Por Melina Pereira
Fotografía: Sofia Ailin Barrios

Hasta el domingo 27 se realiza en CABA el festival de cine Buenos Aires Rojo Sangre en el Centro Cultural San Martín, las salas Multiplex de Belgrano y, de manea online, en la plataforma Vivamos Cultura.

El Buenos Aires Rojo Sangre (BARS) nació en el 2000 con la motivación de crear un espacio donde difundir el cine de terror argentino. Gabriel Schipani, uno de los creadores del festival explicó, en diálogo con ANCCOM, el origen de este ritual que año tras año reúne a los fanáticos de miedo. Contó que a fines de los 90, descubrió que hacía años no se estrenaban películas nacionales de este género y que, al buscar apoyo del Instituto Nacional de Cine, la respuesta era que el terror no era nuestro. Investigando conoció distintos realizadores independientes que habían hecho películas de bajo presupuesto, pero que solo eran vistas por la familia y los amigos. A partir de allí, junto con un grupo de personas vinculadas al cine y amantes del terror, decidieron hacer una primera presentación donde proyectaron algunas de estas películas y cortos independientes. La primera vez que se presentaron fue en la Facultad de Filosofía y Letras, durante un solo día. Con el tiempo pasaron a hacer proyecciones en el Centro Cultural San Martín, y junto con el crecimiento del festival, comenzó a crecer el género en el país.

Hoy el festival cuenta para su realización con el cine Multiplex de Belgrano. También con el Centro Cultural San Martín, y este año además agregaron proyecciones virtuales a través de la plataforma Vivamos Cultura.

Después de varios años de trabajar organizando el festival, el INCAA comenzó a brindar créditos y subsidios para el cine de terror, reconociéndolo como un género que estaba creciendo. Además de la difusión de estas películas, el festival permite que el público participe desde otros lugares: puntuando las proyecciones, habilitando charlar con los realizadores de cada una. También cuenta con un concurso de cortometrajes que se realiza durante el festival (Fin de semana sangriento) y, por último, con un jurado para elegir los mejores largometrajes y premiarlos el último día.

Al comienzo, sin la existencia de las redes sociales y con poco presupuesto detrás, podían  colocar algunos afiches en la calle, pero también debían transmitir de boca en boca la existencia de este espacio. Actualmente con el crecimiento de la comunicación virtual, se logró masificar la difusión, haciendo que también crezca el público, lo que también ayudó a que cada año puedan estrenarse más películas de este género a nivel comercial.

Ellos son

Las personas que se acercan habitualmente al BARS son en su mayoría fans del cine de terror y de la cultura pop de los ochenta y noventa. Se puede ver gente con remeras haciendo alusión a alguna serie o película reconocidas del género. Pero sobre todo lo que se puede observar es un micromundo que empieza y termina en las puertas del cine Multiplex. Gracias a las redes sociales, se generaron comunidades de fans de este tipo de películas que intercambian ideas y conocimientos alrededor de ellas.

YouTube es uno de los espacios donde muchas personas comparten sus miradas sobre distintas películas. Una de ellas es Carla, la cabeza detrás del canal Pedacitos de terror (@pedacitosdeterror). En diálogo con ANCCOM confesó que su gusto por el cine de terror comenzó a los 10 años cuando vio por primera vez Viernes 13 parte VII. Lo que disfruta del cine de terror es la sensación de miedo, la adrenalina de no poder ver una película sola. Sin embargo, también asumió que de alguna forma sufre el haber perdido un poco ese miedo, pero que igualmente el cine la hace feliz desde otro lugar. Su canal de YouTube cumplió, el sábado 19 de noviembre, tres años desde su primer video. A través de ese medio, generó una comunidad de “pedacitos”, como se dicen entre ellos, que comparten este mismo amor por el género. Con respecto al BARS, contó que antes de la pandemia no solía venir, porque no tenía quien la acompañe y no le gustaba ir sola al cine. Durante la pandemia, el festival transmitió todas las películas desde la web y ella aprovechó la oportunidad para poder verlo todo. Recién cuando se volvió a la presencialidad, se animó a ir por su cuenta, y en este espacio, encontró una gran comunidad. En el BARS, para Carla, las películas toman otra dimensión. Es un público especial que ama este tipo de cine. “El que está al lado tuyo, está en la misma que vos”, concluyó.

Facundo es uno de los espectadores más fieles del festival. Contó a ANCCOM que el cine de terror es parte de su vida desde muy chico. Su memoria lo lleva a cuando tenía, al menos, 5 años. La primera película que vio fue It de 1990, basada en la novela de Stephen King. La incomodidad, la sensación de estar todo tiempo expectante es lo que más le gusta del género. También aclaró que existen distintos subgéneros que provocan otras sensaciones: comedias, dramas (actualmente llamado terror elevado), psicológico, entre otros. Facundo hace unos 10 años que asiste al festival. Con respecto a la comunidad, explicó que a través de las redes sociales fue conociendo amigos con los que suelen ir juntos a ver este tipo de películas. Según los films que se proyectan en el BARS, puede ir con ellos o muchas veces solo. Para él, el festival arrastra el género que ya existía desde los 80. Es un “nicho” que siempre existió pero gracias a internet se masificó. Y coincidió con Gabriel en que la aparición del festival también empujó al género nacional. Porque aunque existían estas películas, no eran tan conocidas. Recordó que la película Aterrados de 2017, fue presentada en este festival y terminó formando parte del catálogo de Netflix y luego de Cine.ar.

Existimos

El género de terror siempre se asoció a las películas estadounidenses. Pero el Festival Buenos Aires Rojo Sangre, permitió demostrar que en nuestro país hay un cine independiente que explota a todo pulmón este tipo de largometrajes. La existencia de estos espacios permite enriquecer la cultura audiovisual de la Argentina, logrando llegar mucho más lejos. Las comunidades generadas alrededor de estas producciones crecen gracias a la difusión de sus fanáticos. Es importante hacerlas visibles para que crezca también el cine nacional.