Por Thiago Cammarota
Fotografía: TELAM

Las crisis del transporte público fluvial de pasajeros se ha vuelto cíclica en el Delta de Buenos Aires. Los frecuentes paros de los trabajadores dejan en evidencia la mala administración del Estado y la falta de inversión de las empresas.

Desde hace dos años los trabajadores del transporte fluvial de pasajeros del Delta de Buenos Aires realizan paros casi todos los meses. Tanto los vecinos de las islas como quienes dependen del turismo se ven afectados. Las medidas de fuerza se debe a los reclamos salariales y es respaldada por el Sindicato Marítimo de Obreros Unidos (SOMU). El último fue de una semana, del 9 al 15 de septiembre

 “El reclamo puntual es la falta de pago de salarios. Se hizo costumbre que demoren con los pagos. Hace un año y medio hicimos una presentación al Ministerio explicando que, si no estaba la plata el quinto día del mes, parábamos a pesar de las consecuencias. Sabemos que si hay paro la gente no puede ir a trabajar, los chicos no van a la escuela y es un problema para todos”, explica Hernán De Corte, secretario de interior del SOMU en diálogo con ANCCOM.

El transporte fluvial no está incorporado a los subsidios al transporte público que otorga el Gobierno nacional. En su lugar, las empresas marítimas (Interisleña y Líneas Delta) reciben compensaciones del gobierno provincial que nunca se abonan en tiempo y forma. Sin esas compensaciones, la empresa asegura que no puede afrontar el pago de salarios y así se desencadenan los paros.

“Mirando los números, las empresas tienen cierta razón pero deberían tener un respaldo económico propio para pagar los haberes. Hay un claro abandono del Estado a las empresas y, por lo tanto, a los trabajadores. Ambos son responsables”, señala De Corte.

La principal fuente de ingresos del sistema de transporte fluvial son los contratos privados con el Ministerio de Educación para llevar a niños y niñas a las escuelas de islas. Es evidente que estos recursos no alcanzan para solventar todo el sistema. La falta de presupuesto es la principal causa de esta situación.

En mal estado

“El transporte fluvial se encuentra en plena crisis”, plantea Ruben Sejenovich, habitante isleño. “Embarcaciones viejas, contaminación, explosión demográfica, falta de inversión de las empresas y abandono del Estado, son las razones por las que el sistema ya no funciona”.

La sensación del vecino isleño es ratificada por un informe de diagnóstico de los servicios de transporte público fluvial en Delta realizado por la UNSAM en noviembre de 2021: la antigüedad promedio de la flota es de casi 70 años. La mayoría de las lanchas de madera, típicas de la zona, son de 1930 a 1960. Se explica que la propulsión es a través de motores diésel, también antiguos, que provocan un alto nivel de emisiones de gases de efecto invernadero, como así también, ruido y olor. No hay previsiones para las necesidades de accesibilidad de los usuarios con discapacidades. Por todos estos motivos, “se recomienda una renovación de la flota”.

El estudio diagnóstica que: “Se trata de un servicio de mala calidad gestionado en forma artesanal; sin incorporación de tecnología; con escasa optimización de recursos; y fundamentalmente, no satisface la demanda de los usuarios”.

Crisis isleña

“La comunidad isleña está cansada de esta situación porque cada principio de mes tiene que ingeniárselas para poder ir a trabajar, llevar a los chicos a la escuela, asistir a turnos médicos. El transporte fluvial es el único medio de transporte que tenemos. Somos rehenes de esta crisis”, dice Luis Cancelo, integrante de la organización “Unidad isleña”, en diálogo con ANCCOM. Cancelo también fue director del plan de manejo integral del Delta, un espacio participativo con modalidad asamblearia, entre la comunidad isleña y el municipio, que lleva adelante proyectos con perspectivas socio ambientales que influyen directamente en el territorio.

La participación de los isleños resulta fundamental: según el mencionado informe de UNSAM el 66% de los usuarios del servicio son residentes de la isla y de ellos el 70% utiliza los servicios de la empresa Interisleña.

Para Cancelo, “la administración del Estado debe buscar los mecanismos para liquidar las compensaciones antes del día 5. Así las empresas pagarían los sueldos y los trabajadores no harían paro. Es tan simple e inexplicable como eso”.

La comunidad isleña pide reevaluar todo el sistema de transporte fluvial debido a su mal funcionamiento. Proponen generar un ámbito de debate en donde participen todos los actores vinculados al Delta y a la política, desde los gobiernos provincial y municipal, el Ministerio de Transporte Fluvial hasta la Dirección Provincial de Islas, las empresas y el sindicato, incluyendo la perspectiva isleña. “El subsidio debería ser al pasajero, no a las empresas, y tener como contraprestación la renovación del parque náutico”, plantea Cancelo.

De Corte cuenta que desde el sindicato han pedido una mesa de diálogo en reiteradas ocasiones para resolver el problema del pago de salarios, pero “no hay ninguna solución en camino”. Ante este oscuro panorama, es muy probable que se continúen realizando paros en los próximos meses, cuando se suma el aumento del turismo.