Por Julieta Deza
Fotografía: Lucia Barrera Oro

En el barrio de La Boca, a lo largo de la avenida Pedro de Mendoza 1147/1451, un grupo de familias lleva 369 días de acampe tras haber desalojado sus viviendas por un incendio que provocó la muerte de cuatro personas.

“El 20 de julio del 2017, a las 6 de la mañana, salimos a la calle por un incendio. Pensamos que, apagándose el fuego, íbamos a poder ingresar a nuestras casas pero, como se ve, ya estamos por cumplir un año sin hacerlo”. María de los Ángeles Bustos vivió más de dos décadas en el conventillo ubicado en la calle Pedro de Mendoza y nunca se imaginó que iba a tener que pasar tantas lluvias, tantos días fríos y más de un invierno sin poder contar con una cama caliente, con un baño, con un techo. Cuenta que, por suerte, se arreglan con los distintos familiares para que “los más chiquitos no tengan que estar padeciendo todo esto, más que nada cuando los días están tan feos”.

Johanna Martínez es otra vecina y, al igual que María, también en un primer momento pensó que una vez que se fueran los bomberos iban a poder ingresar otra vez a sus casas, pero no fue lo que sucedió. “Comenzamos con una fogata en la calle pero fueron pasando los días, las semanas, los meses y así cada una de las familias empezó a armar su carpa”. Martínez insiste en que por más que el inspector del Gobierno de la Ciudad haya dicho que los inmuebles se encontraban en peligro de derrumbe, el fuego “sólo dañó la parte del conventillo que se incendió, todo el resto, realmente, está intacto”. De todas formas, las familias fueron evacuadas y en la puerta del conventillo se colocó un candado junto a un cartel de clausura.

María de los Ángeles Bustos.

El 31 de agosto del año pasado la titular del Juzgado en lo Contencioso Administrativo y Tributario N°6 de la Ciudad de Buenos Aires, Patricia López Vergara, decidió otorgarle carácter colectivo a la acción de amparo impulsada por las familias contra el Gobierno de la Ciudad y el Instituto de la Vivienda. El fin era que se formulen y ejecuten los proyectos específicos tendientes a la rehabilitación del predio. Además, solicitó que se les permitiera a las familias desalojadas retornar y permanecer en el conventillo, que se regularizara la posesión con el propósito de garantizarles una solución habitacional definitiva y se creara una línea de crédito especial que permita a los amparistas la compra de un inmueble en La Boca.

Lo cierto es que, en los hechos concretos y a partir de los testimonios de las distintas familias, hasta el día de hoy no recibieron ninguna solución concreta por parte del Gobierno porteño. Para los vecinos resulta muy difícil llevar adelante el día a día. Algunos encontraron la manera de ubicarse en casas de otros familiares y amigos pero Bustos insiste en que “es importante que sigamos luchando por lo que nos corresponde: queremos un techo digno, no queremos plata, lo que necesitamos es volver a nuestras casas”.

Son conocidos los innumerables casos de desalojos que se viven en La Boca. Según el último informe realizado por el Observatorio del Derecho a la Ciudad, entre el mes de febrero y marzo, fueron desalojadas 64 familias del barrio. Por otra parte, existen en total 61 procesos judiciales de desalojos en curso que al finalizar dejarán a más de 300 familias en la calle. Si bien las familias que se encuentran en el acampe no fueron desalojadas, Bustos no duda en que el desinterés presentado por el Gobierno de la Ciudad para brindarles una solución concreta tiene que ver con que a “La Boca quieren hacerla turística. Yo entiendo que es algo histórico y que tiene un pasado pero sería bueno que le hagan casas a las personas que viven en el barrio. A nosotros, por ejemplo, que dormimos en la calle”.

Mauro Moyano y Pamela Davalos.

Uno de los proyectos impulsados por el Ejecutivo porteño en el barrio es conocido como “Paseo de las Artes Pedro de Mendoza”. Desde el gobierno entienden que durante años esa zona fue sinónimo de abandono y que ahora será un recorrido que conectará al barrio de La Boca con Puerto Madero. En ese sentido Mauro Moyano, otro de los vecinos, afirma que “es obvio que quieren el predio, lo querían hace mucho tiempo y aprovecharon la ocasión. Si lo necesitan, nosotros se lo damos pero que nos den algo concreto”.

Martínez se descarga y manifiesta que “del Estado hubiese esperado otra respuesta, tener un apoyo y no que nos dejen ahí tirados. Nadie se acercó para decir que ya iba a pasar, que tengamos paciencia” e insiste: “Yo quisiera que venga alguna persona del Gobierno y escuche a cada familia y que cada uno se pueda desahogar”.

Bustos recuerda que cuando el Jefe de Gobierno porteño Horacio Rodríguez Larreta se acercó al barrio para “inaugurar el puente transbordador yo le hice saber que a 30 metros había decenas de familias sin un techo. Nunca se arrimó. Estaba ahí nomás, a unos metros y no vino”. Sin embargo reconoce e insiste en que “quienes se acercaron fueron los vecinos, las organizaciones sociales y políticas. Todos menos un funcionario. Me gustaría que vengan y digan cómo podemos solucionarlo, acompañarnos. Queremos que alguien nos ayude, no pedimos nada más”.

“A los del Gobierno de la Ciudad les diría que me devuelvan mi casa”, señala Mauro y exige que se sepa que “estamos en la calle hace un año y nadie nos ve. Nadie vino a ofrecer nada. Aunque estemos acá lo más importante es que la esperanza no la perdemos, por eso la seguimos peleando”.