Por Ariana Santilli
Fotografía: Prensa El largo viaje de Alejandro Bordón

Este jueves se estrena “El largo viaje de Alejandro Bordón”, un docuficción argentino que cuenta el derrotero de un hombre acusado y preso por una causa armada entre la Policía Bonaerense y funcionarios judiciales.

En la madrugada del 5 de octubre de 2010, Alejandro Bordón, trabajador aeronáutico residente de Monte Chingolo, fue arrestado por el homicidio de Juan Alberto Núñez, chofer de colectivo de la línea 524. Ese día comenzó un calvario para Bordón y, a la par, su lucha por recuperar la libertad. El 4 de junio del 2012, un año y ocho meses más tarde, fue absuelto, tras comprobarse que se trató de una «causa armada» por policías y funcionarios judiciales bonaerenses, en la que incluso se alteraron pruebas y testimonios.

A través de entrevistas, material de archivo y actuaciones, El largo viaje de Alejandro Bordón cuenta la historia de un hombre que debe demostrar su inocencia por un crimen que no cometió. Las imágenes de La Divina Comedia entre el infierno y el purgatorio como hilo conductor, retratan y refuerzan la oscuridad de esos días de injusticia que debieron atravesar Bordón y su familia.

En diálogo con ANCCOM, el director del filme, Marcelo Goyeneche, también integrante del colectivo de Documentalistas de Argentina (DOCA), subraya el daño que puede ocasionar el mal uso del monopolio de la violencia por uno de los poderes del Estado –la Bonaerense– en el caso concreto de Bordón.

En un reportaje reciente afirmaste que todos los días hay causas armadas, ¿qué te llamó la atención de la historia de Alejandro Bordón?

Fue un hecho de solidaridad entre trabajadores. Conocí a Susana, su mujer, en un corte que hizo en el Aeroparque Jorge Newbery. Yo era delegado en Aerolíneas Argentinas y la CTA. El primer contacto con la historia fue al enterarme lo que le estaba pasando a un compañero. Él se desempeñaba en una empresa de catering para aviones y, a partir de ahí, empezó a surgir la idea de contar la historia que se termina de consolidar cuando Alejandro recupera su libertad y le propongo hacer la película. Mientras tanto, yo iba registrando algunas marchas, pero la génesis del proyecto fue una cuestión de solidaridad de clase.

En la película aparecen imágenes de La Divina Comedia, ¿de dónde surgió la idea?

Soy un fanático de La Divina Comedia, es uno de los libros fundamentales de la historia de la literatura, así que la idea de incluirla estuvo presente desde el comienzo del proyecto. Era también hacerle un homenaje, por eso es Virgilio quien acompaña a Alejandro Bordón por ese tránsito desde el infierno bonaerense hasta ese paraíso que es recuperar la libertad. Hacer una alegoría de La Divina Comedia venía bien porque el viaje que hace Alejandro es similar al que hace Dante desde el Infierno, pasando por el Purgatorio y hasta llegar al Paraíso. A su vez, tiene esto de la representación de la realidad que está presente todo el tiempo en la película. Decidimos hacer un documental que no fuera al lugar en el que sucedieron los hechos, sino representar ese lugar con esta simbología teniendo en cuenta que todo fue una puesta en escena. Sólo dos hechos fueron reales: que Juan Alberto Núñez fuera asesinado y que Alejandro Bordón estuviera preso. El resto, todo lo que pasa en esta historia, es una escena armada. Así que la idea de la representación está siempre dando vueltas y tiene conexión con la obra de Dante Alighieri.

El largo viaje de Alejandro Bordón se puede ver desde este jueves 21 de abril en el cine Gaumont.

Como documentalista y realizador, ¿qué opinás sobre la situación actual del INCAA?

Hace unos días estuvimos en las puertas del INCAA y fuimos brutalmente reprimidos por la Policía de la Ciudad. Pedíamos la renuncia de Luis Puenzo porque hace dos años que ocupaba el cargo de presidente del organismo y no tuvo diálogo con los sectores más independientes del cine, con las pequeñas y medianas productoras, con los que realizamos cine de autor, con los que hacemos la cultura de este país. Es una situación crítica también porque si el fondo de fomento se cae, la producción de cine, las bibliotecas populares, los medios de comunicación comunitarios quedarían sujetos a la predisposición que tenga el gobierno de turno a prestarle atención a la cultura. Por eso estamos en una situación de movilización constante. Es fundamental un proyecto nacional que contenga un proyecto cultural y diverso en el que nosotros mismos podamos contar nuestras propias historias, con nuestras formas y no con modelos estereotipados impuestos. Es una contrahegemonía que viene, a su vez, en sintonía con lo que hablábamos de la película.