: Si tenemos en cuenta a Mauricio Macri como sujeto político saliendo de las esferas familiares, donde luego salta a Boca, y posteriormente a la Jefatura de Gobierno, es donde vemos que creíamos necesaria la historización para entender la complejidad y profundidad del sistema PRO. Incluso porque hay un rasgo iterativo, una repetición de nombres que vienen de haber sido ejecutivos en empresas familiares, acompañaron a Macri en Boca, y hoy ocupan cargos claves en el Estado como intendentes o funcionarios, como el caso de Andrés Ibarra (ministro de Modernización), por citar un ejemplo.

Julián Maradeo e Ignacio Damiani dan la entrevista sentados en una mesa de trabajo, sobre la cual se ve el libro de su autoría.

«La historización es fundamental para entender el sistema de corrupción», explica Maradeo.

¿Cómo fue el criterio de selección de los casos?

Maradeo: Proyectamos tratar casos que no estén agotados en su modus operandi. Por ejemplo, elegimos el caso del endeudamiento del Correo Argentino, así como también la venta de la empresa de aerolíneas de la familia Macri, MacAir jet, a otra aerolínea colombiana, Avianca. Esta última no sólo se quedó con MacAir Jet, sino también con privilegios en 26 rutas aéreas argentinas y conservando los mismos directivos en la negociación con la empresa extranjera, como Carlos Colunga. En ambos casos se ven los intereses de Macri y de su familia en el Poder Ejecutivo, para demostrar no solamente su praxis política, sino que hay un financiamiento arraigado.

¿Cómo se denota ese sistema de corrupción en la transición de la Ciudad de Buenos Aires a la Nación?

Damiani: Lo que trabajamos es la capacidad discursiva que tiene el Gobierno para trazar un relato que muestra al PRO como lo nuevo, obviando hechos fácticos que visibilizan contrastes e irregularidades, por ejemplo en los sucesos de corrupción. Pero además, se ve en otros temas de agenda. Por ejemplo, cuando Macri asumió como Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, en sus discursos de apertura en la Legislatura Porteña, ya hablaba de una “pesada herencia”, en relación a las gestiones anteriores a cargo de Jorge Telerman y Aníbal Ibarra. El factor de “la ciudad está quebrada, hay que endeudarse” es una matriz repetida en Nación. La capacidad de oratoria es muy subestimada.

¿Cómo en qué caso por ejemplo?

Damiani: Por ejemplo, en el discurso sobre la independencia del Poder Judicial. Algo en lo que el propio Macri ha hecho hincapié, pero que demuestra lo contrario. Pablo Tonelli, funcionario macrista, es una espada para presionar a jueces que son díscolos o que ponen límites al Gobierno. Andrés Gallardo es un juez de Contención Administrativa que sufrió 800 recusaciones –literalmente- en los últimos ocho años de gobierno PRO en la Ciudad. Gallardo lo denominó como una etapa “bestial”, ya que atentaba contra su independencia en el Poder Judicial. Eso también se traslada a nivel nacional, debido a que es Tonelli hoy el mismo actor preponderante que pone trabas a los circuitos judiciales que no estén en línea con los intereses de Macri.    

¿Cómo se explica que el votante lo haya afianzado tanto durante estos últimos años?

Maradeo: Sin dudas para entender una victoria hay que desarmar las falencias de los rivales. Un desgaste del tejido político, un ciclo agotado del kirchnerismo que llega con un candidato que no termina de representar al arco del partido. Esos son factores determinantes, pero es necesario complementarlos con los aciertos de Macri. Así como también virtudes propias del PRO en generar una eficaz estrategia para el votante de entre veinte y treinta años a través de las redes sociales, por ejemplo.

¿Cuánto influyen los medios de comunicación en la difusión y omisión de casos de corrupción del PRO?

Maradeo: Es difícil de cuantificar, pero por supuesto que existe un blindaje mediático en base a las alianzas de empresarios de medios de comunicación y el Gobierno. Es palpable y lo dejamos plasmado en el libro. Con este trabajo, por ejemplo, nos bajaron el pulgar desde Infobae, lo cual es importante considerando que es el diario web más leído en Argentina. No creemos en una grieta periodística, pero si en intereses encontrados de un lado y del otro. Sin embargo, la presión llega al momento de difundir el trabajo, y eso es notorio.

El periodista Ignacio Damiani sostiene el libro junto a su colega Julián Maradeo

Damiani y Maradeo también escribieron una biografía sobre Daniel Angelici.

¿Por qué denominarlo “radiografía”?

Damiani: Una radiografía metafóricamente como una foto profunda capaz de mostrar, o mejor dicho, transparentar los casos de corrupción del PRO. Pero también con la historización de Macri para demostrar una radiografía de época. En ese sentido, tiene que ver más con la idea de calar más allá de la superficie discursiva. Un tópico importante es el de evitar las interpretaciones. Acá trabajamos fuentes, documentos, denuncias concretas, es ir directamente a los hechos. El análisis decanta, pero no es una posición discursiva frente al partido político en sí.

¿Se toparon con trabas en la producción del libro?

Maradeo: En la producción no, pero sí decididamente en la difusión. Nos topamos con todos los obstáculos posibles. Ya estamos acostumbrados a que pactemos entrevistas y nos las bajen desde numerosos medios. Pero es un tema recurrente en cualquier caso de periodismo de investigación que se enfoque con el gobierno de turno. Lo curioso es que en los primeros veinte días se acabó la primera edición, aun teniendo prácticamente nula difusión del libro…


Radiografía de la corrupción PRO va a ser presentado el 27 de abril a las 19:00 HS en la 44º Feria del Libro de Buenos Aires junto a Hugo Alconada Mon, Gustavo Sylvestre y Gabriela Massuh.