Por Sol Ailén Tobía y Facundo Torres
Fotografía: Milagros Gonzalez

Berretines Audiovisual es una productora conformada por jóvenes de la Villa 21-24 que filman cortos y videoclips con la actuación de los vecinos. “La idea es encontrar una identidad que represente al barrio”, dice Alan, uno de sus integrantes, que reivindica la creatividad y la solidaridad para romper prejuicios y ampliar vínculos.

A pocas cuadras de la Villa 21-24, cinco jóvenes posan frente a una cámara fotográfica. Dos de ellos sostienen una claqueta, a todos se los ve pacientes y distendidos mientras bromean entre sí y cada tanto hacen algún gesto para la foto: son algunos de los integrantes de Berretines Audiovisual, una productora de contenidos creada y sostenida por jóvenes de la villa con el cometido de “contar historias del barrio, que sean sinceras, que sean lo más genuinas posible y no tan alejadas de la realidad”, en palabras de Alan Gómez.

Alan es uno de los fundadores de Berretines y se dedica más especialmente al cine, al guión y a la producción. También están presentes el Jona, Toche y Big Punta -tres jóvenes que, entre otras cosas, se dedican a rapear- y Guido, que es productor y también se encarga de las redes sociales. La propuesta de crear Berretines surgió mientras Alan y algunos de sus compañeros trabajaban en la Casa de la Cultura del barrio, donde actualmente lo siguen haciendo. “La idea era independizarse un poco de lo que te demanda un Ministerio, los cambios de gestión y todo eso, que siempre estás pendiente, como a ver qué pasa, si sigue el laburo, si no…”, explica Alan. Las ganas de formar algo propio e independiente que contara historias sinceras sobre el barrio y desde el barrio tuvo su primera expresión en un videoclip para un tema del Jona: “Vida Rapera”. También en sus inicios, el grupo participó en la producción del video de la canción “21-24”, una colaboración entre la artista Sara Hebe y El Flaco, cantante del barrio.

“Nosotros tenemos como berretines el tomar la cámara y filmar, por eso surgió el nombre Berretines Audiovisual”, explica Alan. La idea era “encontrar una identidad que represente al barrio” y mostrar que “no tenemos berretines de picante ni de pistolero, tenemos berretines de filmar y contar historias y querer aportar con algo piola”.

Una de las tareas clave de Berretines es hacer frente a los prejuicios transmitidos por los medios de comunicación. “El que consume eso y no conoce lo que es una villa, lo que es el sistema carcelario, se imagina y cree que están todo el día violándose, cagándose a puñaladas, o que en la villa la gente es bruta, o bueno, también hay como un prejuicio ya instalado de que en los barrios se vive de planes, o de que la gente de las villas no quiere laburar”. Frente a estas nociones, detalla Alan, “la idea es contar historias contando que hay arte, que hay cultura, que hay gente trabajadora, que es el 90, 95 por ciento del barrio, y bueno, que también ese trabajo de la gente de la villa ayuda mucho a la economía de la ciudad, del país”. Y ejemplifica: “La gente de la villa es la que construye los edificios en Puerto Madero”.

Alan habla con tranquilidad, como en confianza, desde uno de los ambientes de la casa de Barracas donde funciona Berretines. Sobre la pared azul turquesa reluce el logo de la productora: una claqueta que contiene en su interior edificios de alturas y colores diferentes, en alusión a las casas de la villa.

 Sus compañeros lo ayudan a explicar las repercusiones del prejuicio. “Mismo la apariencia, por la apariencia ya también te dejan de lado, o directamente ni te dan chance al diálogo», acota “el Punta”, como lo llaman sus amigos, desde su silla al lado de la puerta. “Yo, ponele, voy a trabajar y no cuento que soy de la villa”, agrega Toche, que mientras habla se dedica a pintar intentando reproducir las tonalidades de una foto en blanco y negro, para ayudar a un amigo con un trabajo práctico. “Capaz estoy en Recoleta y me preguntan de dónde soy, y respondo que de Parque Patricios, pero para no tener complicaciones, ¿me entendés? Capaz una vez en confianza te cuento, pero después siempre hay complicaciones más que nada por la zona, porque piensan que vas a robar o vas a tocar algo”.

Para Alan la explicación tiene que ver con cuestiones de clase. “La gente que intenta representar la pobreza viene de una clase más bien media alta”, y al mismo tiempo estas personas “representan la marginalidad de una manera también comercial” porque mostrar pobres “matándose entre pobres” es algo que “siempre vende”. Pero como también creen que esto puede cambiar en la medida en que “aparezcan artistas de los barrios que vengan y rompan ese prejuicio”, Alan y sus compañeros no se quedan quietos y salen a filmar, a rapear, y a contar desde su lugar y su experiencia.

Las producciones de Berretines se diferencian de las de las productoras industriales no sólo por el mensaje que buscan compartir sino por los protagonistas que se paran frente a las cámaras de Alan y sus compañeros: los propios vecinos del barrio. Cada rodaje es un punto de encuentro en el que resalta la voluntad de colaborar y de encontrarse. “Lo que pasa muchas veces es que ya nos conocemos del barrio, y es como: ‘eh, compa, ¿te gusta hacer ésto? ¿Te querés sumar?’. O si no mismo se ofrecen, como ven que estamos en esta ya se ofrecen”, explica Toche.

En 2019 filmaron Domingo 21-24, un cortometraje documental en el que entrevistan a distintos vecinos de la Villa 21-24 de Barracas. “En el barrio hay una banda de gente que se anima a actuar y que tiene mucho talento”, afirma Alan, y añade que al contar con cierta trayectoria de trabajo cultural en el barrio fueron construyendo vínculos con otros colectivos: “Hay otros pibes que también están más metidos en lo que es la actuación, se llaman Actores de Villa, que lo coordina Fabián Benítez, es un pibe acá de Zavaleta. Él ya tiene también su grupo de actores, ahora van a participar varios para el video del domingo”. Con “el video del domingo” se refiere a un videoclip para un nuevo tema de Big Punta llamado “Locura”, cuya filmación tendría lugar el domingo siguiente.

Cuando el equipo iba afianzándose tras un año de trabajo, la pandemia llegó para detener al mundo, pero Berretines pudo seguir filmando y comunicando. “En pandemia hicimos un corto llamado Quedate en casa, filmado por celu y al que por suerte le fue bien… hace poquito ganó un premio en Rosario”, cuenta Alan. El cortometraje, protagonizado por dos niños, refleja la cuarentena dentro de la villa pero también la situación de los más chicos en el barrio. “Un nene de ocho a diez años ya tiene responsabilidades de adulto; ya saben lo que es cocinar, están súper independientes, ya están repillos y ya tienen esa chispa”, añade Alan. Además, agrega que fuera de lo que es Berretines él y sus compañeros también se dedicaron al trabajo social haciendo ollas populares, todo a pulmón y gracias a donaciones de los propios vecinos. “En la pandemia se ayudó mucho. Mucha solidaridad, eso estuvo bueno. Eso creo que es lo que más rescato”, reflexiona. Otros cortos producidos por Berretines fueron “Domingo 21-24”, un documental filmado en la feria de la calle Iriarte, y “El Rengo”, que cuenta la historia de un entrenador de fútbol de la villa que busca resolver los enfrentamientos entre bandas que asolan al barrio.

Si le preguntan qué es lo que más le gusta de lo que hace, Alan responde “que la gente esté haciendo, y que la gente se sume, y que los pibes también se sumen”. Él y sus compañeros resaltan, por sobre todo, la posibilidad de aprender: “Hacer algo creativo, ir viendo la mirada del otro también e ir aprendiendo entre todos y todas”. Su visión a futuro consiste en seguir adelante con su proyecto. “La idea es que se siga sumando gente e intentar romper ese prejuicio tanto de adentro hacia afuera como viceversa”, para lo cual se proponen “mezclar a la gente de la industria, gente que no es de la villa y hacer esa integración urbana que es la que rompe la grieta”, una grieta que para ellos es de índole política y social. ¿Cuál es el siguiente paso para Berretines? “Seguir creciendo, intentar romper esas grietas sociales y políticas”, responde Alan, y concluye que “lo más importante son los vínculos y que los pibes en vez de que estén en una, estén en esta”.