Por Augusto Macías
Fotografía: Cristina Sille

Cadetes Organizadxs puede escucharse todos los lunes a las 14 por FM 101.7.

Desde hace dos meses, todos los lunes a las 14, vibran en el aire las ondas de Cadetes organizadxs, un programa radial que se emite por Subteradio, FM 101.7, y en streaming por la página de Facebook de la radio. Está co-conducido por Cristian Loccisano, Néstor Riveira, Esteban Manrique y Luna Aguilar, quienes visibilizan fundamentalmente las condiciones de precarización dentro de las empresas digitales de delivery.

Cristian y Néstor, quienes propusieron la idea, se habían cansado de ir de programa en programa contando su problemática. Así que decidieron buscar su propio espacio para reflexionar e informar acerca del contexto actual. Ambos son trabajadores de mensajería que se vieron afectados con la irrupción de estas nuevas empresas –como Rappi o Glovo- que, como compiten deslealmente, generan que sus servicios sean más baratos, y, por lo tanto, que ellos tengan que, tarde o temprano, unirse a este sistema. Se conocieron por medio de redes sociales que hicieron los trabajadores y, al ver que tenían un objetivo en común, decidieron juntarse para realizar este proyecto.

Con el paso del tiempo, el formato del programa se fue modificando, porque vieron un patrón común entre las lógicas de todas las apps que ofrecen esta clase de servicios. “El objetivo principal era visualizar sólo la protesta nuestra. Después, un día nos solidarizamos con los muchachos de tránsitos, después con los compañeros taxistas y terminó siendo un programa directamente relacionado con la precarización laboral en general. Si bien el foco principal es hablar de nuestra problemática”, dijo Cristian, quien desde una perspectiva de comprensión hacia los trabajadores, trata las diversas movilizaciones populares tanto de Argentina como del resto del mundo.

“El objetivo era visualizar sólo nuestra protesta. Después, terminó siendo un programa relacionado con la precarización laboral en general», admiten los conductores.

 

El problema principal que tienen estas aplicaciones es que, en connivencia con el Estado, esconden una relación laboral precarizada, haciendo pasar a sus empleados por monotributistas. Según Néstor, estas empresas “dicen que no son empleadores, pero te dan sanciones. Si yo fuera mi propio jefe y mañana no quiero salir, no me tendría que pasar nada. Pero si yo mañana no voy a trabajar, automáticamente me descuentan un porcentaje o no me caen más pedidos porque me bloquean.” De esta manera, se desligan de responsabilidades tributarias hacia el trabajador, quien no tiene protección alguna simplemente porque no tienen derechos laborales.

Peor aún, los repartidores que sufren robos o accidentes, no sólo están totalmente desprotegidos sino que además las empresas, en vez de advertirles acerca de los riesgos, les inculcan la competitividad interna, para que repartan más en menos tiempo, ignorando que, en muchos casos, esto puede ser perjudicial para la salud. “Durante los días de lluvia, en vez de decirte andá con precaución, dice cuantos más pedidos metés hoy, más plata vas a ganar», explicó Cristian. Dada la problemática, muchos cadetes se agruparon dentro de la organización «Ni un repartidor menos”. Su función es reportar y registrar problemas, robos y accidentes. Gracias a esto pudieron dimensionar qué tan riesgoso puede ser este trabajo. “Nosotros encontramos ahora a una señora de 50 años que está internada desde hace un tiempo. Tuvo un accidente con un vehículo y la encontramos a través de ‘Ni un repartidor menos’. Ella entró por un accidente que parecía de bajo riesgo y ahora le están por sacar un riñón”, indicaron. Néstor afirma que hechos como este hay a montones, y recuerda el famoso caso del repartidor que tuvo un accidente y desde la empresa le preguntaban por el estado de la pizza que cargaba. Otra de las tareas de la organización es crear un mapa online y participativo, que indique las zonas en donde más robos hubo, para que los cadetes circulen con mayor cuidado.

Del lado del consumidor también hay riesgos, porque los controles bromatológicos de los alimentos no son suficientes y porque en el traslado, los productos pueden ser contaminados, tanto por los envases de las empresas, como por la falta de higiene de las cajas quienes los transportan. “Cuando hacés un pedido de McDonald’s te dan una bebida en un vaso con una tapa. No tiene ningún sellado ni nada. Yo ese vaso lo puedo abrir, adulterar, taparlo nuevamente y dárselo al cliente.” Por otro lado, muchos repartidores alquilan cuentas a terceros y, por lo tanto, quien recibe el producto no sabe la verdadera identidad del repartidor.

Ante el éxito del programa, sus realizadores piensan extender su emisión a una mayor cantidad de días.

A diferencia de otros lugares, la Ciudad de Buenos Aires cuenta con la Ley Nº 5.526 sancionada por la Legislatura porteña en mayo de 2016 que se ocupa de estas actividades. “Tenemos el RUTraMyC, que regula la actividad del delivery y mensajería urbana, y tenemos el ENACOM, que antes era en CNC, que regula el correo. El principal objetivo de los miembros del programa es que se cumpla la ley y reconozcan a los trabajadores como lo hace cualquier otra empresa.

El boom de apps con esquema de precarización es un fenómeno mundial, inclusive en países con mucha regulación laboral y plantea un desafío a los trabajadores y sobre todo a los Estados, que parecen reptar detrás de una tecnología que vuela.  Por eso, los repartidores vieron la necesidad de organizarse más allá de las fronteras nacionales. Mediante “Ni un repartidor menos” tienen relación con otros países de Latinoamérica, como con Chile y México, cuyas banderas flamean en cada movilización.

Debido al éxito del programa, Cristian, Néstor, Esteban y Luna piensan extenderlo a más días, para poder debatir más tiempo y agregar secciones que generen una interacción mayor con el público. Las novedades de este colectivo así como los programas, pueden ser vistos en su página de Facebook, Cadetes organizadxs.