Por Lucía Wainer
Fotografía: Sofía Barrios

Teresa Laborde, hija de Adriana Calvo, sobrevivió junto a su madre del Pozo de Banfield. Su historia se hizo famosa en el Juicio a las Juntas y ahora volvió a la Luz con el estreno de «Argentina 1985». ¿Qué opina de la película?

Teresa Laborde nació el 15 de abril de 1977 en la parte trasera de un Falcón mientras su mamá, Adriana Calvo, era trasladada por los militares al centro clandestino de detención Pozo de Banfield. El testimonio de esa situación por parte de su madre conmovió a todo el país, una vez más, tras el estreno de Argentina, 1985, la película dirigida por Santiago Mitre que relata el Juicio a las Juntas Militares. 

ANCCOM conversó con ella, que ahora tiene 45 años y continúa el legado de su madre en la lucha contra la impunidad y por la memoria, verdad y justicia. Luego de tanto tiempo, actualmente se está llevando a cabo el Juicio Brigadas donde se tratan los crímenes efectuados en los Pozos de Banfield, Quilmes y El Infierno; allí Teresa declaró como testigo. El juicio cuenta con 17 imputados y lo que se intenta determinar es qué ocurrió con 442 personas que hoy continúan desaparecidas.

 

Luego de la película, donde muchísima gente conoció tu historia, ¿sentiste una cierta responsabilidad de contarla en primera persona o más ganas de darla a conocer?

Sentí la responsabilidad de contar esta otra parte de la historia que por ahí no está reflejada en la película, fue una necesidad de decir que, en realidad, ese juicio no tuvo mucho de ejemplar. En mi casa y en mi familia los sobrevivientes lo tomaron así. Hubo absoluciones, hubo condenas muy flacas, de tres años, cuatro años, no se quiso juzgar a más. Mi mamá estaba muy indignada con esos asuntos. Fue un juicio que se vivió con mucho miedo, con terror porque había muchas amenazas, eso la peli sí lo muestra con el testigo que no quiere declarar porque dice que el que lo torturaba trabajaba de médico. En mi casa pasaba lo mismo, Bergés que era apropiador, torturador de embarazadas y ladrón de bebés, siguió ejerciendo, trabajaba en una clínica en Quilmes. De hecho, ahora está en prisión domiciliaria, estuvo en la cárcel, pero favor va, favor viene… Se arregló. De este lado se vivió como la puerta a la impunidad.

 

 

¿Qué le cambiarías o agregarías a la película Argentina, 1985?

Me parece que como toda película está hecha desde un punto de vista porque es ficción, no es un documental que te va a mostrar todas las aristas, todas las miradas del mismo suceso histórico. Es una película íntima, del fiscal y el fiscalito, de sus familias, cómo ellos atravesaron este juicio y ese es el enfoque. Creo que le agregaría un pantallazo de todo lo que fue la movilización popular para llegar a ese juicio. En las placas del final le daría una bajada histórica con una continuidad, pero no me lo hubiera bancado Amazon probablemente. A mi madre no se le hubiera ocurrido pararse a aplaudir a esos jueces. Esto igual la película lo dice cuando el hijo de Strassera le pregunta cómo le fue. Él le dice mal.

 

¿Cómo fue ver la imagen de tu mamá en la película? ¿Te quedaste conforme con cómo fue representada?

La vi con ojos amorosos, me pareció una buena decisión estética no imitarla, que Laura Paredes encuentre su Adriana Calvo, porque, así como mi mamá hubo muchas. Me gustó cómo lo hizo, que no agarrara el testimonio como lo hizo mi mamá sino las palabras y encuentre la suya. 

«Yo le preguntaba a mi mamá cómo hacía para no rendirse. Y ella me contestaba que los malos ganan si los buenos no hacemos nada para impedirlo.»

Teresa Laborde

Ahora estás participando como testigo en el Juicio Brigadas, ¿cómo se sigue luchando contra la impunidad después de tantos años?

Eso mismo yo le preguntaba a mi mamá cuando era más joven, cómo hacía, cómo no se rendía. Cómo podía cuando ellos tenían mucho, mucho poder. Ella me decía esta frase de que los malos ganan si los buenos no hacemos nada por impedirlo. Que estos eran malos malísimos y que los buenos buenísimos éramos muchos y muchas más y que si no iba a ser cada vez peor. La impunidad trae más impunidad. Yo digo siempre algo que decía mi mamá: los militares fueron el brazo armado de este plan sistemático que fue de exterminio, pero también económico. Los medios de comunicación fueron fundamentales. Nos estaba mirando el mundo, si hubieran salido esos testimonios de frente como ahora pudimos ver algunos ficcionados, imaginate, cómo hubieran podido hacer esas condenas tan paupérrimas. Deberían haber hecho un mejor desempeño, nadie se iba a creer además la Teoría de los Dos Demonios. Le quisieron hacer creer a la sociedad que hicieron todo este despliegue por las guerrillas armadas que en realidad ya estaban aniquiladas por la Triple A. Los (desaparecidos) de 1977 en adelante eran trabajadores, estudiantes, pero tenían que justificar con ese falso demonio. A mí me salvaron la vida tres militantes del PRT-ERP, las compañeras de cautiverio de mi mamá, Marina Santucho, Cristina Navajas de Santucho y Alicia D´Ambra. Las “subversivas” eran las que le levantaban el ánimo a las demás, las que le daban el plato de comida a mi mamá cuando llegaba cada tres días, las que armaron esa muralla para que no me lleven y no me envenenen. Ellos le querían hacer creer a la gente que eso era el demonio. Entonces tengo esa responsabilidad, cómo no la voy a tener, cómo no voy a salir a reivindicar a las tres mujeres que hicieron que yo no perdiera la identidad y a todas las demás mujeres que no están porque como mi mamá hubo cientas. Por algo seguimos buscando 300 nietos y nietas.

 

¿Cómo ves a las nuevas generaciones en términos de la memoria? 

Este plan sistemático económico y de exterminio, el Plan Cóndor, a lo que vino es justamente a quebrar nuestra empatía y a instalar la cultura del “no te metas”, de para qué te vas a meter si no podés cambiar nada. Eso fue lo que me atravesó a mí como juventud. Yo creo que esta película vino a remover esta cuestión. Antes por ahí no les interesaba el 24 de marzo, los desaparecidos, el pañuelo blanco, les parecía aburrido. Ahora les interesa. Por eso me pone tan contenta cuando me llaman, me preguntan. Esta peli vino a despertar una curiosidad sobre un pasado reciente que me parece maravilloso. Antes de que saliera igual creo que hay mucha juventud y mucha gente resistiendo en distintos lugares. Me parece que sí hay jóvenes comprometidos, que se están involucrando. A través de los celulares nos hacen llegar noticias que no van a salir en los medios de comunicación. Estamos llegando a una época del fin de la apatía. Tengo fe y esperanza en la juventud motora.