En un mundo cambiante algo sigue estático: los eternos ideales de belleza en las pasarelas. La moda sigue siendo un espacio restrictivo y no inclusivo donde prima la gordofobia. Sin embargo, algunos luchan por cambiar la realidad. Es el caso de tres mujeres que llegaron para romper con los estereotipos y apostar por la reivindicación de los cuerpos. Samanta Alonso, Soledad Agüero y María Belén Saint Pierre se conocieron en un desfile y decidieron crear la agencia de modelos Plus Dolls, la segunda agencia plus size de Argentina y la primera en tener modelos varones. Un espacio para la diversidad corporal.
“Parecía ridículo pensar que una gorda podía modelar y terminó sucediendo”, cuenta Alonso. Para la directora de la agencia la moda es restrictiva, no inclusiva y elitista. Es una institución con valores nefastos, en donde los únicos cuerpos estéticos para modelar son los flacos. “Los gordos no somos bellos como para vestir ciertas prendas y venderlas. Si no tenés cierto cuerpo, no podes comprar en un shopping, tenés que ir a una casa de talles especiales y vestirte como una señora, porque te lo mereces por gorda”.
En argentina dentro de la moda todo lo que no es small o medium, ya es plus size, y un talle Large no sería una persona gorda, pero sí para la moda. Las agencias “más inclusivas” eligen modelos curvys que son talles intermedios, un número 42-44. “La marca siempre tiende a lo más flaco y a lo que este sistema pretende de nuestros cuerpos”, remarca Alonso. En Plus Dolls los talles van del talle 42 al 60 y también incorporaron modelos alternativos como son los cabellos de colores y tatuajes.
Aceptación, inclusión y diversidad
Sebastián Chinelli nunca pensó en ser modelo, pero cuando lo contactaron desde la agencia aceptó sin dudarlo. Se profesionalizó y por sobre todo aprendió a aceptarse. “Lo que viene detrás del modelaje plus es poder amarse uno tal cual es, romper estereotipos y barreras, empezar a cambiar la mentalidad de la gente, de que todos los cuerpos son visibles y tienen que ser aceptados sin importar la forma”. De niño sufrió la discriminación por ser gordo, el centro de las burlas, pero de adulto comenzó a quitarle importancia a lo que los demás pensaran, pudo reconocerse en el espejo y verse hermoso. “Siempre está el comentario ‘che, qué gordo que estás’, y a la persona que está en proceso de aceptarse lo tira para atrás, hace que lo sufra en silencio. Uno es perfecto como es, con sus imperfecciones”.
Ana Paula García es miembro el staff. Cuenta que al ir a comprar ropa las empleadas de los locales son crueles y la miran con mala cara cuando pide un talle más o que con el afán de venderle algo la someten a probarse prenda tras prenda, que ellas saben que no le van a entrar. “Si ya te sentías mal cuando no te entró un jean, si no te entra la camisa, la calza, la blusa, la pollera, y medio local, dejás de sentirte como un ser humano”, subraya. Resalta que la gordura solo es bien vista si es en los pechos, nalgas o muslos, pero no si tenés panza, la famosa silueta de reloj de arena. “La vida no es una competencia en la cual hay que probar qué tan merecedores somos de respeto, de inspirar amor o deseo, somos personas con cuerpos diversos y punto. Una sociedad culturalmente rica no puede lograrse sin las individualidades, si se suprime algo tan básico como los cuerpos estamos condenados al fracaso”.
Publicidad no inclusiva
Las publicidades quieren generar el deber ser en nosotros. Todas tienen bajada de línea de representaciones de lo que se espera de la sociedad en cierto tiempo y espacio. “Las publicidades te dicen que tenés que ser flaca, que siéndolo vas a alcanzar una cierta felicidad, no querés terminar siendo la gorda ridícula que no puede desear nada”, resume Samantha.
La modelo siente que la mayoría de las mujeres no se ven representadas en las publicidades cuando les quieren vender un producto. “Hasta la chica que vende pasta dental es flaca, ¿no puede ser una gorda que tenga lindos dientes?”, se pregunta. “Pocas gordas son tapas de revista, y no hay gordas en 9 de Julio”. En televisión las gordas no son protagonistas de novelas salvo cuando es venganza, como en mi Gorda Bella, que cuando adelgaza tiene todo lo que quiere. Otro ejemplo fue la tira Graduados con el personaje que hacía Isabel Macedo, gorda en la adolescencia y después, cuando adelgaza, toma venganza.
Por una Ley Nacional
Desde la ONG Any Body Argentina se lucha para combatir la epidemia del odio corporal. Su trabajo ha consistido en promover el cumplimiento de la Ley de Talles a nivel provincial, desde el 2010. En nuestro país existen 14 leyes provinciales, lo que hace que para una marca nacional, con locales en más de una provincia, sea imposible adaptar su tabla de talles y campañas. Lo cierto es que en su última encuesta anual la ONG reveló que el 69,5 % de las personas de entre 11 y 88 años no encuentran ropa, ni calzado de su talle.
Por eso, junto a la diputada nacional Victoria Donda presentaron en la Cámara de Diputados el proyecto de Ley de Talles Nacional, para que las personas puedan comprar ropa con facilidad y sin prejuicios sobre su cuerpo. El proyecto pretende que en todos los locales de indumentaria haya un mínimo de ocho medidas disponibles. Esos talles serán resultado de un “estudio antropométrico” que el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) llevaría a cabo. Se trata de una medición de los cuerpos de los argentinos, que debería dictaminar cuántos centímetros tiene que tener el talle más chico y cuántos el más grande.
Actualmente, la curva de talles está basada en las normas IRAM, “se basan en cuerpos europeos, no es real para las personas que habitan el territorio argentino, por eso recomendamos el estudio antropológico”, resalta Samantha y hace hincapié en que se luche por una ley inclusiva y coherente, con una normalización de talles, donde una persona tenga una prenda a su medida en cualquier casa de ropa. “Hoy tengo un talle de pantalón en una marca y otro en otra. Es importante que todos manejen la misma tabla de talles y que yo sepa que talle soy”.
Paula advierte que las grandes marcas no apuestan por modelos plus y si acceden abrir su curva de talles, lo hacen con prendas especiales. Tampoco se animan a mostrar en sus campañas que los cuerpos no hegemónicos también pueden vestirse con estilo. “Creo que es esencial que se implemente adecuadamente la Ley de Talles, de esa manera ya no van a hacer unas pocas marcas o diseñadores quienes ejerzan el monopolio de la belleza decidiendo qué cuerpo es válido y cuál no”.
Para Samantha las pasarelas se pueden revolucionar, pero tiene que haber ganas de hacerlo. El mandato 90-60-90 se volvió obsoleto, sin embargo quedan esquirlas de ese pensamiento arcaico. La moda sigue siendo funcional al sistema y en él los gordos son los que están mal