Por Luciana Díaz
Fotografía: Gentileza

La comunidad educativa de la Escuela Secundaria de Artes de Esteban Echeverría se encuentra en estado de alerta y movilización. Reclaman contra el ajuste a la educación y en defensa de una de las cinco escuelas de arte de la Provincia.

La comunidad educativa de la Escuela Secundaria Especializada en Artes N°1 de Luis Guillón está en estado de alerta desde antes de la pandemia y con el inicio de las clases presenciales retomaron los reclamos ante la inacción de las autoridades municipales y provinciales. Exigen respuestas para que les garanticen el derecho a la educación, mejoras edilicias, profesores y preceptores para la cobertura de cargos vacantes y personal auxiliar docente.

La ESEA N°1º o “El Poli», como se conoce a la institución en la zona, es una de las cinco escuelas secundarias especializadas en artes de la provincia de Buenos Aires, está ubicada en la localidad de Luis Guillón, Esteban Echeverría, y concentra a los estudiantes de todo el distrito y, también, de distritos vecinos como Lomas de Zamora, Lanús o Cañuelas, porque “la otra escuela de arte más cercana queda en San Isidro”, según comentan los padres. Una de las denuncias principales se refiere a la infraestructura. La comisión de madres y padres Autoconvocados en defensa de la ESEA dice: “La escuela fue creada para 280 chicos y tuvo que absorber el primer ciclo de la secundaria que comenzó en tercer año y ahora son 700 chicos y chicas”. Además, los padres agregan: “Los espacios que eran, por ejemplo, sala de profesores, preceptoría, laboratorio, biblioteca y cocina se convirtieron en aulas. Hay un aula que es de un metro por un metro donde la profesora o profesor que esté tiene que escribir en el pizarrón, salir para dar la explicación y tiene que volver a entrar”.

En este sentido, Cristina, otra de las madres menciona que, pese a que no hay espacio, hay dos aulas que se clausuraron por la rotura de un caño cloacal, por espejos rotos o por el piso astillado en el salón donde hacen danza. Ella misma explica que en una reunión en el verano vivió lo que viven sus hijos todos los días: “Ahí fue cuando empezamos a abrir los ojos nosotras. Tuvimos una reunión un día de mucho calor, a la mañana, en un aula con espejos para vocalizar que es de 1×1 y no podíamos estar”. Los padres y madres comenzaron a reunirse luego que el Director los convocó de urgencia y empezaron a surgir todas las problemáticas que tiene la escuela, ya que sólo conocían hasta la puerta y se enteraban de las cosas que pasaban por sus propios hijos e hijas.

Otro de los reclamos que es clave tanto para los padres como para los estudiantes y docentes es el de la seguridad. La escuela está ubicada al lado de un centro de distribución de bebidas, de donde entran y salen camiones constantemente y de una empresa de colectivos. En la calle no hay semáforos y hay poca señalización. Mientras un grupo de estudiantes y madres dialogaba con ANCCOM, un camión de gaseosas pasaba por al lado del grupo y les grita: “Ojalá que nos echen de acá, sigan reclamando”. Éste se une a otro de los pedidos que es el de tener un comedor dentro del establecimiento, porque al mediodía los chicos salen a la calle a comer, en cualquier lugar donde puedan sentarse y sacar sus viandas. “Digan lo que digan es una escuela con doble jornada. Los chicos entran a las 7.30 y los que más temprano se van son a las 15.30, después a las 17.30 o 18.30. Y la única merienda que tienen es un té o un mate cosido y ahora lo que les están repartiendo es un paquete de galletitas, unas vainillas”. Por lo cual, sí o sí tienen que traer su vianda que, según comenta otra de las madres: “Antes mi hija podía traerse la vianda y la podía calentar en el microondas, pero ahora está todo deteriorada la instalación eléctrica, prendían las luces de abajo y saltaban las de arriba, prendían las de arriba y saltaban las de abajo. Además, se electrificaron las paredes”.

A fines de abril, las familias, sindicatos del distrito y docentes desde la Plaza Bellas Artes, ubicada a metros de la escuela, realizaron una gran movilización, con el reclamo que se podía leer en las banderas y pancartas que ellos mismos realizaron: “Educación digna ya”. La movilización comenzó allí, caminaron hasta la oficina de inspectores de Monte Grande al grito de “Escuela Nueva ya», bailaron y cantaron acompañados de bombos y redoblantes. Luego, fueron al Consejo Escolar donde los recibió una línea de policías que custodiaban el edificio. Y desde allí fueron a la municipalidad. Nunca dejaron de cantar y agitar las banderas con sus demandas. Un grupo de padres fue recibido y pudieron hablar con el Subsecretario de Gobierno quien les dijo que desde el estado municipal no pueden resolver sus reclamos, ya que el organismo a cargo del presupuesto para la construcción y refacción de escuelas es la Dirección General de Cultura y Educación. Leonardo Diaz, uno de los padres que ingresó a la reunión dijo: “Les pedimos que se hagan cargo de las cuestiones críticas de seguridad, porque si le llega a pasar algo a algún chico o chica, ahí sí va a ser competencia suya”. Desde el Municipio les recibieron la nota con los reclamos e iniciaron un expediente administrativo.

En las semanas posteriores a la movilización se designaron auxiliares y también dos preceptores por turno, pese a que debería haber cuatro a la mañana y cuatro a la tarde. También se cubrieron cargos docentes que estaban vacantes. “Lo que están haciendo hasta ahora son parches” y nuestros hijos siguen hacinados cursando en aulas que tienen bachas porque eran laboratorios, no tienen vestuarios para danzas, ni aulas acústicas. “Uno de los padres que es Licenciado en Seguridad e Higiene realizó informes que demuestran las falencias”, dice Mayra, otra mamá de la Comisión. Sin embargo, el objetivo de máxima es el que se exige hace años y es una escuela nueva, con instalaciones aptas para que cada estudiante pueda hacer aquello que ama.