Por Emilia Holstein
Fotografía: Noelia Guevara

Las pioneras del fútbol nacional celebraron el Día de la Futbolista.

“Mis cuatro paredes estaban repletas de pósters de jugadores de todos los equipos. Pero me hubiera gustado tener pósters de Marta Soler, de Betty García, de Elba Selva”, dice la fundadora de Pioneras del Fútbol Femenino en Argentina, Lucila Sandoval. En 2016 esta ex arquera de Independiente decidió que era indispensable recuperar la historia de las mujeres en el fútbol. Luego de tres años, la organización consiguió que la Legislatura porteña declarase el 21 de agosto como el Día de las Futbolistas Argentinas. 

Es usual que se tenga presente toda clase de datos, anécdotas y estadísticas sobre equipos de fútbol masculinos a lo largo de los años en Argentina. Sin embargo, no es tan común -o al menos no lo era hasta hace poco tiempo- conocer la historia del fútbol femenino. Cuando en 1988 Sandoval fue a firmar su primer fichaje vio un cuadro de la selección femenina de 1971 en el mundial de México. “Yo nací en el 70, me sorprendía pensar que yo estaba gateando y había mujeres jugando un mundial”, cuenta la arquera y subraya: “Esas mujeres habían quedado olvidadas y con ellas, todo su recorrido”. Esa generación desmalezó el camino para nosotras”.

La tarea que encara Pioneras, de recolectar y compartir el recorrido de las jugadoras, busca crear un marco de referencia, un espacio de identificación para las nuevas generaciones. Su fundadora reconoce que “si no hubiera habido esta movida feminista, no se hubiera podido visibilizar tan rápido nuestra causa”. Dentro de un deporte considerado mayormente masculino, las mujeres también fueron haciéndose su lugar a través de la lucha. “Antes, a nadie le hubiera interesado rescatar la historia de viejas locas que jugaban al fútbol. Ahora, son mujeres que construyeron la historia del deporte. Ahí está la diferencia”, dice Sandoval. 

El exsecretario de Depòrtes de la Nación, Claudio Morresi, estuvo junto a las pioneras del fútbol argentino.

21 de agosto

En 1971, la Selección argentina fue invitada a México para jugar el Mundial de Fútbol Femenino. El equipo no tenía director técnico y sus integrantes nunca habían jugado con botines: “Cuando nos los dieron tuvimos que caminar un poco, parecía que teníamos taco alto”, cuenta la ex futbolista Elba Selva. Para poder pagar las cartas que enviaban a su familia algunas de las jugadoras cantaron en bares o firmaron autógrafos. “A pesar de que hemos pasado algunas cosas malas, todo lo bueno es lo que más recuerdo”, dice Selva. 

La goleadora comenzó a jugar al fútbol cuando era pequeña en el barrio fabril en el que vivía y aún hoy, a sus 74 años, continúa ejercitando cotidianamente en el polideportivo de General Rodríguez. “En mi barrio eran todos varones, me quedaba a jugar con ellos o no jugar”, cuenta.  Según relata, en su época no era común ver a mujeres en la cancha y muchas veces la mandaron a lavar los platos. “Pero como me gustaba, nunca me importó lo que me decían, a mí me interesaba el fútbol”, señala. 

Cuando la convocaron para ir a México, al principio se negó: “Tenía un bebé de 2 años y antes de perder a mi familia, prefería perder el fútbol aunque se me partiera el alma”. Sin embargo, su marido insistió en que no podía perderse aquella oportunidad única y que se organizarían para cuidar del niño. Selva entiende que este fue “un caso único, porque en ese tiempo era difícil, se lo agradecí siempre”.

Dos generaciones de futbolistas se reunieron en la celebración.

El 21 de agosto de 1971 la Selección jugó contra las inglesas y ganó con cuatro goles de Elba Selva. “Sobretodo me emocionó la gente, me quedó en el alma y no se me va a borrar nunca cuando gritaban ‘Ar-gen-tina’”, comenta. Fue este hecho el que Lucila Sandoval tomó como hito histórico para proponer el Día de las Futbolistas, aprobado este año en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en proceso de aprobación en otras partes del país. “Esto que salió en la Ciudad lo festejan las jugadoras de toda la Argentina”, sostiene la arquera. 

Las integrantes de Pioneras reconocen que la profundización del feminismo en los últimos años ha sido indispensable para la difusión y mejora del fútbol femenino. Elba Selva se arrepiente de no haber contado su historia antes, porque quizás hubiera servido para agilizar el proceso. Aún así, falta mucho camino por recorrer, “tenemos que ser más profesionales que nunca”, dice Sandoval y espera que la profesionalización de este deporte permita que todas y todos tengan los mismos derechos y atribuciones porque “están llevando el mismo escudo”. El fútbol femenino tiene historia y tiene un futuro: “Tenemos un hito histórico, tenemos una fecha, tenemos próceres”, arenga Sandoval.

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