Por Jazmín Stolfini

Manifestantes afganos se manifiestan por la independencia del país. 

El domingo 15 de agosto el régimen talibán tomó el poder en Kabul, capital de Afganistán, luego de que el presidente Ashraf Ghani abandonara el país tras una ofensiva relámpago de los insurgentes que causó el colapso de su gobierno. 

Ante la situación, las noticias sobre el conflicto comenzaron a difundirse con rapidez en todo el mundo, el interés por tratar el tema en la escena pública se hizo indiscutiblemente visible, y el ámbito local no fue la excepción.

En las últimas dos semanas, los programas televisivos se inundaron con videos de personas corriendo desesperadas para huir del país asiático, en las redes sociales se viralizaron múltiples fotografías desgarradoras: bebés que eran entregados a soldados estadounidenses para que pudiesen salir del país, mujeres golpeadas, niños ensangrentados, el famoso posteo de las 29 prohibiciones que el régimen talibán le impone a las mujeres afganas, y la frase “fundamentalismo islámico” se usó repetidamente para describir la ideología Talibán.

Mientras tanto, los representantes de la comunidad musulmana local casi no tuvieron posibilidades para exponer sus puntos de vista, y esto es lo que Nadir Moussa, Sofía Castro y Marwan Sarwan Gill, musulmanes argentinos o radicados en Argentina, viven con indignación y dolor. 

A pesar de pertenecer a diferentes escuelas de pensamiento, coinciden en que el tratamiento mediático que se le está dando al tema favorece la islamofobia y la estigmatización de los musulmanes. “Justo hoy una amiga me contó que se bajó del colectivo y un grupo de hombres le gritó ‘cuidado que tiene una bomba’, y esto es horrible para nosotras” dice Sofía Castro, musulmana por elección desde sus 18 años. “A veces la gente me dice que los talibanes tienen una visión fundamentalista u ortodoxa del islam, y esto está errado. A estas personas tengo que explicarles que yo soy ortodoxa. Ellos han hecho toda una ideología y una supuesta religión que está al margen del verdadero islam” agrega. 

Al respecto Nadir Moussa, productor audiovisual y periodístico en el primer canal islámico de Latinoamérica AnnurTV, afirma que en los medios de comunicación masivos “se vende un islam machista, un islam atrasado, retrógrado, cosa que no es así” y explica que los talibanes llegan a ser tan extremistas porque tienen una versión totalmente tergiversada, falsa y literal del islam. “El islam mismo dice que quien mata un alma inocente es como quien haya matado a toda la humanidad, entonces si tu libro sagrado con cual tenés que guiarte dice eso y vos haces lo contrario, no sos musulmán -continúa Nadir-. Notamos que cuando pasan cosas puntuales en Medio Oriente y se da un tratamiento en la televisión, nuestra comunidad sufre discriminación, ataques verbales, insultos, taxis que no paran a nuestras mujeres con velo, y un montón de cosas que uno está acostumbrado a vivir y no debería ser así” concluye. 

Marwan Sarwar Gill 

Por otra parte, el teólogo islámico de origen paquistaní, Marwan Sarwan Gill, que hace cuatro años vive en Argentina para visibilizar su religión, acerca del tratamiento mediático del conflicto expresa que “las víctimas principales cuando ocurren estas cosas en Medio Oriente somos nosotros, los musulmanes que vivimos en occidente, porque se deja una mancha en la imagen del islam y en la de todos los musulmanes”. 

Una comunidad invisibilizada

Según un informe del año 2010 del Centro de Investigaciones Pew de Estados Unidos, 1.000.000 de habitantes argentinos son musulmanes, constituyéndose el país con la comunidad islámica más grande de Latinoamérica. 

Aún así, los entrevistados expresan que no se les da voz en la escena pública. “Yo he tenido la mala experiencia de conocer muchos conversos argentinos, es decir, personas que no nacen en una cuna musulmana y luego abrazan la fe islámica, que cuando se lo cuentan a su entorno social la primera reacción es siempre alguna asociación hacia el terrorismo talibán, Al Qaeda, o ISIS”, cuenta Marwan. Explica que esos grupos son una pequeña minoría del mundo musulmán, pero que debido a la invisibilización que hay de la fe islámica en Argentina y en occidente en general, la población termina asociando a todos los musulmanes con los terroristas. “Mucha gente ha olvidado que ‘islam’ significa ‘paz’”, dice el teólogo. 

No todas las luchas son iguales

Otra de las polémicas mediáticas que surgieron con el estallido del conflicto en Afganistán estuvo relacionada con las mujeres y la violación de sus derechos. Sofía Castro dice que hay dos problemas en relación a esto: por un lado, la prensa no identifica entre las imposiciones del régimen talibán y lo que dice el Corán sobre la mujer, entonces los receptores de las noticias se crean una imagen errada del islam, y lo asocian directamente con prácticas machistas y abusivas. Por el otro, las mujeres musulmanas no han tenido la posibilidad de hablar ellas mismas. “Esto favorece la despersonalización de la mujer musulmana. Nos están tomando muchas fotos en la calle sin nuestro permiso, por ejemplo”, expresa Sofía.

Como respuesta a la pregunta sobre cuáles son las luchas de las mujeres musulmanas en el país, la entrevistada dice que lo principal en este momento es abrir espacios de debate para desmitificar lo que está pasando en el exterior. Pero la batalla que es transversal a todas es “poder conquistar lugares como mujeres argentinas además de musulmanas”. 

Explica que hacia adentro de la colectividad también tienen objetivos, pero no son los que la sociedad argentina y occidental piensa, sino que “tienen que ver con hacer cumplir en nuestras comunidades estos derechos que ya tenemos.  No es que necesitamos crearlos”. Aclara que la mujer en el islam desde hace aproximadamente 1400 años tiene derechos que en Argentina son recientes. Por ejemplo, el derecho al voto, al divorcio, a la educación profesional, son algunos de los que las mujeres musulmanas adquirieron junto con el surgimiento del islam, en el siglo VII. “Como siempre digo, el machismo está en todos lados y por eso es que no nos dan tanta representación acá en Argentina”, concluye.