Por Naiara Mancini
Fotografía: Sofía Barrios

La casa donde ocurrió la Masacre de Monte Grande durante la última dictadura, en la que los represores fusilaron a 16 militantes, fue señalizada el pasado 24 de mayo. Ahora impulsan un proyecto de expropiación y la búsqueda de justicia.

La casa donde el 24 de mayo de 1977 ocurrió la Masacre de Monte Grande, cuando 16 militantes fueron asesinados, entre ellos una ciudadana alemana, fue señalizada el sábado último como sitio de memoria con la participación de Ralf Horlemann, encargado de negocios ad interim de la Embajada de Alemania; Horacio Pietragalla Corti, secretario de Derechos Humanos de la Nación y su par provincial, Matías Moreno. También estuvieron Lorena Battistiol Colayago, directora nacional de Sitios y Espacios de Memoria y su par provincial, Gustavo Moreno y familiares y amigos de las víctimas y organizaciones de derechos humanos. “Es un acto de reconocimiento y de construcción de Memoria, Verdad y Justicia para todos nosotros”, expresó Liliana Franchi, viuda de Luis María Gemetro, una de las víctimas de la Masacre.

Los hechos

La noche del 23 de mayo de 1977, un grupo de militantes detenidos ilegalmente en el centro clandestino “El Vesubio” fue trasladado a una casa ubicada en el partido de Esteban Echeverría con la excusa de ser puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Sin embargo, durante la madrugada del 24 de mayo, militares y colimbas irrumpieron en el domicilio, donde fusilaron a quemarropa a los jóvenes. “Pasó entre la una y las dos de la mañana. La balacera que comenzó despertó a todo el barrio, para mí duró un montón”, recordó Daniel Ardiles, vecino de Monte Grande y testigo de los hechos en diálogo con ANCCOM. “Antes de que termine escuché un grito más cerca de mi casa -sentenció-: escuché un ´Viva La Patria´, seguido por una ráfaga de ametralladoras”.

La Masacre de Monte Grande dejó 16 víctimas: Luis María Gemetro, Luis Fabbri, Catalina Oviedo de Ciuffo, Daniel Ciuffo, Luis de Cristófaro, María Cristina y Julián Bernat, Claudio Giombini, Elisabeth Käsemann, Rodolfo Goldín, Mario Sgroi, Esteban Andreani, Miguel Harasymiw, Nelo Gasparini y otras dos mujeres que nunca fueron identificadas. 

Los cuerpos de las víctimas fueron depositados en fosas comunes en el Cementerio Municipal de Monte Grande, lugar que también se encuentra señalizado por la Secretaría de Derechos Humanos. Algunos de los restos pudieron ser identificados y devueltos a los familiares.

Durante la víspera del 25 de mayo de 1977, el Ejército emitió un comunicado oficial en el que describió el hecho como un enfrentamiento, una práctica recurrente durante la última dictadura militar para legitimar los crímenes de lesa humanidad cometidos por el terrorismo de Estado. “Recuerdo haberlo leído en el diario de la tarde La Razón: “16 guerrilleros abatidos en enfrentamiento”. Luego, estaban escritos cada nombre de los compañeros y compañeras asesinadas”, afirmó Liliana Franchi.

Huellas

La señalización del chalet ubicado en Boulevard Buenos Aires (ex Uriburu) 1151 como sitio de memoria contaba con antecedentes civiles y municipales de colocación de baldosas, una placa y una estatua en homenaje a las víctimas de la Masacre. El cartel colocado por la Secretaría de Derechos Humanos, el pasado sábado 25 de junio, presenta la novedad de contener las fotos de los jóvenes asesinados. “Cada vecino que va a pasar por acá, cada pibe que va al colegio que pase por este lugar, cada vez va a mirar una cara distinta, y cada vez va a ser más piel esta lucha de nuestros compañeros y compañeras”, sentenció Pietragalla Corti.

El homenaje congregó a familiares de las víctimas de la Masacre: si bien muchos de ellos ya conocían la casa, algunos la visitaban por primera vez. “Esto pertenece a un proceso de cicatrización familiar y social, pertenece a nuestra historia directa. Y pertenece a un proceso de cierta reivindicación, también. Es útil para transparentar lo que realmente sucedió y hacerse cargo personalmente y socialmente, que se sepa cómo se movieron y las cosas que ocurrieron acá en plena avenida, pero 45 años atrás”, detalló Marcelo Goldin, sobrino de Rodolfo Goldin, quien nunca había asistido previamente al lugar de la Masacre.

“Tenemos el proyecto de expropiación de esta casa, lo vamos a presentar en el Congreso Nacional”, detalló el Secretario de Derechos Humanos de la Nación. El inmueble se encuentra en mal estado y fue adquirido por medio de juicio de usucapión, un modo de adquirir derechos reales, como la propiedad, por el transcurso de un determinado tiempo fijado en la ley . “Esta casa tiene que ser parte del pueblo -agregó-, parte de la militancia, parte de los organismos de Derechos Humanos. Esta casa la tiene que conocer cada uno de los chicos que pase por un primario o por un secundario de Esteban Echeverria”. 

El chalet donde ocurrió la Masacre de Monte Grande sufrió innumerables modificaciones edilicias que, sumadas al deterioro por el paso del tiempo, dificultan la preservación original del sitio. Actualmente, el lote cuenta con una pared de cemento a la calle pintada de color rosa con una pequeña puerta negra de metal. “Este frente no estaba. Había un pilarcito con un par de columnas, un portón de entrada de auto, había todo un parque y en el fondo estaba la casa. Había un par de árboles. Y adelante de la casa había un Falcon verde todo agujereado. La casa estaba atrás”, rememoró Ardiles sobre el aspecto del chalet horas después de la perpetración del fusilamiento. El vecino recordó también que, del otro lado de la calle, donde ahora se ubican los supermercados Easy y Vea, se levantaba una fábrica de clavos, con agujeros de bala, que tampoco fue conservada. “Esto te da a pensar que fue una preparación. ¿Qué hicieron? Tiraron también para el frente para simular un contragolpe, un contrataque”, desarrolló Ardiles, contribuyendo a señalar la magnitud de la pérdida que conllevó la modificación de las construcciones existentes en 1977.

 

Coincidiendo con el aniversario de los 44 años de la Masacre de Monte Grande, el 24 de mayo de este año se organizó una visita ocular al chalet, a cargo del juez Daniel Rafecas. Lo acompañaron un bombero y un ex colimba, dos testigos de los hechos. Siguiendo el testimonio de Lorena Battistiol, el procedimiento tuvo lugar luego de un intento de venta de la casa por parte de los actuales dueños, quienes obtuvieron la escritura a través de un juicio de usucapión.

El proyecto de expropiación de la casa de Boulevard Buenos Aires 1151 se encuentra impulsado tanto por familiares de las víctimas de la Masacre y organismos de derechos humanos, como por la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación y la Municipalidad de Esteban Echeverría. El objetivo es convertir el chalet en un Espacio de Memoria.

“Cuando participamos de estas actividades, tan necesarias, seguimos levantando las banderas de Memoria, Verdad y Justicia en un país que hoy pasó a ser ejemplo de cómo tramitar su pasado reciente”, indicó Matías Moreno. 

La señalización de la Masacre de Monte Grande se realizó en el marco de la Ley 26.691/11, la cual establece en su primer artículo: “Declárense Sitios de Memoria del Terrorismo de Estado a los lugares que funcionaron como centros clandestinos de detención, tortura y exterminio o donde sucedieron hechos emblemáticos del accionar de la represión ilegal desarrollada durante el terrorismo de Estado ejercido en el país hasta el 10 de diciembre de 1983”.

Durante el desarrollo del evento se dio lectura a una carta emitida por la familia de Elisabeth Käsemann que hacía énfasis en la importancia de la agenda nacional de derechos humanos: “Nos sentimos reconfortados y sostenidos aquí en Alemania por el recuerdo compartido con los demás familiares, pero también por los representantes argentinos que trabajan incansablemente para preservar la memoria y recordar a la sociedad lo que no debe volver a pasar”.

Justicia

Algunos responsables de la Masacre fueron condenados a lo largo de los tres tramos del juicio por los delitos de lesa humanidad cometidos en el centro clandestino de detención, tortura y exterminio “El Vesubio”. No obstante, la responsabilidad directa de la Masacre de Monte Grande continúa siendo investigada. 

“Lo que representa para nosotros judicialmente esta señalización es que, muchas veces, ese cartel ayuda a que alguien pueda verlo, leerlo y a partir de ahí generar la posibilidad de que haya más testigos”, declaró Pablo Llonto, abogado querellante de la causa, en diálogo con ANCCOM. “Sería muy importante que, quienes hoy nos acompañan, si tienen una mínima información, por insignificante que parezca, nos lo hagan saber. Pueden ser el nexo que faltaba para entender otros datos y circunstancias. También puede ser la diferencia entre la impunidad y la justicia”, expresó Graciela Wagner, viuda de Luis Fabbri, en representación de la Comisión Vesubio y Puente 12.